Maduro sobre un “baño de sangre” si pierde las elecciones
Martes 23 de
Julio 2024
El presidente se muestra como un abanderado de la paz y vincula a la oposición con la inestabilidad y el caos, aunque de esta manera solo llega a su núcleo duro a los que temen un nuevo ciclo de violencia
CARACAS.- En la última semana, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha incorporado en sus discursos de campaña varias advertencias -cercanas a la amenaza- sobre los presuntos planes de la oposición para crear escenarios de violencia en el país para no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales, que se celebrarán el domingo.
Si no quieren que “Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida, producto de los fascistas” es necesario que se concrete su victoria en las presidenciales, dijo Maduro la semana pasada encendiendo las alertas sobre un posible desconocimiento de los resultados electorales.
Lula Da Silva, presidente de Brasil y aliado de Maduro, se manifestó en contra de estos dichos y pidió al líder venezolano que “respeta el proceso democrático”.
Expertos consultados por TalCual señalan que esta nueva línea de declaraciones busca apuntar directamente al voto duro oficialista y aquellos sectores no alineados que han expresado, públicamente o no, sus reservas sobre un nuevo ciclo de violencia y protestas.
La campaña oficialista se ha jugado varias cartas: la reactividad a las acciones de la oposición, marcada por la agenda de María Corina Machado, y la revisión o autocrítica de su gestión y su gabinete para “amarrar” los votos existentes. En cambio, la persecución política y criminalización contra opositores ha sido una línea transversal.
Solo en los primeros diez días de campaña, según el recuento de dos ONG, 71 personas fueron detenidas arbitrariamente en al menos seis estados del país al estar vinculadas a actividades por la candidatura del opositor Edmundo González Urrutia.
Según el sociólogo e investigador Damián Alifa, la campaña de Nicolás Maduro “ha sido bastante lineal y sin sorpresas”. “El objetivo del gobierno ha sido asociar la idea del ‘cambio’ a los actores que lo encarnan con la idea de inestabilidad, violencia y caos”.
En contraste, menciona Alifa, el oficialismo presenta la reelección de Maduro “como una garantía de orden y estabilidad”. “En consecuencia, el gobierno se ha ahorrado hacer muchas promesas o proponer un programa de gobierno más o menos creíble en torno a los grandes problemas de los venezolanos, por el contrario, ha hecho de la paz y el orden el centro de su campaña”, señala el especialista.
“Tengo triple trabajo: gobernar, peregrinar y cuidar la paz” o “yo soy garantía de paz y estabilidad” son algunas de las frases que repite el candidato oficialista en cada acto. También ha dicho que no hace promesas, sino “compromisos” para después del 28 de julio. Durante toda la campaña, utilizó la paz como bandera.
Por su parte el politólogo José Vicente Carrasquero, experto en comunicación política, señala que el gobernante "está tratando de detener su caída” con un discurso dirigido a sus seguidores duros.
“Con esto no va a atrapar a seguidores de la oposición ni va a atrapar a gente indecisa. Cuando uno empieza a hacer una campaña de esa forma, lo que se evita es seguir cayendo. Es un mensaje dirigido a los simpatizantes más cercanos que, a lo mejor, están desconectados momentáneamente pero consideran las circunstancias para dar el apoyo”, afirma.
El sociólogo Damián Alifa destaca que esa idea de un revanchismo de la oposición en caso de llegar al poder “ayuda a la cohesión del chavismo”, pero es un discurso que también va dirigido a otros niveles menos visibles.
“Creo que esta idea de orden, estabilidad y paz va también dirigida a sectores no chavistas que tienen miedo a un nuevo ciclo de violencia y protestas. Especialmente, este miedo es muy agudo entre muchos empresarios, comerciantes y profesionales, sectores no necesariamente asociados con el chavismo, pero que no solo no están interesados en cambios bruscos, sino que les aterra la idea de un recrudecimiento del conflicto”, comenta.
También resalta que en esta elección presidencial “hay muchas cosas difíciles de imaginar”, como la entrega de la banda presidencial a un opositor por parte de Maduro o que el alto mando de la Fuerza Armada reconozca a un Comandante en Jefe opositor.
“Todo esto hace verosímil el pronóstico de un recrudecimiento del conflicto, con las consecuencias que tiene esto sobre la vida cotidiana. En este sentido, la idea de explotar miedos dentro y fuera del chavismo es una estrategia bien pensada por parte del gobierno y es una herramienta que saben usar. El miedo es una emoción poderosa. No tengo ningún instrumento de medición que me permita poner en una balanza lo que podríamos llamar el ‘deseo de cambio’ frente al ‘miedo’, pero parece ser ese el marco de esta elección”, asegura.
La detención de opositores y personas ligadas a la actividad política de María Corina Machado y la Plataforma Unitaria se recrudeció este año. El Foro Penal ha registrado, en lo que va de año, 102 detenciones relacionadas directamente con la oposición.
Instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han dicho que estos ataques, "sumados a la ausencia de instituciones independientes e imparciales, forman parte de un patrón del gobierno para perpetuarse en el poder, por medio de arbitrariedades, violaciones de derechos humanos y sin rendición de cuentas".
Damián Alifa indica que estas múltiples detenciones, además de ser “medidas de hostigamiento hacia la oposición”, también representan “formas de alimentar el miedo en toda la sociedad”.
Si algo no ha habido en Venezuela en los últimos 11 años es paz, afirma José Vicente Carrasquero. Recuerda que el concepto de paz “no solo significa que no hayan guerras, enfrentamientos o violencia, paz significa que una persona pueda ir tranquilamente a un supermercado, planificar su vida. Esa paz no ha existido en Venezuela y es lo que la gente está buscando”.
Sin embargo, apunta a que “la gente está pasando por encima del miedo a las cosas”. Pone como ejemplo el video de una ciudadana que se rehúsa a escuchar propaganda a favor de Maduro en Paraguaná o los reclamos a Diosdado Cabello en Cumanacoa.
Alifa advierte, por su parte, que se debe tener presente que “el alto gobierno tiene medidas de captura por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, así como múltiples investigaciones por derechos humanos. Con esto quiero recalcar que “el gobierno tiene mucho en juego y que es lógico prever que usarán todo los recursos a su alcance para asegurarse la retención del poder y un nuevo ciclo de frustración y fractura en la oposición”.
El politólogo José Vicente Carrasquero señala que uno de los grandes problemas de Nicolás Maduro en esta elección es su falta de credibilidad. “Es una gestión de promesas repetitivas, ninguna de ellas cumplida, y la gente llega un momento donde dice basta, sobre todo cuando se presentan alternativas”.
Carrasquero apunta que un gran sector de la población ve en el 28 de julio "una oportunidad para mejorar su situación y se movilizará para lograrlo, a pesar de la persecución y criminalización directa a opositores".
También subraya que cuando una campaña tiene que variar el discurso de forma repetida “es porque no está rindiendo los frutos que debería”. “¿Qué creen ellos? Que su último recurso es el miedo, por eso se están afianzando en este discurso, como se vio en La Vega, de que si gana la derecha va a haber guerra civil. Solo están dando una razón adicional para votar en contra”, menciona.
“Esta es una campaña sin un plan adelante. Lo que es realmente importante a la hora de reelegir una persona es su desempeño previo, y el de Maduro es muy malo. Con un desempeño de ese tipo no puede esperar reelegirse fácilmente (…) El desempeño de Maduro está criticado en casi todas las dimensiones”, afirma.
El politólogo rememora que en 2012 el expresidente Hugo Chávez fue a la reelección y no se habían cumplido las promesas en materia de vivienda, por lo que lanzó la Misión Vivienda e inició la búsqueda de terrenos urbanizados y la construcción acelerada para mostrar gestión en esa materia. “Cuando Maduro habla de ciertas cosas se le olvida que es el presidente de gobierno, él está ahí para hacer las cosas”.
Si no quieren que “Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida, producto de los fascistas” es necesario que se concrete su victoria en las presidenciales, dijo Maduro la semana pasada encendiendo las alertas sobre un posible desconocimiento de los resultados electorales.
Lula Da Silva, presidente de Brasil y aliado de Maduro, se manifestó en contra de estos dichos y pidió al líder venezolano que “respeta el proceso democrático”.
Expertos consultados por TalCual señalan que esta nueva línea de declaraciones busca apuntar directamente al voto duro oficialista y aquellos sectores no alineados que han expresado, públicamente o no, sus reservas sobre un nuevo ciclo de violencia y protestas.
La campaña oficialista se ha jugado varias cartas: la reactividad a las acciones de la oposición, marcada por la agenda de María Corina Machado, y la revisión o autocrítica de su gestión y su gabinete para “amarrar” los votos existentes. En cambio, la persecución política y criminalización contra opositores ha sido una línea transversal.
Solo en los primeros diez días de campaña, según el recuento de dos ONG, 71 personas fueron detenidas arbitrariamente en al menos seis estados del país al estar vinculadas a actividades por la candidatura del opositor Edmundo González Urrutia.
Según el sociólogo e investigador Damián Alifa, la campaña de Nicolás Maduro “ha sido bastante lineal y sin sorpresas”. “El objetivo del gobierno ha sido asociar la idea del ‘cambio’ a los actores que lo encarnan con la idea de inestabilidad, violencia y caos”.
En contraste, menciona Alifa, el oficialismo presenta la reelección de Maduro “como una garantía de orden y estabilidad”. “En consecuencia, el gobierno se ha ahorrado hacer muchas promesas o proponer un programa de gobierno más o menos creíble en torno a los grandes problemas de los venezolanos, por el contrario, ha hecho de la paz y el orden el centro de su campaña”, señala el especialista.
“Tengo triple trabajo: gobernar, peregrinar y cuidar la paz” o “yo soy garantía de paz y estabilidad” son algunas de las frases que repite el candidato oficialista en cada acto. También ha dicho que no hace promesas, sino “compromisos” para después del 28 de julio. Durante toda la campaña, utilizó la paz como bandera.
Por su parte el politólogo José Vicente Carrasquero, experto en comunicación política, señala que el gobernante "está tratando de detener su caída” con un discurso dirigido a sus seguidores duros.
“Con esto no va a atrapar a seguidores de la oposición ni va a atrapar a gente indecisa. Cuando uno empieza a hacer una campaña de esa forma, lo que se evita es seguir cayendo. Es un mensaje dirigido a los simpatizantes más cercanos que, a lo mejor, están desconectados momentáneamente pero consideran las circunstancias para dar el apoyo”, afirma.
El sociólogo Damián Alifa destaca que esa idea de un revanchismo de la oposición en caso de llegar al poder “ayuda a la cohesión del chavismo”, pero es un discurso que también va dirigido a otros niveles menos visibles.
“Creo que esta idea de orden, estabilidad y paz va también dirigida a sectores no chavistas que tienen miedo a un nuevo ciclo de violencia y protestas. Especialmente, este miedo es muy agudo entre muchos empresarios, comerciantes y profesionales, sectores no necesariamente asociados con el chavismo, pero que no solo no están interesados en cambios bruscos, sino que les aterra la idea de un recrudecimiento del conflicto”, comenta.
También resalta que en esta elección presidencial “hay muchas cosas difíciles de imaginar”, como la entrega de la banda presidencial a un opositor por parte de Maduro o que el alto mando de la Fuerza Armada reconozca a un Comandante en Jefe opositor.
“Todo esto hace verosímil el pronóstico de un recrudecimiento del conflicto, con las consecuencias que tiene esto sobre la vida cotidiana. En este sentido, la idea de explotar miedos dentro y fuera del chavismo es una estrategia bien pensada por parte del gobierno y es una herramienta que saben usar. El miedo es una emoción poderosa. No tengo ningún instrumento de medición que me permita poner en una balanza lo que podríamos llamar el ‘deseo de cambio’ frente al ‘miedo’, pero parece ser ese el marco de esta elección”, asegura.
La detención de opositores y personas ligadas a la actividad política de María Corina Machado y la Plataforma Unitaria se recrudeció este año. El Foro Penal ha registrado, en lo que va de año, 102 detenciones relacionadas directamente con la oposición.
Instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han dicho que estos ataques, "sumados a la ausencia de instituciones independientes e imparciales, forman parte de un patrón del gobierno para perpetuarse en el poder, por medio de arbitrariedades, violaciones de derechos humanos y sin rendición de cuentas".
Damián Alifa indica que estas múltiples detenciones, además de ser “medidas de hostigamiento hacia la oposición”, también representan “formas de alimentar el miedo en toda la sociedad”.
Si algo no ha habido en Venezuela en los últimos 11 años es paz, afirma José Vicente Carrasquero. Recuerda que el concepto de paz “no solo significa que no hayan guerras, enfrentamientos o violencia, paz significa que una persona pueda ir tranquilamente a un supermercado, planificar su vida. Esa paz no ha existido en Venezuela y es lo que la gente está buscando”.
Sin embargo, apunta a que “la gente está pasando por encima del miedo a las cosas”. Pone como ejemplo el video de una ciudadana que se rehúsa a escuchar propaganda a favor de Maduro en Paraguaná o los reclamos a Diosdado Cabello en Cumanacoa.
Alifa advierte, por su parte, que se debe tener presente que “el alto gobierno tiene medidas de captura por parte del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, así como múltiples investigaciones por derechos humanos. Con esto quiero recalcar que “el gobierno tiene mucho en juego y que es lógico prever que usarán todo los recursos a su alcance para asegurarse la retención del poder y un nuevo ciclo de frustración y fractura en la oposición”.
El politólogo José Vicente Carrasquero señala que uno de los grandes problemas de Nicolás Maduro en esta elección es su falta de credibilidad. “Es una gestión de promesas repetitivas, ninguna de ellas cumplida, y la gente llega un momento donde dice basta, sobre todo cuando se presentan alternativas”.
Carrasquero apunta que un gran sector de la población ve en el 28 de julio "una oportunidad para mejorar su situación y se movilizará para lograrlo, a pesar de la persecución y criminalización directa a opositores".
También subraya que cuando una campaña tiene que variar el discurso de forma repetida “es porque no está rindiendo los frutos que debería”. “¿Qué creen ellos? Que su último recurso es el miedo, por eso se están afianzando en este discurso, como se vio en La Vega, de que si gana la derecha va a haber guerra civil. Solo están dando una razón adicional para votar en contra”, menciona.
“Esta es una campaña sin un plan adelante. Lo que es realmente importante a la hora de reelegir una persona es su desempeño previo, y el de Maduro es muy malo. Con un desempeño de ese tipo no puede esperar reelegirse fácilmente (…) El desempeño de Maduro está criticado en casi todas las dimensiones”, afirma.
El politólogo rememora que en 2012 el expresidente Hugo Chávez fue a la reelección y no se habían cumplido las promesas en materia de vivienda, por lo que lanzó la Misión Vivienda e inició la búsqueda de terrenos urbanizados y la construcción acelerada para mostrar gestión en esa materia. “Cuando Maduro habla de ciertas cosas se le olvida que es el presidente de gobierno, él está ahí para hacer las cosas”.
Con información de
La Nación