La “droga mágica” de Hollywood. Se autorizó en la Argentina el uso de Ozempic para bajar de peso
Por:
Evangelina Himitian
Domingo 06 de
Agosto 2023
Se llama Wegovy, y es la droga que revolucionó Hollywood; advierten que mucha gente ya estaba utilizando el fármaco por circuitos alternativos y que debe hacerlo dentro de un tratamiento de dieta y ejercicio
Muchos estaban esperando este anuncio: Ozempic, la droga mágica con la que las estrellas de Hollywood están bajando de peso fue aprobada en la Argentina por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para el tratamiento de la obesidad y el sobrepeso. Wegovy, así es el nombre de Ozempic cuando se usa para el descenso de peso, estará disponible en el mercado local en los próximos meses, aunque todavía no se sabe cuándo.
La novedad aún no fue publicada en el Boletín Oficial, por eso desde el laboratorio que la produce, Novo Nordisk, ante la consulta de LA NACIÓN, eligieron la cautela para hablar del tema y recordaron que hasta ahora, Ozempic en el país sólo está autorizada para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sin embargo, ante la demora en la aprobación de la droga y ante la amplia difusión que tuvo en los medios de todo el mundo, distintos especialistas reconocieron que cada vez más pacientes les piden utilizarla. Incluso encienden el alerta de que se fue abriendo un circuito paralelo de acceso a Ozempic: pacientes no diabéticos que están accediendo al tratamiento por prescripción médica y hasta a los descuentos que permiten comprarlo con casi un 80% de descuento (sale unos $90.000 mensuales) en aquellas empresas de medicina privada que no exigen la colocación del diagnóstico en la receta.
Por eso, la aprobación de Wegovy se espera que sea una gran novedad. Mientras se estima que en el trascurso de los próximos días se haga oficial, desde Anmat confirmaron a LA NACIÓN que la semana pasada la droga había sido aprobada con determinadas indicaciones terapéuticas, como ser el descenso de peso y el mantenimiento del peso en adultos con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 30, considerado obesidad o incluso de 27, que es sobrepeso, en presencia de al menos una comorbilidad como pueden ser prediabetes, hipertensión, apneas del sueño o enfermedad cardiovascular, entre otras.
Se trata de las mismas indicaciones terapéuticas con las que fue aprobado en Estados Unidos, por la Federal Drugs Administation (FDA). Por eso se estima que el acceso a este tratamiento genere una demanda mayor en la población general, incluso los que tienen menor sobrepeso.
Lo que se aprobó en estos días fue Ingrediente Farmacéutico Activo (IFA) de Wegovy, que según se explica en la página de Anmat, “es la sustancia responsable de la función principal para la cual fue diseñado un medicamento, destinada a la fabricación del mismo, que al ser utilizada en su producción, se convierte en un componente activo de dicho medicamento”.
El texto de Anmat al que tuvo acceso LA NACIÓN, plantea: “Wegovy está indicado en combinación con una dieta reducida en calorías y un aumento de la actividad física para el control del peso, incluyendo pérdida de peso y mantenimiento del peso, en adultos con un índice de masa corporal (IMC) inicial de ≥30 kg/m2 (obesidad), o ≥27 kg/m2 a <30 kg/m2 (sobrepeso) en presencia de al menos una comorbilidad relacionada con el peso, por ejemplo, alteraciones de la glucemia (prediabetes o diabetes mellitus tipo 2), hipertensión, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño o enfermedad cardiovascular”.
Es sólo una parte del tratamiento
Los especialistas consultados consideraron que la llegada de este medicamento revolucionará la forma de bajar de peso y desatará una enorme demanda, que podría estar por sobre las expectativas reales, ya que consideraron que lo farmacológico es sólo una parte del tratamiento, que requiere para ser efectivo un cambio de estilo de vida, en cuanto a la alimentación y al ejercicio físico. De todas formas, destacaron que no debe usarse sin un control médico, que tiene efectos indeseados, como distensión abdominal, gases, nauseas o vómitos, entre otros.
“Me parece que es una bisagra, ya lo fue el Saxenda, (la liraglutida, el medicamento que es considerado primo hermano del Ozempic, ya disponible en el mercado local). Realmente cambió el tratamiento de la persona con obesidad. Cambió el consultorio, cambió la adherencia al tratamiento. Y la semaglutida (el principio activo de Wegovy) tiene una eficacia y un perfil de seguridad eficacia excelentes”, asegura la doctora Mónica Katz, especialista en nutrición y expresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición. El efecto Hollywood es inevitable: “Cada vez que se publica sobre la salida de un nuevo fármaco antiobesidad la gente corre. La obsesión argentina con el peso, más allá de que la obesidad es una enfermedad, hace que mucha gente que sí padece obesidad busque tratamiento. Y por supuesto, los obsesionados con su cuerpo también van a buscar lo mismo”, dice Katz.
¿Cómo funciona el nuevo fármaco?
“Esta droga opera sobre el sistema nervioso central y el periférico y logra generar cambios conductuales porque modifica a nivel del cerebro y del estómago la sensación de saciedad. Y la sensación de hambre emocional, este picoteo constante, hábito que tanto cuesta modificar en las personas con sobrepeso. Es una herramienta muy interesante porque quien lucha con el sobrepeso no es que no sabe lo que tiene que hacer, sino que por alguna razón no lo puede hacer. Este tratamiento logra muy buenos resultados en ese sentido porque al lentificar el vaciamiento del estómago, aumenta la sensación de saciedad”, explica Katz.
“El problema es cuando se piensa que es la droga mágica, que te la inyectás y te convertís en una celebrity. Hay que trabajar en la consulta la ansiedad de tener ese cuerpo . La droga es el complemento al tratamiento de alimentación saludable y actividad física. Si no cambio hábitos, no va a haber efecto. Uno entiende la angustia de los pacientes, de tantos años de hacer dieta, de tomar productos que no están aprobados, o que hacen la dieta de la luna, y otras. Los cambios sólo van a llegar si hay un cambio de conductas”, dice Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano.
“No existen las fórmulas mágicas. Es cierto que, cuando se probó este medicamento, se observó que los pacientes diabéticos con obesidad lograban bajar más de un 5% de su peso corporal. Con los nuevos medicamentos, con dosis mayores, se logra hasta un 17%. Pero es un tratamiento crónico. Tanto la diabetes como la obesidad son enfermedades crónicas. Una vez que se inicia el tratamiento no hay que abandonarlo. Algunos hablan de efecto rebote. No hay tal cosa, en realidad hay un abandono del tratamiento, que no es solo el uso de la droga, sino la alimentación y el ejercicio”, asegura Yamaguchi.
Justamente, entre los efectos no deseados se enumera que la pérdida de peso no es indefinida: llega un momento que no se pierde más peso con la droga y es allí donde hace efecto el cambio de hábitos que se incorporó.
“Este es un medicamento que es un análogo de lo que llamamos el GLP-1. Este es una segunda generación. Hubo un primero que fue la liraglutide, que es Saxenda. El GLP1 es una hormona que se produce en el intestino, luego de la ingesta de alimentos, que enlentece el vaciado gástrico y aumenta la saciedad. Por eso es que es una medicación que es interesante para la disminución de peso”, explica la endocrinóloga Laura Maffei. “Pero ninguna droga es milagrosa. Uno puede llegar a bajar alrededor de un 10% de su peso corporal, algunos pocos, un 15% durante un año. Es una droga segura, pero han habido casos no frecuentes pero posibles de hipoglucemia. Actúa en diferentes órganos, no solamente a nivel de la saciedad y hay que evaluar bien el paciente. Una cosa es padecer obesidad o sobrepeso y otra es padecer un par de kilos de más. El uso que se alentó como la droga de Hollywood no es el indicado. Esta no es una herramienta popular para usarse masivamente. No está indicada para cualquier persona”, dice Maffei. En algunos casos puede generar diarrea, náuseas, vómitos, dolor en el estómago. “Se corre el riesgo también de que no dé un buen beneficio si no se hace dentro del marco de un tratamiento para la obesidad, en el que lo farmacológico es una pata, no la única. Esto no es que un antibiótico que lo tomo y se me va la infección. Requiere un cambio en el estilo de vida”, dice.
“Bajé un kilo en una semana y no tengo hambre”
En los últimos meses, ante la demora en la llegada del medicamento al país, muchas personas comenzaron a buscar canales alternativos para acceder a Ozempic. Desde aquellos que lo compraban en circuitos paralelos, hasta pacientes que no son diabéticos, que iniciaron el tratamiento con el objetivo de perder peso.
Tal es el caso de Erica F., de 47 años, dueña de una peluquería. Como tiene endometriosis y realiza un tratamiento hormonal, sus huesos están débilitados como si tuviera 70 años, explica. Durante una consulta con su médico de toda la vida, lo escuchó hablarle a su madre sobre este medicamento que facilitaba el descenso de peso. Y quiso saber más. Le explicó que le preocupaba su ganancia de kilos, por el estado de sus huesos. “Además, me quería sacar esos rollos de más que me resultan incómodos”, cuenta. El médico la mandó a hacerse estudios y le dijo que podía usar Ozempic, y se lo recetó. Le explicó cómo inyectárselo. “No soy diabética”, aclara. Desde hace diez días que lo usa y asegura que sin haberse puesto a dieta ni haber comenzado ejercicio físico, la primera semana perdió un kilo. “No tengo hambre, esa es la diferencia. Hace un rato, me convidaron un chocolate y acepté, porque pude comerme sólo uno. Antes hubiera vuelto por más”, cuenta Erica.
Algo similar relata Mariela J., que es farmacéutica y tiene 55 años. “Toda mi vida fui muy flaca, incluso después de tener a mis hijas. Pero a los 47 años, dejé de fumar y empecé con menopausia y engordé 20 kilos. Hace un año y medio vino una amiga a mi farmacia con indicación de Ozempic. Le pregunté si era diabética, me dijo que no. Empecé a investigar el mecanismo, y vi los efectos en ella. Íbamos juntas a cumpleaños y ella no picoteaba nada. Podía comer de todo pero poquito. Decidí ir a su endocrinóloga y después de distintos estudios, me indicó el tratamiento. Hace un año y medio que lo hago. Comencé con una dosis de 0,25 mg, después fui subiendo hasta un miligramo. No siento hambre. Me permite comer todo, sin excederme. Incluso leí que sirve para aquellas personas que son alcóholicas y pueden autoregularse. Así, bajé 14 kilos. Ahora volví a la dosis mínima, porque la idea es dejarlo”, explica Mariela. “En el primer tiempo, sentí un poco de asco, no quería oler algunos alimentos. Después no. De otras personas que vienen a la farmacia escuché que les provoca gases, eructos con gusto feo, por suerte no me pasó. No es económico, pero es la manera más fácil de dejar de comer. No es que hago dieta, pero sí me mentalizo de comer sano de lunes a viernes y los fines de semana, me desordeno más. Pero después vuelvo al lunes”, asegura.
Quiénes podrán acceder al tratamiento
Según determina el texto aprobado por Anmat, podran usar Wegovy aquellos pacientes que tengan obesidad, o sobrepeso. ¿Cómo se determina la obesidad? Con el Índice de Masa Corporal (IMC), que es el peso de una persona dividido por el cuadrado de la estatura. Si es más de 30, se considera obesidad, más de 25, es sobrepeso y entre 18 y 24 se considera un rango de peso normal, explica el médico clínico Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas y editor del portal Infomed.
“Sin lugar a dudas, la evidencia científica publicada en los últimos años, y en particular en los últimos meses, así como su divulgación en los medios masivos, hace que el uso del semaglutida se ponga en la agenda diaria de muchas consultas médicas. Los pacientes nos consultan y nos los piden, hay que explicarles que hasta ahora no está disponible excepto para pacientes diabéticos. Sólo cuando esté publicado en el Boletín Oficial lo vamos a poder empezar a utilizar”, asegura Heredia.
Hasta ahora, en la Argentina Ozempic sólo estaba disponible para el tratamiendo de la diabetes tipo 2: la semaglutida 0,25, 0,50 y 1 miligramos. Sin embargo, para el tratamiento de la obesidad, la dosis es 2,4 miligramos. De todas formas, muchas personas que querían acceder al tratamiento para perder peso, estaban usando, con o sin indicación médica, la droga para la diabetes. Incluso, algunos médicos la indicaban, y los pacientes las compraban con los descuentos de las prepagas ya que no en todas las empresa de medicina se exige que la receta tenga el diagnóstico médico, en este caso que indicara diabetes.
“La dosis indicada para el descenso de peso debe ser mucho más alta, con lo cual el uso de la dosis para tratar diabetes no sirve, o sirve poco. Es como tomar una amoxicilina 500 miligramos una vez por día y el paciente tiene indicación de 1 gramo cada 12 horas, es decir que el paciente está subtratado, por un lado no va obtener beneficio, está gastando dinero y por el otro no va a tener la eficacia de un excelente medicamento”, explica Katz.
La novedad aún no fue publicada en el Boletín Oficial, por eso desde el laboratorio que la produce, Novo Nordisk, ante la consulta de LA NACIÓN, eligieron la cautela para hablar del tema y recordaron que hasta ahora, Ozempic en el país sólo está autorizada para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sin embargo, ante la demora en la aprobación de la droga y ante la amplia difusión que tuvo en los medios de todo el mundo, distintos especialistas reconocieron que cada vez más pacientes les piden utilizarla. Incluso encienden el alerta de que se fue abriendo un circuito paralelo de acceso a Ozempic: pacientes no diabéticos que están accediendo al tratamiento por prescripción médica y hasta a los descuentos que permiten comprarlo con casi un 80% de descuento (sale unos $90.000 mensuales) en aquellas empresas de medicina privada que no exigen la colocación del diagnóstico en la receta.
Por eso, la aprobación de Wegovy se espera que sea una gran novedad. Mientras se estima que en el trascurso de los próximos días se haga oficial, desde Anmat confirmaron a LA NACIÓN que la semana pasada la droga había sido aprobada con determinadas indicaciones terapéuticas, como ser el descenso de peso y el mantenimiento del peso en adultos con un Índice de Masa Corporal (IMC) de 30, considerado obesidad o incluso de 27, que es sobrepeso, en presencia de al menos una comorbilidad como pueden ser prediabetes, hipertensión, apneas del sueño o enfermedad cardiovascular, entre otras.
Se trata de las mismas indicaciones terapéuticas con las que fue aprobado en Estados Unidos, por la Federal Drugs Administation (FDA). Por eso se estima que el acceso a este tratamiento genere una demanda mayor en la población general, incluso los que tienen menor sobrepeso.
Lo que se aprobó en estos días fue Ingrediente Farmacéutico Activo (IFA) de Wegovy, que según se explica en la página de Anmat, “es la sustancia responsable de la función principal para la cual fue diseñado un medicamento, destinada a la fabricación del mismo, que al ser utilizada en su producción, se convierte en un componente activo de dicho medicamento”.
El texto de Anmat al que tuvo acceso LA NACIÓN, plantea: “Wegovy está indicado en combinación con una dieta reducida en calorías y un aumento de la actividad física para el control del peso, incluyendo pérdida de peso y mantenimiento del peso, en adultos con un índice de masa corporal (IMC) inicial de ≥30 kg/m2 (obesidad), o ≥27 kg/m2 a <30 kg/m2 (sobrepeso) en presencia de al menos una comorbilidad relacionada con el peso, por ejemplo, alteraciones de la glucemia (prediabetes o diabetes mellitus tipo 2), hipertensión, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño o enfermedad cardiovascular”.
Es sólo una parte del tratamiento
Los especialistas consultados consideraron que la llegada de este medicamento revolucionará la forma de bajar de peso y desatará una enorme demanda, que podría estar por sobre las expectativas reales, ya que consideraron que lo farmacológico es sólo una parte del tratamiento, que requiere para ser efectivo un cambio de estilo de vida, en cuanto a la alimentación y al ejercicio físico. De todas formas, destacaron que no debe usarse sin un control médico, que tiene efectos indeseados, como distensión abdominal, gases, nauseas o vómitos, entre otros.
“Me parece que es una bisagra, ya lo fue el Saxenda, (la liraglutida, el medicamento que es considerado primo hermano del Ozempic, ya disponible en el mercado local). Realmente cambió el tratamiento de la persona con obesidad. Cambió el consultorio, cambió la adherencia al tratamiento. Y la semaglutida (el principio activo de Wegovy) tiene una eficacia y un perfil de seguridad eficacia excelentes”, asegura la doctora Mónica Katz, especialista en nutrición y expresidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición. El efecto Hollywood es inevitable: “Cada vez que se publica sobre la salida de un nuevo fármaco antiobesidad la gente corre. La obsesión argentina con el peso, más allá de que la obesidad es una enfermedad, hace que mucha gente que sí padece obesidad busque tratamiento. Y por supuesto, los obsesionados con su cuerpo también van a buscar lo mismo”, dice Katz.
¿Cómo funciona el nuevo fármaco?
“Esta droga opera sobre el sistema nervioso central y el periférico y logra generar cambios conductuales porque modifica a nivel del cerebro y del estómago la sensación de saciedad. Y la sensación de hambre emocional, este picoteo constante, hábito que tanto cuesta modificar en las personas con sobrepeso. Es una herramienta muy interesante porque quien lucha con el sobrepeso no es que no sabe lo que tiene que hacer, sino que por alguna razón no lo puede hacer. Este tratamiento logra muy buenos resultados en ese sentido porque al lentificar el vaciamiento del estómago, aumenta la sensación de saciedad”, explica Katz.
“El problema es cuando se piensa que es la droga mágica, que te la inyectás y te convertís en una celebrity. Hay que trabajar en la consulta la ansiedad de tener ese cuerpo . La droga es el complemento al tratamiento de alimentación saludable y actividad física. Si no cambio hábitos, no va a haber efecto. Uno entiende la angustia de los pacientes, de tantos años de hacer dieta, de tomar productos que no están aprobados, o que hacen la dieta de la luna, y otras. Los cambios sólo van a llegar si hay un cambio de conductas”, dice Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano.
“No existen las fórmulas mágicas. Es cierto que, cuando se probó este medicamento, se observó que los pacientes diabéticos con obesidad lograban bajar más de un 5% de su peso corporal. Con los nuevos medicamentos, con dosis mayores, se logra hasta un 17%. Pero es un tratamiento crónico. Tanto la diabetes como la obesidad son enfermedades crónicas. Una vez que se inicia el tratamiento no hay que abandonarlo. Algunos hablan de efecto rebote. No hay tal cosa, en realidad hay un abandono del tratamiento, que no es solo el uso de la droga, sino la alimentación y el ejercicio”, asegura Yamaguchi.
Justamente, entre los efectos no deseados se enumera que la pérdida de peso no es indefinida: llega un momento que no se pierde más peso con la droga y es allí donde hace efecto el cambio de hábitos que se incorporó.
“Este es un medicamento que es un análogo de lo que llamamos el GLP-1. Este es una segunda generación. Hubo un primero que fue la liraglutide, que es Saxenda. El GLP1 es una hormona que se produce en el intestino, luego de la ingesta de alimentos, que enlentece el vaciado gástrico y aumenta la saciedad. Por eso es que es una medicación que es interesante para la disminución de peso”, explica la endocrinóloga Laura Maffei. “Pero ninguna droga es milagrosa. Uno puede llegar a bajar alrededor de un 10% de su peso corporal, algunos pocos, un 15% durante un año. Es una droga segura, pero han habido casos no frecuentes pero posibles de hipoglucemia. Actúa en diferentes órganos, no solamente a nivel de la saciedad y hay que evaluar bien el paciente. Una cosa es padecer obesidad o sobrepeso y otra es padecer un par de kilos de más. El uso que se alentó como la droga de Hollywood no es el indicado. Esta no es una herramienta popular para usarse masivamente. No está indicada para cualquier persona”, dice Maffei. En algunos casos puede generar diarrea, náuseas, vómitos, dolor en el estómago. “Se corre el riesgo también de que no dé un buen beneficio si no se hace dentro del marco de un tratamiento para la obesidad, en el que lo farmacológico es una pata, no la única. Esto no es que un antibiótico que lo tomo y se me va la infección. Requiere un cambio en el estilo de vida”, dice.
“Bajé un kilo en una semana y no tengo hambre”
En los últimos meses, ante la demora en la llegada del medicamento al país, muchas personas comenzaron a buscar canales alternativos para acceder a Ozempic. Desde aquellos que lo compraban en circuitos paralelos, hasta pacientes que no son diabéticos, que iniciaron el tratamiento con el objetivo de perder peso.
Tal es el caso de Erica F., de 47 años, dueña de una peluquería. Como tiene endometriosis y realiza un tratamiento hormonal, sus huesos están débilitados como si tuviera 70 años, explica. Durante una consulta con su médico de toda la vida, lo escuchó hablarle a su madre sobre este medicamento que facilitaba el descenso de peso. Y quiso saber más. Le explicó que le preocupaba su ganancia de kilos, por el estado de sus huesos. “Además, me quería sacar esos rollos de más que me resultan incómodos”, cuenta. El médico la mandó a hacerse estudios y le dijo que podía usar Ozempic, y se lo recetó. Le explicó cómo inyectárselo. “No soy diabética”, aclara. Desde hace diez días que lo usa y asegura que sin haberse puesto a dieta ni haber comenzado ejercicio físico, la primera semana perdió un kilo. “No tengo hambre, esa es la diferencia. Hace un rato, me convidaron un chocolate y acepté, porque pude comerme sólo uno. Antes hubiera vuelto por más”, cuenta Erica.
Algo similar relata Mariela J., que es farmacéutica y tiene 55 años. “Toda mi vida fui muy flaca, incluso después de tener a mis hijas. Pero a los 47 años, dejé de fumar y empecé con menopausia y engordé 20 kilos. Hace un año y medio vino una amiga a mi farmacia con indicación de Ozempic. Le pregunté si era diabética, me dijo que no. Empecé a investigar el mecanismo, y vi los efectos en ella. Íbamos juntas a cumpleaños y ella no picoteaba nada. Podía comer de todo pero poquito. Decidí ir a su endocrinóloga y después de distintos estudios, me indicó el tratamiento. Hace un año y medio que lo hago. Comencé con una dosis de 0,25 mg, después fui subiendo hasta un miligramo. No siento hambre. Me permite comer todo, sin excederme. Incluso leí que sirve para aquellas personas que son alcóholicas y pueden autoregularse. Así, bajé 14 kilos. Ahora volví a la dosis mínima, porque la idea es dejarlo”, explica Mariela. “En el primer tiempo, sentí un poco de asco, no quería oler algunos alimentos. Después no. De otras personas que vienen a la farmacia escuché que les provoca gases, eructos con gusto feo, por suerte no me pasó. No es económico, pero es la manera más fácil de dejar de comer. No es que hago dieta, pero sí me mentalizo de comer sano de lunes a viernes y los fines de semana, me desordeno más. Pero después vuelvo al lunes”, asegura.
Quiénes podrán acceder al tratamiento
Según determina el texto aprobado por Anmat, podran usar Wegovy aquellos pacientes que tengan obesidad, o sobrepeso. ¿Cómo se determina la obesidad? Con el Índice de Masa Corporal (IMC), que es el peso de una persona dividido por el cuadrado de la estatura. Si es más de 30, se considera obesidad, más de 25, es sobrepeso y entre 18 y 24 se considera un rango de peso normal, explica el médico clínico Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas y editor del portal Infomed.
“Sin lugar a dudas, la evidencia científica publicada en los últimos años, y en particular en los últimos meses, así como su divulgación en los medios masivos, hace que el uso del semaglutida se ponga en la agenda diaria de muchas consultas médicas. Los pacientes nos consultan y nos los piden, hay que explicarles que hasta ahora no está disponible excepto para pacientes diabéticos. Sólo cuando esté publicado en el Boletín Oficial lo vamos a poder empezar a utilizar”, asegura Heredia.
Hasta ahora, en la Argentina Ozempic sólo estaba disponible para el tratamiendo de la diabetes tipo 2: la semaglutida 0,25, 0,50 y 1 miligramos. Sin embargo, para el tratamiento de la obesidad, la dosis es 2,4 miligramos. De todas formas, muchas personas que querían acceder al tratamiento para perder peso, estaban usando, con o sin indicación médica, la droga para la diabetes. Incluso, algunos médicos la indicaban, y los pacientes las compraban con los descuentos de las prepagas ya que no en todas las empresa de medicina se exige que la receta tenga el diagnóstico médico, en este caso que indicara diabetes.
“La dosis indicada para el descenso de peso debe ser mucho más alta, con lo cual el uso de la dosis para tratar diabetes no sirve, o sirve poco. Es como tomar una amoxicilina 500 miligramos una vez por día y el paciente tiene indicación de 1 gramo cada 12 horas, es decir que el paciente está subtratado, por un lado no va obtener beneficio, está gastando dinero y por el otro no va a tener la eficacia de un excelente medicamento”, explica Katz.
Con información de
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-droga-magica-de-hollywood-se-autorizo-en-la-argentina-el-uso-de-ozempic-para-bajar-de-peso-nid05082023/