Aldo Tessio, un ejemplo de austeridad y progreso
Viernes 15 de
Julio 2022
El 7 de julio pasado se cumplieron 59 años de las elecciones que ganó Aldo Emilio Tessio para erigirse como Gobernador de la Provincia de Santa Fe. El destino quiso que fuese el último mandatario de bandera radical que asuma la responsabilidad de dirigir las riendas de la provincia.
Visionario y estadista, su administración provincial fue un ejemplo de decencia, austeridad y progreso. La infraestructura fue un punto relevante en su gestión, con especial acento en las vías de comunicación, consideradas articuladoras del desarrollo integrado que quería para Santa Fe.
Durante su gestión se impulsó la autopista Santa Fe – Rosario y se produjeron avances significativos en la construcción del túnel subfluvial Hernandarias, entre otras.
Estas obras significaron un salto cualitativo en materia de desarrollo económico para la provincia y Tessio lo sabía. “En esta instancia en que todo el país se convierte en un inmenso taller, fabricando con las horas del presente su indiscutible y brillante futuro, Santa Fe quiere asumir el puesto de vanguardia, y su gobierno se ha dado la tarea fecunda de concretar el vasto plan de obras públicas que necesita”.
En los albores de 1960 el radicalismo tenía un proyecto de país y provincia. Trabajaba sobre bases sólidas y programáticas donde incluía la defensa de la educación pública y la protección de derechos. El gobierno de Tessio duró desde el 12 de diciembre de 1963 hasta junio de 1966 cuando presentó su renuncia por el golpe de estado que sufrió el presidente, también radical, Arturo Umberto Illia.
Luego de su dimisión, no se apartó de a vida política: defendió a presos de la dictadura de Onganía y apoyó los movimientos de protesta en contra del gobierno central. Él era de los que creían en los partidos políticos son instrumentos necesarios e irremplazables de una organización democrática sólida. Como lo había afirmado Leandro N. Alem, la vida política era indispensable para un pueblo libre y decía además que “cuando en un país faltan partidos políticos, es signo de incapacidad o de opresión”.
El radicalismo siempre fue un partido progresista en su génesis, con visión a futuro y proyectos a largo plazo. Tessio y su gobierno son el ejemplo tangible de la visión de una Santa Fe prospera y pujante.
Vida y legado
Desde el comité provincial de la UCR se organizó una muestra que recorre la vida, obra y legado de este gran dirigente político que tuvo la provincia.
Su hija Griselda Tessio, ex vicegobernadora entre 2007 y 2011, relató las peripecias de su familia cuando sus abuelos (padres de Aldo Tessio) vinieron a vivir al país en busca de una nueva vida.
Allí contó como Aldo Emilio nació en la ciudad de Esperanza y siempre intercaló la militancia política con su profesión de abogado y otras actividades como la fundación de la Asociación Cultural de Esperanza o la Orquesta Filarmónica de la misma ciudad.
Luego el ex gobernador volvió a la ciudad de Santa Fe donde se desempeñó como profesor de la cátedra de derecho constitucional en la Facultad que lo había formado como abogado, destacándose por sus numerosos y valiosos trabajos como constitucionalista.
En reconocimiento a su mérito, Raúl Alfonsín, lo nombró embajador para la paz. Fue su última función pública pero no su último servicio al país. Desde su humilde retiro en Santo Tomé, donde vivió con plenitud intelectual su senectud, con sus sabios consejos, con su acción pedagógica y con su ejemplo de austeridad y grandeza, sirvió a la República y a sus instituciones democráticas hasta el momento mismo de su muerte.
Durante su gestión se impulsó la autopista Santa Fe – Rosario y se produjeron avances significativos en la construcción del túnel subfluvial Hernandarias, entre otras.
Estas obras significaron un salto cualitativo en materia de desarrollo económico para la provincia y Tessio lo sabía. “En esta instancia en que todo el país se convierte en un inmenso taller, fabricando con las horas del presente su indiscutible y brillante futuro, Santa Fe quiere asumir el puesto de vanguardia, y su gobierno se ha dado la tarea fecunda de concretar el vasto plan de obras públicas que necesita”.
En los albores de 1960 el radicalismo tenía un proyecto de país y provincia. Trabajaba sobre bases sólidas y programáticas donde incluía la defensa de la educación pública y la protección de derechos. El gobierno de Tessio duró desde el 12 de diciembre de 1963 hasta junio de 1966 cuando presentó su renuncia por el golpe de estado que sufrió el presidente, también radical, Arturo Umberto Illia.
Luego de su dimisión, no se apartó de a vida política: defendió a presos de la dictadura de Onganía y apoyó los movimientos de protesta en contra del gobierno central. Él era de los que creían en los partidos políticos son instrumentos necesarios e irremplazables de una organización democrática sólida. Como lo había afirmado Leandro N. Alem, la vida política era indispensable para un pueblo libre y decía además que “cuando en un país faltan partidos políticos, es signo de incapacidad o de opresión”.
El radicalismo siempre fue un partido progresista en su génesis, con visión a futuro y proyectos a largo plazo. Tessio y su gobierno son el ejemplo tangible de la visión de una Santa Fe prospera y pujante.
Vida y legado
Desde el comité provincial de la UCR se organizó una muestra que recorre la vida, obra y legado de este gran dirigente político que tuvo la provincia.
Su hija Griselda Tessio, ex vicegobernadora entre 2007 y 2011, relató las peripecias de su familia cuando sus abuelos (padres de Aldo Tessio) vinieron a vivir al país en busca de una nueva vida.
Allí contó como Aldo Emilio nació en la ciudad de Esperanza y siempre intercaló la militancia política con su profesión de abogado y otras actividades como la fundación de la Asociación Cultural de Esperanza o la Orquesta Filarmónica de la misma ciudad.
Luego el ex gobernador volvió a la ciudad de Santa Fe donde se desempeñó como profesor de la cátedra de derecho constitucional en la Facultad que lo había formado como abogado, destacándose por sus numerosos y valiosos trabajos como constitucionalista.
En reconocimiento a su mérito, Raúl Alfonsín, lo nombró embajador para la paz. Fue su última función pública pero no su último servicio al país. Desde su humilde retiro en Santo Tomé, donde vivió con plenitud intelectual su senectud, con sus sabios consejos, con su acción pedagógica y con su ejemplo de austeridad y grandeza, sirvió a la República y a sus instituciones democráticas hasta el momento mismo de su muerte.
