Tucumán
El macabro plan para deshacerse de Rocío Milagros Rojas
Domingo 04 de
Julio 2021
Con el correr de las horas se conocen detalles escalofriantes del femicidio y se complica la situación de los detenidos por el crimen de Rocío en Tucumán
Tucumán está paralizado. Rocío Milagros Rojas fue asesinada y los sospechosos del femicidio son quienes debían cuidar de ella. Su corta vida fue un infierno de punta a punta. En las últimas horas se conocieron detalles escalofriantes que complican aún más la situación de su madrina y otros dos familiares.
El ministerio Público Fiscal de Tucumán formalizó la acusación contra la madrina de la niña Amalia Carolina Graneros, de 39 años; su pareja Edgardo Hernán Caro, de 36; y su yerno, Mauro Ortiz, de 21, pareja de la hija de Graneros.
El fiscal Ignacio López Bustos, titular de la Unidad Fiscal de Homicidios I, los impuó con prisión preventiva por el delito de homicidio agravado por alevosía, premeditado por el concurso de dos o más personas, criminis causa y femicidio, en calidad de coautores.
Rocío fue reportada como desaparecida el jueves por la tarde. Según el relato de su madrina a la Policía, ésta la había dejado en la casa del asentamiento Chabela, en Lules, junto con su hija de 18 años que a su vez estaba cuidando de su bebé de dos meses. En un momento determinado del mediodía, supuestamente Rocío Milagros Rojas salió y no la vieron más. Con esos escasos datos se inició la investigación que horas más tarde dio un giro de 180 grados por la confesión de uno de los familiares de la niña, quien se haría quebrado cuando era indagago. Según reveló la Policía, el hombre confesó el crimen y que el cuerpo de la niña de 4 años había sido enterrado en un descampado, en La Reducción. Hacia allí se inclinó entonces el rastrillaje. Después de un intenso trabajo, la Policía encontró restos carbonizados en un pozo de ese predio. Más tarde, a partir de unas huellas de motocicleta, se llegó a los márgenes del Río Colorado, a unos 10 kilómetros de donde fueron encontrados los primeros datos. Allí se hallaron huesos y una muela de leche, que se estima son de Rocío, mientras se esperan los resultados de las pericias.
La sospecha de los investigadores es la peor: después de asesinarla y haber abusado de ella, quisieron deshacerse del cuerpo descuartizándolo y quemándolo, antes de esparcir las cenizas y los restos por diferentes lugares. "Se trata de un delito aberrante con pocos precedentes en los últimos tiempos, en el que demostraron un desprecio por la vida", aseguró el fiscal estimando que los detenidos serán condenados a prisión perpetua. La Nación reveló que Rocío, efectivamente fue abusada sexualmente. La teoría de la Fiscalía señala que el 1 de julio, la niña ya estaba muerta en su domicilio, "víctima de maltratos inhumanos, abuso y sometimiento a situaciones humillantes". Fue entonces que Granero y Caro tomaron el cuerpo de la menor y lo llevaron en moto hasta un terreno del asentamiento San Ramón de La Reducción, "donde la diseccionaron y le prendieron fuego en un pozo". Después de ello, llevaron otra parte de los restos a las cercanías del río Colorado, donde repitieron el macabro proceder. Rocío Milagros Rojas vivía desde 2019 con su madrina. Por decisión de la Justicia, había sido apartada de sus padres biológicos donde era sometida a abusos y vivía en situación de vulnerabilidad. La custodia legal entonces pasó a Graneros, que, sin controles, repitió la historia.
El ministerio Público Fiscal de Tucumán formalizó la acusación contra la madrina de la niña Amalia Carolina Graneros, de 39 años; su pareja Edgardo Hernán Caro, de 36; y su yerno, Mauro Ortiz, de 21, pareja de la hija de Graneros.
El fiscal Ignacio López Bustos, titular de la Unidad Fiscal de Homicidios I, los impuó con prisión preventiva por el delito de homicidio agravado por alevosía, premeditado por el concurso de dos o más personas, criminis causa y femicidio, en calidad de coautores.
Rocío fue reportada como desaparecida el jueves por la tarde. Según el relato de su madrina a la Policía, ésta la había dejado en la casa del asentamiento Chabela, en Lules, junto con su hija de 18 años que a su vez estaba cuidando de su bebé de dos meses. En un momento determinado del mediodía, supuestamente Rocío Milagros Rojas salió y no la vieron más. Con esos escasos datos se inició la investigación que horas más tarde dio un giro de 180 grados por la confesión de uno de los familiares de la niña, quien se haría quebrado cuando era indagago. Según reveló la Policía, el hombre confesó el crimen y que el cuerpo de la niña de 4 años había sido enterrado en un descampado, en La Reducción. Hacia allí se inclinó entonces el rastrillaje. Después de un intenso trabajo, la Policía encontró restos carbonizados en un pozo de ese predio. Más tarde, a partir de unas huellas de motocicleta, se llegó a los márgenes del Río Colorado, a unos 10 kilómetros de donde fueron encontrados los primeros datos. Allí se hallaron huesos y una muela de leche, que se estima son de Rocío, mientras se esperan los resultados de las pericias.
La sospecha de los investigadores es la peor: después de asesinarla y haber abusado de ella, quisieron deshacerse del cuerpo descuartizándolo y quemándolo, antes de esparcir las cenizas y los restos por diferentes lugares. "Se trata de un delito aberrante con pocos precedentes en los últimos tiempos, en el que demostraron un desprecio por la vida", aseguró el fiscal estimando que los detenidos serán condenados a prisión perpetua. La Nación reveló que Rocío, efectivamente fue abusada sexualmente. La teoría de la Fiscalía señala que el 1 de julio, la niña ya estaba muerta en su domicilio, "víctima de maltratos inhumanos, abuso y sometimiento a situaciones humillantes". Fue entonces que Granero y Caro tomaron el cuerpo de la menor y lo llevaron en moto hasta un terreno del asentamiento San Ramón de La Reducción, "donde la diseccionaron y le prendieron fuego en un pozo". Después de ello, llevaron otra parte de los restos a las cercanías del río Colorado, donde repitieron el macabro proceder. Rocío Milagros Rojas vivía desde 2019 con su madrina. Por decisión de la Justicia, había sido apartada de sus padres biológicos donde era sometida a abusos y vivía en situación de vulnerabilidad. La custodia legal entonces pasó a Graneros, que, sin controles, repitió la historia.
Con información de
Uno Santa Fe