Construir un socio mediocre: una aspiración de la "gestión" Spahn
Lunes 04 de
Diciembre 2023
Por:
Sergio Maximiliano Romero
El camino barroso por la B Nacional del que son componentes los vecinos del barrio sur es una advertencia seria para la dirigencia Tatengue. Coexistirá paralelamente como muestreo insoslayable y permanente lo que envuelve una mala gestión deportiva y transitar un torneo de segunda división. Lo que creyó un alivio, la conducción del Club de la Avenida López y Planes, puede que sea un infierno de reclamos de socios activos que no toleran más la mediocridad.
Estamos ante a una dirigencia extremadamente inepta para la conducción de un Club gigante. Aislada. Desapasionada. Sin ideas claras. Lejísimo del poder central (en AFA estamos “pintados” con carboncillo).
Puede conjeturarse, a partir de cierta observación de los hechos, una aspiracional intención de la actual Comisión Directiva de construir un estereotipo de socio mediocre: Apocado; acrítico; empobrecido de ambiciones; satisfecho con no descender a modo de victoria deportiva; pleno sin logros competitivos; imposibilitado de participación real en la vida interna de la institución. Sin salir campeones colmar un campo de juego de almas rojiblancas. Todo como si fuera un ensayo, la maquinación de la construcción de una nueva identidad (que no existe en el ADN tatengue).
Estuvimos a un gol (contra Tigre) del descenso. Había que ganar. No existía otro resultado matemático posible, luego de un largo año de torneos con arbitrajes horribles y horarios incómodos.
El socio y la socia se vio en situación de alentar como nunca (o como siempre) para un fin lícito, pero mínimo en expectativas de competencia deportiva: “permanecer”. Triste colofón anual propio de las perspectivas menores que impone a su gente esta dirigencia mínima, tímida y repelente a la superación. Remate de una administración (del Club) que, contumaz, nos orienta a percibir a manera de logro “no descender”.
Me resisto a creer que Unión de Santa Fe es esta realidad que implosiona con la administración Spahn y un reducido grupo de seguidores.
El convencimiento de la propia “gestión” Spahn de haber mutado el ADN tatengue se da en algunas manifestaciones simbólicas: El presidente prometió en conferencia de prensa una nueva fachada para la sede social, la que redujo tiempo después a una mano de esmalte sintético sobre viejas chapas.
El miedo nos trajo hasta acá: ¿Si no es “Spahn” quién? Insufrible creencia societaria (cada vez más reducida) que permitió que un grupo cada vez más inoperante en términos de gestión hiciera del “Tate” un club retirado –sostenidamente- de ocupar el lugar que se merece en el escenario nacional. Esta premisa deberá superarse mayoritariamente o Unión no tendrá futuro.
El socio mediocre, estereotipo aspiracional de la “gestión” vigente, encuentra similitud en aquello que promueven ciertos políticos argentinos: ciudadanos sin apetencias colectivas, sin formación en materia de participación, sin ganas de progresar socialmente, sin ambiciones. El objetivo: personas más fáciles de gobernar para un rey que nadie desee su trono.
Según se escucha, hubo dirigentes (que no pertenecen a la directiva de Unión) que solapadamente se ocuparon en la semana previa en acercarse a AFA (algunos de agrupaciones y otros que no pertenecen a ninguna). Había que ayudar. Unión tiene una invisibilidad dirigencial a nivel nacional escalofriante. Al punto que el propio titular de Vélez confundió al Presidente Spahn con un adlátere segunda línea.
Siempre el resorte para un club con impulso vigoroso será el socio. No nacerá de la actual Comisión Diretiva que mira su reloj al final de los torneos, esperando el pitazo final, rezando al cielo.
Unión es un sentimiento inabarcable e inalcanzable para la comprensión media de esta Comisión Directiva que tembló cual “Nosferatu con día de sol” con la circunstancia del eventual descenso en la última fecha.
Esta conducción del Club Atlético Unión es lo más parecido en materia política a la presidencia de De La Rúa. Al exmandatario le gustaba dar “buenas noticias” que luego no se concretaban en los hechos o eran absolutamente ineficaces.
Se rompió la confianza, la cercanía, la credibilidad y la relación saludable entre la masa societaria y la Comisión Directiva. Da la sensación que nadie cree los números. No genera confianza con los proyectos deportivos. No se aprueban los balances hace rato. Esta conducción ya no va igual a la cancha: construyó pasillos seguros distanciados de la visual del socio para acceder al palco oficial.
Unión es el Club Social y Deportivo de primera más importante de la región. En términos técnicos es una asociación civil. No es una Sociedad Anónima Deportiva a cargo de un gerente.
Unión no tiene balances aprobados porque no lo votaron positivamente los socios y las socias. Y la solución que encontró la administración del Club, al día de hoy, fue conseguir en AFA prórrogas para la realización de la asamblea. Situación (la prorroga) que le urge casi más a la AFA que a Unión. Es una institución adherida la que no tiene los balances aprobados. Un ruido demasiado fuerte que ofrece la gestión de los santafesinos para “Tapia”.
La Presidencia de Luis Spahn generó un aura en materia de relaciones políticas muy complicada. Externamente, hace difícil buenas contrataciones deportivas, buenas relaciones en AFA y competir seriamente por puestos altos en los torneos. A Unión le va a costar cualquier cosa el doble con esta administración. Internamente, la relación con el socio está rota; la oposición reclama por números que no le cierran. Equipos que no se arman. Predios que no se compran. Obras que no se hacen. Promesas de campaña que no se cumplen. El aislamiento de la Comisión Directiva es enorme y hace años que no se ve algo así en el Club.
Puede conjeturarse, a partir de cierta observación de los hechos, una aspiracional intención de la actual Comisión Directiva de construir un estereotipo de socio mediocre: Apocado; acrítico; empobrecido de ambiciones; satisfecho con no descender a modo de victoria deportiva; pleno sin logros competitivos; imposibilitado de participación real en la vida interna de la institución. Sin salir campeones colmar un campo de juego de almas rojiblancas. Todo como si fuera un ensayo, la maquinación de la construcción de una nueva identidad (que no existe en el ADN tatengue).
Estuvimos a un gol (contra Tigre) del descenso. Había que ganar. No existía otro resultado matemático posible, luego de un largo año de torneos con arbitrajes horribles y horarios incómodos.
El socio y la socia se vio en situación de alentar como nunca (o como siempre) para un fin lícito, pero mínimo en expectativas de competencia deportiva: “permanecer”. Triste colofón anual propio de las perspectivas menores que impone a su gente esta dirigencia mínima, tímida y repelente a la superación. Remate de una administración (del Club) que, contumaz, nos orienta a percibir a manera de logro “no descender”.
“ME TRAJISTE HASTA ACÁ Y ENCIMA PRETENDES QUE TE APLAUDA”, DECÍA UN SOCIO ENOJADO CON LA COMISIÓN DIRECTIVA Y OTRO EXCLAMABA: “NOS SALVAMOS DEL DESCENSO, NO SALIMOS CAMPEONES SR. SPAHN”.
Me resisto a creer que Unión de Santa Fe es esta realidad que implosiona con la administración Spahn y un reducido grupo de seguidores.
El convencimiento de la propia “gestión” Spahn de haber mutado el ADN tatengue se da en algunas manifestaciones simbólicas: El presidente prometió en conferencia de prensa una nueva fachada para la sede social, la que redujo tiempo después a una mano de esmalte sintético sobre viejas chapas.
El miedo nos trajo hasta acá: ¿Si no es “Spahn” quién? Insufrible creencia societaria (cada vez más reducida) que permitió que un grupo cada vez más inoperante en términos de gestión hiciera del “Tate” un club retirado –sostenidamente- de ocupar el lugar que se merece en el escenario nacional. Esta premisa deberá superarse mayoritariamente o Unión no tendrá futuro.
El socio mediocre, estereotipo aspiracional de la “gestión” vigente, encuentra similitud en aquello que promueven ciertos políticos argentinos: ciudadanos sin apetencias colectivas, sin formación en materia de participación, sin ganas de progresar socialmente, sin ambiciones. El objetivo: personas más fáciles de gobernar para un rey que nadie desee su trono.
Según se escucha, hubo dirigentes (que no pertenecen a la directiva de Unión) que solapadamente se ocuparon en la semana previa en acercarse a AFA (algunos de agrupaciones y otros que no pertenecen a ninguna). Había que ayudar. Unión tiene una invisibilidad dirigencial a nivel nacional escalofriante. Al punto que el propio titular de Vélez confundió al Presidente Spahn con un adlátere segunda línea.
Siempre el resorte para un club con impulso vigoroso será el socio. No nacerá de la actual Comisión Diretiva que mira su reloj al final de los torneos, esperando el pitazo final, rezando al cielo.
LA PASIÓN TATENGUE EXCLUYE HONDA Y NATURALMENTE EL TIPO DE SOCIO MEDIOCRE AL QUE ASPIRA LA ACTUAL ADMINISTRACIÓN. SON LAS SITUACIONES QUE GENERA LA COMISIÓN DIRECTIVA LAS QUE BAJAN EL NIVEL DE DISCUSIÓN EN LA INSTITUCIÓN.
Unión es un sentimiento inabarcable e inalcanzable para la comprensión media de esta Comisión Directiva que tembló cual “Nosferatu con día de sol” con la circunstancia del eventual descenso en la última fecha.
Esta conducción del Club Atlético Unión es lo más parecido en materia política a la presidencia de De La Rúa. Al exmandatario le gustaba dar “buenas noticias” que luego no se concretaban en los hechos o eran absolutamente ineficaces.
Se rompió la confianza, la cercanía, la credibilidad y la relación saludable entre la masa societaria y la Comisión Directiva. Da la sensación que nadie cree los números. No genera confianza con los proyectos deportivos. No se aprueban los balances hace rato. Esta conducción ya no va igual a la cancha: construyó pasillos seguros distanciados de la visual del socio para acceder al palco oficial.
Unión es el Club Social y Deportivo de primera más importante de la región. En términos técnicos es una asociación civil. No es una Sociedad Anónima Deportiva a cargo de un gerente.
Unión no tiene balances aprobados porque no lo votaron positivamente los socios y las socias. Y la solución que encontró la administración del Club, al día de hoy, fue conseguir en AFA prórrogas para la realización de la asamblea. Situación (la prorroga) que le urge casi más a la AFA que a Unión. Es una institución adherida la que no tiene los balances aprobados. Un ruido demasiado fuerte que ofrece la gestión de los santafesinos para “Tapia”.
La Presidencia de Luis Spahn generó un aura en materia de relaciones políticas muy complicada. Externamente, hace difícil buenas contrataciones deportivas, buenas relaciones en AFA y competir seriamente por puestos altos en los torneos. A Unión le va a costar cualquier cosa el doble con esta administración. Internamente, la relación con el socio está rota; la oposición reclama por números que no le cierran. Equipos que no se arman. Predios que no se compran. Obras que no se hacen. Promesas de campaña que no se cumplen. El aislamiento de la Comisión Directiva es enorme y hace años que no se ve algo así en el Club.