Enfermedades invisibles: cuáles son y por qué se las subestima
Jueves 27 de
Julio 2023
No se manifiestan de manera evidente ni salen en los chequeos de forma precisa.
Existen enfermedades llamadas invisibles por ser afecciones médicas que no se manifiestan de manera evidente ni en el aspecto físico del paciente ni son detectadas de manera precisa en los chequeos médicos habituales.
Esto puede llevar a que sean subestimadas o ignoradas por aquellos que no las padecen e incluso, a veces, por el propio médico. Sin embargo, pueden afectar seriamente la calidad de vida del paciente y representan un desafío significativo tanto para los pacientes como para los médicos.
Un aspecto crucial de las enfermedades invisibles es su diversidad y variedad.
Entre las más comunes se encuentran la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, la sensibilidad química múltiple, la depresión y la ansiedad, entre otras.
El dolor y la fatiga, características que son muy frecuentes en las enfermedades invisibles, son difíciles de medir objetivamente.
Norberto Abdala, psiquiatra
Aunque cada una de ellas tiene síntomas y efectos diferentes, comparten dos frecuentes características -dolor y cansancio- que obviamente no son fácilmente perceptibles para quienes las rodean, lo que puede llevar a que los pacientes sientan o falta de empatía o que no se les crea respecto a su malestar.
El dolor y la fatiga son cuestiones subjetivas y en muchas ocasiones se las considera poco científicas, por la dificultad de ser medidas o evidenciadas objetivamente. Quienes padecen una patología invisible muchas veces quedan atrapados en un limbo provocado por la dificultad de diagnóstico y la incertidumbre de la terapia a seguir.
La falta de creencia o empatía hacia alguien que se siente enfermo en el caso de enfermedades invisibles puede atribuirse a:
1) Falta de conocimiento: muchas enfermedades invisibles no son bien conocidas o comprendidas por el público en general y puede llevar a que las personas subestimen o desestimen los síntomas que están experimentando.
2) Ausencia de signos físicos evidentes: las enfermedades no presentan síntomas físicos evidentes y, en consecuencia, es probable que no se comprenda el sufrimiento ni la seriedad de la situación.
3) Estigma y prejuicios: especialmente en trastornos posiblemente relacionados con la salud mental, históricamente estigmatizadas. Esto puede llevar a que los síntomas se consideren exagerados o que la enfermedad no sea real.
4) En ocasiones, al ser síntomas vagos o confusos hacen dudar -incluso a los médicos- de la legitimidad de la enfermedad.
5) En las culturas en que se valora la “fortaleza” y la capacidad de “superar”, el malestar puede generar una falta de empatía hacia aquellos que padecen condiciones persistentes pero invisibles. Como parecen personas sanas externamente, otros pueden subestimar la gravedad de sus síntomas o pensar que están exagerando.
6) Además, los pacientes deben lidiar con síntomas que interfieren con sus actividades cotidianas, el trabajo, la vida social y el propio cuidado personal.
7) Se puede afectar la salud mental de los pacientes y es común el aislamiento social, la depresión o la ansiedad, lo que a su vez puede agravar los síntomas físicos de la enfermedad.
Las enfermedades invisibles presentan retos importantes para quien la padece, para el entorno familiar y para los propios médicos. Es fundamental entonces promover una mayor conciencia y comprensión sobre estas enfermedades para que los pacientes reciban el apoyo necesario y se les brinde la atención médica que merecen.
Esto puede llevar a que sean subestimadas o ignoradas por aquellos que no las padecen e incluso, a veces, por el propio médico. Sin embargo, pueden afectar seriamente la calidad de vida del paciente y representan un desafío significativo tanto para los pacientes como para los médicos.
Un aspecto crucial de las enfermedades invisibles es su diversidad y variedad.
Entre las más comunes se encuentran la fibromialgia, el síndrome de fatiga crónica, la sensibilidad química múltiple, la depresión y la ansiedad, entre otras.
El dolor y la fatiga, características que son muy frecuentes en las enfermedades invisibles, son difíciles de medir objetivamente.
Norberto Abdala, psiquiatra
Aunque cada una de ellas tiene síntomas y efectos diferentes, comparten dos frecuentes características -dolor y cansancio- que obviamente no son fácilmente perceptibles para quienes las rodean, lo que puede llevar a que los pacientes sientan o falta de empatía o que no se les crea respecto a su malestar.
El dolor y la fatiga son cuestiones subjetivas y en muchas ocasiones se las considera poco científicas, por la dificultad de ser medidas o evidenciadas objetivamente. Quienes padecen una patología invisible muchas veces quedan atrapados en un limbo provocado por la dificultad de diagnóstico y la incertidumbre de la terapia a seguir.
La falta de creencia o empatía hacia alguien que se siente enfermo en el caso de enfermedades invisibles puede atribuirse a:
1) Falta de conocimiento: muchas enfermedades invisibles no son bien conocidas o comprendidas por el público en general y puede llevar a que las personas subestimen o desestimen los síntomas que están experimentando.
2) Ausencia de signos físicos evidentes: las enfermedades no presentan síntomas físicos evidentes y, en consecuencia, es probable que no se comprenda el sufrimiento ni la seriedad de la situación.
3) Estigma y prejuicios: especialmente en trastornos posiblemente relacionados con la salud mental, históricamente estigmatizadas. Esto puede llevar a que los síntomas se consideren exagerados o que la enfermedad no sea real.
4) En ocasiones, al ser síntomas vagos o confusos hacen dudar -incluso a los médicos- de la legitimidad de la enfermedad.
5) En las culturas en que se valora la “fortaleza” y la capacidad de “superar”, el malestar puede generar una falta de empatía hacia aquellos que padecen condiciones persistentes pero invisibles. Como parecen personas sanas externamente, otros pueden subestimar la gravedad de sus síntomas o pensar que están exagerando.
6) Además, los pacientes deben lidiar con síntomas que interfieren con sus actividades cotidianas, el trabajo, la vida social y el propio cuidado personal.
7) Se puede afectar la salud mental de los pacientes y es común el aislamiento social, la depresión o la ansiedad, lo que a su vez puede agravar los síntomas físicos de la enfermedad.
Las enfermedades invisibles presentan retos importantes para quien la padece, para el entorno familiar y para los propios médicos. Es fundamental entonces promover una mayor conciencia y comprensión sobre estas enfermedades para que los pacientes reciban el apoyo necesario y se les brinde la atención médica que merecen.
Con información de
Clarín