Los pacientes graves con COVID-19 están en mayor riesgo de sufrir sepsis, una complicación que puede ser mortal

Lunes 12 de Julio 2021

La sepsis es una situación grave de salud que aparece como respuesta a una infección.
“Si no se reconoce a tiempo y se gestiona con prontitud, puede provocar choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte. Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir”, había advertido la agencia sanitaria de Naciones Unidas, la OMS, en setiembre del año pasado. Los sobrevivientes de una sepsis tampoco están fuera de peligro: solo la mitad se recuperan por completo. En el contexto de la pandemia, la atención sobre la sepsis se ha vuelto cada vez más crucial para salvar más vidas y reducir el impacto en los sobrevivientes.
 
El físico nuclear e inmunólogo de España, Eduardo López-Collazo, un científico que investiga activamente en el campo de las infecciones y del cáncer, publicó un libro, titulado “¿Qué es la sepsis? Algo más que el estado final del paciente con COVID-19″, en el que denuncia que, “a pesar de su alta incidencia y la carencia de medicamentos apropiados, sigue siendo olvidada”.
 
De acuerdo con el doctor López-Collazo, la sepsis merece más atención. “Por lo general asociamos la palabra sepsis a una infección, y no vamos mal encaminados. Pero no es sólo eso, también está la respuesta del sistema de defensa a la infección. En ocasiones, nuestras defensas causan una especie de caos que empeora, con creces, los daños provocados por la infección inicial. En algún momento de la enfermedad puede evolucionar a un estado de cansancio que deja al paciente sin herramientas para luchar contra otras infecciones que pueden aparecer”.
 
El investigador es también director del Instituto de Investigaciones Sanitarias del Hospital Universitario La Paz (Madrid). Advirtió que hoy la sepsis y la infección por el coronavirus, por desgracia, hoy en día van de la mano. Generalmente, los pacientes que padecen el COVID-19 de manera severa tienen comprometido su sistema de defensa y esto trae consigo la aparición de otras infecciones y así se aumenta el riesgo de que desarrollen cuadros de sepsis. “Un número importante de los pacientes que mueren por COVID-19 lo hace con un cuadro de sepsis”, afirmó el experto.
 
En la Argentina, se realizó el año pasado un estudio realizado con 1909 pacientes con COVID-19 que ingresaron en unidades de terapia intensiva y necesitaron ventilación. Reveló que el 57,6% de los pacientes en terapia intensiva con respirador murió el año pasado. El 30% de los fallecidos sufrió un shock séptico como causa final de muerte. Esos casos fueron por la infección por el coronavirus y por infecciones hospitalarias, según informó a Infobae la coordinadora del estudio SATICOVID, la doctora Elisa Estenssoro.
 
La mayor parte de las personas con la infección de coronavirus no desarrolla enfermedad severa. Pero en los casos en los que el paciente evoluciona hacia cuadros críticos por el coronavirus, se puede también padecer sepsis. “Primero una tormenta tóxica que, de no controlarse, causa un número importante de muertes. Luego, un período de inmunosupresión en el cual, incluso cuando ya el virus ha sido eliminado, el paciente puede sufrir una sepsis que evolución a shock séptico y fallecer por complicaciones en múltiples órganos”, mencionó López Collazo.
 
“Incluso, probablemente debido a que la sepsis se asocia con una fuerte activación del sistema de coagulación que puede derivar en trombosis, durante la COVID-19 y en la post COVID-19 se han descrito eventos como trombos, ictus, entre otros”, precisó López Collazo. Aún hay pocas herramientas terapéuticas contra la sepsis. El tratamiento se reduce principalmente al uso de antibióticos y a mantener al paciente en equilibrio de líquidos.
 
“Es increíble. Tampoco se invierte mucho en solucionar el problema. La aparición de la pandemia puso el foco en el descuido que ha padecido un tema tan importante. Si hubiéramos contado con herramientas de clasificación y medicamentos efectivos para la sepsis, la COVID-19 hubiese pasado como una gripe complicada. Es crucial invertir en ciencia una vez más para curarla”, subrayó.
 
Los síntomas de la sepsis inicialmente pueden pasar desapercibidos al confundirse con los de una infección normal, ya sea por el coronavirus o por otros microorganismos. Por eso hay que estar muy atentos en personas susceptibles de desarrollar esta complicación, especialmente las personas mayores de 60, las personas con diabetes, los inmunodeprimidos o con patologías crónicas graves, según la Fundación para el Progreso de la Educación y la Salud de España, que lleva adelante una iniciativa para concientizar sobre la sepsis.
 
En septiembre del año pasado, se había dado a conocer el primer informe mundial sobre la sepsis (o septicemia) que reveló las deficiencias graves en información sobre la enfermedad, especialmente en los países de ingreso bajo y mediano. Según varios estudios recientes, la sepsis mata a 11 millones de personas cada año, entre ellas muchos niños, y deja discapacitadas a muchos millones más.
 
Se necesitan urgentemente datos de mejor calidad, según la OMS. La mayoría de los estudios publicados sobre la sepsis se han llevado a cabo en hospitales y unidades de cuidados intensivos en países de ingreso alto, lo que aporta poca información para el resto del mundo. Incluso, el uso de diferentes definiciones de septicemia, criterios de diagnóstico y códigos de alta hospitalaria hace que sea difícil determinar la verdadera carga mundial de la septicemia.
 
Si no se reconoce a tiempo y gestiona con prontitud, puede provocar choque septicémico, insuficiencia multiorgánica y la muerte. ”Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir”, alertó la OMS en el informe. Los sobrevivientes de una septicemia tampoco están fuera de peligro: solo la mitad de ellos se recuperarán por completo, el resto morirá antes de que haya transcurrido un año o se verán afectados por discapacidades de larga duración.
 
En el informe se indica también que la septicemia se debe con frecuencia a infecciones contraídas en los entornos de atención de salud. En torno a la mitad (49%) de los pacientes con septicemia atendidos en unidades de cuidados intensivos contrajeron la infección en el hospital. Se estima que el 27% de las personas con septicemia en los hospitales y el 42% de las personas en las unidades de cuidados intensivos fallecerán.
Con información de Infobae

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