Cómo funciona el tratamiento de anticuerpos monoclonales de Regeneron, avalado por la OMS
Viernes 24 de
Septiembre 2021
El 2 de octubre del año pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump comunicó que él y su esposa Melania, habían dado positivo por coronavirus.
A las pocas horas, el médico presidencial de Estados Unidos, Sean Conley, informó que el jefe de Estado había recibido un tratamiento experimental con “anticuerpos policlonales” de la compañía farmacéutica Regeneron.
Esta innovadora terapia contra la enfermedad COVID-19, que logró sacar adelante a Trump cuando estuvo varios días internado, es parte de una clase de tratamientos conocidos como anticuerpos monoclonales, que están hechos para actuar como células inmunes y combatir infecciones.
Los estudios científico sobre el medicamento continuaron y así se llegó ayer a la noticia de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso combinado de los fármacos que lo integran: casirivimab e imdevimab, para tratar casos no graves de coronavirus en riesgo de hospitalización, aunque pidió a la firma que los fabrica que facilite su acceso, dado su alto coste.
El innovador tratamiento, autorizado de urgencia en Estados Unidos por la FDA a fines de noviembre pasado, es recomendado para pacientes “con síntomas no severos de COVID y con alto riesgo de hospitalización”, como es el caso de los ancianos o los que tienen problemas de inmunodeficiencia (que sufren de cáncer o acaban de sufrir un trasplante, por ejemplo). En su actualización de las pautas de atención a los pacientes de coronavirus, la OMS ha decidido incluir este cóctel de anticuerpos monoclonales, que también recomienda en casos graves y críticos de la enfermedad, pero sólo si el afectado no tiene anticuerpos contra ella.
El medicamento está diseñado para evitar que las personas infectadas desarrollen una enfermedad grave. En lugar de esperar a que el cuerpo desarrolle su propia respuesta inmunitaria protectora, imita las defensas naturales del cuerpo. “Se trata de una mezcla de pares de anticuerpos monoclonales humanos. En Estados Unidos el tratamiento está funcionando muy bien. Sin embargo, uno de los principales problemas de esta terapia es su elevado costo”, sostuvo en diálogo con Infobae Guillermo Docena, bioquímico e inmunólogo, profesor titular de Inmunología de la Universidad Nacional de La Plata e investigador principal de CONICET.
La médica infectóloga Cristina Freuler (MN 58098), jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán explicó a Infobae que el tratamiento consiste en anticuerpos neutralizantes monoclonales que ya tienen buenos resultados en Fase III. “Los anticuerpos monoclonales ya se vienen usando desde hace varios años para tratamientos de cáncer y otras enfermedades, como inmunodeficiencias graves y problemas reumatológicos. Incluso, se está investigando actualmente su uso para pacientes con HIV”, precisó.
Y agregó: “El tema es que son caros, sumado a que se trata de una combinación de dosis. La indicación es usarla en pacientes leves o moderados para que no empeore en estado grave. Son tratamientos carísimos que se pueden utilizar en una enorme cantidad de pacientes, de los cuales se van a beneficiar unos pocos. El desafío es poder elegir en qué pacientes usarlo, porque si no el desafío sería descomunal. Todavía este medicamento no está en la Argentina. Aquí tenemos al Remdesivir, que por caro que es, casi no se usa”.
El tratamiento, llamado Ronapreve, o REGEN-COV en Estados Unidos tiene un costo de 2.100 dólares por dosis y la empresa Regeneron y su socio suizo Roche, anunciaron que suministrarán 1,4 millones de dosis de REGEN-COV al gobierno de Estados Unidos antes del 31 de enero.
Si bien reconoció los costos asociados con el tratamiento, el panel de la OMS dijo que, dados los beneficios registrados de la terapia, “las recomendaciones deberían proporcionar un estímulo para involucrar todos los mecanismos posibles para mejorar el acceso global a la intervención y las pruebas asociadas”. En otra declaración, la OMS pidió a Regeneron que baje los precios y distribuya el tratamiento de manera equitativa en todo el mundo, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. La agencia también instó a las empresas a transferir tecnología para ayudar a fabricar biosimilares. La organización benéfica médica francesa Médicos Sin Fronteras (MSF) replicó los comentarios de la agencia de la ONU, exigiendo que se garantice el acceso asequible y sostenible a medicamentos que salvan vidas durante la pandemia.
Las pautas de la OMS, publicadas en el British Medical Journal (BMJ), se basaron en datos de un gran estudio británico y otros tres ensayos que aún no han sido revisados por pares. En junio, el ensayo RECOVERY de Gran Bretaña encontró que la terapia redujo las muertes en pacientes hospitalizados cuyos propios sistemas inmunológicos no habían logrado producir una respuesta. Recovery, que se está llevando a cabo en 177 hospitales del Reino Unido, ha estado evaluando posibles tratamientos de COVID-19 para pacientes ingresados en el hospital. Descubrió el primer tratamiento eficaz para reducir la mortalidad, la dexametasona, al tiempo que descartaba otros como la hidroxicloroquina y el plasma de convalecencia.
El estudio reclutó a 1.500 voluntarios sanos, cada uno de los cuales compartía una casa con alguien que dio positivo por SARS-CoV-2, y los asignó al azar para recibir una dosis única de su tratamiento con anticuerpos, administrada por vía subcutánea en cuatro inyecciones, o placebo.
Después de 29 días, 11 pacientes en el grupo de tratamiento desarrollaron COVID-19 en comparación con 59 con placebo. Y para los sujetos que se contagiaron con COVID-19 a pesar del tratamiento, sus síntomas se resolvieron después de una semana, en comparación con tres semanas para los que recibieron placebo. En 204 pacientes que ya habían dado positivo para el virus SARS-CoV-2 al comienzo del estudio, la inyección redujo sus posibilidades de progresar a COVID-19 sintomático en un 31%.
¿Cómo funciona?
Los anticuerpos del REGN-COV2 atacan la superficie de la espiga de proteína del SARS-CoV-2 y neutralizan su capacidad de infectar las células sanas. De acuerdo con Regeneron, el bloqueo de esta interacción entre el virus y las células del infectado detiene el proceso infeccioso y ayuda a reducir los altos niveles de carga viral, generalmente asociados con una mayor severidad de la enfermedad causada por el coronavirus.
Los resultados reflejan hallazgos similares a los observados en un estudio realizado por Eli Lilly sobre su anticuerpo monoclonal en hogares de ancianos. Una diferencia clave: mientras que en estudios anteriores tanto de Lilly como de Regeneron, los anticuerpos debían administrarse por vía intravenosa, en este Regeneron usó una formulación que se podía administrar con una inyección debajo de la piel. Lilly también está explorando una inyección subcutánea de sus anticuerpos.
Eso es “realmente, muy importante”, dijo Myron Cohen, director del Instituto de Salud Global y Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte y uno de los investigadores principales del estudio. Para él, tener que comenzar una vía intravenosa es “inequívocamente” una de las barreras para usar los anticuerpos ya sea para el tratamiento o la prevención. ¿La otra barrera? Conciencia.
“Para que estos anticuerpos se utilicen para el tratamiento y la prevención y para el tratamiento como prevención, necesitamos que los pacientes o sus familias estén familiarizados con la oportunidad”, advirtió Cohen. “Necesitamos que los proveedores de salud estén familiarizados con estos medicamentos y se sientan cómodos administrándolos”.
¿Por qué necesitamos anticuerpos cuando ya hay vacunas? Dan Barouch, director del Centro de Investigación de Virología y Vacunas en el Centro Médico Beth Israel Deaconess y una figura clave en el desarrollo de la vacuna J&J y otro investigador en el estudio de Regeneron dijo que los enfoques son “complementarios”.
“Actualmente, todavía hay un número considerable de personas que no están completamente vacunadas”, explicó Barouch. Y añadió: “Es más, es posible que algunas personas, incluidas aquellas con sistemas inmunitarios comprometidos, no generen suficientes anticuerpos por sí mismos, y podrían beneficiarse de los anticuerpos que se inyectan en sus cuerpos. En algunas circunstancias, como por ejemplo, un brote en un hogar de ancianos, los anticuerpos monoclonales, que comienzan a funcionar de inmediato, podrían ser el mejor enfoque”.
Los resultados de las investigaciones sugieren la efectividad del fármaco en el tratamiento de pacientes con una respuesta inmunológica insuficiente: aquellos que a pesar de estar infectados, no han generado suficientes anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y presentan altos niveles de carga viral por un mayor período de tiempo.
“Nuestros datos sugieren que hay personas que tienen un mayor riesgo y para quienes el tratamiento tendrá más beneficios; lo que es más importante, no es necesario que, según los datos, solo apuntemos el medicamento a esas personas desde el punto de vista del beneficio y la seguridad porque realmente parece que el tratamiento es seguro y no estaríamos poniendo en riesgo a los pacientes que no se beneficiarían tanto de él. Por lo tanto, el beneficio-riesgo en estas primeras etapas parece ser muy favorable para todos y si tratáramos a todos en promedio probablemente beneficiaría a toda la población”, advirtió George Yancopoulos, cofundador y jefe científico de Regeneron Pharmaceuticals.
Esta innovadora terapia contra la enfermedad COVID-19, que logró sacar adelante a Trump cuando estuvo varios días internado, es parte de una clase de tratamientos conocidos como anticuerpos monoclonales, que están hechos para actuar como células inmunes y combatir infecciones.
Los estudios científico sobre el medicamento continuaron y así se llegó ayer a la noticia de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso combinado de los fármacos que lo integran: casirivimab e imdevimab, para tratar casos no graves de coronavirus en riesgo de hospitalización, aunque pidió a la firma que los fabrica que facilite su acceso, dado su alto coste.
El innovador tratamiento, autorizado de urgencia en Estados Unidos por la FDA a fines de noviembre pasado, es recomendado para pacientes “con síntomas no severos de COVID y con alto riesgo de hospitalización”, como es el caso de los ancianos o los que tienen problemas de inmunodeficiencia (que sufren de cáncer o acaban de sufrir un trasplante, por ejemplo). En su actualización de las pautas de atención a los pacientes de coronavirus, la OMS ha decidido incluir este cóctel de anticuerpos monoclonales, que también recomienda en casos graves y críticos de la enfermedad, pero sólo si el afectado no tiene anticuerpos contra ella.
El medicamento está diseñado para evitar que las personas infectadas desarrollen una enfermedad grave. En lugar de esperar a que el cuerpo desarrolle su propia respuesta inmunitaria protectora, imita las defensas naturales del cuerpo. “Se trata de una mezcla de pares de anticuerpos monoclonales humanos. En Estados Unidos el tratamiento está funcionando muy bien. Sin embargo, uno de los principales problemas de esta terapia es su elevado costo”, sostuvo en diálogo con Infobae Guillermo Docena, bioquímico e inmunólogo, profesor titular de Inmunología de la Universidad Nacional de La Plata e investigador principal de CONICET.
La médica infectóloga Cristina Freuler (MN 58098), jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán explicó a Infobae que el tratamiento consiste en anticuerpos neutralizantes monoclonales que ya tienen buenos resultados en Fase III. “Los anticuerpos monoclonales ya se vienen usando desde hace varios años para tratamientos de cáncer y otras enfermedades, como inmunodeficiencias graves y problemas reumatológicos. Incluso, se está investigando actualmente su uso para pacientes con HIV”, precisó.
Y agregó: “El tema es que son caros, sumado a que se trata de una combinación de dosis. La indicación es usarla en pacientes leves o moderados para que no empeore en estado grave. Son tratamientos carísimos que se pueden utilizar en una enorme cantidad de pacientes, de los cuales se van a beneficiar unos pocos. El desafío es poder elegir en qué pacientes usarlo, porque si no el desafío sería descomunal. Todavía este medicamento no está en la Argentina. Aquí tenemos al Remdesivir, que por caro que es, casi no se usa”.
El tratamiento, llamado Ronapreve, o REGEN-COV en Estados Unidos tiene un costo de 2.100 dólares por dosis y la empresa Regeneron y su socio suizo Roche, anunciaron que suministrarán 1,4 millones de dosis de REGEN-COV al gobierno de Estados Unidos antes del 31 de enero.
Si bien reconoció los costos asociados con el tratamiento, el panel de la OMS dijo que, dados los beneficios registrados de la terapia, “las recomendaciones deberían proporcionar un estímulo para involucrar todos los mecanismos posibles para mejorar el acceso global a la intervención y las pruebas asociadas”. En otra declaración, la OMS pidió a Regeneron que baje los precios y distribuya el tratamiento de manera equitativa en todo el mundo, especialmente en los países de ingresos bajos y medios. La agencia también instó a las empresas a transferir tecnología para ayudar a fabricar biosimilares. La organización benéfica médica francesa Médicos Sin Fronteras (MSF) replicó los comentarios de la agencia de la ONU, exigiendo que se garantice el acceso asequible y sostenible a medicamentos que salvan vidas durante la pandemia.
Las pautas de la OMS, publicadas en el British Medical Journal (BMJ), se basaron en datos de un gran estudio británico y otros tres ensayos que aún no han sido revisados por pares. En junio, el ensayo RECOVERY de Gran Bretaña encontró que la terapia redujo las muertes en pacientes hospitalizados cuyos propios sistemas inmunológicos no habían logrado producir una respuesta. Recovery, que se está llevando a cabo en 177 hospitales del Reino Unido, ha estado evaluando posibles tratamientos de COVID-19 para pacientes ingresados en el hospital. Descubrió el primer tratamiento eficaz para reducir la mortalidad, la dexametasona, al tiempo que descartaba otros como la hidroxicloroquina y el plasma de convalecencia.
El estudio reclutó a 1.500 voluntarios sanos, cada uno de los cuales compartía una casa con alguien que dio positivo por SARS-CoV-2, y los asignó al azar para recibir una dosis única de su tratamiento con anticuerpos, administrada por vía subcutánea en cuatro inyecciones, o placebo.
Después de 29 días, 11 pacientes en el grupo de tratamiento desarrollaron COVID-19 en comparación con 59 con placebo. Y para los sujetos que se contagiaron con COVID-19 a pesar del tratamiento, sus síntomas se resolvieron después de una semana, en comparación con tres semanas para los que recibieron placebo. En 204 pacientes que ya habían dado positivo para el virus SARS-CoV-2 al comienzo del estudio, la inyección redujo sus posibilidades de progresar a COVID-19 sintomático en un 31%.
¿Cómo funciona?
Los anticuerpos del REGN-COV2 atacan la superficie de la espiga de proteína del SARS-CoV-2 y neutralizan su capacidad de infectar las células sanas. De acuerdo con Regeneron, el bloqueo de esta interacción entre el virus y las células del infectado detiene el proceso infeccioso y ayuda a reducir los altos niveles de carga viral, generalmente asociados con una mayor severidad de la enfermedad causada por el coronavirus.
Los resultados reflejan hallazgos similares a los observados en un estudio realizado por Eli Lilly sobre su anticuerpo monoclonal en hogares de ancianos. Una diferencia clave: mientras que en estudios anteriores tanto de Lilly como de Regeneron, los anticuerpos debían administrarse por vía intravenosa, en este Regeneron usó una formulación que se podía administrar con una inyección debajo de la piel. Lilly también está explorando una inyección subcutánea de sus anticuerpos.
Eso es “realmente, muy importante”, dijo Myron Cohen, director del Instituto de Salud Global y Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Carolina del Norte y uno de los investigadores principales del estudio. Para él, tener que comenzar una vía intravenosa es “inequívocamente” una de las barreras para usar los anticuerpos ya sea para el tratamiento o la prevención. ¿La otra barrera? Conciencia.
“Para que estos anticuerpos se utilicen para el tratamiento y la prevención y para el tratamiento como prevención, necesitamos que los pacientes o sus familias estén familiarizados con la oportunidad”, advirtió Cohen. “Necesitamos que los proveedores de salud estén familiarizados con estos medicamentos y se sientan cómodos administrándolos”.
¿Por qué necesitamos anticuerpos cuando ya hay vacunas? Dan Barouch, director del Centro de Investigación de Virología y Vacunas en el Centro Médico Beth Israel Deaconess y una figura clave en el desarrollo de la vacuna J&J y otro investigador en el estudio de Regeneron dijo que los enfoques son “complementarios”.
“Actualmente, todavía hay un número considerable de personas que no están completamente vacunadas”, explicó Barouch. Y añadió: “Es más, es posible que algunas personas, incluidas aquellas con sistemas inmunitarios comprometidos, no generen suficientes anticuerpos por sí mismos, y podrían beneficiarse de los anticuerpos que se inyectan en sus cuerpos. En algunas circunstancias, como por ejemplo, un brote en un hogar de ancianos, los anticuerpos monoclonales, que comienzan a funcionar de inmediato, podrían ser el mejor enfoque”.
Los resultados de las investigaciones sugieren la efectividad del fármaco en el tratamiento de pacientes con una respuesta inmunológica insuficiente: aquellos que a pesar de estar infectados, no han generado suficientes anticuerpos contra el SARS-CoV-2 y presentan altos niveles de carga viral por un mayor período de tiempo.
“Nuestros datos sugieren que hay personas que tienen un mayor riesgo y para quienes el tratamiento tendrá más beneficios; lo que es más importante, no es necesario que, según los datos, solo apuntemos el medicamento a esas personas desde el punto de vista del beneficio y la seguridad porque realmente parece que el tratamiento es seguro y no estaríamos poniendo en riesgo a los pacientes que no se beneficiarían tanto de él. Por lo tanto, el beneficio-riesgo en estas primeras etapas parece ser muy favorable para todos y si tratáramos a todos en promedio probablemente beneficiaría a toda la población”, advirtió George Yancopoulos, cofundador y jefe científico de Regeneron Pharmaceuticals.
Con información de
Infobae