Ataque cerebrovascular: las muertes podrían aumentar un 50% para 2050 si no se toman medidas urgentes
Martes 10 de
Octubre 2023
Una comisión de 12 expertos de la Organización Mundial de Stroke y The Lancet realizaron un diagnóstico de la situación de la enfermedad en el mundo. Por qué la población de países de medianos y bajos ingresos podría verse más afectada
El número de muertes por ataques cerebrovasculares (ACV) o ictus en el mundo aumentará en un 50% hasta alcanzar los 10 millones en 2050, y la mayoría de los casos se producirán en países de ingresos bajos y medios, según un amplio informe de la Comisión de Neurología de la Organización Mundial del Ictus y Lancet.
El documento también prevé que los ACV causarán más discapacidad en todo el mundo. Se estimó que los años de vida ajustados en función de la discapacidad -los años de vida perdidos y los años que se vive con discapacidad inducida por un ictus- aumentarán alrededor de un 30% hasta alcanzar los 190 millones en 2050.
Hay diferentes tipos de ataques cerebrovasculares. Un tipo es el “isquémico”, que ocurre cuando se interrumpe o se reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Otro ACV es el “hemorrágico”, que se produce cuando los vasos sanguíneos del cerebro se estrechan o se bloquean, lo que causa una importante reducción del flujo sanguíneo.
El nuevo trabajo consistió en una revisión de las directrices basadas en la evidencia, encuestas recientes y entrevistas en profundidad con expertos en ACV de todo el mundo.
El número de personas que sufren un ACV, mueren o quedan discapacitadas por esta afección en todo el mundo casi se ha duplicado en los últimos 30 años, y la gran mayoría de los afectados se encuentran en los países de medianos y bajos ingresos, donde la prevalencia de la afección está aumentando a un ritmo más rápido que en los países de ingresos altos.
El estudio también se relaciona con la Agenda 2030, que está conformada por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que acordaron los países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si se mantienen las tendencias actuales, no se alcanzará uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) clave de la Organización Mundial de la Salud, advirtieron los expertos. Uno de los objetivos pretende reducir en un tercio para 2030 los 41 millones de muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, incluido el ACV.
Aunque su consecución exigiría 140.000 millones de dólares en nuevos gastos entre 2023 y 2030, los beneficios económicos superarían los costos en una proporción de diez a uno.
El profesor Valery Feigin, de la Universidad Tecnológica de Auckland, en Nueva Zelanda, y copresidente de la Comisión, explicó: “Los ataques cerebrovasculares se cobran un enorme tributo en la población mundial, provocan la muerte y la discapacidad permanente de millones de personas cada año y cuestan miles de millones de dólares. Predecir con precisión las repercusiones sanitarias y económicas del ictus a décadas vista es un reto inherente, dados los niveles de incertidumbre que entraña, pero estas estimaciones son indicativas de la carga cada vez mayor que veremos en los próximos años a menos que se tomen medidas urgentes y eficaces”.
Los autores utilizaron los métodos del estudio Carga de Enfermedad Global para aportar estimaciones de la carga de ictus entre 2020 y 2050 en los diferentes países según sus ingresos y por principales regiones mundiales y edad. Teniendo en cuenta el crecimiento y el envejecimiento de la población en la mayoría de los países, su análisis indica que el número de personas que mueren anualmente por ictus en el mundo aumentará un 50%, pasando de 6,6 millones en 2020 a 9,7 millones en 2050.
Se prevé que el número de muertes por ictus en los países de medianos y bajos ingresos aumente drásticamente -incrementando la diferencia con los países de ingresos altos- al pasar de 5,7 millones en 2020 a 8,8 millones en 2050.
Por el contrario, se estima que las muertes por ACV en los países de ingresos altos se mantendrán prácticamente sin cambios, en torno a 900.000 entre 2020 y 2050. Esto indica que la proporción de muertes por ictus en el mundo que se producen en los países de medianos y bajos ingresos aumentará del 86% en 2020 al 91% en 2050.
Qué personas son más propensas a tener un ACV
Las probabilidades de tener un accidente cerebrovascular pueden aumentar o disminuir según la edad, el sexo y la raza u origen étnico. También factores son la presión arterial descontrolada, el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar tabaco, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. La buena noticia es que se pueden tomar medidas para prevenir el accidente cerebrovascular.
Consultado por Infobae, el doctor Lisandro Olmos, especialista en rehabilitación neurológica y director de Rehab Center y del postgrado de rehabilitación neurológica de la Universidad Barceló, valoró el estudio publicado y sostuvo que en los países en bajos y medianos ingresos “el desafío es hoy controlar los factores de riesgo para prevenir el número creciente de ACV y en desarrollar mejores estrategias de rehabilitación para las personas que sufren el problema”. En cambio, en los países de altos ingresos, se trabaja en tecnologías más sofisticadas para mejorar la rehabilitación. “Es una problemática muy diferente en los países según los ingresos. Se debería trabajar en políticas de salud”, agregó.
En América Latina y el Caribe, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha señalado que la hipertensión es una condición muy común que conduce tanto a la enfermedad cardíaca como al accidente cerebrovascular, y datos de la red NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC) muestran que 28% de las mujeres y el 43% de los hombres desconocen su condición de hipertensos.
Para identificar cuáles son los principales obstáculos y facilitadores de la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de alta calidad de los ACV, los autores de la Comisión realizaron un análisis cualitativo de entrevistas en profundidad con 12 expertos de seis países de ingresos altos y seis de ingresos bajos.
Entre los principales obstáculos identificados se encuentran la escasa concienciación sobre el ACV y sus factores de riesgo (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, mala alimentación, sedentarismo y tabaquismo) y la escasez de datos de vigilancia sobre factores de riesgo, eventos, tratamiento y resultados del ictus.
Entre los principales factores facilitadores se incluyen las organizaciones y redes de accidentes cerebrovasculares bien desarrolladas que pueden crear capacidad para la atención y la investigación de casos, y la atención sanitaria universal que brinda acceso a toda la población a la atención de accidentes cerebrovasculares basada en pruebas.
A partir de los resultados del análisis cualitativo, los autores formularon 12 recomendaciones basadas en la evidencia sobre la vigilancia, la prevención, la atención aguda y la rehabilitación del ictus. Entre las recomendaciones clave se incluyen:
- Establecer sistemas de vigilancia de bajo costo que aporten datos epidemiológicos precisos sobre el ACV para orientar la prevención y el tratamiento.
- Sensibilizar y concientizar a la población para mejorar los estilos de vida saludables y prevenir los ataques cerebrovasculares mediante el uso en toda la población de tecnologías móviles y digitales, como vídeos y aplicaciones de formación y concienciación.
- Dar prioridad a la planificación eficaz de los servicios de atención a la enfermedad, el desarrollo de capacidades, la formación, el suministro de equipos apropiados, el tratamiento y medicamentos asequibles, y la asignación adecuada de recursos a nivel nacional y regional.
- Adaptar las recomendaciones basadas en la evidencia a los contextos regionales, incluida la formación, el apoyo y la supervisión de los trabajadores sanitarios de la comunidad para ayudar en la atención a largo plazo del ictus.
- Establecer ecosistemas locales, nacionales y regionales en los que participen todas las partes interesadas para crear, aplicar y supervisar conjuntamente la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de los accidentes cerebrovasculares.
“Uno de los problemas más comunes a la hora de aplicar las recomendaciones sobre prevención y atención del ictus es la falta de financiación. Nuestra Comisión recomienda que todos y cada uno de los gobiernos del mundo introduzcan normas e impuestos sobre los productos poco saludables (como la sal, el alcohol, las bebidas azucaradas y las grasas trans)”, expresó el profesor Feigin.
“Esos impuestos no sólo reducirían el consumo de estos productos -y, por tanto, la carga que suponen los ataques cerebrovasculares y otras enfermedades no transmisibles importantes-, sino que también generarían ingresos suficientes para financiar no sólo los programas de prevención y los servicios de salud, sino también los programas de prevención y atención”, comentó.
El documento también prevé que los ACV causarán más discapacidad en todo el mundo. Se estimó que los años de vida ajustados en función de la discapacidad -los años de vida perdidos y los años que se vive con discapacidad inducida por un ictus- aumentarán alrededor de un 30% hasta alcanzar los 190 millones en 2050.
Hay diferentes tipos de ataques cerebrovasculares. Un tipo es el “isquémico”, que ocurre cuando se interrumpe o se reduce el suministro de sangre a una parte del cerebro, lo que impide que el tejido cerebral reciba oxígeno y nutrientes. Las células cerebrales comienzan a morir en minutos. Otro ACV es el “hemorrágico”, que se produce cuando los vasos sanguíneos del cerebro se estrechan o se bloquean, lo que causa una importante reducción del flujo sanguíneo.
El nuevo trabajo consistió en una revisión de las directrices basadas en la evidencia, encuestas recientes y entrevistas en profundidad con expertos en ACV de todo el mundo.
El número de personas que sufren un ACV, mueren o quedan discapacitadas por esta afección en todo el mundo casi se ha duplicado en los últimos 30 años, y la gran mayoría de los afectados se encuentran en los países de medianos y bajos ingresos, donde la prevalencia de la afección está aumentando a un ritmo más rápido que en los países de ingresos altos.
El estudio también se relaciona con la Agenda 2030, que está conformada por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que acordaron los países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si se mantienen las tendencias actuales, no se alcanzará uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) clave de la Organización Mundial de la Salud, advirtieron los expertos. Uno de los objetivos pretende reducir en un tercio para 2030 los 41 millones de muertes prematuras por enfermedades no transmisibles, incluido el ACV.
Aunque su consecución exigiría 140.000 millones de dólares en nuevos gastos entre 2023 y 2030, los beneficios económicos superarían los costos en una proporción de diez a uno.
El profesor Valery Feigin, de la Universidad Tecnológica de Auckland, en Nueva Zelanda, y copresidente de la Comisión, explicó: “Los ataques cerebrovasculares se cobran un enorme tributo en la población mundial, provocan la muerte y la discapacidad permanente de millones de personas cada año y cuestan miles de millones de dólares. Predecir con precisión las repercusiones sanitarias y económicas del ictus a décadas vista es un reto inherente, dados los niveles de incertidumbre que entraña, pero estas estimaciones son indicativas de la carga cada vez mayor que veremos en los próximos años a menos que se tomen medidas urgentes y eficaces”.
Los autores utilizaron los métodos del estudio Carga de Enfermedad Global para aportar estimaciones de la carga de ictus entre 2020 y 2050 en los diferentes países según sus ingresos y por principales regiones mundiales y edad. Teniendo en cuenta el crecimiento y el envejecimiento de la población en la mayoría de los países, su análisis indica que el número de personas que mueren anualmente por ictus en el mundo aumentará un 50%, pasando de 6,6 millones en 2020 a 9,7 millones en 2050.
Se prevé que el número de muertes por ictus en los países de medianos y bajos ingresos aumente drásticamente -incrementando la diferencia con los países de ingresos altos- al pasar de 5,7 millones en 2020 a 8,8 millones en 2050.
Por el contrario, se estima que las muertes por ACV en los países de ingresos altos se mantendrán prácticamente sin cambios, en torno a 900.000 entre 2020 y 2050. Esto indica que la proporción de muertes por ictus en el mundo que se producen en los países de medianos y bajos ingresos aumentará del 86% en 2020 al 91% en 2050.
Qué personas son más propensas a tener un ACV
Las probabilidades de tener un accidente cerebrovascular pueden aumentar o disminuir según la edad, el sexo y la raza u origen étnico. También factores son la presión arterial descontrolada, el sedentarismo, el consumo de comida chatarra y de alcohol en exceso, fumar tabaco, padecer problemas cardíacos como fibrilación auricular, diabetes, o estrés sin atención, y tener el colesterol elevado. La buena noticia es que se pueden tomar medidas para prevenir el accidente cerebrovascular.
Consultado por Infobae, el doctor Lisandro Olmos, especialista en rehabilitación neurológica y director de Rehab Center y del postgrado de rehabilitación neurológica de la Universidad Barceló, valoró el estudio publicado y sostuvo que en los países en bajos y medianos ingresos “el desafío es hoy controlar los factores de riesgo para prevenir el número creciente de ACV y en desarrollar mejores estrategias de rehabilitación para las personas que sufren el problema”. En cambio, en los países de altos ingresos, se trabaja en tecnologías más sofisticadas para mejorar la rehabilitación. “Es una problemática muy diferente en los países según los ingresos. Se debería trabajar en políticas de salud”, agregó.
En América Latina y el Caribe, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha señalado que la hipertensión es una condición muy común que conduce tanto a la enfermedad cardíaca como al accidente cerebrovascular, y datos de la red NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC) muestran que 28% de las mujeres y el 43% de los hombres desconocen su condición de hipertensos.
Para identificar cuáles son los principales obstáculos y facilitadores de la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de alta calidad de los ACV, los autores de la Comisión realizaron un análisis cualitativo de entrevistas en profundidad con 12 expertos de seis países de ingresos altos y seis de ingresos bajos.
Entre los principales obstáculos identificados se encuentran la escasa concienciación sobre el ACV y sus factores de riesgo (hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, obesidad, mala alimentación, sedentarismo y tabaquismo) y la escasez de datos de vigilancia sobre factores de riesgo, eventos, tratamiento y resultados del ictus.
Entre los principales factores facilitadores se incluyen las organizaciones y redes de accidentes cerebrovasculares bien desarrolladas que pueden crear capacidad para la atención y la investigación de casos, y la atención sanitaria universal que brinda acceso a toda la población a la atención de accidentes cerebrovasculares basada en pruebas.
A partir de los resultados del análisis cualitativo, los autores formularon 12 recomendaciones basadas en la evidencia sobre la vigilancia, la prevención, la atención aguda y la rehabilitación del ictus. Entre las recomendaciones clave se incluyen:
- Establecer sistemas de vigilancia de bajo costo que aporten datos epidemiológicos precisos sobre el ACV para orientar la prevención y el tratamiento.
- Sensibilizar y concientizar a la población para mejorar los estilos de vida saludables y prevenir los ataques cerebrovasculares mediante el uso en toda la población de tecnologías móviles y digitales, como vídeos y aplicaciones de formación y concienciación.
- Dar prioridad a la planificación eficaz de los servicios de atención a la enfermedad, el desarrollo de capacidades, la formación, el suministro de equipos apropiados, el tratamiento y medicamentos asequibles, y la asignación adecuada de recursos a nivel nacional y regional.
- Adaptar las recomendaciones basadas en la evidencia a los contextos regionales, incluida la formación, el apoyo y la supervisión de los trabajadores sanitarios de la comunidad para ayudar en la atención a largo plazo del ictus.
- Establecer ecosistemas locales, nacionales y regionales en los que participen todas las partes interesadas para crear, aplicar y supervisar conjuntamente la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de los accidentes cerebrovasculares.
“Uno de los problemas más comunes a la hora de aplicar las recomendaciones sobre prevención y atención del ictus es la falta de financiación. Nuestra Comisión recomienda que todos y cada uno de los gobiernos del mundo introduzcan normas e impuestos sobre los productos poco saludables (como la sal, el alcohol, las bebidas azucaradas y las grasas trans)”, expresó el profesor Feigin.
“Esos impuestos no sólo reducirían el consumo de estos productos -y, por tanto, la carga que suponen los ataques cerebrovasculares y otras enfermedades no transmisibles importantes-, sino que también generarían ingresos suficientes para financiar no sólo los programas de prevención y los servicios de salud, sino también los programas de prevención y atención”, comentó.
Con información de
Infobae