Cerca de la primera vacuna nasal contra el Chagas: desarrollada por científicos de la UBA y Europa está lista para la prueba en humanos
Por:
Daniela Blanco
Viernes 25 de
Agosto 2023
En el mundo, la enfermedad de Chagas afecta de 6 a 8 millones de personas y causa 12.000 muertes al año. Hasta el momento no hay vacunas disponibles, por lo que este logro científico cambia por completo su abordaje. Infobae dialogó con el experto argentino que participó de esta investigación con gran impacto en Argentina y la región
Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue calificando al Chagas como una de las 20 enfermedades desatendidas y por la que fallecen más de 12.000 personas por año - en su mayoría de América Latina-, la pandemia confirmó que las vacunas son una de las herramientas más poderosas de la ciencia para salvar vidas. Así lo entienden un grupo mancomunado de científicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y un consorcio de instituciones de ciencia y biociencia europeas, que están llevando adelante una investigación que podrá revertir la realidad de la enfermedad del Chagas para siempre.
Cada año, entre dos y tres millones de personas en el mundo evitan la muerte gracias a las inmunizaciones y por su efecto poblacional en el tiempo logran “discontinuar” males y enfermedades, muchos de ellos mortales. El Chagas es una de esas patologías potencialmente mortal, es endémica en 21 países latinoamericanos, de los cuales Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y México son los que poseen un mayor número de población afectada, la transmisión de madre a hijo ha provocado su expansión a otros países y continentes.
Hasta el momento, la enfermedad del Chagas no cuenta con una vacuna preventiva ni terapéutica disponible para que detenga las formas graves de la infección.
Infobae accedió en exclusiva al desarrollo de una vacuna de última generación hecha por científicos de la Universidad de Buenos Aires junto a un grupo de academias, institutos de investigación y hubs biotecnológicos de la Comunidad Europea, que está listo para iniciar las pruebas en humanos. Además, conversó con el científico argentino que participó de la investigación.
Aplicación nasal, sin agujas
Este grupo de científicos argentinos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) junto a un puñado de centros de investigación europeos desarrollaron una vacuna de última generación que ya está lista para iniciar la fase final de pruebas en humanos. Denominada Cruzivax, es de aplicación nasal, sin agujas.
Cruzivax es un consorcio multinacional compuesto por tres universidades, tres institutos de investigación financiados con fondos públicos y cinco biotecnológicas. Los centros de investigación participantes están radicados en seis países europeos y el único representante del continente americano es Argentina, a través de la UBA.
La fórmula desarrollada por la UBA fue probada en ratones, perros y primates no humanos. Y se realizaron los estudios de seguridad y toxicidad, y formulación de la vacuna para administración nasal.
Los centros y universidades científicas participantes son: Helmholtz Centre for Infection Research (HZI); Universidad de Buenos Aires (UBA); Universidade Nova de Lisboa (UNL); Commissariat à l’Energie Atomique et aux Energies Alternatives (CEA); Instituto de Biologia Experimental e Tecnológica (iBET); GenIbet Biopharmaceuticals (GenIbet); ASA Spezialenzyme GmbH; ATRC Aurigon Toxicology Center Ltd. (ATRC); Center for the Evaluation of Vaccination (CEV); el Barcelona Institute for Global Health (ISGlobal) y Vakzine Projekt Management GmbH (VPM).
El siguiente paso será presentar toda esta documentación a las agencias reguladoras para solicitar la autorización del estudio de Fase I en humanos con el fin de evaluar la seguridad, dosis y eficacia.
Infobae dialogó en exclusiva con el director del proyecto Emilio Malchiodi, investigador UBA/Conicet y profesor titular de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Malchiodi es, además, director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral de la UBA/Conicet.
“Nuestro grupo de investigación ha desarrollado y explorado distintos candidatos a vacunas contra la infección por Trypanosoma cruzi basados en diferentes plataformas como proteínas recombinantes con diversos adyuvantes, o sus ácidos nucleicos codificantes administrados como plásmidos desnudos o transportados por bacterias y virus atenuados como sistemas de entrega de DNA. Todas estas plataformas son las más avanzadas y son las que se han usado para desarrollar vacunas contra COVID”, detalló Malchiodi a Infobae.
El Chagas, que también se denomina tripanosomiasis americana, es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad desatendida que causa cada año 30.000 nuevos casos y 12.000 muertes en el mundo, la mayoría en zonas de Latinoamérica donde habita y prospera la vinchuca (Triatoma infestans), el insecto vector del parásito Trypanosoma cruzi que causa de la infección.
El Chagas es una enfermedad parasitaria causada por el microorganismo Trypanosoma Cruzi, se transmite por la picadura del insecto conocido como vinchuca, por transfusión sanguínea o trasplante de órganos, y durante la gestación o el trabajo de parto.
En el mundo la enfermedad afecta de 6 a 8 millones de personas, de las cuales 1,2 millones son mujeres en edad fértil. Y se estima que al año 9.000 bebés heredan la enfermedad de Chagas de su madre.
El talón de aquiles está en el acceso
En Argentina, 1,6 millones personas están infectadas y 7 millones corren riesgo de contraer Chagas, una enfermedad silenciosa que suele avanzar sin dar síntomas y que genera secuelas muy graves de salud: se estima que el 30% de las personas con la enfermedad presentan complicaciones cardiovasculares tempranas, como arritmias graves, que con el tiempo llevan a una insuficiencia cardiaca crónica con una elevada tasa de mortalidad.
Para ese enorme grupo vulnerable, acceder a una vacuna marcará una diferencia crucial. Los investigadores destacan que la vacuna Cruzivax será de bajo costo y fácil administración. Se administra a través de un spray nasal similar al que se utiliza para la congestión nasal o para problemas de rinitis. Esto es clave para lograr un mejor acceso, promueve la adherencia (eficacia del tratamiento) y garantizar la disponibilidad para los grupos vulnerables.
Malchiodi explicó a Infobae: “Luego de años de trabajar en la identificación de una vacuna logramos desarrollar un antígeno vacunal por ingeniería genética a partir de porciones de tres proteínas del parásito, que resultan importantes para infectar y penetrar en las células humanas. Este antígeno quimérico, que llamamos Traspaína, en combinación con un adyuvante de última generación, demostró ser protectivo contra la infección por Trypanosoma cruzi”, agregó el investigador.
“Esperamos que Cruzivax nos permita desarrollar una estrategia de vacunación profiláctica y otra terapéutica eficaz para proteger de la infección o mejorar la evolución y el pronóstico de individuos que padecen la enfermedad de Chagas”, contó Malchiodi.
El experto de la UBA explicó que la transmisión vectorial se ha controlado mucho y, si se mantienen las medidas de combate a la vinchuca, son muy efectivas; “pero en cuanto esto se interrumpen, proliferan los insectos vectores. La existencia de una vacuna para proteger contra la infección será muy importante en zonas epidémicas. En el mundo se estima que 7 millones de personas están infectadas con T. cruzi”.
Para los ya infectados, una vacuna terapéutica que module la respuesta inmune puede contribuir enormemente para evitar la enfermedad, el investigador argentino remarca que “hay que distinguir muy bien entre infección (estar infectado por el parásito) y enfermedad, que ocurre luego de un periodo de infección por alteraciones musculares y nerviosas”.
En ese marco, el tema del acceso será fundamental. “La enfermedad de Chagas afecta principalmente a personas en condiciones de pobreza con difícil acceso a la salud. Por lo que una vacuna contra el Chagas debería ser garantizada por el Estado”, aseguró Malchiodi.
“Nuestro desarrollo busca una vacuna de bajo costo y debe orientarse en primera instancia a los grupos de riesgo, en las zonas endémicas de la Argentina”, indicó a Infobae.
Enfermedad desatendida
Cada último viernes del mes de agosto se conmemora el Día Nacional por una Argentina sin Chagas con el fin de concientizar sobre la enfermedad. Se estima que en el mundo hay entre 6 y 8 millones de personas infectadas, aunque podrían ser muchos más ya que muchos afectados desconocen su condición por no presentar síntomas.
El Chagas se propaga a los seres humanos principalmente por las heces de las vinchucas. La transmisión ocurre cuando el insecto defeca en la piel de una persona y esta se rasca, permitiendo así la entrada al organismo del parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad. Esta forma de infección se denomina transmisión vectorial
Las formas en que se puede contagiar el Chagas son: de persona a persona, a través de transfusiones de sangre, mediante trasplante de órganos, o de una madre a su feto. Otra vía puede ser el consumo de alimentos y bebidas contaminadas con las heces de la vinchuca.
Aunque el Chagas es altamente tratable con medicación en sus fases iniciales, la mayor dificultad de esta enfermedad radica en que muchos no saben que están infectados durante el periodo crucial para su tratamiento, dado que los primeros 2 a 3 meses no presentan síntomas estridentes. Paralelamente, los medicamentos empleados para su tratamiento (Benznidazol) pueden tener significativos efectos adversos en la salud de los afectados.
Una vacuna para prevenir y curar
La relevancia del trabajo de los científicos de la UBA es el desarrollo de una vacuna de última generación, de costo bajo y fácil administración. Se aplica sin agujas solo como un spray nasal similar al que se utiliza para la congestión nasal o para problemas de rinitis.
La gran mayoría de las vacunas que conocemos actúan como una herramienta sanitaria preventiva: evitan la enfermedad o nos protegen de desarrollar cuadros graves. En el caso de la vacuna Cruzivax, no sólo podrá utilizarse como prevención, sino también de modo terapéutico en aquellas personas que ya están infectadas, a fin de regular la respuesta inmune y proteger de la enfermedad.
“Nos aprovechamos del sistema inmune de las mucosas, que puede generar una respuesta inmune importante que luego se hace sistémica. Es decir, aparecen los anticuerpos en la mucosa nasal, y luego en el torrente sanguíneo. Es lo que se conoce como recirculación linfocitaria entre todas las mucosas”, destacó Malchiodi.
“Logramos desarrollar un antígeno vacunal por ingeniería genética a partir de porciones de tres proteínas del parásito, que resultan importantes para infectar y penetrar en las células humanas. Este antígeno quimérico que llamamos Traspaína, en combinación con un adyuvante de última generación, demostró ser protectivo contra la infección por Trypanosoma cruzi (el parásito causante de la enfermedad)”.
Así, en aquellos que ya tienen Chagas, actúa como tratamiento tanto en solitario como en combinación con una de las drogas utilizadas normalmente en los tratamientos, el Benznidazol.
“La vacuna terapéutica (para personas ya infectadas) puede modular la respuesta y permitir el tratamiento conjunto con Benznidazol en menores dosis (los medicamentos son muy tóxicos,requieren largos periodos de tratamiento y son muy efectivos en fase aguda, pero no tanto en fase crónica)”, agregó Malchiodi a Infobae.
El equipo liderado por Malchiodi también trabajó en los desarrollos científicos locales en la lucha contra COVID-19, y están trabajando en otras dos vacunas destinadas a la prevención de enfermedades producidas por parásitos, como la fiebre amarilla y la leishmaniasis.
Cada año, entre dos y tres millones de personas en el mundo evitan la muerte gracias a las inmunizaciones y por su efecto poblacional en el tiempo logran “discontinuar” males y enfermedades, muchos de ellos mortales. El Chagas es una de esas patologías potencialmente mortal, es endémica en 21 países latinoamericanos, de los cuales Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia y México son los que poseen un mayor número de población afectada, la transmisión de madre a hijo ha provocado su expansión a otros países y continentes.
Hasta el momento, la enfermedad del Chagas no cuenta con una vacuna preventiva ni terapéutica disponible para que detenga las formas graves de la infección.
Infobae accedió en exclusiva al desarrollo de una vacuna de última generación hecha por científicos de la Universidad de Buenos Aires junto a un grupo de academias, institutos de investigación y hubs biotecnológicos de la Comunidad Europea, que está listo para iniciar las pruebas en humanos. Además, conversó con el científico argentino que participó de la investigación.
Aplicación nasal, sin agujas
Este grupo de científicos argentinos de la Universidad de Buenos Aires (UBA) junto a un puñado de centros de investigación europeos desarrollaron una vacuna de última generación que ya está lista para iniciar la fase final de pruebas en humanos. Denominada Cruzivax, es de aplicación nasal, sin agujas.
Cruzivax es un consorcio multinacional compuesto por tres universidades, tres institutos de investigación financiados con fondos públicos y cinco biotecnológicas. Los centros de investigación participantes están radicados en seis países europeos y el único representante del continente americano es Argentina, a través de la UBA.
La fórmula desarrollada por la UBA fue probada en ratones, perros y primates no humanos. Y se realizaron los estudios de seguridad y toxicidad, y formulación de la vacuna para administración nasal.
Los centros y universidades científicas participantes son: Helmholtz Centre for Infection Research (HZI); Universidad de Buenos Aires (UBA); Universidade Nova de Lisboa (UNL); Commissariat à l’Energie Atomique et aux Energies Alternatives (CEA); Instituto de Biologia Experimental e Tecnológica (iBET); GenIbet Biopharmaceuticals (GenIbet); ASA Spezialenzyme GmbH; ATRC Aurigon Toxicology Center Ltd. (ATRC); Center for the Evaluation of Vaccination (CEV); el Barcelona Institute for Global Health (ISGlobal) y Vakzine Projekt Management GmbH (VPM).
El siguiente paso será presentar toda esta documentación a las agencias reguladoras para solicitar la autorización del estudio de Fase I en humanos con el fin de evaluar la seguridad, dosis y eficacia.
Infobae dialogó en exclusiva con el director del proyecto Emilio Malchiodi, investigador UBA/Conicet y profesor titular de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Malchiodi es, además, director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral de la UBA/Conicet.
“Nuestro grupo de investigación ha desarrollado y explorado distintos candidatos a vacunas contra la infección por Trypanosoma cruzi basados en diferentes plataformas como proteínas recombinantes con diversos adyuvantes, o sus ácidos nucleicos codificantes administrados como plásmidos desnudos o transportados por bacterias y virus atenuados como sistemas de entrega de DNA. Todas estas plataformas son las más avanzadas y son las que se han usado para desarrollar vacunas contra COVID”, detalló Malchiodi a Infobae.
El Chagas, que también se denomina tripanosomiasis americana, es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad desatendida que causa cada año 30.000 nuevos casos y 12.000 muertes en el mundo, la mayoría en zonas de Latinoamérica donde habita y prospera la vinchuca (Triatoma infestans), el insecto vector del parásito Trypanosoma cruzi que causa de la infección.
El Chagas es una enfermedad parasitaria causada por el microorganismo Trypanosoma Cruzi, se transmite por la picadura del insecto conocido como vinchuca, por transfusión sanguínea o trasplante de órganos, y durante la gestación o el trabajo de parto.
En el mundo la enfermedad afecta de 6 a 8 millones de personas, de las cuales 1,2 millones son mujeres en edad fértil. Y se estima que al año 9.000 bebés heredan la enfermedad de Chagas de su madre.
El talón de aquiles está en el acceso
En Argentina, 1,6 millones personas están infectadas y 7 millones corren riesgo de contraer Chagas, una enfermedad silenciosa que suele avanzar sin dar síntomas y que genera secuelas muy graves de salud: se estima que el 30% de las personas con la enfermedad presentan complicaciones cardiovasculares tempranas, como arritmias graves, que con el tiempo llevan a una insuficiencia cardiaca crónica con una elevada tasa de mortalidad.
Para ese enorme grupo vulnerable, acceder a una vacuna marcará una diferencia crucial. Los investigadores destacan que la vacuna Cruzivax será de bajo costo y fácil administración. Se administra a través de un spray nasal similar al que se utiliza para la congestión nasal o para problemas de rinitis. Esto es clave para lograr un mejor acceso, promueve la adherencia (eficacia del tratamiento) y garantizar la disponibilidad para los grupos vulnerables.
Malchiodi explicó a Infobae: “Luego de años de trabajar en la identificación de una vacuna logramos desarrollar un antígeno vacunal por ingeniería genética a partir de porciones de tres proteínas del parásito, que resultan importantes para infectar y penetrar en las células humanas. Este antígeno quimérico, que llamamos Traspaína, en combinación con un adyuvante de última generación, demostró ser protectivo contra la infección por Trypanosoma cruzi”, agregó el investigador.
“Esperamos que Cruzivax nos permita desarrollar una estrategia de vacunación profiláctica y otra terapéutica eficaz para proteger de la infección o mejorar la evolución y el pronóstico de individuos que padecen la enfermedad de Chagas”, contó Malchiodi.
El experto de la UBA explicó que la transmisión vectorial se ha controlado mucho y, si se mantienen las medidas de combate a la vinchuca, son muy efectivas; “pero en cuanto esto se interrumpen, proliferan los insectos vectores. La existencia de una vacuna para proteger contra la infección será muy importante en zonas epidémicas. En el mundo se estima que 7 millones de personas están infectadas con T. cruzi”.
Para los ya infectados, una vacuna terapéutica que module la respuesta inmune puede contribuir enormemente para evitar la enfermedad, el investigador argentino remarca que “hay que distinguir muy bien entre infección (estar infectado por el parásito) y enfermedad, que ocurre luego de un periodo de infección por alteraciones musculares y nerviosas”.
En ese marco, el tema del acceso será fundamental. “La enfermedad de Chagas afecta principalmente a personas en condiciones de pobreza con difícil acceso a la salud. Por lo que una vacuna contra el Chagas debería ser garantizada por el Estado”, aseguró Malchiodi.
“Nuestro desarrollo busca una vacuna de bajo costo y debe orientarse en primera instancia a los grupos de riesgo, en las zonas endémicas de la Argentina”, indicó a Infobae.
Enfermedad desatendida
Cada último viernes del mes de agosto se conmemora el Día Nacional por una Argentina sin Chagas con el fin de concientizar sobre la enfermedad. Se estima que en el mundo hay entre 6 y 8 millones de personas infectadas, aunque podrían ser muchos más ya que muchos afectados desconocen su condición por no presentar síntomas.
El Chagas se propaga a los seres humanos principalmente por las heces de las vinchucas. La transmisión ocurre cuando el insecto defeca en la piel de una persona y esta se rasca, permitiendo así la entrada al organismo del parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad. Esta forma de infección se denomina transmisión vectorial
Las formas en que se puede contagiar el Chagas son: de persona a persona, a través de transfusiones de sangre, mediante trasplante de órganos, o de una madre a su feto. Otra vía puede ser el consumo de alimentos y bebidas contaminadas con las heces de la vinchuca.
Aunque el Chagas es altamente tratable con medicación en sus fases iniciales, la mayor dificultad de esta enfermedad radica en que muchos no saben que están infectados durante el periodo crucial para su tratamiento, dado que los primeros 2 a 3 meses no presentan síntomas estridentes. Paralelamente, los medicamentos empleados para su tratamiento (Benznidazol) pueden tener significativos efectos adversos en la salud de los afectados.
Una vacuna para prevenir y curar
La relevancia del trabajo de los científicos de la UBA es el desarrollo de una vacuna de última generación, de costo bajo y fácil administración. Se aplica sin agujas solo como un spray nasal similar al que se utiliza para la congestión nasal o para problemas de rinitis.
La gran mayoría de las vacunas que conocemos actúan como una herramienta sanitaria preventiva: evitan la enfermedad o nos protegen de desarrollar cuadros graves. En el caso de la vacuna Cruzivax, no sólo podrá utilizarse como prevención, sino también de modo terapéutico en aquellas personas que ya están infectadas, a fin de regular la respuesta inmune y proteger de la enfermedad.
“Nos aprovechamos del sistema inmune de las mucosas, que puede generar una respuesta inmune importante que luego se hace sistémica. Es decir, aparecen los anticuerpos en la mucosa nasal, y luego en el torrente sanguíneo. Es lo que se conoce como recirculación linfocitaria entre todas las mucosas”, destacó Malchiodi.
“Logramos desarrollar un antígeno vacunal por ingeniería genética a partir de porciones de tres proteínas del parásito, que resultan importantes para infectar y penetrar en las células humanas. Este antígeno quimérico que llamamos Traspaína, en combinación con un adyuvante de última generación, demostró ser protectivo contra la infección por Trypanosoma cruzi (el parásito causante de la enfermedad)”.
Así, en aquellos que ya tienen Chagas, actúa como tratamiento tanto en solitario como en combinación con una de las drogas utilizadas normalmente en los tratamientos, el Benznidazol.
“La vacuna terapéutica (para personas ya infectadas) puede modular la respuesta y permitir el tratamiento conjunto con Benznidazol en menores dosis (los medicamentos son muy tóxicos,requieren largos periodos de tratamiento y son muy efectivos en fase aguda, pero no tanto en fase crónica)”, agregó Malchiodi a Infobae.
El equipo liderado por Malchiodi también trabajó en los desarrollos científicos locales en la lucha contra COVID-19, y están trabajando en otras dos vacunas destinadas a la prevención de enfermedades producidas por parásitos, como la fiebre amarilla y la leishmaniasis.