Otro joven terminó con el cuerpo quemado en Rosario al intentar robar cables y recibir una descarga eléctrica
Martes 05 de
Marzo 2024
El joven, de 24 años, tiene quemaduras en el 60% del cuerpo. Hace unas semanas había fallecido Ezequiel Curaba (20).
A menos de un mes de la muerte de un joven de 20 años al recibir una descargar eléctrica que le quemó el 90% del cuerpo cuando intentaba robar cables, una situación similar se dio en las últimas horas en Rosario y provocó que otra persona termine internada.
La víctima, de 24 años, sufrió quemaduras en todo el cuerpo mientras intentaba robar cables de alta tensión enterrados en la calle, en la esquina de Av. Ovidio Lagos y Salta. Trató de cortar el tendido con un cuchillo tipo serrucho cuando recibió la descarga.
“El paciente ingresó cerca de la 1:50, con quemaduras de un 60 por ciento de superficie corporal”, contó Andrea Becherucci, directora del Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (HECA) en Cadena 3 Rosario.
Según explicó la profesional, el joven tiene comprometidas las vías aéreas y el rostro, producto de la descarga fulminante que recibió. "Se encuentra en cuidados intensivos con asistencia mecánica respiratoria", y "tiene posibilidades de sobrevida", aunque remarcó que son menores "en referencia al porcentaje de extensión de las quemaduras", sostuvo.
El caso hace acordar al caso de Ezequiel Curaba, de 20 años, quien murió el mes pasado cuando recibió una descarga que le fulminó el 90 por ciento del cuerpo y que lo tuvo agonizando durante un par de días.
El suyo había sido el cuarto caso fatal en lo que va de 2024: hubo víctimas en La Plata, Mendoza y otra más en Rosario.
“En el 2023 han aparecido muchos casos de quemados por la misma causa y, aunque parezca increíble, internados por esa causa que recibieron el alta y reingresaron por lo mismo”, había declarado Laura Taljame, subdirectora del HECA de Rosario. Es el mismo lugar donde ingresó el joven que recibió hoy la descarga.
Rosario es una ciudad donde el robo de cables está al alza. Según el diario local La Capital, Telecom estimó que en esa ciudad y desde el año 2020, más de 150 toneladas de cobre fueron sustraídas mediante el robo de cables.
La Empresa Provincial de Energía (EPE) estima la misma cantidad de toneladas de cobre provenientes de cables de media y alta tensión, pero sólo en 2023. Según esta empresa, reponer cada cable de baja tensión costaba 80 mil pesos en octubre, y estimaba que un cable de ese tipo era robado por día.
Es un crimen extremadamente peligroso para lo poco que paga. El kilo de cobre se paga entre 6.000 y 7.000 pesos en las metaleras. Para llegar al kilo de cobre, además de arriesgar la vida, se deben robar dos metros de ese cable de media tensión.
En algunas ciudades, como Buenos Aires o Rosario, las líneas de cables de electricidad de media y alta tensión están soterradas; en los conurbanos y demás zonas, priman los postes de los que cuelgan distintos tipos de cables. Los de fibra óptica tienen poco cobre, apenas filamentos, pero los cables de electricidad de varios años tienen una mayor cantidad.
El negocio está para el reducidor: el que derrite y compacta el metal, una vez acopiado en las metaleras. “Los que roban partes de los tendidos sólo se quedan migajas, mientras que la parte gruesa del negocio está desde el ‘reducidor’ hacia arriba”, explicó a Clarín una fuente del sector energético.
La víctima, de 24 años, sufrió quemaduras en todo el cuerpo mientras intentaba robar cables de alta tensión enterrados en la calle, en la esquina de Av. Ovidio Lagos y Salta. Trató de cortar el tendido con un cuchillo tipo serrucho cuando recibió la descarga.
“El paciente ingresó cerca de la 1:50, con quemaduras de un 60 por ciento de superficie corporal”, contó Andrea Becherucci, directora del Hospital de Emergencia Clemente Álvarez (HECA) en Cadena 3 Rosario.
Según explicó la profesional, el joven tiene comprometidas las vías aéreas y el rostro, producto de la descarga fulminante que recibió. "Se encuentra en cuidados intensivos con asistencia mecánica respiratoria", y "tiene posibilidades de sobrevida", aunque remarcó que son menores "en referencia al porcentaje de extensión de las quemaduras", sostuvo.
El caso hace acordar al caso de Ezequiel Curaba, de 20 años, quien murió el mes pasado cuando recibió una descarga que le fulminó el 90 por ciento del cuerpo y que lo tuvo agonizando durante un par de días.
El suyo había sido el cuarto caso fatal en lo que va de 2024: hubo víctimas en La Plata, Mendoza y otra más en Rosario.
“En el 2023 han aparecido muchos casos de quemados por la misma causa y, aunque parezca increíble, internados por esa causa que recibieron el alta y reingresaron por lo mismo”, había declarado Laura Taljame, subdirectora del HECA de Rosario. Es el mismo lugar donde ingresó el joven que recibió hoy la descarga.
Rosario es una ciudad donde el robo de cables está al alza. Según el diario local La Capital, Telecom estimó que en esa ciudad y desde el año 2020, más de 150 toneladas de cobre fueron sustraídas mediante el robo de cables.
La Empresa Provincial de Energía (EPE) estima la misma cantidad de toneladas de cobre provenientes de cables de media y alta tensión, pero sólo en 2023. Según esta empresa, reponer cada cable de baja tensión costaba 80 mil pesos en octubre, y estimaba que un cable de ese tipo era robado por día.
Es un crimen extremadamente peligroso para lo poco que paga. El kilo de cobre se paga entre 6.000 y 7.000 pesos en las metaleras. Para llegar al kilo de cobre, además de arriesgar la vida, se deben robar dos metros de ese cable de media tensión.
En algunas ciudades, como Buenos Aires o Rosario, las líneas de cables de electricidad de media y alta tensión están soterradas; en los conurbanos y demás zonas, priman los postes de los que cuelgan distintos tipos de cables. Los de fibra óptica tienen poco cobre, apenas filamentos, pero los cables de electricidad de varios años tienen una mayor cantidad.
El negocio está para el reducidor: el que derrite y compacta el metal, una vez acopiado en las metaleras. “Los que roban partes de los tendidos sólo se quedan migajas, mientras que la parte gruesa del negocio está desde el ‘reducidor’ hacia arriba”, explicó a Clarín una fuente del sector energético.
Con información de
Clarín
