Vuelve el espía Stiuso para ayudar a Milei
Por:
Hector Gambini
Jueves 20 de
Junio 2024
El ex todopoderoso director de Contrainteligencia estaría detrás de los cambios en la nueva SIDE.
Los cambios en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) incluirían un cambio de nombre (se llamaría, otra vez, SIDE), un desdoblamiento y hasta un cambio de sede. Otra oportunidad para salir a la cancha con apariencia reciclada, de la mano de viejos conocidos.
¿Está en ese plan el ex todopoderoso agente Antonio Stiuso?
El nuevo director de la AFI, Sergio Neiffert, manejaba la tesorería del Consejo Escolar de Malvinas Argentinas, en el conurbano profundo. Ahora llega con Santiago Caputo para manejar una caja millonaria de fondos reservados.
Neiffert no sabe de Inteligencia, pero tendría la ayuda de Lucas Nejamkis, un ex funcionario de Juan Manuel Abal Medina (jefe de Gabinete de Cristina Kirchner de 2011 a 2013) que trabaja desde hace años junto a Stiuso en una relación que algunos definen como socio y otros como colaborador todo terreno.
Si Neiffert será el último jefe de la AFI con ese nombre (el primero fue Parrilli, luego de que Cristina camuflara a la vieja SIDE enchastrada por la muerte de Nisman) y se apoya en Nejamkis para la nueva misión, la mano de Stiuso como consejero patriarca del organismo será difícil de disimular.
Nejamkis es, además, cuñado de Maximiliano Kezceli, el ex número dos de Sandra Pettovello en Capital Humano que renunció por “un pico de estrés” en abril pasado, a sólo tres meses de asumir. Su jefa Pettovello sospechaba que la espiaban.
Tras la salida de Kezceli, se fue el jefe de Gabinete Nicolás Posse y, con él, el jefe anterior de la AFI, Silvestre Sívori.
Secuencia temporal: el dos de Pettovello -cuñado del secretario de Stiuso- se va antes que el jefe de la AFI sospechado de espionaje interno. En el lugar vacante de la AFI asume alguien apoyado por el cuñado del funcionario de Pettovello que se fue primero.
Si la AFI es desmembrada, para una de las nuevas áreas se menciona a Alejandro Colombo, agregado a la embajada en Roma durante el menemismo y a quien se le atribuye ser, también, hombre de Stiuso.
Con históricos vínculos en la Iglesia, Colombo tuvo funciones en la Ciudad durante el gobierno de Macri y nunca se llevó bien con Bergoglio, el Papa que cada vez regala más gestos amistosos a los opositores de Milei. Eso le sumaría chances a Colombo: si al Papa no le gusta, al gobierno sí.
A su vez, fuentes de Comodoro Py le adjudican a Nejamkis, como mensajero de Stiuso, haber estado juntando avales para la candidatura del juez Ariel Lijo a la Corte. Lijo suele ir a los cumpleaños de Nejamkis, con quien Stiuso se deja ver en público.
Tras estos movimientos, distintas fuentes sostienen que Stiuso está ayudando al gobierno de Milei en los rubros del poder donde su influencia parece intacta: la casa de los espías y el lobby político-judicial.
Casualmente -o no- el juez Lijo decidió desclasificar justo ahora informes secretos de la SIDE sobre la AMIA que estuvieron guardados durante 21 años. Allí están los argumentos chequeados con Estados Unidos e Israel acerca de que el ataque en Buenos Aires fue ordenado por Irán y ejecutado por Hezbolláh.
A Stiuso, justo ahora, le sirve: es la línea que él trabajó con el fiscal Nisman para esclarecer el caso.
Sucede cuando los pliegos de Lijo están entrando al Senado para ser ungido juez de la Corte. ¿Stiuso podría ayudar allí, si algún senador permanece indeciso?
Los anuncios sobre la nueva AFI deberían llegar antes del 18 de julio, cuando se cumplan 30 años de la explosión en la AMIA.
El rol de los servicios en el caso debería ser más transparente: ahora hay temor por un proceso de digitalización de la causa en la oficina que los espías conservan en el Palacio Barolo de Avenida de Mayo, donde habrían detectado pérdidas del expediente en papel.
El regreso que le atribuyen a Stiuso es la revancha del espía que había sido borrado por Cristina Kirchner un mes antes de la muerte de Nisman, que para Stiuso -y para la justicia- es un asesinato.
En aquella “interna” de espías el ganador fue Fernando Pocino, cuya influencia en la AFI siguió durante el gobierno de Alberto Fernández y aún se extendería.
Fuentes de inteligencia dicen que su ex chofer y mano derecha -ex agregado en la embajada argentina en Chile-, acaba de “salir” del organismo dejando a tres familiares directos estratégicamente distribuidos.
En La Casa -así llaman los espías a la AFI-, donde las lealtades con los viejos jerarcas se firman con sangre, un alto jefe despedido siempre se queda sin oficina, pero nunca sin personal.
¿Está en ese plan el ex todopoderoso agente Antonio Stiuso?
El nuevo director de la AFI, Sergio Neiffert, manejaba la tesorería del Consejo Escolar de Malvinas Argentinas, en el conurbano profundo. Ahora llega con Santiago Caputo para manejar una caja millonaria de fondos reservados.
Neiffert no sabe de Inteligencia, pero tendría la ayuda de Lucas Nejamkis, un ex funcionario de Juan Manuel Abal Medina (jefe de Gabinete de Cristina Kirchner de 2011 a 2013) que trabaja desde hace años junto a Stiuso en una relación que algunos definen como socio y otros como colaborador todo terreno.
Si Neiffert será el último jefe de la AFI con ese nombre (el primero fue Parrilli, luego de que Cristina camuflara a la vieja SIDE enchastrada por la muerte de Nisman) y se apoya en Nejamkis para la nueva misión, la mano de Stiuso como consejero patriarca del organismo será difícil de disimular.
Nejamkis es, además, cuñado de Maximiliano Kezceli, el ex número dos de Sandra Pettovello en Capital Humano que renunció por “un pico de estrés” en abril pasado, a sólo tres meses de asumir. Su jefa Pettovello sospechaba que la espiaban.
Tras la salida de Kezceli, se fue el jefe de Gabinete Nicolás Posse y, con él, el jefe anterior de la AFI, Silvestre Sívori.
Secuencia temporal: el dos de Pettovello -cuñado del secretario de Stiuso- se va antes que el jefe de la AFI sospechado de espionaje interno. En el lugar vacante de la AFI asume alguien apoyado por el cuñado del funcionario de Pettovello que se fue primero.
Si la AFI es desmembrada, para una de las nuevas áreas se menciona a Alejandro Colombo, agregado a la embajada en Roma durante el menemismo y a quien se le atribuye ser, también, hombre de Stiuso.
Con históricos vínculos en la Iglesia, Colombo tuvo funciones en la Ciudad durante el gobierno de Macri y nunca se llevó bien con Bergoglio, el Papa que cada vez regala más gestos amistosos a los opositores de Milei. Eso le sumaría chances a Colombo: si al Papa no le gusta, al gobierno sí.
A su vez, fuentes de Comodoro Py le adjudican a Nejamkis, como mensajero de Stiuso, haber estado juntando avales para la candidatura del juez Ariel Lijo a la Corte. Lijo suele ir a los cumpleaños de Nejamkis, con quien Stiuso se deja ver en público.
Tras estos movimientos, distintas fuentes sostienen que Stiuso está ayudando al gobierno de Milei en los rubros del poder donde su influencia parece intacta: la casa de los espías y el lobby político-judicial.
Casualmente -o no- el juez Lijo decidió desclasificar justo ahora informes secretos de la SIDE sobre la AMIA que estuvieron guardados durante 21 años. Allí están los argumentos chequeados con Estados Unidos e Israel acerca de que el ataque en Buenos Aires fue ordenado por Irán y ejecutado por Hezbolláh.
A Stiuso, justo ahora, le sirve: es la línea que él trabajó con el fiscal Nisman para esclarecer el caso.
Sucede cuando los pliegos de Lijo están entrando al Senado para ser ungido juez de la Corte. ¿Stiuso podría ayudar allí, si algún senador permanece indeciso?
Los anuncios sobre la nueva AFI deberían llegar antes del 18 de julio, cuando se cumplan 30 años de la explosión en la AMIA.
El rol de los servicios en el caso debería ser más transparente: ahora hay temor por un proceso de digitalización de la causa en la oficina que los espías conservan en el Palacio Barolo de Avenida de Mayo, donde habrían detectado pérdidas del expediente en papel.
El regreso que le atribuyen a Stiuso es la revancha del espía que había sido borrado por Cristina Kirchner un mes antes de la muerte de Nisman, que para Stiuso -y para la justicia- es un asesinato.
En aquella “interna” de espías el ganador fue Fernando Pocino, cuya influencia en la AFI siguió durante el gobierno de Alberto Fernández y aún se extendería.
Fuentes de inteligencia dicen que su ex chofer y mano derecha -ex agregado en la embajada argentina en Chile-, acaba de “salir” del organismo dejando a tres familiares directos estratégicamente distribuidos.
En La Casa -así llaman los espías a la AFI-, donde las lealtades con los viejos jerarcas se firman con sangre, un alto jefe despedido siempre se queda sin oficina, pero nunca sin personal.