Opinión | Por Dr. Carlos Renna
Los Derechos humanos como ciencia política
Domingo 10 de
Noviembre 2013
Por:
Dr. Carlos Renna
La ciencia política siempre se caracterizo por estudiar las relaciones del Estado y de la sociedad civil.
Así desde el contractualismo de Jacobo Rousseau y la ilustración que dio origen a la Revolución Francesa hasta la época de postguerra mundial. Se fueron implementando pautas y principios constitucionales en la teoría, en los libros en las academias pero que no se implementaban en la realidad actual, sino que habían sido boicoteadas por los gobiernos que respondían a un orden internacional de acumulación de capitales en pocas empresas y en el monetarismo económico que dejaron una realidad con grandes diferencias sociales. Estos grupos económicos que hoy manejan mas direno que la economía de países pequeños, no les interesa la vigencia de los derechos humanos. Solo le interesa la rentabilidad de sus empresas.
Por ello, cuando en el año 1948 da nacimiento la Declaración universal de Derechos Humanos, empieza a consolidarse una faz internacional de una ley universal que abarca a varios estados.
Alli empieza a relacionarse el principio universal o supranacional a la legislación de un país, la autonomía legal deja de ser una isla legal para ser una integración jurídica internacional y ser una sola bandera universal, la de los derechos humanos, los gobiernos locales pierden la autonomía legislativa absoluta en la medida que no obedezcan las directrices mundiales de la bandera universal.
Desde la ciencia política debe pensarse en un Estado que respete los marcos mínimos de los Derechos Humanos por ejemplo no puede permitir la tortura en las fuerzas policiales y menos aun como una metodología habitual como lo permiten algunos gobiernos.
Tampoco pueden permitir la tortura los jueces y fiscales que saben cuando una persona fue torturada y miran para otro lado, esto es una responsabilidad del estado que no puede soslayarse. Estos funcionarios judiciales y fiscales incumplen los mandatos constitucionales y también vulneran la premisa numero uno de la dignidad humana mundial. Estos funcionarios no son democráticos.
El principio de universalidad de los derechos humanos prohíba a un gobierno que maneja un Estado Municipal, Provincial o Nacional hacer discriminaciones políticas o partidarias en el ingreso a la administración pública. Tampoco puede obstaculizar la participación política, porque ello atenta directamente contra la democracia.
Por ello, los derechos humanos son el “umbral mínimo” de respeto por el ser humano y los niños especialmente, con la dinámica que requiere un Estado de representación como sostienen las democracias modernas. No hay democracia sin la vigencia de los derechos humanos. Sin derechos humanos no hay democracia.
Pero también debo decir que la principal causa de violencia política es la discriminación política, por ello no se puede ser autoritario en el uso del poder del Estado y creer o querer que se acepte como un gobierno que acepta los derechos humanos.
Es cierto que la infancia y las condiciones de vulnerabilidad son una prioridad para el Gobierno de un Estado. La mejora de las condiciones sociales y la mejora de las necesidades básicas de la población como son la educación, vivienda, alimentación, agua, luz, etc.
Todas estas cuestiones son esenciales para determinar una política que se enmarque en los derechos humanos, pero esto se llama justicia social, y sin justicia social no hay derechos humanos.
Por ello, cuando en el año 1948 da nacimiento la Declaración universal de Derechos Humanos, empieza a consolidarse una faz internacional de una ley universal que abarca a varios estados.
Alli empieza a relacionarse el principio universal o supranacional a la legislación de un país, la autonomía legal deja de ser una isla legal para ser una integración jurídica internacional y ser una sola bandera universal, la de los derechos humanos, los gobiernos locales pierden la autonomía legislativa absoluta en la medida que no obedezcan las directrices mundiales de la bandera universal.
Desde la ciencia política debe pensarse en un Estado que respete los marcos mínimos de los Derechos Humanos por ejemplo no puede permitir la tortura en las fuerzas policiales y menos aun como una metodología habitual como lo permiten algunos gobiernos.
Tampoco pueden permitir la tortura los jueces y fiscales que saben cuando una persona fue torturada y miran para otro lado, esto es una responsabilidad del estado que no puede soslayarse. Estos funcionarios judiciales y fiscales incumplen los mandatos constitucionales y también vulneran la premisa numero uno de la dignidad humana mundial. Estos funcionarios no son democráticos.
El principio de universalidad de los derechos humanos prohíba a un gobierno que maneja un Estado Municipal, Provincial o Nacional hacer discriminaciones políticas o partidarias en el ingreso a la administración pública. Tampoco puede obstaculizar la participación política, porque ello atenta directamente contra la democracia.
Por ello, los derechos humanos son el “umbral mínimo” de respeto por el ser humano y los niños especialmente, con la dinámica que requiere un Estado de representación como sostienen las democracias modernas. No hay democracia sin la vigencia de los derechos humanos. Sin derechos humanos no hay democracia.
Pero también debo decir que la principal causa de violencia política es la discriminación política, por ello no se puede ser autoritario en el uso del poder del Estado y creer o querer que se acepte como un gobierno que acepta los derechos humanos.
Es cierto que la infancia y las condiciones de vulnerabilidad son una prioridad para el Gobierno de un Estado. La mejora de las condiciones sociales y la mejora de las necesidades básicas de la población como son la educación, vivienda, alimentación, agua, luz, etc.
Todas estas cuestiones son esenciales para determinar una política que se enmarque en los derechos humanos, pero esto se llama justicia social, y sin justicia social no hay derechos humanos.
Con información de
NOTA22.COM