Francia le declara la guerra a las chinches para responder “a la angustia legítima” de la población
Jueves 05 de
Octubre 2023
La psicosis desatada por el ruido mediático en los últimos días llevó a que el gobierno tome las riendas de la situación y a adoptar “decisiones y orientaciones, a fin de responder a la angustia legítima de los franceses”
PARIS.- Francia ha decidido declararle la guerra a las chinches de colchón. Convencido de la necesidad de dar una rápida respuesta a la psicosis desatada en torno a la presencia de esas minúsculas chinches en el país, el gobierno convocó una reunión ministerial para este viernes, que deberá adoptar “decisiones y orientaciones, a fin de responder a la angustia legítima de los franceses”, según su portavoz, Olivier Véran.
“¿Acaso hay un aumento de las llamadas punaises de lit en Francia? Para saberlo, en necesario aportar respuestas y consultar a aquellas personas que intervienen en los domicilios de los franceses. También queremos protegerlos de los riesgos de estafa”, detalló Véran, que fue ministro de Salud Pública durante la pandemia de Covid.
“Lo que nos preocupa sobre todo es que la gente se haga timar por empresas que les hagan pagar 2000 o 3000 euros para liberarlos”, afirma a su vez el ministro de Salud Pública, Aurélien Rousseau.
Por su lado, el ministro de Transportes, Clément Beaune, reunirá el miércoles próximo a los principales operadores de transporte y asociaciones de usuarios pues, en estas últimas semanas, los minúsculos parásitos fueron señalados en trenes franceses y metros de París en las redes sociales.
Consideradas como una verdadera plaga favorecida por el calentamiento climático y la circulación turística, las “chinches de colchón” son muy diferentes de la chinche común. Ese minúsculo parásito, de entre 4 y 7 milímetros de tamaño, se alimenta de noche, principalmente de sangre humana o animal, puede sobrevivir varios meses sin comer y picar hasta 90 veces en una sola noche. Y si bien no es vector de enfermedades infecciosas, representa cierto peligro para el hombre. Por ejemplo, su picadura puede provocar lesiones cutáneas más o menos importantes o dolorosas.
Y no. La presencia de esos parásitos no responde a la suciedad.
“Las chinches de colchón no se encuentran solo en los sitios sucios o insalubres. Pueden infestar cualquier lugar, limpio o no”, explica el parasitólogo Arezki Izri.
Pero la presencia de esos parásitos -que generalmente se esconden en los colchones y en las valijas de los viajeros-, no es nueva.
“El aumento de las chinches de colchón no data de ayer. En Europa del sur, el problema se acentúa desde 2005. En el Instituto Nacional de Estudio y Lucha contra la Chinche de colchón, no cesamos de decir que el fenómeno progresa en forma exponencial desde hace diez años. No obstante, es necesario tomar el problema en forma global y no dejarse invadir por el pánico”, dice Pascal Delaunay, parasitólogo y entomólogo médico en el Centro Hospitalario Universitario de Niza.
La psicosis desatada por el ruido mediático en los últimos días se debe principalmente a que todos piensan que podrán tener algún día chinches de colchón en sus camas.
“Es verdad. Todos los hogares están potencialmente concernidos. Pero recordemos que la chinche de colchón no transmite ninguna enfermedad. Incide sobre todo en la salud mental. Tener esos insectos en su casa, en su intimidad, fragiliza psicológicamente a la gente. Es necesario, en consecuencia, que el Estado tome consciencia de que se trata de un problema de salud y no de trasportes, por ejemplo”, agrega Delauney.
Para los especialistas, el problema es que, en vez de una cuestión de salud pública, la psicosis de las chinches de colchón se ha transformado en una problemática política.
“En lugar de preocuparse por los ciudadanos y sus habitaciones, debido a la presión mediática los responsables políticos se focalizan en las eventuales consecuencias para los hoteles, los transportes, los cines o los teatros. Es obvio que los transportes deben desinfectar en caso de proliferación, pero la prioridad reside en ocuparse de las personas frágiles, que pueden resultar desbordadas por el problema, a riesgo de derrumbarse y dejar que los insectos invadan sus domicilios”, analiza Delaunay.
A su juicio, es necesario formar a médicos y farmacéuticos para tratar un problema que se instalará en la vida cotidiana de todas las urbes. También aportar un capítulo médico a la formación de los técnicos en desinfección.
“Tratar las chinches de colchón no es solo una cuestión de técnica. También lo es de salud mental. Los cursos de entomología médica (la ciencia que estudia los insectos que tienen importancia para la salud humana) deberían ser dispensados para ayudar mejor las aprensiones de los afectados”, afirma Arezki Izri.
Hay otros que, en efecto, prefieren destacar la dimensión política de la cuestión.
El diputado del partido presidencial Renacimiento, Bruno Studer, sigue hace años el expediente de las chinches de colchón y responde a aquellos que acusan al gobierno de “hacer demasiado”.
“Desde hace semanas, la situación se aceleró brutalmente a causa de los videos virales, muchas veces falsos, que han circulado por las redes sociales. Se agregó la reacción internacional, ante la perspectiva de los Juegos Olímpicos en la capital francesa. Y los medios sirvieron de caja de resonancia. Yo, que sigo ese expediente desde hace tiempo, soy incapaz de decir si en verdad hay un aumento de las chinches de colchón. Pero una cosa es cierta: cuando la psicosis se instala, los políticos debemos asumir nuestras responsabilidades. Y concluye: “¿Qué habrían dicho los franceses si la hubiéramos ignorado?”.
“¿Acaso hay un aumento de las llamadas punaises de lit en Francia? Para saberlo, en necesario aportar respuestas y consultar a aquellas personas que intervienen en los domicilios de los franceses. También queremos protegerlos de los riesgos de estafa”, detalló Véran, que fue ministro de Salud Pública durante la pandemia de Covid.
“Lo que nos preocupa sobre todo es que la gente se haga timar por empresas que les hagan pagar 2000 o 3000 euros para liberarlos”, afirma a su vez el ministro de Salud Pública, Aurélien Rousseau.
Por su lado, el ministro de Transportes, Clément Beaune, reunirá el miércoles próximo a los principales operadores de transporte y asociaciones de usuarios pues, en estas últimas semanas, los minúsculos parásitos fueron señalados en trenes franceses y metros de París en las redes sociales.
Consideradas como una verdadera plaga favorecida por el calentamiento climático y la circulación turística, las “chinches de colchón” son muy diferentes de la chinche común. Ese minúsculo parásito, de entre 4 y 7 milímetros de tamaño, se alimenta de noche, principalmente de sangre humana o animal, puede sobrevivir varios meses sin comer y picar hasta 90 veces en una sola noche. Y si bien no es vector de enfermedades infecciosas, representa cierto peligro para el hombre. Por ejemplo, su picadura puede provocar lesiones cutáneas más o menos importantes o dolorosas.
Y no. La presencia de esos parásitos no responde a la suciedad.
“Las chinches de colchón no se encuentran solo en los sitios sucios o insalubres. Pueden infestar cualquier lugar, limpio o no”, explica el parasitólogo Arezki Izri.
Pero la presencia de esos parásitos -que generalmente se esconden en los colchones y en las valijas de los viajeros-, no es nueva.
“El aumento de las chinches de colchón no data de ayer. En Europa del sur, el problema se acentúa desde 2005. En el Instituto Nacional de Estudio y Lucha contra la Chinche de colchón, no cesamos de decir que el fenómeno progresa en forma exponencial desde hace diez años. No obstante, es necesario tomar el problema en forma global y no dejarse invadir por el pánico”, dice Pascal Delaunay, parasitólogo y entomólogo médico en el Centro Hospitalario Universitario de Niza.
La psicosis desatada por el ruido mediático en los últimos días se debe principalmente a que todos piensan que podrán tener algún día chinches de colchón en sus camas.
“Es verdad. Todos los hogares están potencialmente concernidos. Pero recordemos que la chinche de colchón no transmite ninguna enfermedad. Incide sobre todo en la salud mental. Tener esos insectos en su casa, en su intimidad, fragiliza psicológicamente a la gente. Es necesario, en consecuencia, que el Estado tome consciencia de que se trata de un problema de salud y no de trasportes, por ejemplo”, agrega Delauney.
Para los especialistas, el problema es que, en vez de una cuestión de salud pública, la psicosis de las chinches de colchón se ha transformado en una problemática política.
“En lugar de preocuparse por los ciudadanos y sus habitaciones, debido a la presión mediática los responsables políticos se focalizan en las eventuales consecuencias para los hoteles, los transportes, los cines o los teatros. Es obvio que los transportes deben desinfectar en caso de proliferación, pero la prioridad reside en ocuparse de las personas frágiles, que pueden resultar desbordadas por el problema, a riesgo de derrumbarse y dejar que los insectos invadan sus domicilios”, analiza Delaunay.
A su juicio, es necesario formar a médicos y farmacéuticos para tratar un problema que se instalará en la vida cotidiana de todas las urbes. También aportar un capítulo médico a la formación de los técnicos en desinfección.
“Tratar las chinches de colchón no es solo una cuestión de técnica. También lo es de salud mental. Los cursos de entomología médica (la ciencia que estudia los insectos que tienen importancia para la salud humana) deberían ser dispensados para ayudar mejor las aprensiones de los afectados”, afirma Arezki Izri.
Hay otros que, en efecto, prefieren destacar la dimensión política de la cuestión.
El diputado del partido presidencial Renacimiento, Bruno Studer, sigue hace años el expediente de las chinches de colchón y responde a aquellos que acusan al gobierno de “hacer demasiado”.
“Desde hace semanas, la situación se aceleró brutalmente a causa de los videos virales, muchas veces falsos, que han circulado por las redes sociales. Se agregó la reacción internacional, ante la perspectiva de los Juegos Olímpicos en la capital francesa. Y los medios sirvieron de caja de resonancia. Yo, que sigo ese expediente desde hace tiempo, soy incapaz de decir si en verdad hay un aumento de las chinches de colchón. Pero una cosa es cierta: cuando la psicosis se instala, los políticos debemos asumir nuestras responsabilidades. Y concluye: “¿Qué habrían dicho los franceses si la hubiéramos ignorado?”.
Paris bedbug epidemic is SPREADING🥶🥶🥶🥶👇👇👇 pic.twitter.com/bBjQmdOUA6
— Humanbydesign (@Humanbydesign3) October 4, 2023
Bedbug infestation in Paris, France.
— Dr. George (@GeorgeAnagli) October 3, 2023
pic.twitter.com/TosPmRx51e
Con información de
La Nación