Un estudio hecho en Argentina y publicado en The Lancet reveló la efectividad de los refuerzos en adultos mayores ante Ómicron
Martes 28 de
Junio 2022
El 62% de la población mundial ya accedió al esquema primario de vacunación contra el COVID-19.
La inmunización empezó en diciembre de 2020 y con el paso de tiempo se necesitaron aplicar dosis adicionales o de refuerzo. En la Argentina, se realizó por primera vez un estudio que evaluó cuál era la eficacia de aplicar un esquema primario con dos dosis de la misma marca, y una tercera dosis con inoculantes diferentes desarrollados por otros laboratorios en la población de adultos mayores. Demostraron que una tercera dosis con una vacuna diferente puede aumentar 10 veces la capacidad neutralizante contra Ómicron.
El trabajo fue realizado por investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL), el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA, que depende de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, y del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP-PAMI) de la Argentina.
Consistió en un seguimiento a 124 personas con una edad promedio de 79 años que aceptaron ser voluntarios para el estudio. Recibieron las dos dosis de la vacuna de la empresa china Sinopharm y luego recibieron refuerzos de distintas vacunas desarrolladas por otros laboratorios. Emplearon los inoculantes de Pfizer/BioNTech, Oxford/AstraZeneca y del Instituto Gamaleya (Sputnik V). El estudio fue publicado hoy en la revista The Lancet Infectious Diseases.
Según contó la científica del Conicet y FIL Andrea Gamarnik a Infobae, “buscamos evaluar cuál era el beneficio de dar una tercera dosis a una población de adultos mayores. Los voluntarios habían recibido dos dosis de la vacuna de Sinopharm, y luego recibieron la tercera dosis. Esa tercera dosis fue con una combinación con un inoculante diferente.
“Los resultados nos demuestran que combinar dosis de vacunas diferentes es importante y que aplicar los refuerzos puede ser beneficioso para dar protección contra la variante Ómicron que hoy predomina. Al tener una mayor protección por las dosis de refuerzo, las personas mayores tienen menos riesgo de desarrollar cuadros graves y morir”, afirmó.
Se hicieron diferentes tipos de mediciones. Por un lado, se analizó en función del tiempo tanto el nivel de anticuerpos específicos antes y después de la aplicación de los refuerzos. También se estudió la capacidad de esos anticuerpos para impedir la infección del virus en experimentos de laboratorio.
Como resultado, en promedio, los investigadores encontraron que la aplicación de la dosis de refuerzo aumentó más de 350 veces el nivel de los anticuerpos específicos. También se observó que creció 10 veces la capacidad de esos anticuerpos de neutralizar a la variante de preocupación Ómicron.
Para llegar a esos resultados, los investigadores definieron el nivel de anticuerpos y su capacidad para neutralizar a Ómicron y a la variante original de Wuhan -que se detectó en China en el inicio de la emergencia de salud pública- tras analizar muestras de sangre de los voluntarios a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas dos dosis de Sinopharm.
En un segundo paso, los voluntarios se dividieron en tres grupos que recibieron una dosis de refuerzo diferente: el inoculante de Oxford/AstraZeneca (que está basado en una plataforma de adenovirus), la Sputnik V (vacuna basada también en adenovirus) y la de Pfizer-BioNTech (que está basada en una plataforma de ARN mensajero). Se les midió la cantidad de anticuerpos y su actividad neutralizante a los 21 y 90 días.
La doctora Gamarnik había liderado en 2020 el desarrollo de COVIDAR, el primer test serológico argentino que sirve para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus y que fue aprobado por ANMAT. Ese test también se utilizó en el nuevo estudio, en el que colaboraron Jorge Geffner, Santiago Oviedo Rouco, Pamela Rodríguez, Esteban Miglietta, María Mora González Lopez Ledesma, Carla Pascuale, Diego Ojeda, Lautaro Sánchez, Andrés Rossi y Augusto Varese, Bianca Mazzitelli, Ana Ceballos, Eduardo Pérez y Pablo Rall.
“Observamos que el 100% de los casos estudiados tenían anticuerpos neutralizantes al recibir los refuerzos de las tres marcas con respecto a la cepa original de Wuhan. En el caso de la infección por la variante Ómicron, el nivel de anticuerpos neutralizantes fue un poco mayor en las personas que recibieron la dosis de Pfizer/BioNTech”, comentó Gamarnik.
Antes de recibir la dosis de refuerzo, el 23 por ciento de las personas mostraron la presencia de anticuerpos neutralizantes contra la variante original de Wuhan, pero solo el 8 por ciento de la población contaba con anticuerpos neutralizantes contra Ómicron. Esta variante fue detectada en diciembre pasado en la Argentina y sigue siendo la predominante, aunque cambió la frecuencia de detección en cuanto a los sublinajes. Tras el refuerzo, el 100 por ciento de las muestras de suero de los participantes mostraron que podían inhibir la infección contra la variante de Wuhan y entre el 73 y 90 por ciento contra la infección para la variante Ómicron.
“Nuestro estudio aporta información relevante en relación a una vacuna que ha sido muy empleada en el mundo, como la de Sinopharm por fuera de China, en países de ingresos bajos y medios. Nuestra investigación estuvo dirigida a los adultos mayores. Fue el grupo que ha sufrido las mayores tasas de morbilidad severa y mortalidad por el COVID-19”, comentó Jorge Geffner, coautor del estudio e investigador superior del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET-UBA). Se estima que en la Argentina un 15 por ciento de la población corresponde a adultos mayores.
La investigación contó con el financiamiento del Conicet, de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM), de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El trabajo fue realizado por investigadores de la Fundación Instituto Leloir (FIL), el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA, que depende de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, y del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP-PAMI) de la Argentina.
Consistió en un seguimiento a 124 personas con una edad promedio de 79 años que aceptaron ser voluntarios para el estudio. Recibieron las dos dosis de la vacuna de la empresa china Sinopharm y luego recibieron refuerzos de distintas vacunas desarrolladas por otros laboratorios. Emplearon los inoculantes de Pfizer/BioNTech, Oxford/AstraZeneca y del Instituto Gamaleya (Sputnik V). El estudio fue publicado hoy en la revista The Lancet Infectious Diseases.
Según contó la científica del Conicet y FIL Andrea Gamarnik a Infobae, “buscamos evaluar cuál era el beneficio de dar una tercera dosis a una población de adultos mayores. Los voluntarios habían recibido dos dosis de la vacuna de Sinopharm, y luego recibieron la tercera dosis. Esa tercera dosis fue con una combinación con un inoculante diferente.
“Los resultados nos demuestran que combinar dosis de vacunas diferentes es importante y que aplicar los refuerzos puede ser beneficioso para dar protección contra la variante Ómicron que hoy predomina. Al tener una mayor protección por las dosis de refuerzo, las personas mayores tienen menos riesgo de desarrollar cuadros graves y morir”, afirmó.
Se hicieron diferentes tipos de mediciones. Por un lado, se analizó en función del tiempo tanto el nivel de anticuerpos específicos antes y después de la aplicación de los refuerzos. También se estudió la capacidad de esos anticuerpos para impedir la infección del virus en experimentos de laboratorio.
Como resultado, en promedio, los investigadores encontraron que la aplicación de la dosis de refuerzo aumentó más de 350 veces el nivel de los anticuerpos específicos. También se observó que creció 10 veces la capacidad de esos anticuerpos de neutralizar a la variante de preocupación Ómicron.
Para llegar a esos resultados, los investigadores definieron el nivel de anticuerpos y su capacidad para neutralizar a Ómicron y a la variante original de Wuhan -que se detectó en China en el inicio de la emergencia de salud pública- tras analizar muestras de sangre de los voluntarios a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas dos dosis de Sinopharm.
En un segundo paso, los voluntarios se dividieron en tres grupos que recibieron una dosis de refuerzo diferente: el inoculante de Oxford/AstraZeneca (que está basado en una plataforma de adenovirus), la Sputnik V (vacuna basada también en adenovirus) y la de Pfizer-BioNTech (que está basada en una plataforma de ARN mensajero). Se les midió la cantidad de anticuerpos y su actividad neutralizante a los 21 y 90 días.
La doctora Gamarnik había liderado en 2020 el desarrollo de COVIDAR, el primer test serológico argentino que sirve para medir anticuerpos contra el nuevo coronavirus y que fue aprobado por ANMAT. Ese test también se utilizó en el nuevo estudio, en el que colaboraron Jorge Geffner, Santiago Oviedo Rouco, Pamela Rodríguez, Esteban Miglietta, María Mora González Lopez Ledesma, Carla Pascuale, Diego Ojeda, Lautaro Sánchez, Andrés Rossi y Augusto Varese, Bianca Mazzitelli, Ana Ceballos, Eduardo Pérez y Pablo Rall.
“Observamos que el 100% de los casos estudiados tenían anticuerpos neutralizantes al recibir los refuerzos de las tres marcas con respecto a la cepa original de Wuhan. En el caso de la infección por la variante Ómicron, el nivel de anticuerpos neutralizantes fue un poco mayor en las personas que recibieron la dosis de Pfizer/BioNTech”, comentó Gamarnik.
Antes de recibir la dosis de refuerzo, el 23 por ciento de las personas mostraron la presencia de anticuerpos neutralizantes contra la variante original de Wuhan, pero solo el 8 por ciento de la población contaba con anticuerpos neutralizantes contra Ómicron. Esta variante fue detectada en diciembre pasado en la Argentina y sigue siendo la predominante, aunque cambió la frecuencia de detección en cuanto a los sublinajes. Tras el refuerzo, el 100 por ciento de las muestras de suero de los participantes mostraron que podían inhibir la infección contra la variante de Wuhan y entre el 73 y 90 por ciento contra la infección para la variante Ómicron.
“Nuestro estudio aporta información relevante en relación a una vacuna que ha sido muy empleada en el mundo, como la de Sinopharm por fuera de China, en países de ingresos bajos y medios. Nuestra investigación estuvo dirigida a los adultos mayores. Fue el grupo que ha sufrido las mayores tasas de morbilidad severa y mortalidad por el COVID-19”, comentó Jorge Geffner, coautor del estudio e investigador superior del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET-UBA). Se estima que en la Argentina un 15 por ciento de la población corresponde a adultos mayores.
La investigación contó con el financiamiento del Conicet, de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM), de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Con información de
Infobae