La facultad de Odontología de la UBA desaconsejó los piercings en la boca
Sábado 25 de
Diciembre 2021
El decano de la carrera recordó que no son inofensivos y sugirió controles a quienes ya los tienen. Cuando se perfora un espacio corporal, se pueden dar algunas infecciones por agentes micóticos.
Ya los usaban los griegos, los egipcios, los romanos, los mayas, los aztecas. También los empleaban los esquimales. Más que una “nueva moda”, ponerse piercings es una “vieja moda actualizada”.
Históricamente, se utilizaban para marcar diferencias sociales y religiosas y destacar algún signo de virilidad. También se los empleaba con fines estéticos. El cristianismo los declaró en desuso. Pero en algunos países, como Brasil o Etiopía, aún eran usados por cuestiones tribales.
“En la Facultad de Odontología, efectuamos una investigación científica en campo con alumnos de escuelas públicas de capital y el conurbano de 12 a 20 años y el 49.91% de los niños tenía algún piercing. De ellos, el 18.8% era en la zona bucal y peribucal y el 70%, en el labio. Un punto interesante que puso en evidencia este trabajo es que la mayoría de estos jóvenes, no tenía información sobre el riesgo del uso del piercing”, revela Pablo Rodriguez, decano de la facultad de Odontología de la UBA.
Los riesgos del piercing bucal (en lengua, encías o labios) son múltiples, alertan desde el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Guipúzcoa (COEG), España.
Su presidente, Tomás Gastaminza, explica que “los más importantes vienen por complicaciones de su colocación (infecciones, hemorragias, lesiones nerviosas, dolor, problemas de cicatrización y lesiones en glándulas salivales), pero también hay complicaciones tardías, ya que, al fin y al cabo, son cuerpos extraños implantados en una zona muy contaminada como es la boca”.
Hay veces que las personas necesitan medicamentos u otros tratamientos para combatir una reacción alérgica, una infección u otro problema en la piel provocado por el piercing.
Controles post piercings bucales
“A los prestadores de salud, les cabe educar y controlar estos casos y motivar a los pacientes a realizar chequeos odontológicos durante el período de uso del piercing. Como medidas de cuidado en período de cicatrización, hay que tener un correcto cepillado, evitar exposición solar, no usar maquillaje, no tomar alcohol, no comer picante, no fumar y cuidarse de enganchar el piercing en la ropa”, sugiere Rodríguez.
El experto indica que entre las lesiones dentales, “encontramos fracturas de esmalte, dentina, coronaria y radicular. Las lesiones pulpares por trauma incluyen daños en las restauraciones, ya sea en resinas, amalgamas o coronas. También se observa succión o bruxismo, que es el defecto de apretar los dientes, sensibilidad pulpar y sensibilidad a alimentos muy fríos o muy calientes”.
Agrega también que hay acumulación de placa, inflamación y retracción gingival, reabsorción ósea, poleas periodontales, quistes, tumores, trastornos sensitivos y motores, infecciones en piso de boca, edema, desgarro, alteración de papilas e hiperplasia.
“Una advertencia más que si bien no es muy común, puede llegar a ocurrir: cuando el piercing se coloca en lengua puede haber un edema postoperatorio como lo hay cuando se coloca un implante”, concluye.
Históricamente, se utilizaban para marcar diferencias sociales y religiosas y destacar algún signo de virilidad. También se los empleaba con fines estéticos. El cristianismo los declaró en desuso. Pero en algunos países, como Brasil o Etiopía, aún eran usados por cuestiones tribales.
“En la Facultad de Odontología, efectuamos una investigación científica en campo con alumnos de escuelas públicas de capital y el conurbano de 12 a 20 años y el 49.91% de los niños tenía algún piercing. De ellos, el 18.8% era en la zona bucal y peribucal y el 70%, en el labio. Un punto interesante que puso en evidencia este trabajo es que la mayoría de estos jóvenes, no tenía información sobre el riesgo del uso del piercing”, revela Pablo Rodriguez, decano de la facultad de Odontología de la UBA.
Los riesgos del piercing bucal (en lengua, encías o labios) son múltiples, alertan desde el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Guipúzcoa (COEG), España.
Su presidente, Tomás Gastaminza, explica que “los más importantes vienen por complicaciones de su colocación (infecciones, hemorragias, lesiones nerviosas, dolor, problemas de cicatrización y lesiones en glándulas salivales), pero también hay complicaciones tardías, ya que, al fin y al cabo, son cuerpos extraños implantados en una zona muy contaminada como es la boca”.
Hay veces que las personas necesitan medicamentos u otros tratamientos para combatir una reacción alérgica, una infección u otro problema en la piel provocado por el piercing.
Controles post piercings bucales
“A los prestadores de salud, les cabe educar y controlar estos casos y motivar a los pacientes a realizar chequeos odontológicos durante el período de uso del piercing. Como medidas de cuidado en período de cicatrización, hay que tener un correcto cepillado, evitar exposición solar, no usar maquillaje, no tomar alcohol, no comer picante, no fumar y cuidarse de enganchar el piercing en la ropa”, sugiere Rodríguez.
El experto indica que entre las lesiones dentales, “encontramos fracturas de esmalte, dentina, coronaria y radicular. Las lesiones pulpares por trauma incluyen daños en las restauraciones, ya sea en resinas, amalgamas o coronas. También se observa succión o bruxismo, que es el defecto de apretar los dientes, sensibilidad pulpar y sensibilidad a alimentos muy fríos o muy calientes”.
Agrega también que hay acumulación de placa, inflamación y retracción gingival, reabsorción ósea, poleas periodontales, quistes, tumores, trastornos sensitivos y motores, infecciones en piso de boca, edema, desgarro, alteración de papilas e hiperplasia.
“Una advertencia más que si bien no es muy común, puede llegar a ocurrir: cuando el piercing se coloca en lengua puede haber un edema postoperatorio como lo hay cuando se coloca un implante”, concluye.
Con información de
TN