General Laura Richardson: “Estamos muy entusiasmados con que Argentina quiera modernizar a sus fuerzas militares”
Por:
Juan Cánepa
Jueves 11 de
Abril 2024
Al cierre de una gira de alto impacto por el país, DEF habló en un mano a mano con la jefa del Comando Sur de Estados Unidos. Su preocupación por la base china y la posibilidad de avanzar en la transferencia de equipamiento militar para el país
La general Laura Richardson, que encabeza el organismo del Pentágono dedicado a América Latina y el Caribe, recibió a DEF al término de sus actividades oficiales en el país. Durante la charla, se mostró muy confiada en la posibilidad de avanzar en la transferencia de nuevo equipamiento militar para las Fuerzas Armadas de Argentina, más allá de la compra de los cazabombarderos F-16 daneses y la donación del avión de transporte C-130 Hércules.
En particular, se refirió a la posible adquisición de 250 vehículos blindados 8×8 Stryker y de la instalación de una planta para su mantenimiento en el territorio argentino.
Además, Richardson volvió a hacer fuertes advertencias sobre la presencia de China en la región y puso el foco especialmente sobre el posible uso dual de la denominada “Estación de Espacio Lejano” que posee el país asiático en Bajada del Agrio, Neuquén.
-¿Qué evaluación hace de su viaje a Argentina, especialmente de la visita a Ushuaia?
-Este viaje ha sido fantástico. Estoy muy emocionada porque he sentido que podemos asociarnos mucho más y hacer un mayor trabajo en equipo de lo que estábamos haciendo. He estado en Argentina tres veces, pero esta es mi primera vez con la nueva administración. Vine para reunirme con los líderes, para entender cuáles son los desafíos y qué es lo que les gustaría hacer. Me siento muy honrada de poder representar a las Fuerzas Armadas estadounidenses en esta región, donde nos centramos especialmente en la cooperación de seguridad. Muchos piensan que lo militar es el “poder duro”, pero creo que lo que tengo que hacer en el Comando Sur de los Estados Unidos con las 28 democracias iguales en la región [N. de R.: los países que entran en la órbita del Comando Sur] es centrarme también en el “poder suave”.
-¿En qué canales se expresa ese “poder duro” que mencionaba antes?
-En lo que llamamos “ventas militares extranjeras” y artículos de defensa de exceso. Por ejemplo, el avión C-130 Hércules que donamos. Argentina alquilaba ese C-130, pero ahora se transfirió directamente. Otro caso es el de los aviones F-16. Una de las principales prioridades de Argentina es modernizar a sus fuerzas militares. Hay mucho equipamiento antiguo que no ha sido modificado y esa es claramente una de las cosas con las que Argentina quiere avanzar. Estamos muy entusiasmados por eso.
-¿Hay otros programas similares a futuro?
-Sí, por ejemplo, para los vehículos blindados Stryker, y para los aviones P-3 y King Air para patrulla marítima, que Argentina está necesitando. De hecho, me reuní con el comandante naval en Ushuaia. Tiene dos buques de tamaño medio y cuatro más pequeños para el puente a la Antártida, y eso es todo. Es la puerta de entrada al Continente Blanco, un área enorme en la que tienen que realizar tareas de búsqueda y rescate y no tiene ningún helicóptero. Tenemos que ayudar con eso. En ese sentido, tenemos listas de necesidades que el ministro Petri priorizará.
-¿Qué nos puede decir de los vehículos Stryker?
-El requerimiento para Argentina es de 250 de estos vehículos. Es un gran número, pero no se puede comprar todo a la vez. Pero se puede empezar con lo pequeño y, eventualmente, eso podría llegar a una dinámica general. Incluso, con una planta instalada en Argentina que ayude con los trabajos. Eso trae inversiones económicas al país e impulsa la cultura de mantenimiento para que el equipamiento esté listo y operacional. Porque podríamos avanzar en el intercambio de equipamiento, pero si se rompe y no funciona, eso no ayuda.
-¿Cómo se puede instrumentar esa ayuda para mantenimiento?
-Tenemos un programa nuevo que no existía la última vez que nos vimos. Estoy muy emocionada con él. Lo llamamos la Iniciativa de Mantenimiento Teatral Cooperativa (TMPI, por su sigla en inglés). Mi oficial de logística, mi J4, trabajó en esto por un año en el Comando Sur. Luego, fue enviado al Pentágono, donde estuvo tres o cuatro días exponiendo en 25 oficinas diferentes sobre los detalles de esa iniciativa. Es un programa de siete años y necesitábamos dinero y recursos, por supuesto. Contempla, desde el nivel táctico –por ejemplo, un jefe de equipo en un helicóptero o en un avión, o un mecánico en un vehículo– hasta el ministro de Defensa, para ver cómo se programa un presupuesto para logística y sostenimiento. La idea es que no haya que esperar a que algo se rompa para tener que buscar las partes.
-No se trata, entonces, solo de modernizar el equipamiento, sino también del proceso de mantenimiento
-Sí, todo el proceso. Yo soy una pilota de helicóptero y sé que el mantenimiento es muy difícil para el ejército estadounidense. Siempre hay algo que hacer o resolver; es una cultura de mantenimiento. Tenemos nueve centros de excelencia. La idea es asociarlos e incorporarlos a las academias o instituciones militares de cada país y crear un programa de instrucción financiado por nosotros y enseñado por cada país. Entonces, puede haber un programa para el mantenimiento del C-130, como el que donamos. Tengamos en cuenta que hay 51 aviones Hércules en esta región. ¿Por qué no los llevamos a operar en el estándar de la OTAN en lugar de un estándar más bajo? Esto puede ayudar a todas las naciones y que se ayuden entre sí.
La proyección de China en la región
-¿En qué consiste la instalación que está construyendo los EE. UU. en Neuquén? ¿Cuál es su propósito?
-Es un centro de operación de emergencia (COE), una instalación donde se pueda tener una imagen para operar en común ante catástrofes. Hemos construido muchos COE en la región. En la sede del Comando Sur, en Miami, tenemos uno: una gran pantalla donde se pueden poner diferentes cosas y monitorearlas. Para el caso de Neuquén, acabamos de conseguir todo el mobiliario. El siguiente paso es instalar toda la IT (tecnología): las computadoras, las pantallas y todo ese tipo de cosas. Ya casi está terminado.
-¿Qué nos puede decir de la base espacial de China ubicada en la misma provincia?
-He dicho mucho sobre ella. Me preocupa. China tiene solo tres estaciones espaciales de este tipo en el mundo y una está aquí. Argentina es un país soberano y nosotros, los Estados Unidos, respetamos eso. Pero me preocupa que Argentina no pueda ir a visitarla y que tenga que pedir una cita para hacerlo. La gente trabaja ahí bajo una tarea científica, pero me preocupa que se pueda apuntar a satélites de otras naciones desde esa instalación.
-¿Le preocupan las inversiones chinas en la región?
-Los billones de dólares que han invertido en la región con la iniciativa de la Franja y la Ruta –muchas veces con costos superiores, fracasos de diseño, deudas de atrapamiento, deudas predatorias, todo tipo de cosas– han sido destinados principalmente a infraestructura crítica. ¿Por qué sucede eso? ¿Por qué invierten en puertos de aguas profundas? ¿Por qué lo hacen en el espacio? ¿Por qué lo hacen en tecnología 5G? ¿Por qué en tecnología destinada a los proyectos de Smart City (ciudades inteligentes)?
-¿Cuál es su posición sobre esa situación? ¿Qué aconseja?
-Bueno, le pregunto a la gente por qué es así. ¿Por qué tanta inversión? A mí me preocupa que esa infraestructura pueda tener un uso dual. No son inversiones de empresas privadas con fines comerciales, sino que son empresas estatales y esas inversiones podrían ser usadas para fines militares, si ese país lo considerara necesario.
En particular, se refirió a la posible adquisición de 250 vehículos blindados 8×8 Stryker y de la instalación de una planta para su mantenimiento en el territorio argentino.
Además, Richardson volvió a hacer fuertes advertencias sobre la presencia de China en la región y puso el foco especialmente sobre el posible uso dual de la denominada “Estación de Espacio Lejano” que posee el país asiático en Bajada del Agrio, Neuquén.
-¿Qué evaluación hace de su viaje a Argentina, especialmente de la visita a Ushuaia?
-Este viaje ha sido fantástico. Estoy muy emocionada porque he sentido que podemos asociarnos mucho más y hacer un mayor trabajo en equipo de lo que estábamos haciendo. He estado en Argentina tres veces, pero esta es mi primera vez con la nueva administración. Vine para reunirme con los líderes, para entender cuáles son los desafíos y qué es lo que les gustaría hacer. Me siento muy honrada de poder representar a las Fuerzas Armadas estadounidenses en esta región, donde nos centramos especialmente en la cooperación de seguridad. Muchos piensan que lo militar es el “poder duro”, pero creo que lo que tengo que hacer en el Comando Sur de los Estados Unidos con las 28 democracias iguales en la región [N. de R.: los países que entran en la órbita del Comando Sur] es centrarme también en el “poder suave”.
-¿En qué canales se expresa ese “poder duro” que mencionaba antes?
-En lo que llamamos “ventas militares extranjeras” y artículos de defensa de exceso. Por ejemplo, el avión C-130 Hércules que donamos. Argentina alquilaba ese C-130, pero ahora se transfirió directamente. Otro caso es el de los aviones F-16. Una de las principales prioridades de Argentina es modernizar a sus fuerzas militares. Hay mucho equipamiento antiguo que no ha sido modificado y esa es claramente una de las cosas con las que Argentina quiere avanzar. Estamos muy entusiasmados por eso.
-¿Hay otros programas similares a futuro?
-Sí, por ejemplo, para los vehículos blindados Stryker, y para los aviones P-3 y King Air para patrulla marítima, que Argentina está necesitando. De hecho, me reuní con el comandante naval en Ushuaia. Tiene dos buques de tamaño medio y cuatro más pequeños para el puente a la Antártida, y eso es todo. Es la puerta de entrada al Continente Blanco, un área enorme en la que tienen que realizar tareas de búsqueda y rescate y no tiene ningún helicóptero. Tenemos que ayudar con eso. En ese sentido, tenemos listas de necesidades que el ministro Petri priorizará.
-¿Qué nos puede decir de los vehículos Stryker?
-El requerimiento para Argentina es de 250 de estos vehículos. Es un gran número, pero no se puede comprar todo a la vez. Pero se puede empezar con lo pequeño y, eventualmente, eso podría llegar a una dinámica general. Incluso, con una planta instalada en Argentina que ayude con los trabajos. Eso trae inversiones económicas al país e impulsa la cultura de mantenimiento para que el equipamiento esté listo y operacional. Porque podríamos avanzar en el intercambio de equipamiento, pero si se rompe y no funciona, eso no ayuda.
-¿Cómo se puede instrumentar esa ayuda para mantenimiento?
-Tenemos un programa nuevo que no existía la última vez que nos vimos. Estoy muy emocionada con él. Lo llamamos la Iniciativa de Mantenimiento Teatral Cooperativa (TMPI, por su sigla en inglés). Mi oficial de logística, mi J4, trabajó en esto por un año en el Comando Sur. Luego, fue enviado al Pentágono, donde estuvo tres o cuatro días exponiendo en 25 oficinas diferentes sobre los detalles de esa iniciativa. Es un programa de siete años y necesitábamos dinero y recursos, por supuesto. Contempla, desde el nivel táctico –por ejemplo, un jefe de equipo en un helicóptero o en un avión, o un mecánico en un vehículo– hasta el ministro de Defensa, para ver cómo se programa un presupuesto para logística y sostenimiento. La idea es que no haya que esperar a que algo se rompa para tener que buscar las partes.
-No se trata, entonces, solo de modernizar el equipamiento, sino también del proceso de mantenimiento
-Sí, todo el proceso. Yo soy una pilota de helicóptero y sé que el mantenimiento es muy difícil para el ejército estadounidense. Siempre hay algo que hacer o resolver; es una cultura de mantenimiento. Tenemos nueve centros de excelencia. La idea es asociarlos e incorporarlos a las academias o instituciones militares de cada país y crear un programa de instrucción financiado por nosotros y enseñado por cada país. Entonces, puede haber un programa para el mantenimiento del C-130, como el que donamos. Tengamos en cuenta que hay 51 aviones Hércules en esta región. ¿Por qué no los llevamos a operar en el estándar de la OTAN en lugar de un estándar más bajo? Esto puede ayudar a todas las naciones y que se ayuden entre sí.
La proyección de China en la región
-¿En qué consiste la instalación que está construyendo los EE. UU. en Neuquén? ¿Cuál es su propósito?
-Es un centro de operación de emergencia (COE), una instalación donde se pueda tener una imagen para operar en común ante catástrofes. Hemos construido muchos COE en la región. En la sede del Comando Sur, en Miami, tenemos uno: una gran pantalla donde se pueden poner diferentes cosas y monitorearlas. Para el caso de Neuquén, acabamos de conseguir todo el mobiliario. El siguiente paso es instalar toda la IT (tecnología): las computadoras, las pantallas y todo ese tipo de cosas. Ya casi está terminado.
-¿Qué nos puede decir de la base espacial de China ubicada en la misma provincia?
-He dicho mucho sobre ella. Me preocupa. China tiene solo tres estaciones espaciales de este tipo en el mundo y una está aquí. Argentina es un país soberano y nosotros, los Estados Unidos, respetamos eso. Pero me preocupa que Argentina no pueda ir a visitarla y que tenga que pedir una cita para hacerlo. La gente trabaja ahí bajo una tarea científica, pero me preocupa que se pueda apuntar a satélites de otras naciones desde esa instalación.
-¿Le preocupan las inversiones chinas en la región?
-Los billones de dólares que han invertido en la región con la iniciativa de la Franja y la Ruta –muchas veces con costos superiores, fracasos de diseño, deudas de atrapamiento, deudas predatorias, todo tipo de cosas– han sido destinados principalmente a infraestructura crítica. ¿Por qué sucede eso? ¿Por qué invierten en puertos de aguas profundas? ¿Por qué lo hacen en el espacio? ¿Por qué lo hacen en tecnología 5G? ¿Por qué en tecnología destinada a los proyectos de Smart City (ciudades inteligentes)?
-¿Cuál es su posición sobre esa situación? ¿Qué aconseja?
-Bueno, le pregunto a la gente por qué es así. ¿Por qué tanta inversión? A mí me preocupa que esa infraestructura pueda tener un uso dual. No son inversiones de empresas privadas con fines comerciales, sino que son empresas estatales y esas inversiones podrían ser usadas para fines militares, si ese país lo considerara necesario.