Acceder a un gimnasio ya cuesta entre $8 mil y $40 mil por mes
Domingo 10 de
Marzo 2024
Rosario - Calculan que este verano hubo 50% menos de clientes que en la misma época de 2023. Alerta en el sector por el peligro de que desaparezcan los pequeños centros y las capas medias no puedan acceder a entrenar
El ajuste que está llevando adelante el gobierno de Javier Milei tiene impacto en diversos aspectos de la vida cotidiana. Ante la pérdida de poder adquisitivo, las personas cortan todos los gastos superfluos, y uno de ellos es la cuota del gimnasio. Por eso La Capital consultó a los titulares de ese tipo de locales, para conocer cómo los está afectando este panorama. ¿Se están bajando clientes? ¿Los rosarinos se cambian de lugares más caros a otros más económicos? ¿En qué valor está una cuota hoy?
En la ciudad hay entre 250 y 300 centros de entrenamiento deportivo, de distinto tamaño y prestaciones. El relevamiento es complejo porque algunos figuran como lugares de pilates, spa o estudios de kinesiología. Los más pequeños, que son mayoría, tienen entre 100 y 150 metros cuadrados, y los más grandes llegan a 900 metros cuadrados de superficie. El piso de la cuota ronda en los baratos entre 8.000 y 10.000 pesos, y el techo para los más grandes y de alta gama está entre los 30.000 y 40.000 pesos por mes. Aunque la mayoría tiene promociones, ese es el precio de la cuota "limpia".
Un relevamiento con las dos entidades que agrupan a los gimnasios de Rosario arroja que el mayor problema que tienen refiere a la suba de los costos fijos. El principal es el alquiler: en algunos casos aumentó un 200%, y los que tienen que renovar el contrato nuevamente de cero, hasta 250% o 300%. Con la derogación de la ley que los regulaba, hay aumentos cada tres meses, lo que tensiona sobre el precio de la cuota.
El otro problema es la tarifa de luz, porque deben tener refrigerados todos esos metros cuadrados y también los incrementos les están resultando inviables. El tercero es la suba de los sueldos que deben pagar a todo el personal, instructores, limpieza y mantenimiento. Y en cuarto lugar, el costo de mantener o renovar los equipamientos, que está atado al dólar por más que sean nacionales o importados.
"Nosotros no pudimos volcar todo eso a la cuota social por dos motivos. El primero es que tendrías que haberle hecho un aumento del 150 o 200% sobre lo que estaban pagando en noviembre del año pasado, lo cual hubiera sido un cimbronazo tremendo. ¿Qué pasó? Ahí comenzamos a absorber los dueños un poco el costo, y lo que pasa es que ya mes a mes vamos perdiendo. Porque vos ya no sabés si aumentar un 10 por mes, un 20%, o hacerlo bimestral", explicó Luciano Gottig, presidente de la Asociación de Gimnasios de Rosario, que nuclea a unos 150 instituciones de Rosario.
Sabrina Ferrara, presidenta de la Cámara de Gimnasios de Rosario, coincidió en esta lectura. "Los que estamos al frente de estos negocios vamos quedando atrás en el valor de la cuota. Ya veníamos atrasados después de la pandemia, y esta situación económica nos perjudica aún más. Hay un empobrecimiento respecto a que no logramos actualizar los precios a lo que deberíamos estar cobrando por el servicio que brindamos, la inversión que tenemos, y todo lo que es la infraestructura", detalló.
Así, el proceso va desmejorando la situación de los establecimientos: "Ya no juntás para tener el local en condiciones, para arreglar las máquinas, ya la renovación después de la pandemia se hizo imposible, y también se empieza a generar precarización laboral. Cuando no se puede cobrar el precio justo, se empieza a recortar por otros lugares, lo que es infraestructura y recurso humano, que son justamente los dos pilares sobre los que se apoya el servicio que ofrecemos", lamentó la dueña de Athlon.
Caída de usuarios
En ese sentido, Gottig comenzó a observar una merma de usuarios, sobre todo en los gimnasios que tienen una cuota promedio. Si bien los meses de diciembre, enero y febrero son la temporada baja de la actividad, a nivel interanual con el mismo período del año pasado detecta bajas de hasta 40 o 50% en la masa societaria. Ferrara, por su parte, dijo que no observa una gran caída hasta el momento, pero sí un comportamiento de un segmento de los clientes que busca precios y se cambia de establecimiento a otro más económico.
"En la gama de los que son baratos y los medios mucha gente no está pudiendo pagar. Entonces termina optando por ir a otro lugar, abandonar, hacer en la casa, hacer en un club, imaginate que a la gente también le está costando muchísimo mantener su hogar o mantener su familia, sus costos fijos. Entonces por ahí optan por cortar el gimnasio por un tiempo", apuntó el presidente de la Asociación de Gimnasios.
De continuar así, pronostica que muchos centros van a tener que cerrar sus puertas por los costos fijos o achicarse: reducir el personal, hacer el mantenimiento o la renovación de equipamiento más escalonado (sobre todo las electrónicas como cintas y elípticos, que son las más caras de reparar), irse a locales más chicos para poder reducir los costos fijos y no tener que volcarlo directamente a la cuota. "Es un arma de doble filo, porque si yo vuelco a la cuota y tengo gente que no está pudiendo pagarla, obviamente va a dejar de venir", señaló el dueño del gimnasio E-Fit Rosario.
Otro peligro que señala Ferrara es el avance de las grandes cadenas nacionales sobre los emprendimientos locales de capitales rosarinos a los que no les dan los números. "En estos momentos económicos aparecen los depredadores, y si bien las personas muchas veces nos acompañan y reconocen el trabajo que hacemos, ante nuestra precarización y por el otro lado las grandes inversiones que hacen las cadenas, se vuelve todo un poco macabro", subrayó.
Más allá de la realidad de Rosario, la federación nacional de asociaciones también hizo un censo y corroboró que la situación está más o menos parecida en todo el territorio argentino. Por eso, están atentos a cómo va a reaccionar el público ahora que comienza la temporada alta, que va de marzo y hasta principios de noviembre. Entre junio y julio calculan que tendrán un buen pantallazo.
"Lo que puede llegar a pasar a futuro es que solo una parte de la sociedad con poder adquisitivo acceda a un centro de entrenamiento, que hará un esfuerzo y seguirá costeándolo. Es posible que a las clases sociales media o media baja se les haga imposible pagar una cuota y no puedan acceder a la actividad física", analizó. Esta conjunción de factores, pronosticó, hará que sobrevivan solo los grandes centros, que tienen espalda económica para aguantar, y comenzarán a desaparecer los gimnasios medios y pequeños. Así, gran parte de la población no podrá acceder a ninguno de ellos.
En la ciudad hay entre 250 y 300 centros de entrenamiento deportivo, de distinto tamaño y prestaciones. El relevamiento es complejo porque algunos figuran como lugares de pilates, spa o estudios de kinesiología. Los más pequeños, que son mayoría, tienen entre 100 y 150 metros cuadrados, y los más grandes llegan a 900 metros cuadrados de superficie. El piso de la cuota ronda en los baratos entre 8.000 y 10.000 pesos, y el techo para los más grandes y de alta gama está entre los 30.000 y 40.000 pesos por mes. Aunque la mayoría tiene promociones, ese es el precio de la cuota "limpia".
Un relevamiento con las dos entidades que agrupan a los gimnasios de Rosario arroja que el mayor problema que tienen refiere a la suba de los costos fijos. El principal es el alquiler: en algunos casos aumentó un 200%, y los que tienen que renovar el contrato nuevamente de cero, hasta 250% o 300%. Con la derogación de la ley que los regulaba, hay aumentos cada tres meses, lo que tensiona sobre el precio de la cuota.
El otro problema es la tarifa de luz, porque deben tener refrigerados todos esos metros cuadrados y también los incrementos les están resultando inviables. El tercero es la suba de los sueldos que deben pagar a todo el personal, instructores, limpieza y mantenimiento. Y en cuarto lugar, el costo de mantener o renovar los equipamientos, que está atado al dólar por más que sean nacionales o importados.
"Nosotros no pudimos volcar todo eso a la cuota social por dos motivos. El primero es que tendrías que haberle hecho un aumento del 150 o 200% sobre lo que estaban pagando en noviembre del año pasado, lo cual hubiera sido un cimbronazo tremendo. ¿Qué pasó? Ahí comenzamos a absorber los dueños un poco el costo, y lo que pasa es que ya mes a mes vamos perdiendo. Porque vos ya no sabés si aumentar un 10 por mes, un 20%, o hacerlo bimestral", explicó Luciano Gottig, presidente de la Asociación de Gimnasios de Rosario, que nuclea a unos 150 instituciones de Rosario.
Sabrina Ferrara, presidenta de la Cámara de Gimnasios de Rosario, coincidió en esta lectura. "Los que estamos al frente de estos negocios vamos quedando atrás en el valor de la cuota. Ya veníamos atrasados después de la pandemia, y esta situación económica nos perjudica aún más. Hay un empobrecimiento respecto a que no logramos actualizar los precios a lo que deberíamos estar cobrando por el servicio que brindamos, la inversión que tenemos, y todo lo que es la infraestructura", detalló.
Así, el proceso va desmejorando la situación de los establecimientos: "Ya no juntás para tener el local en condiciones, para arreglar las máquinas, ya la renovación después de la pandemia se hizo imposible, y también se empieza a generar precarización laboral. Cuando no se puede cobrar el precio justo, se empieza a recortar por otros lugares, lo que es infraestructura y recurso humano, que son justamente los dos pilares sobre los que se apoya el servicio que ofrecemos", lamentó la dueña de Athlon.
Caída de usuarios
En ese sentido, Gottig comenzó a observar una merma de usuarios, sobre todo en los gimnasios que tienen una cuota promedio. Si bien los meses de diciembre, enero y febrero son la temporada baja de la actividad, a nivel interanual con el mismo período del año pasado detecta bajas de hasta 40 o 50% en la masa societaria. Ferrara, por su parte, dijo que no observa una gran caída hasta el momento, pero sí un comportamiento de un segmento de los clientes que busca precios y se cambia de establecimiento a otro más económico.
"En la gama de los que son baratos y los medios mucha gente no está pudiendo pagar. Entonces termina optando por ir a otro lugar, abandonar, hacer en la casa, hacer en un club, imaginate que a la gente también le está costando muchísimo mantener su hogar o mantener su familia, sus costos fijos. Entonces por ahí optan por cortar el gimnasio por un tiempo", apuntó el presidente de la Asociación de Gimnasios.
De continuar así, pronostica que muchos centros van a tener que cerrar sus puertas por los costos fijos o achicarse: reducir el personal, hacer el mantenimiento o la renovación de equipamiento más escalonado (sobre todo las electrónicas como cintas y elípticos, que son las más caras de reparar), irse a locales más chicos para poder reducir los costos fijos y no tener que volcarlo directamente a la cuota. "Es un arma de doble filo, porque si yo vuelco a la cuota y tengo gente que no está pudiendo pagarla, obviamente va a dejar de venir", señaló el dueño del gimnasio E-Fit Rosario.
Otro peligro que señala Ferrara es el avance de las grandes cadenas nacionales sobre los emprendimientos locales de capitales rosarinos a los que no les dan los números. "En estos momentos económicos aparecen los depredadores, y si bien las personas muchas veces nos acompañan y reconocen el trabajo que hacemos, ante nuestra precarización y por el otro lado las grandes inversiones que hacen las cadenas, se vuelve todo un poco macabro", subrayó.
Más allá de la realidad de Rosario, la federación nacional de asociaciones también hizo un censo y corroboró que la situación está más o menos parecida en todo el territorio argentino. Por eso, están atentos a cómo va a reaccionar el público ahora que comienza la temporada alta, que va de marzo y hasta principios de noviembre. Entre junio y julio calculan que tendrán un buen pantallazo.
"Lo que puede llegar a pasar a futuro es que solo una parte de la sociedad con poder adquisitivo acceda a un centro de entrenamiento, que hará un esfuerzo y seguirá costeándolo. Es posible que a las clases sociales media o media baja se les haga imposible pagar una cuota y no puedan acceder a la actividad física", analizó. Esta conjunción de factores, pronosticó, hará que sobrevivan solo los grandes centros, que tienen espalda económica para aguantar, y comenzarán a desaparecer los gimnasios medios y pequeños. Así, gran parte de la población no podrá acceder a ninguno de ellos.
