Las ventas en los comercios cercanos al Centro de Justicia Penal cayeron hasta un 50%
Martes 22 de
Febrero 2022
ROSARIO - Los operativos de seguridad, los desvíos de colectivo y los cortes de calle impactan directamente en la vida de vecinos y comerciantes del barrio España y Hospitales
Los juicios a líderes narco que lleva adelante la Justicia en la ciudad de Rosario, como el de la banda Los Monos y el de Esteban Alvarado, afectan la cotidianidad de los vecinos del Centro de Justicia Penal, en el barrio España y Hospitales. Los grandes operativos de seguridad, los desvíos de colectivos y los cortes de calle impactaron directamente en la venta de los comercios de la zona. Aseguran que se redujeron en un 50% y la situación es crítica.
Hace más de seis meses que cambió no solo la fisonomía de la zona sino también la vida diaria. Hubo modificaciones en los recorridos de las líneas de transporte urbano que van y vienen desde el sur al centro de la ciudad por las calles aledañas, confusión en los pasajeros, dificultades a la hora de garantizar la limpieza y la recolección de la basura y fundamentalmente una merma de clientes en los negocios cercanos.
Luis, dueño de uno de los bares cercanos al tribunal, contó a LT8 que “la gente de paso que venía a consumir acá ya no viene más”. Pagar a término los impuestos, los servicios y el sueldo de los empleados se hace cada vez más difícil. “No rinde, trabajamos con lo justo”, sentenció.
Según explicó, las ventas bajaron un 50% en todos los bares y comercios de la zona. “Bajó la venta de café, los almuerzos, absolutamente todo”, precisó.
Las razones son varias. Si bien algunos clientes no se acercan a los negocios por las dificultades para estacionar, otros directamente prefieren ser cautos ya que el temor a que suceda un nuevo ataque al Centro de Justicia Penal sobrevuela el barrio.
Ayelén, vecina de la zona, señaló a La Capital que los comerciantes "están desesperados" y son muchos los que están barajando la posibilidad de cerrar sus locales. "Nosotros seguimos yendo a la carnicería porque somos del barrio, pero el que pasaba con el auto por ahí y frenaba, no pasa más", ejemplificó.
Sobre el desvío del transporte, sostuvo que es muy difícil acostumbrarse a los nuevos recorridos y que los choferes muchas veces tienen distintos criterios sobre las paradas provisorias. "Tenés algunos que te dejan en San Martín, otros que doblan antes, algún 141 te para en Amenábar y dobla en Mitre pero otro no llega a esa esquina y tenés que caminar una cuadra de más", detalló. Además, conseguir taxis, una tarea ya de por sí complicada, se hace más difícil.
Tras la finalización del juicio a la banda Los Monos creyeron que de a poco la zona iba a recuperar cierta normalidad. Incluso algunas calles fueron despejadas. Sin embargo, esta semana todo volvió a comenzar una vez más con el proceso que enfrenta Esteban Alvarado, acusado de liderar una asociación ilícita con dos patas: una estructura ilegal violenta y otra que articulaba un entramado de empresas para el lavado de dinero.
Por lo pronto, quienes viven cerca del tribunal están lejos de recuperar su cotidianidad y sufren cada vez más las consecuencias de los operativos de seguridad.
Hace más de seis meses que cambió no solo la fisonomía de la zona sino también la vida diaria. Hubo modificaciones en los recorridos de las líneas de transporte urbano que van y vienen desde el sur al centro de la ciudad por las calles aledañas, confusión en los pasajeros, dificultades a la hora de garantizar la limpieza y la recolección de la basura y fundamentalmente una merma de clientes en los negocios cercanos.
Luis, dueño de uno de los bares cercanos al tribunal, contó a LT8 que “la gente de paso que venía a consumir acá ya no viene más”. Pagar a término los impuestos, los servicios y el sueldo de los empleados se hace cada vez más difícil. “No rinde, trabajamos con lo justo”, sentenció.
Según explicó, las ventas bajaron un 50% en todos los bares y comercios de la zona. “Bajó la venta de café, los almuerzos, absolutamente todo”, precisó.
Las razones son varias. Si bien algunos clientes no se acercan a los negocios por las dificultades para estacionar, otros directamente prefieren ser cautos ya que el temor a que suceda un nuevo ataque al Centro de Justicia Penal sobrevuela el barrio.
Ayelén, vecina de la zona, señaló a La Capital que los comerciantes "están desesperados" y son muchos los que están barajando la posibilidad de cerrar sus locales. "Nosotros seguimos yendo a la carnicería porque somos del barrio, pero el que pasaba con el auto por ahí y frenaba, no pasa más", ejemplificó.
Sobre el desvío del transporte, sostuvo que es muy difícil acostumbrarse a los nuevos recorridos y que los choferes muchas veces tienen distintos criterios sobre las paradas provisorias. "Tenés algunos que te dejan en San Martín, otros que doblan antes, algún 141 te para en Amenábar y dobla en Mitre pero otro no llega a esa esquina y tenés que caminar una cuadra de más", detalló. Además, conseguir taxis, una tarea ya de por sí complicada, se hace más difícil.
Tras la finalización del juicio a la banda Los Monos creyeron que de a poco la zona iba a recuperar cierta normalidad. Incluso algunas calles fueron despejadas. Sin embargo, esta semana todo volvió a comenzar una vez más con el proceso que enfrenta Esteban Alvarado, acusado de liderar una asociación ilícita con dos patas: una estructura ilegal violenta y otra que articulaba un entramado de empresas para el lavado de dinero.
Por lo pronto, quienes viven cerca del tribunal están lejos de recuperar su cotidianidad y sufren cada vez más las consecuencias de los operativos de seguridad.
Con información de
LC
