El Banco Mundial apoyó el rumbo de Milei y pidió consolidar el superávit fiscal con cambios en jubilaciones y Ganancias
Por:
Martín Kanenguiser
Jueves 13 de
Junio 2024
Los expertos del organismo multilateral indicaron que las cuentas públicas y la política monetaria deben ordenarse para reducir la inflación y pidieron una apertura de la economía para atraer inversiones; advertencia por la apreciación cambiaria
El Banco Mundial afirmó que el fuerte crecimiento del PBI de Argentina del año próximo se basará en el avance de la implementación de las medidas del gobierno de Javier Milei y en un rebote tras la fuerte recesión que se estima para este año.
“Las reformas del Gobierno tendrán efecto, junto con un rebote y las mejores perspectivas para el agro”, indicaron los economistas del organismo multilateral ante una pregunta de Infobae en diálogo con los medios de comunicación de Argentina.
Los expertos presentaron el reporte “Relanzando las bases para un crecimiento económico sostenible e inclusivo en la República Argentina”, donde se analizaron las causas del bajo crecimiento del país en las últimas décadas y se sugirieron las herramientas para lograr un desarrollo sustentable.
En este sentido, los economistas Daniel Reyes y Julián Folgar indicaron que es fundamental que la Argentina abandone su histórica política fiscal procíclica y mejore su base tributaria. En particular, destacaron la importancia de tener un impuesto a las Ganancias amplio, por su carácter progresivo.
Sin querer abundar en el corto plazo, afirmaron que el rumbo de la política económica actual es correcto.
La política fiscal ordenada implica que las jubilaciones se ajusten por la inflación para evitar saltos abruptos, indicaron, tal como lo dispuso el Gobierno en la nueva fórmula de movilidad. También indicaron que las continuas moratorias previsionales –que el Poder Ejecutivo intentó frenar sin éxito en la Ley Bases- socavan la salud de las cuentas fiscales.
También, afirmaron, es clave que se mantenga la baja de la inflación que se registró en los últimos meses y eso se logrará al poner en orden tanto el frente fiscal como monetario. Sobre esta última cuestión, indicaron que el banco no brinda recomendaciones específicas sobre el régimen cambiario que debe adoptar un país, pero subrayaron que el país debe contar, al mismo tiempo, con cuentas públicas saneadas, un tipo de cambio libre y abrir la economía al resto del mundo a través de acuerdos comerciales.
Estos ejes son clave para que las empresas argentinas vuelvan a ganar competitividad, ya que en las últimas dos décadas perdieron posiciones en el terreno de la exportación.
En el informe se indica que “la principal razón de los pobres resultados económicos de Argentina es la presencia sostenida de altos niveles de volatilidad”.
Desde la segunda mitad del siglo pasado, “el crecimiento promedio anual del PIB ha sido sólo del 2,5 por ciento. Durante ese tiempo, Argentina ha experimentado varios periodos de inestabilidad económica, habiendo atravesado 15 recesiones”.
“La duración promedio de las recesiones fue de 1,6 años, con una caída promedio anual del PIB cercana al 4% en cada caso. Los períodos de crisis coinciden con la presencia y acumulación de desequilibrios macroeconómicos”, se explicó.
Al respecto, expresó que “existe una amplia literatura que sugiere una relación negativa entre volatilidad y crecimiento, magnificada por la ausencia de políticas fiscales anticíclicas y bajos niveles de desarrollo financiero”.
Según varios economistas, “una disminución del 50 por ciento en la volatilidad aumenta el crecimiento anual per cápita en 0,25 puntos porcentuales”.
“Un canal importante para el impacto negativo de la volatilidad en el crecimiento es la inversión: cuanto mayor es la volatilidad de la producción, más incierta se vuelve la demanda futura y, por lo tanto, menos dispuestas están las empresas a tomar decisiones de inversión a largo plazo”.
También se verificó que “la volatilidad macroeconómica y el crecimiento económico a largo plazo están relacionados negativamente y que este vínculo negativo se agrava en los países pobres, institucionalmente subdesarrollados”.
Esto se debe a que “atraviesan fases intermedias de desarrollo financiero o que son incapaces de aplicar políticas fiscales anticíclicas”.
“La elevada dependencia económica de las materias primas desempeña un papel fundamental en la volatilidad”, advirtieron.
“Con un territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, la extraordinaria fertilidad de la tierra argentina la convierte en uno de los productores agrícolas más importantes del mundo”, subrayaron.
Sin embargo, advirtieron que “la abundancia de recursos naturales también se ha asociado a los fenómenos de la “maldición de los recursos naturales” y la “enfermedad holandesa”.
“La maldición de los recursos se refiere a la observación de que los países con gran riqueza de recursos naturales, pero que carecen de una base de exportación diversificada, tienden a crecer más lentamente que los países pobres en recursos”, se apuntó.
En este sentido, “todo ello contribuye a una apreciación del tipo de cambio real a través de una subida de los precios internos o del tipo de cambio nominal”.
“Esta apreciación debilita la competitividad de las exportaciones del país y hace que la economía se centre en la producción de bienes y servicios nacionales no comercializables”, aclararon.
“Las reformas del Gobierno tendrán efecto, junto con un rebote y las mejores perspectivas para el agro”, indicaron los economistas del organismo multilateral ante una pregunta de Infobae en diálogo con los medios de comunicación de Argentina.
Los expertos presentaron el reporte “Relanzando las bases para un crecimiento económico sostenible e inclusivo en la República Argentina”, donde se analizaron las causas del bajo crecimiento del país en las últimas décadas y se sugirieron las herramientas para lograr un desarrollo sustentable.
En este sentido, los economistas Daniel Reyes y Julián Folgar indicaron que es fundamental que la Argentina abandone su histórica política fiscal procíclica y mejore su base tributaria. En particular, destacaron la importancia de tener un impuesto a las Ganancias amplio, por su carácter progresivo.
Sin querer abundar en el corto plazo, afirmaron que el rumbo de la política económica actual es correcto.
La política fiscal ordenada implica que las jubilaciones se ajusten por la inflación para evitar saltos abruptos, indicaron, tal como lo dispuso el Gobierno en la nueva fórmula de movilidad. También indicaron que las continuas moratorias previsionales –que el Poder Ejecutivo intentó frenar sin éxito en la Ley Bases- socavan la salud de las cuentas fiscales.
También, afirmaron, es clave que se mantenga la baja de la inflación que se registró en los últimos meses y eso se logrará al poner en orden tanto el frente fiscal como monetario. Sobre esta última cuestión, indicaron que el banco no brinda recomendaciones específicas sobre el régimen cambiario que debe adoptar un país, pero subrayaron que el país debe contar, al mismo tiempo, con cuentas públicas saneadas, un tipo de cambio libre y abrir la economía al resto del mundo a través de acuerdos comerciales.
Estos ejes son clave para que las empresas argentinas vuelvan a ganar competitividad, ya que en las últimas dos décadas perdieron posiciones en el terreno de la exportación.
En el informe se indica que “la principal razón de los pobres resultados económicos de Argentina es la presencia sostenida de altos niveles de volatilidad”.
Desde la segunda mitad del siglo pasado, “el crecimiento promedio anual del PIB ha sido sólo del 2,5 por ciento. Durante ese tiempo, Argentina ha experimentado varios periodos de inestabilidad económica, habiendo atravesado 15 recesiones”.
“La duración promedio de las recesiones fue de 1,6 años, con una caída promedio anual del PIB cercana al 4% en cada caso. Los períodos de crisis coinciden con la presencia y acumulación de desequilibrios macroeconómicos”, se explicó.
Al respecto, expresó que “existe una amplia literatura que sugiere una relación negativa entre volatilidad y crecimiento, magnificada por la ausencia de políticas fiscales anticíclicas y bajos niveles de desarrollo financiero”.
Según varios economistas, “una disminución del 50 por ciento en la volatilidad aumenta el crecimiento anual per cápita en 0,25 puntos porcentuales”.
“Un canal importante para el impacto negativo de la volatilidad en el crecimiento es la inversión: cuanto mayor es la volatilidad de la producción, más incierta se vuelve la demanda futura y, por lo tanto, menos dispuestas están las empresas a tomar decisiones de inversión a largo plazo”.
También se verificó que “la volatilidad macroeconómica y el crecimiento económico a largo plazo están relacionados negativamente y que este vínculo negativo se agrava en los países pobres, institucionalmente subdesarrollados”.
Esto se debe a que “atraviesan fases intermedias de desarrollo financiero o que son incapaces de aplicar políticas fiscales anticíclicas”.
“La elevada dependencia económica de las materias primas desempeña un papel fundamental en la volatilidad”, advirtieron.
“Con un territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, la extraordinaria fertilidad de la tierra argentina la convierte en uno de los productores agrícolas más importantes del mundo”, subrayaron.
Sin embargo, advirtieron que “la abundancia de recursos naturales también se ha asociado a los fenómenos de la “maldición de los recursos naturales” y la “enfermedad holandesa”.
“La maldición de los recursos se refiere a la observación de que los países con gran riqueza de recursos naturales, pero que carecen de una base de exportación diversificada, tienden a crecer más lentamente que los países pobres en recursos”, se apuntó.
En este sentido, “todo ello contribuye a una apreciación del tipo de cambio real a través de una subida de los precios internos o del tipo de cambio nominal”.
“Esta apreciación debilita la competitividad de las exportaciones del país y hace que la economía se centre en la producción de bienes y servicios nacionales no comercializables”, aclararon.