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Lunes 30 de Diciembre

Un científico asegura que las personas podrían empezar a vivir hasta 1.000 años

Sábado 27 de Julio 2024

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El expertos explica que habrá una unión entre la biología y la tecnología que abriría la opción de extender la vida humana.
El científico Raymond Kurzweil y autor del libro, ‘The Singularity Is Nearer’ ( La singularidad está más cerca) , es que la primera persona que vivirá hasta los 1.000 años puede que ya haya nacido.  
 
Esto se debe a que, escribe, en 2030 los seres humanos alcanzarán la “velocidad de escape de la longevidad” y la ciencia habrá descubierto cómo añadir más de un año a la esperanza de vida por cada año que pase gracias a las innovaciones médicas y farmacéuticas impulsadas por la IA. 
 
Por supuesto, Kurzweil no es ajeno a las predicciones escandalosas sobre el futuro y hay muchas más aquí, algunas de las cuales, si se cumplieran, harían un poco más aceptable la perspectiva de una longevidad tan increíble.  
 
Para finales de la década de 2020, escribe, la agricultura vertical basada en datos hará que el coste de los alimentos se desplome y la impresión 3D hará que la escasez de viviendas sea cosa del pasado.  
 
“En la década de 2030”, afirma, “será relativamente barato vivir a un nivel que hoy se considera lujoso”. 
 
Kurzweil no ha cambiado mucho su tono ni sus expectativas en los últimos 20 años.  
 
En su libro de 2005 The Singularity Is Near (La singularidad está cerca), predijo que la “singularidad” (el término aplicado al umbral teórico en el que la tecnología superaría a sus creadores humanos, lo que daría lugar a una explosión impredecible y posiblemente incontrolable de máquinas superinteligentes) llegaría en 2045.  
 
La llegada de la inteligencia artificial 
 
Al principio del nuevo libro, Kurzweil aclara que su definición de la Singularidad difiere un poco de otras concepciones.  
 
Mientras que muchos futuristas la consideran el momento en que la IA se vuelve capaz de replicarse y crecer de forma autoguiada, Kurzweil la concibe más como una fusión entre la tecnología y la humanidad. 
 
Según el experto “esta tecnología nos permitirá fusionarnos con la superinteligencia”, lo que nos permitirá “liberarnos del encierro de nuestros cráneos” mediante la mejora artificial de nuestra biología, “expandiendo en última instancia nuestra inteligencia millones de veces”. 
 
A lo largo del camino, afirma, se producirán varias innovaciones clave. Su nuevo libro traza básicamente el camino que seguirá esta revolución tecnológica en aumento, y ofrece estimaciones aproximadas de cuándo podremos encontrarnos con ciertos avances históricos. 
 
Ir más allá de lo biológico
 
El experto analiza en profundidad las preocupaciones actuales sobre el futuro del trabajo y afirma que “a medida que la IA genere una abundancia material sin precedentes en innumerables áreas, la lucha por la supervivencia física pasará a ser cosa del pasado”.  
 
En cambio, “nuestra principal lucha será por el propósito y el significado”, y para “la década de 2030, podremos crear expresiones significativas que hoy no podemos imaginar ni comprender”. 
 
Por esa misma época, escribe que dominaremos el concepto de colocación “átomo por átomo”, lo que nos permitirá reorganizar la materia como nos parezca mejor, lo que nos permitirá, en esencia, “imprimir” ropa, muebles, paneles solares, comidas calientes e incluso órganos humanos.  
 
Dentro de una década, esta micromanipulación se extenderá a nanobots médicos que regularán y repararán nuestros cuerpos desde dentro, y para las décadas de 2040 y 2050, “reconstruiremos nuestros cuerpos y cerebros para ir mucho más allá de lo que nuestros cuerpos biológicos son capaces de hacer”. 
 
Ésta es la singularidad tal como la imagina Kurzweil, cuando “las  IA se convertirán en parte de nosotros y, por lo tanto, seremos nosotros quienes haremos esas cosas”. 
 
Cambiará nuestro pensamiento
 
En el centro del planteamiento de Kurzweil está la sugerencia de que la llegada progresiva de la IA cambiará la forma en que abordamos una pregunta fundamental: “¿Quién soy?”.  
 
Esta tecnología, afirma, a través de sus impactos tanto materiales como conceptuales, alterará la forma en que pensamos sobre nosotros mismos. 
 
Pensemos en nuestros teléfonos, que ya aumentan la capacidad, por lo demás limitada, de nuestra memoria.  
 
«No necesitamos recordar las indicaciones para llegar a un lugar, porque están almacenadas en la nube», dice Kurzweil.
 
Para entender cómo sucederá el cambio
 
Kurzweil escribe que cada vez más existiremos en esta nube o incluso como esta nube, especialmente cuando las muletas biológicas que nos proporciona la IA se integren en nuestros cuerpos a través de implantes y nanobots.  
 
¿Quién eres si tu identidad está parcialmente almacenada en la nube y si incluso puede restaurarse en un cuerpo recién fabricado en caso de muerte accidental? 
 
Si Kurzweil tiene siquiera remotamente razón, dentro de diez años nuestras vidas –nuestra propia sociedad– serán totalmente irreconocibles. 
 
Una deficiencia de la visión de Kurzweil, por supuesto, es que parece creer que el progreso tecnológico avanza en línea recta, cuando su historia está llena de desviaciones y callejones sin salida, una crítica dirigida a su trabajo anterior. 


Por primera vez, los científicos identifican células cerebrales individuales vinculadas a la esencia lingüística de una palabra.
Los interrogantes son variados y deben ser objeto de análisis y debate, poniendo eje en las consecuencias de adoptar una u otra postura.
El expertos explica que habrá una unión entre la biología y la tecnología que abriría la opción de extender la vida humana.
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