Cuáles son los pros y contras de compartir la cama con la pareja, según los especialistas en sueño
Por:
Renzo Gonzales
Lunes 06 de
Noviembre 2023
Los puntos de discusión más habituales son la temperatura de la habitación, el apagado de la televisión y los ronquidos. Sin embargo, hay beneficios que fueron detectados por un estudio científico
Aproximadamente uno de cada seis adultos en Estados Unidos prefiere dormir en una cama distinta a la de su pareja, o incluso en una habitación separada, de acuerdo con las encuestas de YouGov. Mientras que dos tercios de las parejas comparten la cama, estudios señalan discrepancias en los beneficios y perjuicios que acarrea esta costumbre.
La salud del sueño es un factor crucial para la salud general y puede verse afectada, para bien o para mal, por la decisión de compartir la cama con la pareja, según explicó Michael Grandner, director del Programa de Investigación sobre Sueño y Salud de la Universidad de Arizona.
Compartir lecho puede aportar una sensación psicológica de seguridad que puede ser potenciada por la oxitocina, una hormona vinculada al amor que contribuye a un sueño más eficiente y a períodos más largos de sueño REM, restablecedor para el organismo.
Además, la oxitocina puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que se libera por la mañana para despertarnos pero que puede mantenernos en vela durante la noche.
Un estudio de 2022 publicado en la revista Sleep, realizado por Grandner y su equipo, encontró que las personas que comparten la cama con su pareja “la mayoría de las noches” reportaron menos insomnio severo, menos fatiga, menos apnea del sueño, más sueño y la capacidad de quedarse dormidos más rápidamente. Asimismo, dormir con la pareja también se asoció con menor depresión, ansiedad y estrés, y mayor apoyo social y satisfacción en la relación y en la vida en general.
Sin embargo, la compatibilidad de los hábitos de sueño de cada pareja es un factor determinante. “Existen muchos factores individuales que pueden contribuir a la compatibilidad del sueño de una pareja”, indicó a Newsweek Wendy Troxel, científica conductual sénior del think tank RAND Corporation y profesora en las Universidades de Pittsburgh y Utah. “Por ejemplo, si un integrante de la pareja tiene el sueño ligero y se despierta fácilmente, entonces puede enfrentar más desafíos al compartir la cama, pues hasta el más mínimo ruido o movimiento puede interrumpir su sueño”.
Los tres problemas más comunes que los pacientes reportan al psicólogo clínico y especialista en sueño Michael Breus son desacuerdos acerca de la temperatura, la televisión y los ronquidos. Breus afirmó que “hay cosas que se pueden controlar y otras que no”. Por ejemplo, en casos de sofocos por menopausia, es posible que sea necesario que ambos necesiten un ambiente más fresco o que una persona cambie de habitación. En cambio, si el problema son los ronquidos, es posible que quien los sufre necesite tratamiento.
La opción de dormir por separado
Diversos estudios y encuestas muestran que un número creciente de parejas que viven juntas optan por dormir separadas. En tanto, una investigación de 2019 realizada por la Fundación para la Salud del Sueño encontró que el 17% de más de 2.000 parejas australianas dormía en habitaciones distintas.
Por otra parte, los expertos reconocen que algunas personas pueden dudar en probar dormir por separado por miedo a perder la intimidad o la oportunidad de compartir un momento antes de dormir o al despertar.
Dorothy Chambers, experta en sueño en Sleep Junkie, indicó a The Independent que: “Si abandonar la antigua idea de que debes compartir una cama con tu pareja te ayuda a obtener un buen descanso nocturno, entonces animaría a la gente a explorar esta opción. Sin embargo, además de mejorar el sueño —que está asociado con la función cerebral, el bienestar emocional y un sistema inmunológico más fuerte, entre otros—, priorizar el sueño puede crear una mayor conexión entre las parejas, reducir las discusiones, proporcionar más tiempo para uno mismo y mejorar la comunicación”.
Por su parte, Hana Patel, especialista en sueño y salud mental, enfatiza que los momentos de intimidad pueden buscarse en otros momentos del día, como tomar una taza de té juntos antes de ir a dormir o pasar un tiempo juntos a primera hora de la mañana. Lo importante, aclara, es lograr un equilibrio entre tiempo de calidad juntos y un buen descanso por separado.
La salud del sueño es un factor crucial para la salud general y puede verse afectada, para bien o para mal, por la decisión de compartir la cama con la pareja, según explicó Michael Grandner, director del Programa de Investigación sobre Sueño y Salud de la Universidad de Arizona.
Compartir lecho puede aportar una sensación psicológica de seguridad que puede ser potenciada por la oxitocina, una hormona vinculada al amor que contribuye a un sueño más eficiente y a períodos más largos de sueño REM, restablecedor para el organismo.
Además, la oxitocina puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, que se libera por la mañana para despertarnos pero que puede mantenernos en vela durante la noche.
Un estudio de 2022 publicado en la revista Sleep, realizado por Grandner y su equipo, encontró que las personas que comparten la cama con su pareja “la mayoría de las noches” reportaron menos insomnio severo, menos fatiga, menos apnea del sueño, más sueño y la capacidad de quedarse dormidos más rápidamente. Asimismo, dormir con la pareja también se asoció con menor depresión, ansiedad y estrés, y mayor apoyo social y satisfacción en la relación y en la vida en general.
Sin embargo, la compatibilidad de los hábitos de sueño de cada pareja es un factor determinante. “Existen muchos factores individuales que pueden contribuir a la compatibilidad del sueño de una pareja”, indicó a Newsweek Wendy Troxel, científica conductual sénior del think tank RAND Corporation y profesora en las Universidades de Pittsburgh y Utah. “Por ejemplo, si un integrante de la pareja tiene el sueño ligero y se despierta fácilmente, entonces puede enfrentar más desafíos al compartir la cama, pues hasta el más mínimo ruido o movimiento puede interrumpir su sueño”.
Los tres problemas más comunes que los pacientes reportan al psicólogo clínico y especialista en sueño Michael Breus son desacuerdos acerca de la temperatura, la televisión y los ronquidos. Breus afirmó que “hay cosas que se pueden controlar y otras que no”. Por ejemplo, en casos de sofocos por menopausia, es posible que sea necesario que ambos necesiten un ambiente más fresco o que una persona cambie de habitación. En cambio, si el problema son los ronquidos, es posible que quien los sufre necesite tratamiento.
La opción de dormir por separado
Diversos estudios y encuestas muestran que un número creciente de parejas que viven juntas optan por dormir separadas. En tanto, una investigación de 2019 realizada por la Fundación para la Salud del Sueño encontró que el 17% de más de 2.000 parejas australianas dormía en habitaciones distintas.
Por otra parte, los expertos reconocen que algunas personas pueden dudar en probar dormir por separado por miedo a perder la intimidad o la oportunidad de compartir un momento antes de dormir o al despertar.
Dorothy Chambers, experta en sueño en Sleep Junkie, indicó a The Independent que: “Si abandonar la antigua idea de que debes compartir una cama con tu pareja te ayuda a obtener un buen descanso nocturno, entonces animaría a la gente a explorar esta opción. Sin embargo, además de mejorar el sueño —que está asociado con la función cerebral, el bienestar emocional y un sistema inmunológico más fuerte, entre otros—, priorizar el sueño puede crear una mayor conexión entre las parejas, reducir las discusiones, proporcionar más tiempo para uno mismo y mejorar la comunicación”.
Por su parte, Hana Patel, especialista en sueño y salud mental, enfatiza que los momentos de intimidad pueden buscarse en otros momentos del día, como tomar una taza de té juntos antes de ir a dormir o pasar un tiempo juntos a primera hora de la mañana. Lo importante, aclara, es lograr un equilibrio entre tiempo de calidad juntos y un buen descanso por separado.