El Ártico fue colonizado mucho antes de lo que se pensaba
Lunes 18 de
Enero 2016
El hallazgo se basa en los restos de un mamut con indicios de haber sido abatido por cazadores hace 45.000 años.
La historia de este hallazgo comienza en agosto de 2012, cuando un niño de 11 años descubrió en la bahía siberiana de Yeniséi, a orillas del océano Ártico, los huesos de una pata perteneciente a un enorme animal. Los paleontólogos que acudieron al lugar desenterraron los vestigios excepcionalmente conservados de un ejemplar de mamut lanudo al que bautizaron como Zenhya, que era el apodo del chaval descubridor.
Pues bien, Zenhya iba a deparar grandes satisfacciones a los investigadores de la Academia de Ciencias de San Petersburgo que se ocuparon de examinarlo. En primer lugar, presentaba claros indicios de que no haber fallecido de muerte natural, sino a manos de seres humanos: tenía huellas de presuntos lanzazos en la mandíbula, costillas y la cuenca de los ojos. Probablemente le habían cortado la lengua y le faltaban pedazos de los colmillos, una materia prima muy apreciada para fabricar todo tipo de herramientas y objetos decorativos.
Pero como acaba de hacerse público en la revista Science, la gran sorpresa surgió al realizar la datación de los vestigios con radiocarbono: Zenhya habría muerto hace unos 45.000 años. Esta revelación trastoca la cronología aceptada de la expansión del ser humano por el planeta, pues se creía que el Homo sapiens había llegado, tan al norte, al círculo polar ártico, hace unos 35.000 años.
Los expertos no creen que las heridas de Zenhya fueran infligidas por otras especies de humanos, como los neandertales o los denisovanos, ya que las técnicas de caza necesarias para abatir al ejemplar de mamut lanudo exigen una coordinación y una tecnología sofisticada que nuestros “primos” evolutivos seguramente no poseían. Además, el hallazgo implicaría que nuestra estirpe, el Homo sapiens, ya estuvo preparada para colonizar cualquier rincón del globo en una fecha mucho más temprana de lo que se creía hasta ahora.
Pues bien, Zenhya iba a deparar grandes satisfacciones a los investigadores de la Academia de Ciencias de San Petersburgo que se ocuparon de examinarlo. En primer lugar, presentaba claros indicios de que no haber fallecido de muerte natural, sino a manos de seres humanos: tenía huellas de presuntos lanzazos en la mandíbula, costillas y la cuenca de los ojos. Probablemente le habían cortado la lengua y le faltaban pedazos de los colmillos, una materia prima muy apreciada para fabricar todo tipo de herramientas y objetos decorativos.
Pero como acaba de hacerse público en la revista Science, la gran sorpresa surgió al realizar la datación de los vestigios con radiocarbono: Zenhya habría muerto hace unos 45.000 años. Esta revelación trastoca la cronología aceptada de la expansión del ser humano por el planeta, pues se creía que el Homo sapiens había llegado, tan al norte, al círculo polar ártico, hace unos 35.000 años.
Los expertos no creen que las heridas de Zenhya fueran infligidas por otras especies de humanos, como los neandertales o los denisovanos, ya que las técnicas de caza necesarias para abatir al ejemplar de mamut lanudo exigen una coordinación y una tecnología sofisticada que nuestros “primos” evolutivos seguramente no poseían. Además, el hallazgo implicaría que nuestra estirpe, el Homo sapiens, ya estuvo preparada para colonizar cualquier rincón del globo en una fecha mucho más temprana de lo que se creía hasta ahora.
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