Duda: ¿quién defiende a los trabajadores de las universidades privadas?
Algunos dirigentes se enojan porque cuento cosas que se saben en el mundo sindical y docente. Los mismos que se suman a marchas y no le prestan el micrófono para expresar legítimas reivindicaciones de un ámbito distinto de representación que necesita de manera urgente “voz”.
El mundo gremial docente es muy complejo. Existen pluralidad de entidades y eso hace que el lector poco aficionado a estos temas sufra las consecuencias de la desinformación, a veces, hasta promovida por sectores involucrados en las noticias.
El sistema educativo es único. Pero a nivel del trabajo las patronales son distintas, las necesidades son distintas e ignorar esto significa desproteger a quiénes sufren: los trabajadores.
En el sistema universitario existen 53 universidades nacionales y 49 privadas, en estas los trabajadores tienen exacerbadas las dificultades e insuficiencias en materia laboral y salarial.
Defender la universidad pública conlleva un montón de postulados ideológicos, luchas e historias vinculadas a la gratuidad, acceso libre e irrestricto, etc. Precisamente muchos que no se comparten con la universidad privada.
Los docentes de universidades nacionales acceden a la carrera académica mediante concursos públicos y abiertos de antecedentes y oposición y participan en el gobierno de la institución a la que pertenecen.
Los rectores de universidades nacionales se agrupan en el Consejo Interuniversitario Nacional. Los de universidades privadas en el Consejo de Rectores de las Universidades Privadas.
Una es gratuita, la otra no. El Estado nacional es el responsable de proveer el financiamiento solo de las universidades públicas.
Los docentes de universidades nacionales agrupados en sus sindicatos integran la paritaria universitaria con el CIN y el Ministerio de Educación y Deportes. Los docentes privados necesitan que sus patronales privadas los reciban en un ámbito paritario.
Después del breve y muy simple análisis de un complejo tema, admito que algunas fotos me llamaron la atención. Pues los docentes de universidades privadas sufren agraviante precarización laboral y bajos salarios.
Deberían existir quiénes reivindiquen a las universidades privadas, pues laboran en ellas muchos trabajadores de la educación y se reciben miles de personas por año. Son instituciones de la democracia y forman profesionales de calidad.
EXISTEN DISTINTAS CANCHAS, PERO HAY JUGADORES QUE PARECIERA QUE SALEN POR EL TÚNEL EQUIVOCADO. ESTO REDUNDA INDEFECTIBLEMENTE, EN APOYO SILENCIOSO A LAS PATRONALES. LA DISTRACCIÓN ES LA MEJOR MANERA DE MANTENER TAPADO LOS PROBLEMAS DE LOS TRABAJADORES.
Viene ahí el menester de un título importante, que justifique, que todos apoyemos, que abra la puerta del ámbito distinto: “Unidad”.
Macri reivindica la educación de gestión privada. Sin vergüenza. Es natural pensar que deben existir trabajadores, al menos los empleados de esas instituciones, que también lo hagan.
La Unidad implica diversidad. “Defiendo esto y vos algo distinto, pero marchamos juntos”.
Pero la sensación es que defienden todos lo mismo y que la discusión es con la misma patronal (Estado). Esto redunda –insisto- en beneficio de las patronales privadas que no están en el foco de atención.
Una marcha bajo la consigna “en defensa de la universidad pública” no es una marcha en defensa de la universidad privada y sus trabajadores, investigadores y alumnos. Obvio.
Unidad, como clase trabajadora, no significa ignorar orígenes, realidades distintas, trabajadores que sufren distintas condiciones de empleo.
En la marcha federal universitaria, no vi banderas reivindicando a las universidades privadas fuente de trabajo de miles de personas. No vi banderas de reclamo a las patronales (privadas).
EN EL ESCENARIO NO TUVO LUGAR LA VOZ DE LOS DOCENTES PRIVADOS. TODOS HABLARON EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.
Ser trabajadores de universidad privada es muy difícil, algo que no puede ser ignorado, mucho menos por sus propios dirigentes.
En fin, nada.
La Lechuza Oly.