El stent cumple 25 años
Miércoles 14 de
Agosto 2013
Hace 25 años se patentaba el stent, uno de los inventos argentinos que más vidas salva: en el área cardiológica anualmente en la Argentina se colocan más de 40 mil dispositivos de este tipo, cuya función es restablecer y mantener el flujo sanguíneo. Así lo informó el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), la única entidad autorizada que dicta la especialidad en esta materia.
Si bien generalmente los stents se emplazan en arterias (coronarias, cerebrales y renales, entre otras) también pueden utilizarse en otras zonas, como por ejemplo las vías biliares, la tráquea, los bronquios y el esófago.
"El dispositivo fue creado por Julio Palmaz, radiólogo argentino, cuando estaba trabajando en los Estados Unidos", comentó el doctor Ernesto Torresani, médico especialista en Cardioangiología y presidente del CACI. "Este invento cambió la cardiología, casi al mismo nivel que el by-pass, una técnica de cirugía cardiovascular perfeccionada por otro argentino, el doctor René Favaloro".
El stent, también denominado “prótesis intravascular”, es una malla metálica expandible cilíndrica que se coloca en el interior de las arterias, venas u otros órganos huecos, cuando presentan obstrucciones originadas por distintas situaciones, mayoritariamente debido a placas de ateroma producidas por el colesterol y otras grasas.
El uso más habitual de los stents está dado en el tratamiento de obstrucciones en arterias. En estos casos, “su función es sostener la pared de la arteria desde adentro. Es como un encofrado, que nació como una malla metálica de acero inoxidable, y que luego se fue modificando en diversas aleaciones y formulaciones, hasta llegar a los actuales stents liberadores de droga y biodegradables, la última novedad en la materia", declaró el doctor Alfredo Bravo, especialista en Cardioangiología y miembro del CACI. "Su eficacia es muy elevada, con un riesgo de reobstrucción que oscila entre 0,6 y 1 por ciento al año, y permanentemente se buscan nuevas opciones que reduzcan aún más ese riesgo" explicó.
"El stent más utilizado es, sin dudas, el coronario, pero luego fue a otros territorios: carótidas, cerebro, riñones. No son iguales en todas partes ni igualmente eficientes", reflexionó el doctor Juan José Fernández, médico especialista en Cardioangiología y también miembro del CACI. Los stents se emplean por lo general para tratar cardiopatías coronarias, arteriopatías periféricas y carotídeas, estenosis de arteria renal, aneurisma aórtico abdominal, aneurismas cerebrales e incluso otras aplicaciones que incluyen las vías urinarias y biliares.
Su utilización permitió reemplazar numerosas cirugías "a cielo abierto", que tienen un riesgo mucho mayor para el paciente y que requieren de una recuperación más prolongada. "La colocación de stents se realiza mediante cateterismo: se introduce el dispositivo a través de una arteria, con una mínima incisión y anestesia local; generalmente son procedimientos en los que el paciente puede retomar su actividad normal en poco tiempo", destacó Torresani.
"Se desarrollaron stents con aleaciones cada vez más seguras y adecuadas a las circunstancias. Por ejemplo, para ciertas localizaciones se diseñaron dispositivos 'autoexpandibles', como resortes que toman su forma original cuando se posicionan. Asimismo, para disminuir el riesgo de reobstrucción de la arteria debido a la proliferación de células musculares, se idearon stents liberadores de fármacos (DES, por sus siglas en inglés): la estructura metálica se recubre de un polímero plástico que libera droga durante un lapso de alrededor de 30 días", explicó Bravo.
Sin embargo, aparecieron nuevas dificultades: estos stents recubiertos con polímeros requerían en ocasiones medicación antiagregante plaquetaria de por vida, lo cual en ciertos casos era una complicación. Por ese motivo, surgió una nueva idea: el polímero biodegradable. "Y para doblar la apuesta, se pensó en el stent biodegradable, con aleaciones absorbibles por el organismo. Ello significa que el stent se coloca, desobstruye la oclusión, y luego se reabsorbe en forma natural. Si bien aún está en etapa de investigación, ésta avanza con estudios clínicos de gran envergadura en centros médicos de excelencia, lo que genera expectativas alentadoras, que esperamos se vayan confirmando en un futuro cercano", enfatizó Torresani.
Asimismo, Fernández consignó que existen "otras variantes modernas, tales como los stents diversores de flujo indicados en aneurismas, en especial cerebrales. Son dispositivos de malla más fina, especiales, que permiten tratar el aneurisma sin bloquear el flujo de las 'ramas' involucradas, es decir que quedan habilitadas (lo que representa menores secuelas neurológicas tras una afección cerebrovascular). Esto, sin dudas, nos demuestra que en el futuro los stents nos seguirán brindando soluciones mínimamente invasivas y de alta eficacia para afecciones que en el pasado podían representar discapacidad o muerte".
Cabe mencionar que "a pesar de tantas innovaciones, el stent tradicional se sigue usando y continúa siendo seguro", reveló Bravo, y recordó que "desde el CACI se sugiere que la colocación de stents se realice en salas habilitadas por el colegio, donde se dicta la única carrera de especialización en esta materia".
"El dispositivo fue creado por Julio Palmaz, radiólogo argentino, cuando estaba trabajando en los Estados Unidos", comentó el doctor Ernesto Torresani, médico especialista en Cardioangiología y presidente del CACI. "Este invento cambió la cardiología, casi al mismo nivel que el by-pass, una técnica de cirugía cardiovascular perfeccionada por otro argentino, el doctor René Favaloro".
El stent, también denominado “prótesis intravascular”, es una malla metálica expandible cilíndrica que se coloca en el interior de las arterias, venas u otros órganos huecos, cuando presentan obstrucciones originadas por distintas situaciones, mayoritariamente debido a placas de ateroma producidas por el colesterol y otras grasas.
El uso más habitual de los stents está dado en el tratamiento de obstrucciones en arterias. En estos casos, “su función es sostener la pared de la arteria desde adentro. Es como un encofrado, que nació como una malla metálica de acero inoxidable, y que luego se fue modificando en diversas aleaciones y formulaciones, hasta llegar a los actuales stents liberadores de droga y biodegradables, la última novedad en la materia", declaró el doctor Alfredo Bravo, especialista en Cardioangiología y miembro del CACI. "Su eficacia es muy elevada, con un riesgo de reobstrucción que oscila entre 0,6 y 1 por ciento al año, y permanentemente se buscan nuevas opciones que reduzcan aún más ese riesgo" explicó.
"El stent más utilizado es, sin dudas, el coronario, pero luego fue a otros territorios: carótidas, cerebro, riñones. No son iguales en todas partes ni igualmente eficientes", reflexionó el doctor Juan José Fernández, médico especialista en Cardioangiología y también miembro del CACI. Los stents se emplean por lo general para tratar cardiopatías coronarias, arteriopatías periféricas y carotídeas, estenosis de arteria renal, aneurisma aórtico abdominal, aneurismas cerebrales e incluso otras aplicaciones que incluyen las vías urinarias y biliares.
Su utilización permitió reemplazar numerosas cirugías "a cielo abierto", que tienen un riesgo mucho mayor para el paciente y que requieren de una recuperación más prolongada. "La colocación de stents se realiza mediante cateterismo: se introduce el dispositivo a través de una arteria, con una mínima incisión y anestesia local; generalmente son procedimientos en los que el paciente puede retomar su actividad normal en poco tiempo", destacó Torresani.
"Se desarrollaron stents con aleaciones cada vez más seguras y adecuadas a las circunstancias. Por ejemplo, para ciertas localizaciones se diseñaron dispositivos 'autoexpandibles', como resortes que toman su forma original cuando se posicionan. Asimismo, para disminuir el riesgo de reobstrucción de la arteria debido a la proliferación de células musculares, se idearon stents liberadores de fármacos (DES, por sus siglas en inglés): la estructura metálica se recubre de un polímero plástico que libera droga durante un lapso de alrededor de 30 días", explicó Bravo.
Sin embargo, aparecieron nuevas dificultades: estos stents recubiertos con polímeros requerían en ocasiones medicación antiagregante plaquetaria de por vida, lo cual en ciertos casos era una complicación. Por ese motivo, surgió una nueva idea: el polímero biodegradable. "Y para doblar la apuesta, se pensó en el stent biodegradable, con aleaciones absorbibles por el organismo. Ello significa que el stent se coloca, desobstruye la oclusión, y luego se reabsorbe en forma natural. Si bien aún está en etapa de investigación, ésta avanza con estudios clínicos de gran envergadura en centros médicos de excelencia, lo que genera expectativas alentadoras, que esperamos se vayan confirmando en un futuro cercano", enfatizó Torresani.
Asimismo, Fernández consignó que existen "otras variantes modernas, tales como los stents diversores de flujo indicados en aneurismas, en especial cerebrales. Son dispositivos de malla más fina, especiales, que permiten tratar el aneurisma sin bloquear el flujo de las 'ramas' involucradas, es decir que quedan habilitadas (lo que representa menores secuelas neurológicas tras una afección cerebrovascular). Esto, sin dudas, nos demuestra que en el futuro los stents nos seguirán brindando soluciones mínimamente invasivas y de alta eficacia para afecciones que en el pasado podían representar discapacidad o muerte".
Cabe mencionar que "a pesar de tantas innovaciones, el stent tradicional se sigue usando y continúa siendo seguro", reveló Bravo, y recordó que "desde el CACI se sugiere que la colocación de stents se realice en salas habilitadas por el colegio, donde se dicta la única carrera de especialización en esta materia".
Con información de
doctorvid.com