Un pretenso monje negro
Lunes 30 de
Julio 2018
Por:
LA LECHUZA OLY
Voy a contarte una historia ¿ficticia? de un personaje oscuro, sombrío, el cual temía que salga a la luz su verdadera fuente de financiamiento, negocios “non sanctos” y subterráneas actividades ilícitas.
El grueso notaba que faltaba al trabajo del ámbito privado (también simula trabajar en el público) sin mayores inconvenientes, pocos sabían quién y cómo financiaba sus actividades. Quién estaba efectivamente detrás.
Drogas, mafias, decía combatirlas, empero con imputaciones de otros. Tenía un mundo velado tras sus espaldas. Una denuncia lo desenmascararía.
La verdadera lucha del pretenso “monje negro”, que no respondía a ningún poder VERÁz sino a sus deseos de visibilidad para aplacar sus desánimos y adicciones más ocultas, era con su destino de escándalo.
Dicen que en cierto tiempo su avidez lo llevó a presentarse en un organismo con un puñadito de firmas que incluía a personas que no corresponderían al cuerpo que criticaba y alguna ni siquiera pertenecía a la calidad de los componentes. La desfachatez tuvo consecuencias penales.
El denunciante, denunciado.
Se escuchaba que había mujeres molestas por sus maltratos. ¿Denuncias, denuncias…?.
El hombre cincuentón pretendía escalar en algo, para fortalecer negocios lóbregos. Su vida era la de “un busca” que vive de la pobreza de otros; hasta había llegado a Europa en misiones ficticias con dinero sucio.
El Papa en esta historia no enviaría un rosario.
A la merda.
En fin, nada.
La Lechuza OLY.
Drogas, mafias, decía combatirlas, empero con imputaciones de otros. Tenía un mundo velado tras sus espaldas. Una denuncia lo desenmascararía.
La verdadera lucha del pretenso “monje negro”, que no respondía a ningún poder VERÁz sino a sus deseos de visibilidad para aplacar sus desánimos y adicciones más ocultas, era con su destino de escándalo.
Dicen que en cierto tiempo su avidez lo llevó a presentarse en un organismo con un puñadito de firmas que incluía a personas que no corresponderían al cuerpo que criticaba y alguna ni siquiera pertenecía a la calidad de los componentes. La desfachatez tuvo consecuencias penales.
El denunciante, denunciado.
Se escuchaba que había mujeres molestas por sus maltratos. ¿Denuncias, denuncias…?.
El hombre cincuentón pretendía escalar en algo, para fortalecer negocios lóbregos. Su vida era la de “un busca” que vive de la pobreza de otros; hasta había llegado a Europa en misiones ficticias con dinero sucio.
El Papa en esta historia no enviaría un rosario.
A la merda.
En fin, nada.
La Lechuza OLY.