Putin condecoró en secreto a la pareja de espías rusos detenidos en Eslovenia
Martes 10 de
Diciembre 2024
Anna y Artiom Dulceva fueron premiados con la Orden al Valor tras el mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente desde 1985
El presidente ruso, Vladimir Putin, condecoró en secreto a la pareja de espías rusos detenidos en Eslovenia y que fueron canjeados en agosto pasado en el mayor intercambio entre Rusia y Occidente en varias décadas.
Según informó hoy el canal de Telegram Agentsvo, Anna y Artiom Dulceva recibieron la Orden al Valor, según se extrae de la publicación de la revista ‘Espía’ del Servicio de Espionaje Exterior.
Los Dulcev concedieron una entrevista a la revista en la que admiten que en 2009 fueron invitados a servir en los servicios secretos, tras lo que se sometieron a un curso de tres años de instrucción especial.
Añadieron que desde 2012 operaron en el exterior y que se conocieron en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod cuando ya trabajaban como espías.
“Ahora lo importante es ayudar a los niños a adaptarse y a aprender el idioma. También queremos enseñarles nuestro precioso país. Después, evidentemente, estaremos preparados a continuar el servicio. Aún hay muchas cosas que queremos hacer”, señaló Artiom.
Los hijos de esos dos espías, detenidos en Eslovenia en 2022, no sabían quién era Putin y “descubrieron que eran rusos sólo cuando el avión despegó de Ankara”, según informó en su momento el Kremlin.
El presidente ruso recibió personalmente en el aeropuerto de Moscú a los ocho presos liberados en el mayor canje con Occidente desde 1985.
Putin saludó a Anna Dulceva, quien se fundió llorando en un abrazo con el jefe del Kremlin, que le regaló un ramo de flores en presencia de sus dos hijos.
Luego el líder ruso se dirigió a su marido, quien junto a su esposa se declaró culpable de los cargos de espionaje y falsificación de documentos ante la Justicia de Eslovenia.
Entre los canjeados figuraba el ciudadano español de origen ruso Pablo González, quien ejerció varios años como periodista y estuvo dos años encerrado en una prisión en Polonia bajo sospechas de espionaje.
A cambio, Rusia liberó a 15 rusos y extranjeros que cumplían penas en prisiones de este país, a lo que hay que sumar un ciudadano alemán condenado a muerte en Bielorrusia.
Tras el canje de prisioneros, fueron recibidos con honores en Rusia, donde ya no podían entender ni hablar su lengua materna debido a la inmersión total en la cultura hispanoamericana.
En Eslovenia, los Dulceva enfrentaron cargos de espionaje y falsificación de documentos, siendo finalmente condenados a penas de prisión equivalentes al tiempo ya pasado en detención. La existencia de una extensa red de espionaje ruso en Europa sigue siendo un tema de preocupación, especialmente por el acceso que Eslovenia proporciona a otros países del continente.
Artiom y Anna, a quienes el Kremlin reconoció como “clandestinos”, destacaron en la entrevista que el mantener su identidad secreta fue un sacrificio enorme, hecho incluso a costa de la inocencia de sus hijos. Estas revelaciones abren interrogantes sobre la efectividad de las medidas de contrainteligencia en varios países y la continua influencia de Rusia en el espionaje internacional.
Tras su regreso, los Dultsev expresaron su gratitud hacia Putin, asegurando su plena dedicación a Rusia. La confesión tardía a sus hijos, que crecieron como católicos hispanohablantes, sobre su verdadera identidad, ha dejado una marca profunda en la familia, reflejada en sus dificultades con el idioma ruso y su nueva vida en Moscú.
Según informó hoy el canal de Telegram Agentsvo, Anna y Artiom Dulceva recibieron la Orden al Valor, según se extrae de la publicación de la revista ‘Espía’ del Servicio de Espionaje Exterior.
Los Dulcev concedieron una entrevista a la revista en la que admiten que en 2009 fueron invitados a servir en los servicios secretos, tras lo que se sometieron a un curso de tres años de instrucción especial.
Añadieron que desde 2012 operaron en el exterior y que se conocieron en la ciudad rusa de Nizhni Nóvgorod cuando ya trabajaban como espías.
“Ahora lo importante es ayudar a los niños a adaptarse y a aprender el idioma. También queremos enseñarles nuestro precioso país. Después, evidentemente, estaremos preparados a continuar el servicio. Aún hay muchas cosas que queremos hacer”, señaló Artiom.
Los hijos de esos dos espías, detenidos en Eslovenia en 2022, no sabían quién era Putin y “descubrieron que eran rusos sólo cuando el avión despegó de Ankara”, según informó en su momento el Kremlin.
El presidente ruso recibió personalmente en el aeropuerto de Moscú a los ocho presos liberados en el mayor canje con Occidente desde 1985.
Putin saludó a Anna Dulceva, quien se fundió llorando en un abrazo con el jefe del Kremlin, que le regaló un ramo de flores en presencia de sus dos hijos.
Luego el líder ruso se dirigió a su marido, quien junto a su esposa se declaró culpable de los cargos de espionaje y falsificación de documentos ante la Justicia de Eslovenia.
Entre los canjeados figuraba el ciudadano español de origen ruso Pablo González, quien ejerció varios años como periodista y estuvo dos años encerrado en una prisión en Polonia bajo sospechas de espionaje.
A cambio, Rusia liberó a 15 rusos y extranjeros que cumplían penas en prisiones de este país, a lo que hay que sumar un ciudadano alemán condenado a muerte en Bielorrusia.
¿Quiénes son los espías condecorados?
La pareja fue detenida en Eslovenia en 2022, donde vivían desde 2017 con pasaportes argentinos. Su actividad en Ljubljana, bajo los nombres de Ludwig Gisch y Maria Rosa Mayer Muños, incluía la gestión de una galería de arte y un negocio informático, que servían de cobertura para sus operaciones de espionaje.Tras el canje de prisioneros, fueron recibidos con honores en Rusia, donde ya no podían entender ni hablar su lengua materna debido a la inmersión total en la cultura hispanoamericana.
En Eslovenia, los Dulceva enfrentaron cargos de espionaje y falsificación de documentos, siendo finalmente condenados a penas de prisión equivalentes al tiempo ya pasado en detención. La existencia de una extensa red de espionaje ruso en Europa sigue siendo un tema de preocupación, especialmente por el acceso que Eslovenia proporciona a otros países del continente.
Artiom y Anna, a quienes el Kremlin reconoció como “clandestinos”, destacaron en la entrevista que el mantener su identidad secreta fue un sacrificio enorme, hecho incluso a costa de la inocencia de sus hijos. Estas revelaciones abren interrogantes sobre la efectividad de las medidas de contrainteligencia en varios países y la continua influencia de Rusia en el espionaje internacional.
Tras su regreso, los Dultsev expresaron su gratitud hacia Putin, asegurando su plena dedicación a Rusia. La confesión tardía a sus hijos, que crecieron como católicos hispanohablantes, sobre su verdadera identidad, ha dejado una marca profunda en la familia, reflejada en sus dificultades con el idioma ruso y su nueva vida en Moscú.
Con información de
Infobae