"Lo mejor para el país es que me retire": Biden termina su candidatura a la reelección tras presiones demócratas
Domingo 21 de
Julio 2024
El presidente cede a las voces crecientes en su partido tras el pésimo debate contra Trump y asegura: “Creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire".
El presidente, Joe Biden, anunció este domingo que renuncia a ser el candidato demócrata a la Casa Blanca en la elección de noviembre, tras semanas de presiones en su partido por su pésima actuación en el debate del 27 de junio contra el republicano Donald Trump.
“Ha sido el mayor honor de mi vida servirles como presidente. Y aunque mi intención ha sido presentarme a la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que dimita y me centre únicamente en cumplir mis obligaciones como presidente durante el resto de mi mandato”, dijo Biden en un comunicado en la red social X, antes Twitter, una cita que había generado expectación ante el coro creciente de voces demócratas que, en público y privado, empujaban al presidente a renunciar a la reelección.
Biden dice en la carta que se dirigirá al país más tarde esta semana "para dar más detalles de mi decisión".
"Por ahora quiero agradecer a todos que trabajaron tan duro por mi reelección. Quiero darle las gracias a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una compañera extraordinaria en todo este trabajo".
Biden, de 81 años, tuvo dificultades para hablar en el debate contra Trump, con una voz ronca y vacilante que su círculo achacó a un resfriado; perdió el hilo de las frases y se trabó en varias ocasiones (él dijo luego que no había descansado lo suficiente tras un viaje internacional casi dos semanas antes), lo que convirtió su salud en el centro de la escena política, opacando las mentiras de Trump.
En las tres semanas exactas que han pasado desde el debate, Biden intentó en un principio disipar las dudas (mostrando fortaleza en un mitin al día siguiente, por ejemplo, en el que dijo: "Cuando te tiran, te levantas"), y luego se enrocó en una negativa absoluta a renunciar a su candidatura, alegando en que sólo él podría derrotar a Trump.
Al día siguiente del debate, el expresidente Barack Obama (del que fue vicepresidente) salió a respaldarle, pero esa misma tarde la junta editorial del diario The New York Times publicó un artículo pidiendo su renuncia y empezaron en prensa las especulaciones sobre quién podría sustituirle. Biden dijo que consultaría con su familia ese fin de semana, mientras los demócratas parecían cerrar filas con él, y regresó a Washington D.C. diciendo que su esposa e hijos le habían animado a "seguir luchando".
Quedaba por saber si los donantes, los votantes (en los sondeos) y los congresistas y gobernadores demócratas le apoyarían. El primer golpe provino del representante texano Lloyd Doggett, que le instó a "tomar la dolorosa y difícil decisión de apartarse". Desde entonces más de una decena de congresistas de ambas cámaras se han unido a esa petición. Los gobernadores se reunieron para consensuar una postura y le dieron su apoyo pero demostrando su preocupación.
Los sondeos se fueron sumando a esa tendencia día a día: el 3 de julio, por ejemplo, una encuesta de The New York Times apuntaba a que Trump había duplicado su ventaja con Biden desde el debate. Él siguió insistiendo en que no renunciaría, y el viernes 5 de julio concedió una entrevista a ABC News en la que se mostró desafiante.
El lunes 8 de julio empezó la semana con una carta a congresistas demócratas en la que "declinaba" retirar su candidatura y pedía que se pusiera "fin" al debate. Esa mañana concedió una entrevista a NBC News en la que mostraba su "frustración" con las "élites" del partido por la polémica. El martes 9 los demócratas en la Cámara se reunieron y trascendieron voces a favor de Biden pero también creció el número de ellos que públicamente le pidió que se retirara.
El miércoles 10 comenzó con Nancy Pelosi sugiriendo en NBC News que Biden podría reconsiderar su postura, recalcando que "el tiempo apremia" para decidir (la Convención Nacional Demócrata que confirmará al candidato presidencial comienza el 19 de agosto).
En pocas horas se sumaron dos golpes decisivos: el actor George Clooney, clave en la recaudación de fondos para los demócratas, le instó a retirarse en una columna en The New York Times porque "no puede ganar contra el tiempo". Y trascendió que el periodista George Stephanopoulos, que fue quien le hizo la entrevista en ABC News días antes, le dijo a un transeúnte por la calle que Biden "no puede servir cuatro años más".
El jueves 11 NBC News informó de que las donaciones a su campaña habían caído a la mitad y que incluso el círculo cercano al presidente creía que sus posibilidades de ganar a Trump eran nulas. Un sondeo indicó que dos de cada tres votantes creían que debía retirarse. Por la tarde, Biden llevó a cabo una rueda de prensa tras la cumbre de la OTAN en la que se reafirmó desafiante en que era el "mejor candidato" para volver a derrotar a Trumop, que es su prioridad, dijo, no su legado. Pese a ello, cometió varios lapsus notables, como confundir al presidente ucraniano con el dictador ruso a su vicepresidenta con Trump. Tras la rueda de prensa, nuevas voces demócratas se sumaron a las peticiones de renuncia.
¿Cómo sería el proceso para elegir candidato?
La renuncia de Biden genera ahora un escenario inédito a solo días de la Convención Nacional Demócrata y menos de cuatro meses para las elecciones: Biden logró casi todos los delegados en las primarias demócratas (3,900 de unos 4,000) para asegurar su nominación en la cumbre del partido, pero ahora deberán elegir a otro candidato. Los más de 700 superdelegados -legisladores y líderes demócratas- sólo pueden votar si nadie obtiene la mayoría de los delegados comprometidos en la primera votación.
Una vez liberados de su compromiso de votar a Biden, los delegados podrán votar a quien deseen (aunque evidentemente el presidente y el partido pueden hacer presión). La principal aspirante es Kamala Harris, vicepresidenta y compañera de candidatura de Biden hasta ahora y a la que las primeras encuestas otorgan mayores opciones de derrota a Trump que el presidente. Pero las normas del partido no otorgan a la vicepresidenta ninguna ventaja sobre otros posibles aspirantes, y tendría que ganar la mayoría de votos de delegados.
El gobernador de California, Gavin Newsom, había manifestado su intención de presentarse a las elecciones de 2028 antes de la renuncia de Biden, y podría postularse para sustituirle o para acompañar a Harris de vicepresidente. También suena con fuerza el nombre de Gretchen Whitmer, gobernadora del estado péndulo de Michigan y que también parecía reservar su candidatura a 2028.
El gobernador de Illinois, JB Pritzker, acaparó la atención nacional con sus feroces ataques a Trump en el juicio penal al expresidente en Nueva York. Tras la condena en mayo, le llamó “delincuente” y “viejo bronceado con spray naranja”. Pritzker pertenece a una de las familias más ricas del país y defiende políticas progresistas en torno a aborto, salario mínimo y ampliación del acceso a la sanidad.
“Ha sido el mayor honor de mi vida servirles como presidente. Y aunque mi intención ha sido presentarme a la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que dimita y me centre únicamente en cumplir mis obligaciones como presidente durante el resto de mi mandato”, dijo Biden en un comunicado en la red social X, antes Twitter, una cita que había generado expectación ante el coro creciente de voces demócratas que, en público y privado, empujaban al presidente a renunciar a la reelección.
Biden dice en la carta que se dirigirá al país más tarde esta semana "para dar más detalles de mi decisión".
"Por ahora quiero agradecer a todos que trabajaron tan duro por mi reelección. Quiero darle las gracias a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una compañera extraordinaria en todo este trabajo".
Biden, de 81 años, tuvo dificultades para hablar en el debate contra Trump, con una voz ronca y vacilante que su círculo achacó a un resfriado; perdió el hilo de las frases y se trabó en varias ocasiones (él dijo luego que no había descansado lo suficiente tras un viaje internacional casi dos semanas antes), lo que convirtió su salud en el centro de la escena política, opacando las mentiras de Trump.
En las tres semanas exactas que han pasado desde el debate, Biden intentó en un principio disipar las dudas (mostrando fortaleza en un mitin al día siguiente, por ejemplo, en el que dijo: "Cuando te tiran, te levantas"), y luego se enrocó en una negativa absoluta a renunciar a su candidatura, alegando en que sólo él podría derrotar a Trump.
Al día siguiente del debate, el expresidente Barack Obama (del que fue vicepresidente) salió a respaldarle, pero esa misma tarde la junta editorial del diario The New York Times publicó un artículo pidiendo su renuncia y empezaron en prensa las especulaciones sobre quién podría sustituirle. Biden dijo que consultaría con su familia ese fin de semana, mientras los demócratas parecían cerrar filas con él, y regresó a Washington D.C. diciendo que su esposa e hijos le habían animado a "seguir luchando".
Quedaba por saber si los donantes, los votantes (en los sondeos) y los congresistas y gobernadores demócratas le apoyarían. El primer golpe provino del representante texano Lloyd Doggett, que le instó a "tomar la dolorosa y difícil decisión de apartarse". Desde entonces más de una decena de congresistas de ambas cámaras se han unido a esa petición. Los gobernadores se reunieron para consensuar una postura y le dieron su apoyo pero demostrando su preocupación.
Los sondeos se fueron sumando a esa tendencia día a día: el 3 de julio, por ejemplo, una encuesta de The New York Times apuntaba a que Trump había duplicado su ventaja con Biden desde el debate. Él siguió insistiendo en que no renunciaría, y el viernes 5 de julio concedió una entrevista a ABC News en la que se mostró desafiante.
El lunes 8 de julio empezó la semana con una carta a congresistas demócratas en la que "declinaba" retirar su candidatura y pedía que se pusiera "fin" al debate. Esa mañana concedió una entrevista a NBC News en la que mostraba su "frustración" con las "élites" del partido por la polémica. El martes 9 los demócratas en la Cámara se reunieron y trascendieron voces a favor de Biden pero también creció el número de ellos que públicamente le pidió que se retirara.
El miércoles 10 comenzó con Nancy Pelosi sugiriendo en NBC News que Biden podría reconsiderar su postura, recalcando que "el tiempo apremia" para decidir (la Convención Nacional Demócrata que confirmará al candidato presidencial comienza el 19 de agosto).
En pocas horas se sumaron dos golpes decisivos: el actor George Clooney, clave en la recaudación de fondos para los demócratas, le instó a retirarse en una columna en The New York Times porque "no puede ganar contra el tiempo". Y trascendió que el periodista George Stephanopoulos, que fue quien le hizo la entrevista en ABC News días antes, le dijo a un transeúnte por la calle que Biden "no puede servir cuatro años más".
El jueves 11 NBC News informó de que las donaciones a su campaña habían caído a la mitad y que incluso el círculo cercano al presidente creía que sus posibilidades de ganar a Trump eran nulas. Un sondeo indicó que dos de cada tres votantes creían que debía retirarse. Por la tarde, Biden llevó a cabo una rueda de prensa tras la cumbre de la OTAN en la que se reafirmó desafiante en que era el "mejor candidato" para volver a derrotar a Trumop, que es su prioridad, dijo, no su legado. Pese a ello, cometió varios lapsus notables, como confundir al presidente ucraniano con el dictador ruso a su vicepresidenta con Trump. Tras la rueda de prensa, nuevas voces demócratas se sumaron a las peticiones de renuncia.
¿Cómo sería el proceso para elegir candidato?
La renuncia de Biden genera ahora un escenario inédito a solo días de la Convención Nacional Demócrata y menos de cuatro meses para las elecciones: Biden logró casi todos los delegados en las primarias demócratas (3,900 de unos 4,000) para asegurar su nominación en la cumbre del partido, pero ahora deberán elegir a otro candidato. Los más de 700 superdelegados -legisladores y líderes demócratas- sólo pueden votar si nadie obtiene la mayoría de los delegados comprometidos en la primera votación.
Una vez liberados de su compromiso de votar a Biden, los delegados podrán votar a quien deseen (aunque evidentemente el presidente y el partido pueden hacer presión). La principal aspirante es Kamala Harris, vicepresidenta y compañera de candidatura de Biden hasta ahora y a la que las primeras encuestas otorgan mayores opciones de derrota a Trump que el presidente. Pero las normas del partido no otorgan a la vicepresidenta ninguna ventaja sobre otros posibles aspirantes, y tendría que ganar la mayoría de votos de delegados.
El gobernador de California, Gavin Newsom, había manifestado su intención de presentarse a las elecciones de 2028 antes de la renuncia de Biden, y podría postularse para sustituirle o para acompañar a Harris de vicepresidente. También suena con fuerza el nombre de Gretchen Whitmer, gobernadora del estado péndulo de Michigan y que también parecía reservar su candidatura a 2028.
El gobernador de Illinois, JB Pritzker, acaparó la atención nacional con sus feroces ataques a Trump en el juicio penal al expresidente en Nueva York. Tras la condena en mayo, le llamó “delincuente” y “viejo bronceado con spray naranja”. Pritzker pertenece a una de las familias más ricas del país y defiende políticas progresistas en torno a aborto, salario mínimo y ampliación del acceso a la sanidad.