En Argentina se vivirá así por mucho tiempo
Sábado 29 de
Septiembre 2018
Por:
Maxi Romero
Muchas personas han cambiado sus formas de entenderse con la realidad para superar día a día aquello de "vivir en la incertidumbre" que promueve el Senador Esteban Bullrich, ex aliado de López Murphy.
La respuesta inmediata de aquello la observamos en los programas "relevantes" de tv con 4, 5 o 6 puntos de rating. Significa 400, 500 o 600 mil televidentes en un País de más de 40 millones de Argentinos.
Un portal de noticias de primer nivel trasciende largamente esos escrutinios con 180 millones de visitas mensuales. Todo cambió.
Es probable que más ciudadanos opten antes de dormir (si se pudiera medir a la vez) por ver un capítulo de una serie de 40 minutos que ver espacios de debate político.
Netflix parece ganarle en los comentarios a tal o cual noticiero.
La personas se refugian en conductas que permiten sobrellevar circunstancias muy duras. Lo que no significa que no sigan de cerca todo lo que pasa. El "Poder" subestima la sustanciación de los vecinos con los hechos políticos y económicos significativos.
Encontramos como segmento pintoresco a quiénes "dedican horas a escribir en Twitter". Puede ser el resultado de valorarse poco o asimilar convencidos que en ese minúsculo mundillo lleno de actores desconocidos (sin seguidores reales la más de las ocasiones) puede aspirarse a cambiar algo de la realidad o descargar iras. De ahí puede que todos -los seriales y los que escribimos poco- nos sintamos atendidos.
Twitter no es una pala ni un pico. Puede dejar al descubierto que varios no tienen problemas de trabajo o cuentan con demasiado tiempo libre. Permite llenar esas intensas necesidades internas de “existir”.
El conocido "círculo rojo" quedó para aquellos que pertenecen al microclima que se retroalimenta asimismo cada vez más lejos de la vida regular de la generalidad.
Sin embargo, son los que pertenecen a ese (círculo) los que deciden sobre los destinos inexorables de las instituciones en la Argentina. Nadie con poder sale de un repollo. Escala dentro de ese aspero terreno al que muchos creen pertencer.
Puede decirse que los habitantes de la nación están cansados y -por momentos- anestesiados en respuesta a la necesidad de vivir en tensión permantente. No es justo ni lo que queremos para nuestros hijos.
Tal vez, lo más triste es cómo perdemos día a día la dignidad de autodeterminación que tiene cualquier pueblo libre que se precie de tal.
Nos quieren hacer creer que nuestro mérito es ser alcahuetes de potencias del mundo. Casi como si tuvieramos necesidad de bastón siendo tan jóvenes.
El mensaje es de genuflexión, temor reverencial y adaptación a la servilidad ante los que más tienen.
Hagachemos la cabeza al país del norte, que con su bendición y populismo, estamos salvados.
Siempre el "salvador" aparece. Antes eran "mesias" locales, ahora, son los reyes magos del norte.
Tendremos que entender que pertenecemos a un País con un tercio de la población en estado de pobreza, hace tiempo, y que eso somos nosotros. Esto ya no es una crisis. Esto será así por mucho tiempo.
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Un portal de noticias de primer nivel trasciende largamente esos escrutinios con 180 millones de visitas mensuales. Todo cambió.
Es probable que más ciudadanos opten antes de dormir (si se pudiera medir a la vez) por ver un capítulo de una serie de 40 minutos que ver espacios de debate político.
Netflix parece ganarle en los comentarios a tal o cual noticiero.
La personas se refugian en conductas que permiten sobrellevar circunstancias muy duras. Lo que no significa que no sigan de cerca todo lo que pasa. El "Poder" subestima la sustanciación de los vecinos con los hechos políticos y económicos significativos.
Encontramos como segmento pintoresco a quiénes "dedican horas a escribir en Twitter". Puede ser el resultado de valorarse poco o asimilar convencidos que en ese minúsculo mundillo lleno de actores desconocidos (sin seguidores reales la más de las ocasiones) puede aspirarse a cambiar algo de la realidad o descargar iras. De ahí puede que todos -los seriales y los que escribimos poco- nos sintamos atendidos.
Twitter no es una pala ni un pico. Puede dejar al descubierto que varios no tienen problemas de trabajo o cuentan con demasiado tiempo libre. Permite llenar esas intensas necesidades internas de “existir”.
El conocido "círculo rojo" quedó para aquellos que pertenecen al microclima que se retroalimenta asimismo cada vez más lejos de la vida regular de la generalidad.
Sin embargo, son los que pertenecen a ese (círculo) los que deciden sobre los destinos inexorables de las instituciones en la Argentina. Nadie con poder sale de un repollo. Escala dentro de ese aspero terreno al que muchos creen pertencer.
Puede decirse que los habitantes de la nación están cansados y -por momentos- anestesiados en respuesta a la necesidad de vivir en tensión permantente. No es justo ni lo que queremos para nuestros hijos.
Tal vez, lo más triste es cómo perdemos día a día la dignidad de autodeterminación que tiene cualquier pueblo libre que se precie de tal.
Nos quieren hacer creer que nuestro mérito es ser alcahuetes de potencias del mundo. Casi como si tuvieramos necesidad de bastón siendo tan jóvenes.
El mensaje es de genuflexión, temor reverencial y adaptación a la servilidad ante los que más tienen.
Hagachemos la cabeza al país del norte, que con su bendición y populismo, estamos salvados.
Siempre el "salvador" aparece. Antes eran "mesias" locales, ahora, son los reyes magos del norte.
Tendremos que entender que pertenecemos a un País con un tercio de la población en estado de pobreza, hace tiempo, y que eso somos nosotros. Esto ya no es una crisis. Esto será así por mucho tiempo.
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