''Nadie puede proponer irse del Mercosur, no sería serio ni responsable'', afirmó Andrés Ojeda

Lunes 21 de Octubre 2024

En una extensa entrevista, el candidato presidencial colorado defendió una nueva relación con Argentina y Brasil. Enfatizó la necesidad de reducir el déficit fiscal y la burocracia estatal, y presagió un equilibrio de poder en un eventual gobierno de la coalición.
Andrés Ojeda, candidato presidencial del Partido Colorado (PC), se muestra confiado en dar el batacazo en los seis días que lo separan de las elecciones generales del domingo y entrar al balotaje contra Yamandú Orsi (Frente Amplio) liderando la coalición multicolor.
 
“Obviamente queremos ir por todo y creo que para lo que hemos remado no merecemos morir en la orilla”, dijo a Ámbito en un extenso diálogo en el que, si bien defendió el espíritu coalicionista, no faltaron algunas chicanas veladas a su rival Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN).
 
Con mate en mano, el abogado volvió a elogiar la gestión de Azucena Arbeleche al frente del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), pero admitió que el atraso cambiario es un impuesto que daña a los productores uruguayos. Sobre la política tradicional, se mofó de la “alergia” que produce su crecimiento electoral.
 
 
¿Qué balance hacés de la campaña hasta ahora?
 
- Creo que nadie en la campaña puede hacer un balance más positivo que el nuestro. Venimos de un 3% donde la conversación sobre el Partido Colorado refería a si iba a seguir existiendo o no. Y hoy la conversación excluyente es sobre si se va a meter en balotaje o no. Y la pregunta ni siquiera es si puede, es si nos da el tiempo. O sea, es un hecho que nosotros tarde o temprano vamos a pasar a nuestro contrincante en la interna de la coalición. La pregunta es si eso pasa antes o después del domingo. Soy un inconformista, lo soy, pero la realidad es que nosotros ya ganamos.
 
Aparte lo más importante de pasar a la segunda vuelta tiene que ver con las chances de la coalición en noviembre. Creo que, Durán Barba de por medio, el candidato que llega con sorpresa, aumenta sideralmente sus chances de ganar. Le pasó a Javier Milei después de ganar las PASO. Si logramos generar ese nivel de sorpresa vamos a ganar en noviembre. Este es el momento en que la gente resuelve, el votante que hace la diferencia resuelve ahora. Y más sobre el domingo. Estos días son más importantes que los meses que hasta ahora han transcurrido de campaña.
 
La situación ideal para vos es entrar al balotaje. Pero si eso no ocurre, ¿te sentís en una situación de cierta comodidad para negociar determinadas cuestiones en un eventual gobierno de coalición?
 
- Lo que es claro es que pase lo que pase el 27, todos espalda con espalda con el que gana. Eso está garantizado. Lo otro que ya sabemos es que la correlación de fuerzas internas de la coalición va a cambiar y mucho. Va a haber uno que pase al balotaje, pero al lado va a haber un socio casi igualitario. Vas a tener un directorio con accionistas por mitades. Nosotros hoy hemos crecido y tendremos seguramente un peso relativo muy importante.
 
¿Cómo llevas las acusaciones de frivolizar la política?
 
- Las llevo con humor porque es la mejor señal. Fíjate que la política tradicional nos resiste a morir. Pero no nos resiste porque hacemos un spot en un gimnasio. Nos resiste porque no pedimos permiso para estar acá, porque no hicimos la escalera que el manual tradicional manda, porque entienden que ellos que sí la hicieron lo merecen más que nosotros.
 
La elección no se define ahí, se define en la conexión con la gente y eso depende de otras cosas. El mayor activo que hemos tenido es estar viendo, hasta por un tema generacional, un cambio de época que trasciende el Uruguay. Pasó en Paraguay con Santi Peña, en Chile con Boric, pasó en El Salvador con Bukele, en Argentina con Milei y en Uruguay empezó a pasar con Luis Lacalle Pou. Entonces, cuando veo que tienen erupciones de alergia con nosotros, digo este es el mejor camino. Todas las cosas por las que el sistema político tradicional me castiga, la gente me las premia. La doña en la plaza a mí me dice tres cosas: ‘al fin alguien joven, al fin alguien nuevo y al fin alguien sin mochila’. Porque en el fondo puedo decir que lo que nadie puede decir: no tengo experiencia de promesas incumplidas, no tengo experiencia cercana a la corrupción, no tengo experiencia de mal gobierno.
 
¿Eso te pasa incluso con votantes de edad más avanzada, porque tu campaña es muy joven?
 
- Llegamos hasta acá en los hombros de la gente mayor, mayoritariamente. No digo que no conectemos con jóvenes, pero hay un prejuicio de que nuestra conexión con jóvenes es especialmente grande. Y es la gente mayor la que nos trajo hasta acá. Son en el fondo los que más piensan en el futuro. La visión de futuro más fuerte la tiene la gente mayor, que termina pensando más allá de sí misma, cuando de repente el que es más joven tiene otra inmediatez, pero no 20 años para adelante.
 
En la interna me decían todo el tiempo que tenga cuidado con el voto despolitizado. Para mí es el mejor mensaje. Le estamos llegando a la gente que no le llega nadie del sistema. El indeciso hoy no es un tipo de centro que no sabe si es izquierda o derecha. Es un tipo que siente que la política no colabora para su vida, que lo molestan cada cinco años con carteles de publicidad. Volver a tener una cercanía con ese ser humano vale oro para la democracia.
 
Pedro Bordaberry ha propuesto que el Partido Colorado lidere la política de seguridad en un gobierno de coalición. ¿Cuáles son tus prioridades en esa materia?
 
- Es un tema muy mío, ¿no? Tenemos el equipo que tiene mejores credenciales para esto. Ahora, la única forma de garantizar que el partido lidere la seguridad es ganar en octubre y en noviembre, porque en general es un ministerio cercano al presidente. Soy un creyente de que la coalición tiene que armar el gobierno en clave de coalición y no en clave de primer partido que ganó y después el resto. La cabeza siguiente debe ser más de coalición, como un concepto más general, tratar de buscar los mejores para los lugares, que la cuota política tenga respeto, pero que también tengamos una ponderación de la preparación. La política tiene como una cosa de pelea con los libros.
 
Tenemos un equipo que tiene al exfiscal Gustavo Zubia, 40 años de fiscal, exfiscal Gabriela Fossati, doctorado en Ciencia Política y en Criminología, Diego Sanjurjo, profesor de Derecho Penal, profesor de Derecho Penal Jorge Barrera, y yo mismo que aparte de ser docente de derecho penal he sido abogado del Sindicato de Policía. Tenemos un equipo que no tiene nadie. El Partido Nacional hizo un buen esfuerzo, avanzó en muchas cosas, pero queda una deuda muy grande que el gobierno que viene tiene que saldar.
 

"Brecha cambiaria", déficit y el Mercosur

Antes de las elecciones internas destacaste las políticas económicas del gobierno de Lacalle Pou. ¿Seguís pensando así?
 
- Creo que la luz más grande del gobierno es el manejo económico, que de hecho también tiene parte nuestra con Isaac Alfie y un rol muy relevante en la OPP, quien es parte de nuestro equipo económico, pero aparece un spot de Álvaro Delgado. Y no me quejo, acá nosotros somos coalicionamos todo. Si yo puedo nombrar al presidente no me puedo quejar si Delgado pone a Julio de Brum y a Alfie que son parte de nuestro equipo en su spot de campaña.
 
Este gobierno lo que tiene de malo es que no pudo bajar el déficit fiscal, dato de la realidad, pero también vamos a entenderlo: pandemia, sequía, inundación y guerra en Ucrania juntos. Bastante que terminamos el gobierno con un aumento del salario real, del empleo, un grado de inversor récord. Ahora sí tendríamos que ir a hacer lo que no pudimos en virtud de lo que pasó. Tiene que bajar el déficit, tiene que haber una optimización del Estado, que la inflación siga bajando y que los criterios de competitividad mejoren.
 
El tema más conversado de la campaña ha sido la brecha cambiaria y fíjate en lo coalicionista que soy, que digo brecha cambiaria y no atraso cambiario, que es lo que el gobierno no quiere escuchar de ninguna manera. Hoy todos los sectores agroexportadores te dicen brecha cambiaria.
 
Ellos sí dicen atraso cambiario…
 
- Yo sigo siendo generoso con el gobierno, pero sí dicen atraso cambiario todo el tiempo y hay que asumir que es un impuesto al sector productivo duro, encubierto o silencioso que hay que ir paleando gradualmente. Deberíamos poder tomar un compromiso de empezar a atacar los temas de fondo que quedaron pendientes, no por mala gestión, el gobierno laburo bien en esto. Me parece que Azucena Arbeleche tiene anotado un poroto que se lo ganó.
 
¿Y a nivel ciudadano de a pie, por ejemplo, con el problema del alto costo de vida?
 
- Esto es una cadena, un efecto dominó. Tenemos que bajar la inflación. El Uruguay tiene que ser más barato, no solo para el que produce sino para el que consume adentro. Eso no se puede contraponer, se va a tener que equilibrar porque si quiero darle competitividad al que produce y aumento el dólar, capaz que tengo un lío si me aumenta la inflación. A nadie le sirve que la gente pague las cosas más caras. Entonces, en la medida que el Estado gaste un poco menos, logre paliar parte del déficit fiscal, bajar un poco la inflación, vivir será un poco más barato. Ahora no hay locuras, no va a ser el 2 de marzo que paguemos las cosas a la mitad. Esto va a llevar un proceso.
 
Habitualmente mucho se mira hacia Argentina en cuestiones que tienen que ver con la economía y se descuida un vecino importante como Brasil ¿Cómo crees que debería ser la relación con Brasil?
 
- Creo que hoy el Mercosur está en un buen momento. La salida de Alberto Fernández saneó muchas cosas. Es un gran enemigo del Uruguay. Una persona que levanta un tubo que llama a China para bloquear un acuerdo por encima de conversar, debería ser persona no grata. Y Lula, más allá de afinidades o no ideológicas, ha sido muy, muy caballeroso, concreto y generoso con Uruguay, en la comunicación y en la conversación. Lula y el Brasil actual son una oportunidad, así como lo es Milei, porque creo que todos hemos priorizado las necesidades de nuestra gente que van por encima de lo que pensemos igual o separado, que en el fondo debería ser la manera en la que se llevan las relaciones internacionales. El kirchnerismo rompió la lógica de la política tradicional en ese sentido, enturbió toda la política internacional con cuestiones de sesgo ideológico.
 
Hoy estamos reencauzando eso. Uruguay tiene una ventana de lujo para estrechar lazos con Brasil y con Argentina, que son mercados siderales para nosotros. La recuperación económica de la Argentina es una oportunidad imponente, reabre mercados que tenía muy complicados, que ahora empiezan a tener poder adquisitivo con un mercado gigante para la industria uruguaya. Y aparte creo que hoy Argentina, de repente, no se opondría si Uruguay quiere hacer un tratado de libre comercio bilateral con Ecuador, por ejemplo. Hoy no habría, como ocurrió antes, un bloqueo solo porque puedo bloquearlo.
 
O sea que ves una última oportunidad para el Mercosur. En eso no estás tan de acuerdo con el presidente.
 
- No, no, no. El Mercosur es un camino que hoy no está para cambiarse. Nos podrá gustar poco, podremos patear la mesa, nos podremos enojar, pero nadie puede proponer irse del Mercosur. De 1.400 empresas exportadoras del Uruguay, 400 exportan mayoritariamente al Mercosur. No sería serio ni responsable decir nos vamos a ir. Si te vas a ir un día, tiene que ser por algo sumamente grave que realmente lo amerite. Lo que corresponde es que mantengamos la conversación para que Uruguay, si va a negociar algo en lo que le va la vida, pero a Argentina y a Brasil no, por lo menos lo dejen vivir porque sí lo necesita. Esto es un tema hasta de empatía con el hermano país.
 

El plebiscito del PIT-CNT y el "fin del Uruguay como lo conocemos"

El tema excluyente en los últimos meses es el plebiscito del PIT-CNT por la seguridad social. ¿Sentís que la política tardó en alertar sobre sus riesgos?
 
- No, al contrario.
 
Pero es un reclamo común entre los empresarios.
 
- Entiendo la molestia, pero creo que aprendimos con la LUC. Subestimamos el piso de la LUC y la juntada de firmas y no hicimos nada. Y esta vuelta no pasó. Apenas apareció estábamos todos encima como araña peluda. El tema, y acá viene lo grave, es que entre el 30 y el 40% de la gente que cree que va a votar a favor, cree que los candidatos del Frente Amplio están a favor. Entonces, la responsabilidad más grande está en la tibieza del Frente a la hora de posicionarse. Si este plebiscito se aprueba, es casi una culpa directa de los candidatos del Frente que no han sido claros a la hora de rechazarlo.
 
Uruguay es un país chico que nunca va a tener una economía de escala. Lo que lo hace potente en el mundo es su prestigio ganado a través de los años. Es de las pocas democracias plenas del mundo, cuando tuvo una deuda la pagó hasta en las peores situaciones. Cuando tuvo una pandemia la manejó con libertad responsable. Eso es lo que hace que hoy el Uruguay tenga un grado inversor récord, vengan inversiones de calidad a pesar de ser un país carísimo. Este plebiscito pone esa reputación en riesgo. En suma, se rifa la continuidad del Uruguay como lo conocemos.
 
¿Te preocupa el nivel de desinformación que hay en el elector respecto al plebiscito de la seguridad social?
 
- Eso es la política de hoy también. Los mensajes son cada vez más cortos, son cada vez más llanos, más simples, y vamos a tener que entender que esa va a ser la comunicación que nos va a gobernar en el futuro cercano. Es un desafío para nosotros decir este plebiscito es una estafa electoral. Yo te pongo un eslogan pero no te leo la letra chica de las consecuencias, te vendo un tiempo compartido que está lleno. Tenemos que denunciar una estafa con esto y explicarla a ese nivel para que se comprenda.
 
Lo decía el presidente con claridad, cuando hablan de equiparar el salario y nos dicen que es al alza, esa equiparación va a ser a la baja porque no hay otra forma de resolverlo. Van a terminar bajando el salario mínimo, logrando todo lo opuesto por la burrada de la propuesta, porque ni siquiera es la mala intención, es no tener concepciones básicas de funcionamiento económico de los países. Hoy tenés 6 días para un plebiscito de alta complejidad con una gente muy apática con la elección. Creo que la apatía es lo que nos va a terminar salvando de este plebiscito. No el convencimiento. Y ojalá sea así, porque si no es así vamos a tener un lío bien grande.
Con información de Ámbito

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