Los asteroides podrían ser fábricas de vida: el amoniaco es la clave, según un nuevo hallazgo
Domingo 25 de
Agosto 2024
Una investigación científica que nos hace dar un paso más en la comprensión de cómo surgió la vida en el Universo.
En un avance científico significativo, investigadores de la Universidad Johannes Kepler en Linz, Austria, han encontrado evidencias que podrían reescribir nuestra comprensión sobre el origen de la vida en el universo. Según sus descubrimientos, no solo la vida en nuestro planeta podría haberse iniciado gracias a moléculas prebióticas provenientes del espacio, como aminoacidos o pequeñas proteínas, sino que también identifican el mecanismo mediante el cual la naturaleza puede formar estas moléculas cruciales en el espacio, específicamente en cuerpos celestes como los asteroides. La investigación, publicada en la prestigiosa revista Chemistry- A European Journal, representa un hito importante en el campo de la astrobiología, al proponer un nuevo modelo sobre cómo podrían surgir los primeros indicios de vida en un sistema planetario. Estos asteroides, según los investigadores, podrían haber sido los vehículos por los cuales generar y dispersar los ingredientes necesarios para la vida en distintos planetas y lunas dentro de un sistema solar.
La teoría de la panspermia sugiere que los componentes básicos para la vida, como los aminoácidos y las proteínas, pueden haber tenido un origen extraterrestre, siendo transportados a través del espacio hasta la Tierra. Durante los últimos 50 años, varias de estas moléculas han sido detectadas en meteoritos y en muestras traídas por misiones espaciales. Sin embargo, hasta ahora, la ciencia no había logrado explicar completamente cómo estas moléculas prebióticas podrían haberse generado en el espacio. La pregunta persistente era: ¿cómo se forman estas moléculas esenciales en las frías y hostiles condiciones del espacio?
El amoniaco en la combinación perfecta
Hace algunas décadas, un científico llamado Strecker descubrió que una combinación de ácidos orgánicos, ácido cianhídrico y amoníaco podría generar moléculas prebióticas a través de lo que se conoce como la síntesis de Strecker. Los dos primeros componentes han sido detectados en muestras espaciales durante años, pero el amoníaco, un gas volátil, nunca había sido observado en asteroides o meteoritos. Esto planteaba un desafío, ya que el amoníaco, crucial para la síntesis de aminoácidos, tendría que ser generado en el momento y rápidamente utilizado para formar estas moléculas en el espacio. La pregunta entonces era: ¿cómo se genera este gas en el espacio?
La investigación ideada y llevada a cabo por Lucas Fernández y Wolfgang Schöfberger en la Universidad Johannes Kepler ha desvelado una respuesta fascinante a este enigma. A través de experimentos electroquímicos y utilizando un famoso meteorito llamado CV3 Allende como catalizador, los científicos demostraron que la mackinawita, un mineral de sulfuro de hierro presente en el meteorito, es el encargado de catalizar una compleja reacción que termina con la liberación del ingrediente faltante, amoníaco. Este descubrimiento es crucial, ya que desde aquí y sabiendo cómo se genera el amoniaco, permite incorporarlo en la síntesis de moléculas prebióticas, generando aminoácidos y, finalmente, proteínas en el espacio. En la investigación no solamente fue detectado que el meteorito es capaz de liberar este ingrediente faltante (amoniaco), sino que además se detectaron los aminoácidos y las proteínas producidas por esta reacción mostrando una fuerte evidencia de que el mecanismo es propuesto podría ser el correcto.
¿Qué supone este descubrimiento?
Este hallazgo tiene profundas implicaciones, ya que sugiere que la naturaleza, sin intervención biológica, es capaz de producir proteínas mediante procesos químicos en asteroides y cometas. Estas proteínas, una vez formadas, podrían haber sido transportadas a otros planetas y lunas, diseminando así las moléculas necesarias para la vida a lo largo del sistema solar. Este mecanismo podría haber jugado un papel vital no solo en la Tierra, sino también en la posibilidad de que la vida emerja en planetas alrededor de otras estrellas.
"Uno de los grandes misterios en el estudio del origen de la vida es cómo se formó la primera célula y el primer organismo vivo", comenta Wolfgang Schöfberger. "Aunque este sigue siendo un tema de intenso debate, ahora no solo sabemos que los materiales necesarios para crear la primera célula estaban disponibles en el espacio, sino que también hemos desvelado cómo podrían haberse formado los aminoácidos que luego dieron lugar a las proteínas, componentes esenciales en la formación de esa primera célula."
Por su parte, Lucas Fernandez añade: "El universo está lleno de interrogantes, pero hemos sabido desde hace un tiempo que la química es la misma tanto aquí en la Tierra como en cualquier galaxia lejana. Nuestro estudio nos acerca un paso más a comprender cómo, utilizando materiales preexistentes en cualquier sistema planetario, se pueden generar los ingredientes necesarios para la vida. La posibilidad de que los asteroides hayan desempeñado un papel crucial en la diseminación de moléculas prebióticas sugiere que la vida, en su forma más básica, podría ser un fenómeno más común de lo que se pensaba anteriormente. Esto también plantea la emocionante posibilidad de que, en algún rincón distante del universo, otros mundos podrían estar experimentando procesos similares, sembrando las semillas de la vida en sus propias superficies”.
La astrobiología, la ciencia que estudia las posibilidades de vida en el universo, sigue enfrentando grandes desafíos. Aunque aún estamos lejos de encontrar evidencia concluyente de vida en otros lugares del cosmos o de demostrar la existencia de vida extraterrestre, estudios como este nos acercan cada día más a desentrañar este antiguo misterio. El descubrimiento de que asteroides y cometas pueden actuar como fábricas de proteínas en el espacio abre nuevas perspectivas sobre cómo la vida podría surgir y diseminarse en el universo.
En este contexto, la investigación de Fernandez y Schöfberger no solo es un avance en nuestra comprensión del origen de la vida en la Tierra, sino también un paso importante en la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta. Los autores y, especialmente Wolfgang Schöfberger, agradece el apoyo financiero de “Linz institute of Technology” y de “Austrian Science Fund”.
La teoría de la panspermia sugiere que los componentes básicos para la vida, como los aminoácidos y las proteínas, pueden haber tenido un origen extraterrestre, siendo transportados a través del espacio hasta la Tierra. Durante los últimos 50 años, varias de estas moléculas han sido detectadas en meteoritos y en muestras traídas por misiones espaciales. Sin embargo, hasta ahora, la ciencia no había logrado explicar completamente cómo estas moléculas prebióticas podrían haberse generado en el espacio. La pregunta persistente era: ¿cómo se forman estas moléculas esenciales en las frías y hostiles condiciones del espacio?
El amoniaco en la combinación perfecta
Hace algunas décadas, un científico llamado Strecker descubrió que una combinación de ácidos orgánicos, ácido cianhídrico y amoníaco podría generar moléculas prebióticas a través de lo que se conoce como la síntesis de Strecker. Los dos primeros componentes han sido detectados en muestras espaciales durante años, pero el amoníaco, un gas volátil, nunca había sido observado en asteroides o meteoritos. Esto planteaba un desafío, ya que el amoníaco, crucial para la síntesis de aminoácidos, tendría que ser generado en el momento y rápidamente utilizado para formar estas moléculas en el espacio. La pregunta entonces era: ¿cómo se genera este gas en el espacio?
La investigación ideada y llevada a cabo por Lucas Fernández y Wolfgang Schöfberger en la Universidad Johannes Kepler ha desvelado una respuesta fascinante a este enigma. A través de experimentos electroquímicos y utilizando un famoso meteorito llamado CV3 Allende como catalizador, los científicos demostraron que la mackinawita, un mineral de sulfuro de hierro presente en el meteorito, es el encargado de catalizar una compleja reacción que termina con la liberación del ingrediente faltante, amoníaco. Este descubrimiento es crucial, ya que desde aquí y sabiendo cómo se genera el amoniaco, permite incorporarlo en la síntesis de moléculas prebióticas, generando aminoácidos y, finalmente, proteínas en el espacio. En la investigación no solamente fue detectado que el meteorito es capaz de liberar este ingrediente faltante (amoniaco), sino que además se detectaron los aminoácidos y las proteínas producidas por esta reacción mostrando una fuerte evidencia de que el mecanismo es propuesto podría ser el correcto.
¿Qué supone este descubrimiento?
Este hallazgo tiene profundas implicaciones, ya que sugiere que la naturaleza, sin intervención biológica, es capaz de producir proteínas mediante procesos químicos en asteroides y cometas. Estas proteínas, una vez formadas, podrían haber sido transportadas a otros planetas y lunas, diseminando así las moléculas necesarias para la vida a lo largo del sistema solar. Este mecanismo podría haber jugado un papel vital no solo en la Tierra, sino también en la posibilidad de que la vida emerja en planetas alrededor de otras estrellas.
"Uno de los grandes misterios en el estudio del origen de la vida es cómo se formó la primera célula y el primer organismo vivo", comenta Wolfgang Schöfberger. "Aunque este sigue siendo un tema de intenso debate, ahora no solo sabemos que los materiales necesarios para crear la primera célula estaban disponibles en el espacio, sino que también hemos desvelado cómo podrían haberse formado los aminoácidos que luego dieron lugar a las proteínas, componentes esenciales en la formación de esa primera célula."
Por su parte, Lucas Fernandez añade: "El universo está lleno de interrogantes, pero hemos sabido desde hace un tiempo que la química es la misma tanto aquí en la Tierra como en cualquier galaxia lejana. Nuestro estudio nos acerca un paso más a comprender cómo, utilizando materiales preexistentes en cualquier sistema planetario, se pueden generar los ingredientes necesarios para la vida. La posibilidad de que los asteroides hayan desempeñado un papel crucial en la diseminación de moléculas prebióticas sugiere que la vida, en su forma más básica, podría ser un fenómeno más común de lo que se pensaba anteriormente. Esto también plantea la emocionante posibilidad de que, en algún rincón distante del universo, otros mundos podrían estar experimentando procesos similares, sembrando las semillas de la vida en sus propias superficies”.
La astrobiología, la ciencia que estudia las posibilidades de vida en el universo, sigue enfrentando grandes desafíos. Aunque aún estamos lejos de encontrar evidencia concluyente de vida en otros lugares del cosmos o de demostrar la existencia de vida extraterrestre, estudios como este nos acercan cada día más a desentrañar este antiguo misterio. El descubrimiento de que asteroides y cometas pueden actuar como fábricas de proteínas en el espacio abre nuevas perspectivas sobre cómo la vida podría surgir y diseminarse en el universo.
En este contexto, la investigación de Fernandez y Schöfberger no solo es un avance en nuestra comprensión del origen de la vida en la Tierra, sino también un paso importante en la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta. Los autores y, especialmente Wolfgang Schöfberger, agradece el apoyo financiero de “Linz institute of Technology” y de “Austrian Science Fund”.
Con información de
Muy interesante