El oscuro trasfondo del salto de Kravetz
Por:
Carlos Pagni
Jueves 19 de
Diciembre 2024
Con su desembarco en la SIDE, las Fuerzas del Cielo se inoculan una megadosis de pragmatismo; inquietud en el bajo fondo del espionaje
Hay decisiones específicas que, en su pequeñez, encierran innumerables significados. La transferencia de Diego Kravetz desde el gobierno porteño a la administración nacional es una de ellas. Kravetz abandonó la Secretaría de Seguridad de la ciudad para secundar a Sergio Neiffert como subdirector de la SIDE. Su incorporación a esa agencia es muy reveladora de las prioridades políticas de Javier Milei y de su estilo en el manejo del poder.
Al designar a Kravetz en la SIDE, Las Fuerzas del Cielo se inoculan una megadosis de pragmatismo. Opositor al gobierno municipal de Mauricio Macri en nombre del kirchnerismo, el nuevo subjefe del espionaje ejerció tal fascinación sobre sus rivales que el ministro de Hacienda de esa gestión, Néstor Grindetti, lo convirtió en su mano derecha cuando conquistó la Intendencia de Lanús. Allí Kravetz gestionó la seguridad con todo el éxito que se le puede exigir a quien se encarga de esa tarea en tierras donde la vida no vale nada.
Kravetz fue el jefe de la campaña de Grindetti a la gobernación. A la cabeza de ese emprendimiento político estaba Patricia Bullrich, frustrada aspirante a la presidencia. Estos datos se vuelven relevantes cuando se recuerda que el marketing electoral de esa aventura de Grindetti estaba a cargo de Move, la consultora de Rodrigo Lugones, Derek Hampton, Guillermo Garat y, este es el nombre clave, Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”.
El jefe de la SIDE, Neiffert, está allí por haber sido amigo de su padre, el escribano Claudio Caputo. Todo nació en la negociación por la adjudicación de unas tierras de Malvinas Argentinas para el Tenis Club Argentino. Neiffert en aquel momento colaboraba con el intendente Jesús Cariglino. Fue con esas manualidades que nació una hermosa amistad.
Con Kravetz, Neiffert suma ahora a alguien que debutó en la política bajo la sombra de Néstor Kirchner, militó al lado de Alberto Fernández y prestó servicios en el Pro. Es decir, un dirigente pragmático y audaz, que conoce muy bien la estructura del poder. Kravetz encarnaría de este modo el sueño de Caputo: un gobierno libertario que, para hacer triunfar al capitalismo, necesita operar las palancas del Estado con una metodología inspirada por los Kirchner. Cesarismo de mercado. Con énfasis en “cesarismo”: el Mago cultiva un exótico fetichismo por el Imperio Romano, que desemboca en la exaltación de “Milei Emperador”.
Si hacía falta otro puente, Kravetz tiene una vieja relación con Manuel Vidal, “Trapito”, uno de los más estrechos colaboradores en el Ministerio de Educación porteño de Soledad Acuña, la esposa del nuevo funcionario de la SIDE. Tiempos de Larreta. Ahora “Trapito” cumple funciones importantísimas a las órdenes del “Mago”. Por ejemplo, es su enlace con la agencia de recaudación, ARCA y, sobre todo, con el titular de la DGI, el controvertido Andrés Vázquez. SIDE y ARCA son dos piezas claves en el aparato de inteligencia y control que organiza el joven Caputo. La libertad, ¿avanza?
El otro rasgo de Kravetz es que, como Neiffert, proviene del conurbano. Será interesante observar qué papel juega esta nueva adquisición en la formación de un aparato electoral en la zona sur de esa región. Como toda fuerza no peronista, La Libertad Avanza debe librar allí su gran batalla. Por el desafío político del kirchnerismo y por la presencia, para Milei muy amenazante, de movimientos sociales que hoy parecen aletargados. Kravetz es un especialista, sobre todo desde aquel ácido enfrentamiento con Juan Grabois, que se mantiene hasta estos días.
La llegada de este dirigente experto en Seguridad a la SIDE produjo cierta inquietud en el bajo fondo del espionaje. Sucede que el nuevo subdirector ha sido víctima de algunas operaciones desagradables surgidas del subsuelo. Una tuvo que ver con un incidente callejero: Kravetz, que es cinturón negro de karate, enfrentó a un delincuente que le quiso robar el celular a su pequeño hijo. La pelea se filmó y alguien intentó judicializar ese video. El paso siguiente, como de costumbre en esas tribus, fue un amago de extorsión. Quedó en la nada. Pero al agente de todo este movimiento, Lucas Nejamkis, ayer se lo veía preocupado. Es el secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso. Ofendidos con los cambios en el organigrama, los espías ligados a este dúo, que prestan servicios en el área de Interior del organismo, insinuaban que podrían renunciar. “Lo bien que nos vendría”, reaccionaron en la Casa Rosada. La designación de Kravetz parece ser una saludable señal de rompimiento con un orden que, con avances y retrocesos, intentó dominar el aparato de Inteligencia con prácticas deplorables desde hace más de dos décadas.
En la operación Kravetz anida otra jugada del Gobierno: es una agresión a los Macri, sobre todo a Jorge, el alcalde. El secretario de Seguridad venía meditando desde hacía tiempo su salida del cargo, en especial por diferencias con su superior, el ministro Waldo Wolff. Se le atribuye a Wolff filtrar ese movimiento al periodismo. Fue la hendija por la que entraron los asistentes de Milei. Desde el entorno más íntimo del “Mago” Caputo alguien se comunicó con Kravetz para decirle: “¿Por qué no visitas a Neiffert?” Se hizo la reunión y el jefe de la SIDE le propuso: “¿Querés ser el Señor 8″? Kravetz pidió tiempo para pensar. Pero no se lo otorgaron. Entonces aceptó el cargo. Minutos después, Manuel Adorni divulgaba la comunicación oficial. Jorge Macri se enteró por X. “Le avisó Elon Musk”, bromeó un libertario.
La transversalidad de las fuerzas de derecha agrega agresividad a los conflictos. A los Macri los dañan provocándoles desprendimientos en su propia feligresía. El caso pionero, el más importante, fue el de Patricia Bullrich y Luis Petri: apenas llegó a la Casa Rosada, Milei cooptó a la fórmula presidencial del Pro y le dio dos ministerios. Kravetz es, en otra escala, parte del mismo tratamiento.
Golpeado, Jorge Macri respondió reemplazando al funcionario saliente por Ezequiel Daglio, un colaborador del ministerio con buena relación con Patricia Bullrich. Ayer por la tarde el alcalde transformó el desgarro en una amputación: desplazó de la jefatura de Gabinete al jefe y garante de Kravetz, Néstor Grindetti, y lo destinó a una gaseosa oficina de relación con el mundo circundante. En su lugar destinó a Gabriel Sánchez Zinny. Un avance de Mauricio sobre la corte de Jorge.
Por debajo de los enroques burocráticos se mueven algunos poderes permanentes. En el aparato policial mantiene su influencia Daniel Angelici. Íntimo de Jorge Macri, el binguero gravita también sobre los adversarios del Pro. Esta semana su delegado en la UCR porteña, Martín Ocampo, encabezó un acto de la línea “Radicales x Argentina” en el que se destacaba la presencia de Martín Lousteau, el presidente del partido a nivel nacional. La celebración se realizó en Morocco, el boliche que Angelici administra en Costa Salguero. ¿Es verdad que a los simpatizantes que asistieron se les pedía, sin compromiso alguno un aporte de 20.000 pesos por persona? Las instalaciones son parte de una polémica porque no cumplen con la reglamentación que exige que estén a una distancia de entre 15 y 50 metros del río. La concesión de Costa Salguero, que está a cargo de la empresa Telemetrix, vence el próximo 31. Se viene prorrogando año a año, con un canon generosísimo para los concesionarios: pagan por 185.000 metros cuadrados, que subalquilan, apenas 18 millones de pesos por mes. El encargado de renovar el contrato o llamar a licitación es Guillermo Sánchez Sterli, un seguidor de Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”. Radicales x Argentina termina siendo, en realidad, Argentinos x Angelici.
El ataque de Milei a los Macri es sistemático y se ejerce, sobre todo, en la Ciudad. En especial, en la Legislatura, donde el bloque que dirige Pilar Ramírez, y que reporta a Karina Milei, entorpece o vota en contra las iniciativas más importantes del Ejecutivo. La hermana del Presidente encabezó ayer un acto en el cine Gran Rivadavia. Allí se exhibieron las principales figuras de La Libertad Avanza en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires. La propia Karina Milei; el responsable de la campaña bonaerense, Sebastián Pareja; el proto-candidato porteño Manuel Adorni; y Martín Menem, el político preferido por la señora Milei. En esa reunión se destacó un objetivo: elaborar planes de gobierno para cuando La Libertad Avanza se haga cargo, en 2027, del Ejecutivo bonaerense y del Ejecutivo porteño. El que avisa no traiciona.
La presencia destacada de Martín Menem es la pista para entender otros enredos de estos días. Por ejemplo, el malestar de Karina Milei con el Pro de la Cámara de Diputados por la pretensión de encaramar a Emilio Monzó a la presidencia del cuerpo. Malestar más agudo si se tiene en cuenta que para el entorno de Milei el destinatario final de la jugada era “Pucho” Ritondo. Para La Libertad Avanza esa escaramuza tuvo un costo considerable. Para sostener a Menem, la hermana del Presidente debió pactar con el kirchnerismo la obstrucción a la ley de Ficha Limpia.
Sería un error, de todos modos, imputar a estas rivalidades las revelaciones sobre el desarrollo patrimonial de los Ritondo, “Pucho” y Romina Diago, en el mercado inmobiliario de Miami. Ahora esas adquisiciones deben ser investigadas por el fiscal Eduardo Taiano, papá de un colaborador de Ritondo en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Taiano tuvo oportunidad de departir con su “justiciable” en fecha muy reciente: ambos bailaron en la pista del fiscal Ramiro González, protagonista de una fiesta que ya se convirtió en efemérides de Comodoro Py. Fue al son de las canciones de Cristian Castro, cuyo show fue una donación del alegrante Guillermo Coppola, otro asistente personal de Stiuso. Como Nejamkis.
Del video que González encargó para divulgar su costosa celebración fueron expurgadas las escenas más comprometedoras. No aparecen Ricardo Lorenzetti, Ariel Lijo, María Servini, Nejamkis ni Coppola. Pero se filtró la imagen de Romina Diago, frenética bailarina, célebre por sus divertidos estallidos: el genial Roberto Moldavsky recuerda todavía uno de ellos, con Romina haciendo un aporte desopilante desde la platea del teatro Apolo, cuando el show estaba a punto de arrancar.
El fiscal González está contento con su fiesta. Es verdad que el Colegio de Abogados, que preside Alberto Garay, emitió una declaración ejemplar condenando su comportamiento. Pero, al menos hasta ahora, González está seguro de que su superior institucional, Eduardo Casal, no abrirá un sumario para examinar su proceder. El cumpleañero sigue satisfecho, a pesar de que el exceso de exposición sacó a la superficie algunos episodios escabrosos que él mantenía en la penumbra con cuidado. El más inquietante: esa denuncia por abuso sexual agravado por el vínculo llevada a tribunales por su exesposa, Mariela Zaldúa, en defensa de sus hijas, por entonces menores de edad.
El patrocinante del fiscal fue Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia del gobierno que llegó para liberar a la Argentina de la “casta”. La Cámara de Casación exculpó a González asignándole el beneficio de la duda. Pero ahora, cuando se exhuman los detalles de esa causa, sobre todo las pericias pediátricas y psicológicas, aparecen gigantescos interrogantes sobre el comportamiento de los tribunales cuando se trata de investigar a un funcionario judicial. Esa dificultad se extiende en el tiempo: las hijas de González, que ya son mayores, recurrieron a la Corte para denunciar violencia doméstica, pero todavía no tuvieron respuesta alguna. El reproche no tiene que ver con aquellas dolorosas experiencias de la infancia, sino con vulgares cuestiones económicas.
No siempre, debe reconocerse, los magistrados se benefician con la complicidad de sus colegas en el tratamiento de un expediente. La jueza Eugenia Capuchetti, por ejemplo, no ha conseguido todavía que Ariel Lijo, con quien convive en Comodoro Py, preste atención a la denuncia por falso testimonio que ella formuló contra Juan Martín Mena. El acusado por Capuchetti es nada menos que el ministro de Justicia de Axel Kicillof. Mejor dicho: es, acaso, el más discreto y eficaz gestor de cuestiones judiciales de Cristina Kirchner.
El conflicto entre Capuchetti y Mena es delicadísimo. Se refiere a las manipulaciones que terminaron arruinando el teléfono celular de Fernando Sabag Montiel, el “copito” que quiso asesinar a la expresidenta. Mena afirmó que, según infidencias de un secretario de la jueza, fue ella la que no garantizó la custodia del aparato, que estaba depositado en una caja fuerte de su juzgado. El secretario desmintió a Mena y, por eso, Capuchetti hizo abrir una causa por falso testimonio. Un dolor de cabeza para el intrépido Taiano, que debió declarar en contra de Mena.
Para Lijo, el juez que debería investigarla, la causa es una brasa incandescente. Supone enemistarse con una figura clave del entorno institucional de la señora de Kirchner, en un momento en que necesita de los votos kirchneristas en el Senado para convertirse en ministro de la Corte. Como con tantos casos, Lijo canta el arrorró sobre el expediente. Tiene una excusa aceptable: Capuchetti recusó al fiscal Franco Picardi por haber trabajado en otros tiempos a las órdenes de Mena en el Ministerio de Justicia. Lijo espera que se resuelva de una vez por todas su carrera hacia la Corte.
En la Corte, en cambio, prevén otro futuro: a última hora de ayer el tribunal dictó una acordada agilizando y mejorando las garantías de los procesos en los que intervienen conjueces. Para Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, que está retirándose, el futuro tiene otras ideas: prevén por bastante tiempo un tribunal de tres ministros.
Al designar a Kravetz en la SIDE, Las Fuerzas del Cielo se inoculan una megadosis de pragmatismo. Opositor al gobierno municipal de Mauricio Macri en nombre del kirchnerismo, el nuevo subjefe del espionaje ejerció tal fascinación sobre sus rivales que el ministro de Hacienda de esa gestión, Néstor Grindetti, lo convirtió en su mano derecha cuando conquistó la Intendencia de Lanús. Allí Kravetz gestionó la seguridad con todo el éxito que se le puede exigir a quien se encarga de esa tarea en tierras donde la vida no vale nada.
Kravetz fue el jefe de la campaña de Grindetti a la gobernación. A la cabeza de ese emprendimiento político estaba Patricia Bullrich, frustrada aspirante a la presidencia. Estos datos se vuelven relevantes cuando se recuerda que el marketing electoral de esa aventura de Grindetti estaba a cargo de Move, la consultora de Rodrigo Lugones, Derek Hampton, Guillermo Garat y, este es el nombre clave, Santiago Caputo, el “Mago del Kremlin”.
El jefe de la SIDE, Neiffert, está allí por haber sido amigo de su padre, el escribano Claudio Caputo. Todo nació en la negociación por la adjudicación de unas tierras de Malvinas Argentinas para el Tenis Club Argentino. Neiffert en aquel momento colaboraba con el intendente Jesús Cariglino. Fue con esas manualidades que nació una hermosa amistad.
Con Kravetz, Neiffert suma ahora a alguien que debutó en la política bajo la sombra de Néstor Kirchner, militó al lado de Alberto Fernández y prestó servicios en el Pro. Es decir, un dirigente pragmático y audaz, que conoce muy bien la estructura del poder. Kravetz encarnaría de este modo el sueño de Caputo: un gobierno libertario que, para hacer triunfar al capitalismo, necesita operar las palancas del Estado con una metodología inspirada por los Kirchner. Cesarismo de mercado. Con énfasis en “cesarismo”: el Mago cultiva un exótico fetichismo por el Imperio Romano, que desemboca en la exaltación de “Milei Emperador”.
Si hacía falta otro puente, Kravetz tiene una vieja relación con Manuel Vidal, “Trapito”, uno de los más estrechos colaboradores en el Ministerio de Educación porteño de Soledad Acuña, la esposa del nuevo funcionario de la SIDE. Tiempos de Larreta. Ahora “Trapito” cumple funciones importantísimas a las órdenes del “Mago”. Por ejemplo, es su enlace con la agencia de recaudación, ARCA y, sobre todo, con el titular de la DGI, el controvertido Andrés Vázquez. SIDE y ARCA son dos piezas claves en el aparato de inteligencia y control que organiza el joven Caputo. La libertad, ¿avanza?
El otro rasgo de Kravetz es que, como Neiffert, proviene del conurbano. Será interesante observar qué papel juega esta nueva adquisición en la formación de un aparato electoral en la zona sur de esa región. Como toda fuerza no peronista, La Libertad Avanza debe librar allí su gran batalla. Por el desafío político del kirchnerismo y por la presencia, para Milei muy amenazante, de movimientos sociales que hoy parecen aletargados. Kravetz es un especialista, sobre todo desde aquel ácido enfrentamiento con Juan Grabois, que se mantiene hasta estos días.
La llegada de este dirigente experto en Seguridad a la SIDE produjo cierta inquietud en el bajo fondo del espionaje. Sucede que el nuevo subdirector ha sido víctima de algunas operaciones desagradables surgidas del subsuelo. Una tuvo que ver con un incidente callejero: Kravetz, que es cinturón negro de karate, enfrentó a un delincuente que le quiso robar el celular a su pequeño hijo. La pelea se filmó y alguien intentó judicializar ese video. El paso siguiente, como de costumbre en esas tribus, fue un amago de extorsión. Quedó en la nada. Pero al agente de todo este movimiento, Lucas Nejamkis, ayer se lo veía preocupado. Es el secretario privado del tenebroso Antonio “Jaime” Stiuso. Ofendidos con los cambios en el organigrama, los espías ligados a este dúo, que prestan servicios en el área de Interior del organismo, insinuaban que podrían renunciar. “Lo bien que nos vendría”, reaccionaron en la Casa Rosada. La designación de Kravetz parece ser una saludable señal de rompimiento con un orden que, con avances y retrocesos, intentó dominar el aparato de Inteligencia con prácticas deplorables desde hace más de dos décadas.
En la operación Kravetz anida otra jugada del Gobierno: es una agresión a los Macri, sobre todo a Jorge, el alcalde. El secretario de Seguridad venía meditando desde hacía tiempo su salida del cargo, en especial por diferencias con su superior, el ministro Waldo Wolff. Se le atribuye a Wolff filtrar ese movimiento al periodismo. Fue la hendija por la que entraron los asistentes de Milei. Desde el entorno más íntimo del “Mago” Caputo alguien se comunicó con Kravetz para decirle: “¿Por qué no visitas a Neiffert?” Se hizo la reunión y el jefe de la SIDE le propuso: “¿Querés ser el Señor 8″? Kravetz pidió tiempo para pensar. Pero no se lo otorgaron. Entonces aceptó el cargo. Minutos después, Manuel Adorni divulgaba la comunicación oficial. Jorge Macri se enteró por X. “Le avisó Elon Musk”, bromeó un libertario.
La transversalidad de las fuerzas de derecha agrega agresividad a los conflictos. A los Macri los dañan provocándoles desprendimientos en su propia feligresía. El caso pionero, el más importante, fue el de Patricia Bullrich y Luis Petri: apenas llegó a la Casa Rosada, Milei cooptó a la fórmula presidencial del Pro y le dio dos ministerios. Kravetz es, en otra escala, parte del mismo tratamiento.
Golpeado, Jorge Macri respondió reemplazando al funcionario saliente por Ezequiel Daglio, un colaborador del ministerio con buena relación con Patricia Bullrich. Ayer por la tarde el alcalde transformó el desgarro en una amputación: desplazó de la jefatura de Gabinete al jefe y garante de Kravetz, Néstor Grindetti, y lo destinó a una gaseosa oficina de relación con el mundo circundante. En su lugar destinó a Gabriel Sánchez Zinny. Un avance de Mauricio sobre la corte de Jorge.
Por debajo de los enroques burocráticos se mueven algunos poderes permanentes. En el aparato policial mantiene su influencia Daniel Angelici. Íntimo de Jorge Macri, el binguero gravita también sobre los adversarios del Pro. Esta semana su delegado en la UCR porteña, Martín Ocampo, encabezó un acto de la línea “Radicales x Argentina” en el que se destacaba la presencia de Martín Lousteau, el presidente del partido a nivel nacional. La celebración se realizó en Morocco, el boliche que Angelici administra en Costa Salguero. ¿Es verdad que a los simpatizantes que asistieron se les pedía, sin compromiso alguno un aporte de 20.000 pesos por persona? Las instalaciones son parte de una polémica porque no cumplen con la reglamentación que exige que estén a una distancia de entre 15 y 50 metros del río. La concesión de Costa Salguero, que está a cargo de la empresa Telemetrix, vence el próximo 31. Se viene prorrogando año a año, con un canon generosísimo para los concesionarios: pagan por 185.000 metros cuadrados, que subalquilan, apenas 18 millones de pesos por mes. El encargado de renovar el contrato o llamar a licitación es Guillermo Sánchez Sterli, un seguidor de Cristian Ritondo, el entrañable “Pucho”. Radicales x Argentina termina siendo, en realidad, Argentinos x Angelici.
El ataque de Milei a los Macri es sistemático y se ejerce, sobre todo, en la Ciudad. En especial, en la Legislatura, donde el bloque que dirige Pilar Ramírez, y que reporta a Karina Milei, entorpece o vota en contra las iniciativas más importantes del Ejecutivo. La hermana del Presidente encabezó ayer un acto en el cine Gran Rivadavia. Allí se exhibieron las principales figuras de La Libertad Avanza en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires. La propia Karina Milei; el responsable de la campaña bonaerense, Sebastián Pareja; el proto-candidato porteño Manuel Adorni; y Martín Menem, el político preferido por la señora Milei. En esa reunión se destacó un objetivo: elaborar planes de gobierno para cuando La Libertad Avanza se haga cargo, en 2027, del Ejecutivo bonaerense y del Ejecutivo porteño. El que avisa no traiciona.
La presencia destacada de Martín Menem es la pista para entender otros enredos de estos días. Por ejemplo, el malestar de Karina Milei con el Pro de la Cámara de Diputados por la pretensión de encaramar a Emilio Monzó a la presidencia del cuerpo. Malestar más agudo si se tiene en cuenta que para el entorno de Milei el destinatario final de la jugada era “Pucho” Ritondo. Para La Libertad Avanza esa escaramuza tuvo un costo considerable. Para sostener a Menem, la hermana del Presidente debió pactar con el kirchnerismo la obstrucción a la ley de Ficha Limpia.
Sería un error, de todos modos, imputar a estas rivalidades las revelaciones sobre el desarrollo patrimonial de los Ritondo, “Pucho” y Romina Diago, en el mercado inmobiliario de Miami. Ahora esas adquisiciones deben ser investigadas por el fiscal Eduardo Taiano, papá de un colaborador de Ritondo en el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Taiano tuvo oportunidad de departir con su “justiciable” en fecha muy reciente: ambos bailaron en la pista del fiscal Ramiro González, protagonista de una fiesta que ya se convirtió en efemérides de Comodoro Py. Fue al son de las canciones de Cristian Castro, cuyo show fue una donación del alegrante Guillermo Coppola, otro asistente personal de Stiuso. Como Nejamkis.
Del video que González encargó para divulgar su costosa celebración fueron expurgadas las escenas más comprometedoras. No aparecen Ricardo Lorenzetti, Ariel Lijo, María Servini, Nejamkis ni Coppola. Pero se filtró la imagen de Romina Diago, frenética bailarina, célebre por sus divertidos estallidos: el genial Roberto Moldavsky recuerda todavía uno de ellos, con Romina haciendo un aporte desopilante desde la platea del teatro Apolo, cuando el show estaba a punto de arrancar.
El fiscal González está contento con su fiesta. Es verdad que el Colegio de Abogados, que preside Alberto Garay, emitió una declaración ejemplar condenando su comportamiento. Pero, al menos hasta ahora, González está seguro de que su superior institucional, Eduardo Casal, no abrirá un sumario para examinar su proceder. El cumpleañero sigue satisfecho, a pesar de que el exceso de exposición sacó a la superficie algunos episodios escabrosos que él mantenía en la penumbra con cuidado. El más inquietante: esa denuncia por abuso sexual agravado por el vínculo llevada a tribunales por su exesposa, Mariela Zaldúa, en defensa de sus hijas, por entonces menores de edad.
El patrocinante del fiscal fue Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia del gobierno que llegó para liberar a la Argentina de la “casta”. La Cámara de Casación exculpó a González asignándole el beneficio de la duda. Pero ahora, cuando se exhuman los detalles de esa causa, sobre todo las pericias pediátricas y psicológicas, aparecen gigantescos interrogantes sobre el comportamiento de los tribunales cuando se trata de investigar a un funcionario judicial. Esa dificultad se extiende en el tiempo: las hijas de González, que ya son mayores, recurrieron a la Corte para denunciar violencia doméstica, pero todavía no tuvieron respuesta alguna. El reproche no tiene que ver con aquellas dolorosas experiencias de la infancia, sino con vulgares cuestiones económicas.
No siempre, debe reconocerse, los magistrados se benefician con la complicidad de sus colegas en el tratamiento de un expediente. La jueza Eugenia Capuchetti, por ejemplo, no ha conseguido todavía que Ariel Lijo, con quien convive en Comodoro Py, preste atención a la denuncia por falso testimonio que ella formuló contra Juan Martín Mena. El acusado por Capuchetti es nada menos que el ministro de Justicia de Axel Kicillof. Mejor dicho: es, acaso, el más discreto y eficaz gestor de cuestiones judiciales de Cristina Kirchner.
El conflicto entre Capuchetti y Mena es delicadísimo. Se refiere a las manipulaciones que terminaron arruinando el teléfono celular de Fernando Sabag Montiel, el “copito” que quiso asesinar a la expresidenta. Mena afirmó que, según infidencias de un secretario de la jueza, fue ella la que no garantizó la custodia del aparato, que estaba depositado en una caja fuerte de su juzgado. El secretario desmintió a Mena y, por eso, Capuchetti hizo abrir una causa por falso testimonio. Un dolor de cabeza para el intrépido Taiano, que debió declarar en contra de Mena.
Para Lijo, el juez que debería investigarla, la causa es una brasa incandescente. Supone enemistarse con una figura clave del entorno institucional de la señora de Kirchner, en un momento en que necesita de los votos kirchneristas en el Senado para convertirse en ministro de la Corte. Como con tantos casos, Lijo canta el arrorró sobre el expediente. Tiene una excusa aceptable: Capuchetti recusó al fiscal Franco Picardi por haber trabajado en otros tiempos a las órdenes de Mena en el Ministerio de Justicia. Lijo espera que se resuelva de una vez por todas su carrera hacia la Corte.
En la Corte, en cambio, prevén otro futuro: a última hora de ayer el tribunal dictó una acordada agilizando y mejorando las garantías de los procesos en los que intervienen conjueces. Para Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda, que está retirándose, el futuro tiene otras ideas: prevén por bastante tiempo un tribunal de tres ministros.