La depresión como secuela de COVID-19 puede ser mejor controlada que los cuadros comunes
Jueves 07 de
Octubre 2021
La pandemia por el coronavirus provocó también problemas de salud mental. Hasta el 40% de las personas que se contagiaron el coronavirus pueden desarrollar síntomas de depresión durante los seis meses posteriores a la infección.
Un estudio científico realizado en Italia contribuyó con un resultado esperanzador: las personas con depresión tras el COVID-19 responden mucho mejor al tratamiento farmacológico en comparación con otros pacientes que también sufren el trastorno y que no habían tenido la infección.
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud. Es un trastorno diferente a las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares.
Existen diferentes factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión. En algunos países, como el Reino Unido, ya hay registro de aumentos de los casos de depresión por la pandemia. Las tasas de ese trastorno han sido un 70% más altas que antes de la pandemia, pero han disminuido desde que se levantaron las restricciones en la movilidad, según una encuesta oficial.
Las tasas de depresión en Gran Bretaña están empezando a descender tras dispararse durante la pandemia por el coronavirus el año pasado, según la Oficina Nacional de Estadística. Las mujeres y los jóvenes fueron los más afectados.
También se teme que se produzcan más casos de depresión por la pandemia, ya que un número cada vez mayor de personas se ve afectado por el COVID Prolongado, que es un conjunto de más de 50 síntomas que incluye desde dificultades para respirar, cansancio y hasta cuadros de depresión.
Tras el COVID-19 algunas personas padecen otros síntomas como niebla mental, pérdida de memoria, desorientación y confusión, problemas de comprensión y te cuesta encontrar las palabras, migraña o dolores de cabeza persistentes, pérdida del gusto o del olfato persistente, y secuelas en la capacidad de movilizarse. Si una persona que ha tenido la infección tiene algunos de esos síntomas, se ha recomendado consultar al profesional de salud de cabecera. En algunos casos, pueden requerir derivación a un especialista.
Se estima que el COVID-19 genera una respuesta inflamatoria en el organismo que puede ser uno de los factores principales del desarrollo posterior de la depresión. Un equipo liderado por el doctor Mario Mazza, de la Universidad San Raffaele de Milán, en Italia, presentó los resultados preliminares de un estudio en la Conferencia del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología en Lisboa, Portugal, y ha sido aceptado para su publicación por la revista European Neuropsychopharmacology.
La investigación sugirió que alrededor del 90% de los pacientes que han sufrido COVID-19 responden a un tipo de fármacos antidepresivos, una cifra significativamente mayor de lo que cabría esperar. Estudiaron el efecto de los fármacos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que son una clase de compuestos generalmente indicados en el tratamiento de cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, y algunos trastornos de personalidad.
Consultado por Infobae, el doctor Marcelo Cetkovich, director médico de Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), comentó: “Sabemos que en la depresión todo el sistema de respuesta inflamatoria está activado. Por lo cual, no es sorprendente que al contagiarse el coronavirus, se genere inflamación en el organismo y luego puede desencadenarse un cuadro de depresión”.
El especialista argentino agregó: “Los pacientes con Post Covid o COVID Prolongado podrían tener una mejor respuesta a los fármacos antidepresivos. Ese resultado se debería a que se trata de una depresión de inicio agudo y sin otros factores. Por lo cual, las chances de una buena respuesta farmacológica son mayores. Además, se supone que los fármacos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) tienen capacidad para modular la inflamación en el organismo”.
En un comunicado sobre su estudio, el doctor Mazza consideró: “Sabemos que el COVID-19 ha provocado una epidemia de problemas de salud mental. La depresión posterior al COVID-19 es un problema grave, ya que alrededor del 40% de los pacientes desarrollan depresión en los seis meses siguientes a la infección. Pero este estudio indica que los pacientes que han tenido COVID tienen más posibilidades de controlar su depresión de lo que pensábamos”.
Habitualmente, hasta cuatro de cada diez pacientes suelen responder a los antidepresivos. Pero el equipo de investigadores de Italia ha descubierto que nueve de cada 10 sobrevivientes del COVID-19 siguen luchando contra la depresión después de superar la infección por la toma de los fármacos. El equipo de académicos, con sede en Milán, esperaba una tasa de éxito inferior al 70%. Se trata de un estudio piloto, pero “indica que la depresión post-Covid es tratable”.
El estudio en Italia incluyó a 58 pacientes que desarrollaron depresión seis meses después de contraer el coronavirus. Se les administró sertralina, paroxetina, fluvoxamina, fluoxetina o citalopram. Los voluntarios realizaron un cuestionario sobre sus síntomas antes de recibir los fármacos. Se les hicieron las mismas preguntas cuatro semanas después.
Unos 53 de los 58 pacientes afirmaron que su depresión mejoró mucho después de tomar los fármacos. El doctor Mazza afirmó: “Normalmente habríamos esperado que unos 40 de los 58 pacientes hubieran respondido positivamente al tratamiento”. Los resultados no estaban sesgados por el sexo, el tipo de antidepresivo tomado o si el paciente había sufrido previamente problemas de salud mental. Esto sugiere “una mayor tasa de respuesta a los antidepresivos en la depresión Post-Covid”, escribieron los expertos en el estudio, que aún debe ser revisado por pares.
El equipo realizará ahora un ensayo a mayor escala. También quieren examinar si los antidepresivos pueden ayudar con otros síntomas del COVID prolongado, como el deterioro cognitivo y el cansancio. Otra experta, la doctora Livia De Picker, psiquiatra de la Universidad de Amberes, en Bélgica, que no participó en el estudio, declaró: “Aunque todavía no comprendamos todas las causas del Covid Prolongado, este estudio indica que los síntomas depresivos posteriores al Covid-19 responden muy bien a los antidepresivos serotoninérgicos”.
La especialista espera más resultados: “Esto no me sorprende, ya que estudios recientes han señalado que estos compuestos también pueden proteger a los pacientes contra la enfermedad grave de COVID-19 y actualmente se están estudiando varios antidepresivos como opciones de tratamiento de COVID-19. Espero que los hallazgos actuales impulsen nuevas investigaciones sobre los mecanismos por los que los antidepresivos pueden ayudar a combatir dolencias agudas y a largo plazo del COVID-19”.
Según la Clínica Mayo, también hacer ejercicio aeróbico con regularidad puede ayudar a aliviar cuadros de depresión y la ansiedad.
Ayuda a liberar endorfinas, que son sustancias químicas cerebrales naturales similares al cannabis (canabinoides endógenos) y otras sustancias químicas cerebrales naturales que pueden mejorar la sensación de bienestar. También aquieta a la mente de las preocupaciones y le permite alejarse del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la depresión y la ansiedad.
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud. Es un trastorno diferente a las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares.
Existen diferentes factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión. En algunos países, como el Reino Unido, ya hay registro de aumentos de los casos de depresión por la pandemia. Las tasas de ese trastorno han sido un 70% más altas que antes de la pandemia, pero han disminuido desde que se levantaron las restricciones en la movilidad, según una encuesta oficial.
Las tasas de depresión en Gran Bretaña están empezando a descender tras dispararse durante la pandemia por el coronavirus el año pasado, según la Oficina Nacional de Estadística. Las mujeres y los jóvenes fueron los más afectados.
También se teme que se produzcan más casos de depresión por la pandemia, ya que un número cada vez mayor de personas se ve afectado por el COVID Prolongado, que es un conjunto de más de 50 síntomas que incluye desde dificultades para respirar, cansancio y hasta cuadros de depresión.
Tras el COVID-19 algunas personas padecen otros síntomas como niebla mental, pérdida de memoria, desorientación y confusión, problemas de comprensión y te cuesta encontrar las palabras, migraña o dolores de cabeza persistentes, pérdida del gusto o del olfato persistente, y secuelas en la capacidad de movilizarse. Si una persona que ha tenido la infección tiene algunos de esos síntomas, se ha recomendado consultar al profesional de salud de cabecera. En algunos casos, pueden requerir derivación a un especialista.
Se estima que el COVID-19 genera una respuesta inflamatoria en el organismo que puede ser uno de los factores principales del desarrollo posterior de la depresión. Un equipo liderado por el doctor Mario Mazza, de la Universidad San Raffaele de Milán, en Italia, presentó los resultados preliminares de un estudio en la Conferencia del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología en Lisboa, Portugal, y ha sido aceptado para su publicación por la revista European Neuropsychopharmacology.
La investigación sugirió que alrededor del 90% de los pacientes que han sufrido COVID-19 responden a un tipo de fármacos antidepresivos, una cifra significativamente mayor de lo que cabría esperar. Estudiaron el efecto de los fármacos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que son una clase de compuestos generalmente indicados en el tratamiento de cuadros depresivos, trastornos de ansiedad, y algunos trastornos de personalidad.
Consultado por Infobae, el doctor Marcelo Cetkovich, director médico de Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), comentó: “Sabemos que en la depresión todo el sistema de respuesta inflamatoria está activado. Por lo cual, no es sorprendente que al contagiarse el coronavirus, se genere inflamación en el organismo y luego puede desencadenarse un cuadro de depresión”.
El especialista argentino agregó: “Los pacientes con Post Covid o COVID Prolongado podrían tener una mejor respuesta a los fármacos antidepresivos. Ese resultado se debería a que se trata de una depresión de inicio agudo y sin otros factores. Por lo cual, las chances de una buena respuesta farmacológica son mayores. Además, se supone que los fármacos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) tienen capacidad para modular la inflamación en el organismo”.
En un comunicado sobre su estudio, el doctor Mazza consideró: “Sabemos que el COVID-19 ha provocado una epidemia de problemas de salud mental. La depresión posterior al COVID-19 es un problema grave, ya que alrededor del 40% de los pacientes desarrollan depresión en los seis meses siguientes a la infección. Pero este estudio indica que los pacientes que han tenido COVID tienen más posibilidades de controlar su depresión de lo que pensábamos”.
Habitualmente, hasta cuatro de cada diez pacientes suelen responder a los antidepresivos. Pero el equipo de investigadores de Italia ha descubierto que nueve de cada 10 sobrevivientes del COVID-19 siguen luchando contra la depresión después de superar la infección por la toma de los fármacos. El equipo de académicos, con sede en Milán, esperaba una tasa de éxito inferior al 70%. Se trata de un estudio piloto, pero “indica que la depresión post-Covid es tratable”.
El estudio en Italia incluyó a 58 pacientes que desarrollaron depresión seis meses después de contraer el coronavirus. Se les administró sertralina, paroxetina, fluvoxamina, fluoxetina o citalopram. Los voluntarios realizaron un cuestionario sobre sus síntomas antes de recibir los fármacos. Se les hicieron las mismas preguntas cuatro semanas después.
Unos 53 de los 58 pacientes afirmaron que su depresión mejoró mucho después de tomar los fármacos. El doctor Mazza afirmó: “Normalmente habríamos esperado que unos 40 de los 58 pacientes hubieran respondido positivamente al tratamiento”. Los resultados no estaban sesgados por el sexo, el tipo de antidepresivo tomado o si el paciente había sufrido previamente problemas de salud mental. Esto sugiere “una mayor tasa de respuesta a los antidepresivos en la depresión Post-Covid”, escribieron los expertos en el estudio, que aún debe ser revisado por pares.
El equipo realizará ahora un ensayo a mayor escala. También quieren examinar si los antidepresivos pueden ayudar con otros síntomas del COVID prolongado, como el deterioro cognitivo y el cansancio. Otra experta, la doctora Livia De Picker, psiquiatra de la Universidad de Amberes, en Bélgica, que no participó en el estudio, declaró: “Aunque todavía no comprendamos todas las causas del Covid Prolongado, este estudio indica que los síntomas depresivos posteriores al Covid-19 responden muy bien a los antidepresivos serotoninérgicos”.
La especialista espera más resultados: “Esto no me sorprende, ya que estudios recientes han señalado que estos compuestos también pueden proteger a los pacientes contra la enfermedad grave de COVID-19 y actualmente se están estudiando varios antidepresivos como opciones de tratamiento de COVID-19. Espero que los hallazgos actuales impulsen nuevas investigaciones sobre los mecanismos por los que los antidepresivos pueden ayudar a combatir dolencias agudas y a largo plazo del COVID-19”.
Según la Clínica Mayo, también hacer ejercicio aeróbico con regularidad puede ayudar a aliviar cuadros de depresión y la ansiedad.
Ayuda a liberar endorfinas, que son sustancias químicas cerebrales naturales similares al cannabis (canabinoides endógenos) y otras sustancias químicas cerebrales naturales que pueden mejorar la sensación de bienestar. También aquieta a la mente de las preocupaciones y le permite alejarse del ciclo de pensamientos negativos que alimentan la depresión y la ansiedad.
Con información de
Infobae