El socialismo tiene desgatados sus emisores mediáticos
El 2017 –políticamente- está en el presente. Empezaron las campañas. El oficialismo provincial no tiene mucho tiempo para rever elementos de campaña claramente “agotados”.
El Gobernador y Presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe tienen un trabajo espinoso por delante obligados por la realidad que se les impone: explicarle a los que jugaron para el proyecto que tienen que cumplir otro rol y dejarle el lugar a gente nueva.
Transitando el tercer mandato hay signos claros de extenuación social en relación a los periodistas militantes que involuntariamente afectan las entrañas mismas del proyecto. Los emisores profesionales de la comunicación que abiertamente encarnan la propuesta política oficial hoy representan el desgaste que a nivel político se disimula por la rotación de los tres gobernadores del partido de la rosa. Cambiaron los titulares de la Casa Gris, no sus operadores mediáticos.
Los ciudadanos reconocen fácilmente a través de quiénes y de qué manera se “pretende” formar opinión y se comunica, máxime cuando se sostiene durante tanto tiempo a los mismos emisores como cuasi representantes de las políticas oficiales.
El socialismo cayó en la misma lógica que el Kirchnerismo. El Kirchnerismo dejó el poder sosteniendo 678. En Santa Fe puede decirse que ciertos vernáculos ocupan el mismo rol para el partido de Hermes Binner, Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz.
Es probable que hasta tengan el autoconvencimiento (casi como un diario de Irigoyen) de que la herramienta mediática tiene impacto sobre la gran masa, cuando en realidad, sólo tienen un minúsculo círculo de adeptos.
La sociedad está advertida después de tantos años de los componentes púgiles que atinan a esmerilar a opositores o actores sociales y defienden la política oficial. Pero como los boxeadores, que han dado tantas piñas, se han agotado.
“ESTÁN HIPERDEVALUADOS”, SE ESCUCHA. JOSÉ CORRAL, CONVENCIDO, SE APOYA EN ESTA CIRCUNSTANCIA.
No es bueno generalizar. Algunos medios radiales que trabajan todo el día informando sobre lo que ocurre en la ciudad esgrimen sus críticas con seriedad despojados de “operetas”.
Con pragmatismo exasperante algún radical dijo que “apelan a herramientas viejas mientras Lanata sale desde las villas de Rosario”.
Un político dijo que “cambia todo menos el jefe”. La cuestión es un brete a resolver no sólo para Lifschitz sino también para Bonfatti, si la intención es trabajar para mantener el poder en la provincia.