ESTE EMPRENDIMIENTO ARGENTINO BUSCA LLEVAR LOS LIBROS A LAS MASAS
Sábado 29 de
Julio 2017
EL LIBRO ELECTRÓNICO NO TERMINA DE DESPEGAR. MIENTRAS QUE EL FENÓMENO DE LA AUTOPUBLICACIÓN DESPEGA FUERTE Y LA INDUSTRIA LO DESDEÑA, ESTE PIONERO ARGENTINO PONE EL FOCO EN LA EDUCACIÓN.
Daniel Benchimol es uno de los expertos más importantes tanto en la teoría como en la práctica de la digitalización de libros. ¿Por qué? Es el fundador y director de Proyecto451 una empresa que brinda servicios en materia de publicaciones digitales a editoriales y organismos públicos y privados. Habla con INFOTECHNOLOGY.COM vía Skype desde Lima, Perú, en donde está participando en la Feria del Libro.
¿Dónde está afianzado el mercado de libros electrónicos?
En los Estados Unidos. Hay que considerar que en el libro digital no solo participa la industria: el mercado estadounidense es de 20 o 21 por ciento, lo mismo que en Inglaterra, pero esa cifra no contempla en absoluto el libro autopublicado. Con esa cifra te vas al 40 por ciento pero la industria editorial no le presta atención a esta última parte.
¿Por qué no hay mercado en nuestra región?
Amazon no está presente, no hay muchos dispositivos de lectura y la oferta de contenidos es muy baja. Casi no se digitaliza nada del fondo editorial y apenas se lleva a e-Book el 15 por ciento de lo que se publica año a año.
Entonces, ¿a qué se dedican ustedes?
Ayudamos a editoriales y organizaciones varias a que transiten el camino digital en un sector poco tecnologizado y muy reacio a los cambios. Y es una pena, porque los libros digitales resolverían los problemas de distribución que hay en América latina.
Trabajamos con Planeta, Random House, Eudeba, Macmillan (Puerto de Palos y Estrada), Siglo XXI, por ejemplo. Digitalizamos novedades y también hacemos proyectos a medida. Trabajamos mucho con Macmillan en educación, uno de los segmentos en donde más se está intentando apostar a lo digital, porque es muy competitivo. Para Estrada y Puerto de Palos desarrollamos la versión digital de sus manuales y le agregamos contenido interactivo. Lo interesante, y lo que paradójicamente hace este desarrollo muy efectivo es que no requieren de conexión.
También desarrollamos una plataforma de lectura online con la Fundación Leer –www.desafio.leer.org-- para chicos de 0 a 12 años. En tres meses, unos 12.000 chicos leyeron 150.000 libros.
¿Hay demanda no satisfecha?
Mira, si este esquema no funcionara, después de los primeros días el número de lecturas de Desafío Leer caería. Hay chicos que en estos tres meses leyeron entre 60 y 70 libros. Lo que pasa es que en el mundo editorial solo se busca la rentabilidad. Esta es una razón por el que se da el fenómeno de la autopublicación. Hay cada vez más herramientas para autopublicarse –Amazon tiene una, BajaLibros también, está MeGustaLeer--, y hay compras. Si bien las editoriales ningunean el segmento, Planeta compró en WattPad –una aplicación para compartir relatos-- la saga “After”, de Anna Todd, que llego a tener 1.000 millones de lectura dentro de la plataforma.
¿Qué falta hacer en la Argentina?
Hay un modelo que se usa en los Estados Unidos, España y Chile, que es el sistema de bibliotecas digitales. El que paga el contenido es la propia biblioteca, la persona accede a este por ser miembro de una, y hay un tercero que administra la tecnología.
¿Y el sistema bajo demanda?
Existe Unlimited, de Amazon; y 24 Symbols, el pionero; pero la diferencia contra la música o el cine es que por más que pague el abono mensual no voy a poder leer más de dos o tres libros por mes. Además, ¿cómo se rentabiliza? ¿Se paga cuando se lee el libro completo? ¿Cuándo se lee una cantidad de minutos o una cantidad de páginas? Los autores y editores hoy reciben centavos de centavos. Esa es el dilema actual.
¿Dónde está afianzado el mercado de libros electrónicos?
En los Estados Unidos. Hay que considerar que en el libro digital no solo participa la industria: el mercado estadounidense es de 20 o 21 por ciento, lo mismo que en Inglaterra, pero esa cifra no contempla en absoluto el libro autopublicado. Con esa cifra te vas al 40 por ciento pero la industria editorial no le presta atención a esta última parte.
¿Por qué no hay mercado en nuestra región?
Amazon no está presente, no hay muchos dispositivos de lectura y la oferta de contenidos es muy baja. Casi no se digitaliza nada del fondo editorial y apenas se lleva a e-Book el 15 por ciento de lo que se publica año a año.
Entonces, ¿a qué se dedican ustedes?
Ayudamos a editoriales y organizaciones varias a que transiten el camino digital en un sector poco tecnologizado y muy reacio a los cambios. Y es una pena, porque los libros digitales resolverían los problemas de distribución que hay en América latina.
Trabajamos con Planeta, Random House, Eudeba, Macmillan (Puerto de Palos y Estrada), Siglo XXI, por ejemplo. Digitalizamos novedades y también hacemos proyectos a medida. Trabajamos mucho con Macmillan en educación, uno de los segmentos en donde más se está intentando apostar a lo digital, porque es muy competitivo. Para Estrada y Puerto de Palos desarrollamos la versión digital de sus manuales y le agregamos contenido interactivo. Lo interesante, y lo que paradójicamente hace este desarrollo muy efectivo es que no requieren de conexión.
También desarrollamos una plataforma de lectura online con la Fundación Leer –www.desafio.leer.org-- para chicos de 0 a 12 años. En tres meses, unos 12.000 chicos leyeron 150.000 libros.
¿Hay demanda no satisfecha?
Mira, si este esquema no funcionara, después de los primeros días el número de lecturas de Desafío Leer caería. Hay chicos que en estos tres meses leyeron entre 60 y 70 libros. Lo que pasa es que en el mundo editorial solo se busca la rentabilidad. Esta es una razón por el que se da el fenómeno de la autopublicación. Hay cada vez más herramientas para autopublicarse –Amazon tiene una, BajaLibros también, está MeGustaLeer--, y hay compras. Si bien las editoriales ningunean el segmento, Planeta compró en WattPad –una aplicación para compartir relatos-- la saga “After”, de Anna Todd, que llego a tener 1.000 millones de lectura dentro de la plataforma.
¿Qué falta hacer en la Argentina?
Hay un modelo que se usa en los Estados Unidos, España y Chile, que es el sistema de bibliotecas digitales. El que paga el contenido es la propia biblioteca, la persona accede a este por ser miembro de una, y hay un tercero que administra la tecnología.
¿Y el sistema bajo demanda?
Existe Unlimited, de Amazon; y 24 Symbols, el pionero; pero la diferencia contra la música o el cine es que por más que pague el abono mensual no voy a poder leer más de dos o tres libros por mes. Además, ¿cómo se rentabiliza? ¿Se paga cuando se lee el libro completo? ¿Cuándo se lee una cantidad de minutos o una cantidad de páginas? Los autores y editores hoy reciben centavos de centavos. Esa es el dilema actual.
Con información de
infotechnology.