La "ataraxia" tiñe la gestión de Emilio Jatón
Sábado 12 de
Junio 2021
Por:
LA LECHUZA OLY
La Real Academia explica que la “ataraxia” es un “estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores”.
En el caso, algo así como la “imperturbabilidad” de un estadista. Aunque ante esa capacidad (?) de permanecer inalterado, a pesar de los estímulos externos, puede que de más la impresión de tener origen en la incapacidad de gestión o indolencia.
Se lee que la ataraxia (desde un punto de vista más filosófico) se refiere al ánimo sereno y calmo. A la disposición anímica que lleva a la persona a alejarse de las perturbaciones para alcanzar la felicidad.
Aquí no se ingresa en cuestiones psicológicas ni médicas. Sino en el análisis político-filosófico.
Están, además, los que la definen como necesidad de evitar tanto las acciones como los sentimientos, al menos todo aquello que pueda perturbarnos y conseguir que perdamos la concentración en nuestra meta.
El cualquier caso, aunque sigan las definiciones según diversas líneas de pensamiento, me llamó a representarme la gestión de Emilio Jatón, el alcalde de la capital de Santa Fe, al que hoy puede endilgarse estar al frente de una de las peorcitas que tuvo la ciudad desde la vuelta de la democracia.
Administración exangüe. Con grandes internas en un pequeño equipo con ánimos desvaídos. Sin definiciones destacadas sobre el rumbo de la capital provincial. Insustancial sin impronta. Apenada.
El vecino o la vecina, en general, no sólo no la percibe, sino que la busca descubrir en las sinuosas alocuciones rítmicas del jefe comunal que se sostiene en un limbo discursivo.
Casi impermeable a la realidad cotidiana. Se asoma tímidamente detrás de las medidas del Presidente y Gobernador rehuyendo exponer el pecho firme con responsabilidad de gestión. Administración poco valiente. Lejísimo de lo que impone el tiempo actual.
¿CUÁNTO DESTINA EL MUNICIPIO DE SANTA FE A ATENDER LA SALUD PÚBLICA EN TIEMPOS DE PANDEMIA?.
Sin caer en el facilismo de recorrer la ciudad y mostrar el mal estado de las calles, los yuyos largos, el abandono de espacios públicos, la falta de iluminación, entradas principales a la ciudad sin mantenimiento, continuidad de problemas en los barrios con el agua los días de lluvia, entre otra enorme enumeración que implica la falta de movimiento del departamento municipal como retirado en una reposera de verano.
La frase, de vinilo rayado “nosotros trasladamos las inquietudes al gobierno provincial” se esgrimen sin un mínimo de disimulo ante la atroz quietud aletargada.
Con novel militancia (?) el Intendente comentarista lleva una administración en la ciudad capital de la provincia de Estanislao López a una diaria sin resoluciones ni progreso. La ciudad es gobernada sin pasión, con apatía e insensible a reconcer el fracaso.
Santa Fe merece un poco más de trabajo, ¡corra palabra y alcance al alcalde!.
Se lee que la ataraxia (desde un punto de vista más filosófico) se refiere al ánimo sereno y calmo. A la disposición anímica que lleva a la persona a alejarse de las perturbaciones para alcanzar la felicidad.
Aquí no se ingresa en cuestiones psicológicas ni médicas. Sino en el análisis político-filosófico.
Están, además, los que la definen como necesidad de evitar tanto las acciones como los sentimientos, al menos todo aquello que pueda perturbarnos y conseguir que perdamos la concentración en nuestra meta.
El cualquier caso, aunque sigan las definiciones según diversas líneas de pensamiento, me llamó a representarme la gestión de Emilio Jatón, el alcalde de la capital de Santa Fe, al que hoy puede endilgarse estar al frente de una de las peorcitas que tuvo la ciudad desde la vuelta de la democracia.
Administración exangüe. Con grandes internas en un pequeño equipo con ánimos desvaídos. Sin definiciones destacadas sobre el rumbo de la capital provincial. Insustancial sin impronta. Apenada.
El vecino o la vecina, en general, no sólo no la percibe, sino que la busca descubrir en las sinuosas alocuciones rítmicas del jefe comunal que se sostiene en un limbo discursivo.
Casi impermeable a la realidad cotidiana. Se asoma tímidamente detrás de las medidas del Presidente y Gobernador rehuyendo exponer el pecho firme con responsabilidad de gestión. Administración poco valiente. Lejísimo de lo que impone el tiempo actual.
¿CUÁNTO DESTINA EL MUNICIPIO DE SANTA FE A ATENDER LA SALUD PÚBLICA EN TIEMPOS DE PANDEMIA?.
Sin caer en el facilismo de recorrer la ciudad y mostrar el mal estado de las calles, los yuyos largos, el abandono de espacios públicos, la falta de iluminación, entradas principales a la ciudad sin mantenimiento, continuidad de problemas en los barrios con el agua los días de lluvia, entre otra enorme enumeración que implica la falta de movimiento del departamento municipal como retirado en una reposera de verano.
La frase, de vinilo rayado “nosotros trasladamos las inquietudes al gobierno provincial” se esgrimen sin un mínimo de disimulo ante la atroz quietud aletargada.
Con novel militancia (?) el Intendente comentarista lleva una administración en la ciudad capital de la provincia de Estanislao López a una diaria sin resoluciones ni progreso. La ciudad es gobernada sin pasión, con apatía e insensible a reconcer el fracaso.
Santa Fe merece un poco más de trabajo, ¡corra palabra y alcance al alcalde!.