Trump amenazó al Brasil de Lula y el real se vuelve a desplomar
Lunes 02 de
Diciembre 2024
Trump advirtió que no aceptará que se desplace al dólar como moneda del comercio mundial, un proyecto de los BRICS que Brasil impulsa.
“La idea de que los países BRICS están tratando de alejarse del dólar mientras nosotros nos quedamos de brazos cruzados y observamos ha TERMINADO (sic)”, lanzó amenazante el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, el sábado por la red social “X” y la respuesta llegó este lunes con un nuevo desplome del real. La crisis de la moneda de Brasil arrancó hace algunas semanas y se pronunció las últimas jornadas, cuando el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva difundió su plan fiscal, que incluyó algunos recortes de gasto sociales pero también la suba de impuestos al decil más rico de la sociedad.
El viernes pasado el Banco Central de Brasil salió a defender la moneda y con fuertes intervenciones en el mercado logró revertir la depreciación hasta llevar al real de nuevo abajo de las seis unidades por dólar. Pero este lunes, después de la declaración de Trump, el real volvió a devaluarse y se profundiza la salida de capitales, pese a la tasa de política monetaria Selic real positiva de 11,25% frente a una inflación anual de 4,76% que alienta el “carry trade”.
En los últimos meses, el real brasileño ha sufrido una importante depreciación contra el dólar, a tal punto de romper el máximo histórico de 6 reales por dólar el viernes pasado. Según el banco de inversión CMF, se debió a que “el deterioro fiscal bajo la gestión Lula ha sido notorio este año y el mercado comenzó a preocuparse por la sustentabilidad de la deuda en reales”.
Recordó que el Banco Central do Brasil aumentó la tasa SELIC por temores a un rebrote inflacionario, y añadió que los inversores se preocuparon por el impacto sobre la deuda en reales del Estado y aceleraron el sell-off.
La actividad económica en Brasil se mantiene firme y los fundamentals de las empresas no parecen haber cambiado radicalmente en el último año y medio, sin embargo, los principales índices bursátiles están por debajo del máximo de comienzos de año.
La apreciación del dólar es un fenómeno más general y afecta a varias monedas, en especial a la de países que podrían verse más complicados si se confirma la aguerrida política comercial de Trump, como el peso mexicano que se devaluó 20% en el último año y al yuan renminbi (denominación internacional de la moneda china).
La primera reacción a esa cumbre fue un ataque especulativo a Brasil, que se centró en sus dos principales empresas, la constructora Odebrecht denunciada por corrupción y Petrobras, y con el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff que abrió el camino a la llegada del ultraconservador Jair Bolsonaro, ahora investigado por propiciar un golpe de estado.
La última cumbre de los BRICS se realizó en octubre en la ciudad rusa de Kazán con la participación de 24 jefes de Estado y de Gobierno y nuevamente uno de los temas principales del encuentro es el sistema internacional de pago Bridge en monedas locales, incluido el uso de tecnologías blockchain y monedas digitales de bancos centrales, sin pasar por bancos en Estados Unidos.
Trump recupera esa política de desactivar el bloque BRICS con la nueva amenaza lanzada desde las redes sociales. “Exigimos que estos países se comprometan a no crear una nueva moneda BRICS ni a respaldar ninguna otra moneda que sustituya al poderoso dólar estadounidense, o se enfrentarán a aranceles del 100% y deberían esperar decir adiós a las ventas a la maravillosa economía estadounidense”, sostuvo.
“Que se busquen otro "tonto"! No hay ninguna posibilidad de que los BRICS sustituyan al dólar estadounidense en el comercio internacional, y cualquier país que lo intente debería decir adiós a Estados Unidos”, concluyó el posteo en la red social “X” propiedad del multimillonario Elon Musk, quien integrará el gobierno de Trump para reducir el aparato del Estado y desregular la economía.
Brasil, por su rol como principal economía del subcontinente; México, socio comercial de Estados Unidos; China, principal productor mundial de manufacturas, están bajo la advertencia de Trump. Todos tienen un punto en común, gobiernos que no se alinean automáticamente a los deseos de Washington e imponen políticas de desarrollo para el beneficio de sus países.
El viernes pasado el Banco Central de Brasil salió a defender la moneda y con fuertes intervenciones en el mercado logró revertir la depreciación hasta llevar al real de nuevo abajo de las seis unidades por dólar. Pero este lunes, después de la declaración de Trump, el real volvió a devaluarse y se profundiza la salida de capitales, pese a la tasa de política monetaria Selic real positiva de 11,25% frente a una inflación anual de 4,76% que alienta el “carry trade”.
En los últimos meses, el real brasileño ha sufrido una importante depreciación contra el dólar, a tal punto de romper el máximo histórico de 6 reales por dólar el viernes pasado. Según el banco de inversión CMF, se debió a que “el deterioro fiscal bajo la gestión Lula ha sido notorio este año y el mercado comenzó a preocuparse por la sustentabilidad de la deuda en reales”.
Recordó que el Banco Central do Brasil aumentó la tasa SELIC por temores a un rebrote inflacionario, y añadió que los inversores se preocuparon por el impacto sobre la deuda en reales del Estado y aceleraron el sell-off.
La actividad económica en Brasil se mantiene firme y los fundamentals de las empresas no parecen haber cambiado radicalmente en el último año y medio, sin embargo, los principales índices bursátiles están por debajo del máximo de comienzos de año.
La apreciación del dólar es un fenómeno más general y afecta a varias monedas, en especial a la de países que podrían verse más complicados si se confirma la aguerrida política comercial de Trump, como el peso mexicano que se devaluó 20% en el último año y al yuan renminbi (denominación internacional de la moneda china).
La obsesión contra el BRICS
La amenazas de Estados Unidos a los países que integran el BRICS (por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los miembros fundadores) están presentes desde la misma conformación del bloque y después de la cumbre de 2010 en Brasilia, donde se resolvió la conformación de un banco de desarrollo y se acordó avanzar en el diseño del comercio bilateral con monedas nacionales, es decir sin la intermediación del dólar o del euro.La primera reacción a esa cumbre fue un ataque especulativo a Brasil, que se centró en sus dos principales empresas, la constructora Odebrecht denunciada por corrupción y Petrobras, y con el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff que abrió el camino a la llegada del ultraconservador Jair Bolsonaro, ahora investigado por propiciar un golpe de estado.
La última cumbre de los BRICS se realizó en octubre en la ciudad rusa de Kazán con la participación de 24 jefes de Estado y de Gobierno y nuevamente uno de los temas principales del encuentro es el sistema internacional de pago Bridge en monedas locales, incluido el uso de tecnologías blockchain y monedas digitales de bancos centrales, sin pasar por bancos en Estados Unidos.
Trump recupera esa política de desactivar el bloque BRICS con la nueva amenaza lanzada desde las redes sociales. “Exigimos que estos países se comprometan a no crear una nueva moneda BRICS ni a respaldar ninguna otra moneda que sustituya al poderoso dólar estadounidense, o se enfrentarán a aranceles del 100% y deberían esperar decir adiós a las ventas a la maravillosa economía estadounidense”, sostuvo.
“Que se busquen otro "tonto"! No hay ninguna posibilidad de que los BRICS sustituyan al dólar estadounidense en el comercio internacional, y cualquier país que lo intente debería decir adiós a Estados Unidos”, concluyó el posteo en la red social “X” propiedad del multimillonario Elon Musk, quien integrará el gobierno de Trump para reducir el aparato del Estado y desregular la economía.
Brasil, por su rol como principal economía del subcontinente; México, socio comercial de Estados Unidos; China, principal productor mundial de manufacturas, están bajo la advertencia de Trump. Todos tienen un punto en común, gobiernos que no se alinean automáticamente a los deseos de Washington e imponen políticas de desarrollo para el beneficio de sus países.
Con información de
El Destape