Estos son los barbijos más eficaces para prevenir el contagio del COVID-19
Martes 08 de
Junio 2021
La enfermedad COVID-19 no da respiro y las tasas de infección y fallecidos aumentan en casi todos los países del mundo.
Ante el avance de la segunda ola de COVID-19 en la Argentina cada vez son más las personas que buscan mayores herramientas de protección para evitar contagiarse del virus. Además, con la noticia de que las algunas variantes del virus se extienden por algunos países del mundo, se hace necesario maximizar y ajustar los barbijos para mejorar su rendimiento o efectividad y reducir la transmisión y exposición del SARS-CoV-2.
Una investigación publicada en The New England Journal of Medicine reveló que la mascarilla es uno de los pilares del control de la pandemia del COVID-19, y que el enmascaramiento facial universal puede ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad y garantizar que una mayor proporción de nuevas infecciones sean asintomáticas.
En diálogo con este medio, el médico genetista Jorge Dotto (M.N. 107.411), uno de los referentes en genética a nivel mundial, explicó: “Hasta que lleguen las vacunas, usar barbijo es lo mejor que podemos hacer. Incluso luego también lo será. Post-vacunación muchas personas seguirán usándolos en lugares públicos”.
Recientemente, el Harvard Chan India Research Center de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard publicó información sobre los tipos de barbijos faciales más efectivos para prevenir el contagio. “Es fundamental que difundamos esta imagen con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo para ayudar a más personas a tener esta información”, manifestó el especialista.
Hay muchos tipos de máscaras que sirven para protegerse a uno mismo y proteger a los demás de contraer y propagar COVID-19. La transmisión aérea es una de las principales vías de transmisión de virus respiratorios, incluido el síndrome respiratorio agudo severo SARS-CoV-2. Se ha recomendado ampliamente el uso de máscaras faciales para mitigar la transmisión y según advierte una investigación publicada en la revista Science, se cree que las máscaras protegen a las personas de dos maneras: control de la fuente que reduce la emisión y propagación de virus respiratorios a través de gotitas y aerosoles en el aire, y protección para el usuario que reduce la inhalación de virus respiratorios en el aire.
Sin embargo, la eficacia de las máscaras todavía está en debate. En comparación con los respiradores N95/FFP2 que tienen tasas de penetración de partículas muy bajas (alrededor de 5%), las máscaras quirúrgicas y similares exhiben tasas de penetración más altas y más variables (alrededor de 30-70%).
“Tal como muestra la imagen, los mejores barbijos con 95% de efectividad que te protegen a vos y a las personas cerca tuyo son: N95, KF94 y KN95 y FFP2. Buenos barbijos son el quirúrgico con un 50-70% de efectividad y el de tela 20-50% de efectividad. Por último, juntar un barbijo quirúrgico abajo (50-70%) y arriba ponerse uno de tela (20-50%), o sea, juntarlos y hacer un ‘doble barbijo’ (quirúrgico + tela) logra hasta un 85% de efectividad”, aseveró Dotto.
Según especialistas de la Universidad Johns Hopkins, “aunque estar completamente vacunado reduce en gran medida la posibilidad de contraer o propagar el coronavirus, no la elimina por completo”. “Si una persona está infectada con el coronavirus y no lo sabe, una máscara es muy buena para evitar que sus gotas y partículas respiratorias infecten a otros. Si aún no ha recibido la vacuna COVID-19, usar una máscara también puede ayudar a evitar que los gérmenes que provienen de las gotitas respiratorias de otra persona entren en su nariz y boca”, sostiene la doctora Lisa Lockerd Maragakis, Directora de Prevención de Infecciones del Sistema de Salud de la universidad.
Y agrega: “Dado que el coronavirus puede propagarse a través de gotitas y partículas que se liberan al aire al hablar, cantar, toser o estornudar, las máscaras siguen siendo una buena idea en lugares públicos cerrados y abarrotados que contienen una mezcla de personas vacunadas y no vacunadas”.
Para la experta, “todavía se recomienda usar una máscara en entornos de atención médica y otros lugares donde las personas que nos rodean pueden tener factores de riesgo de consecuencias graves de COVID-19. Estos incluyen personas mayores de 65 años y personas que padecen enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, enfermedades pulmonares crónicas, problemas de inmunidad o cáncer”.
¿Será conveniente usar barbijo después de la pandemia?
Cuando la pandemia del coronavirus se controle, ¿el barbijo o mascarilla quedará como un recuerdo o seguirá usándose? Los especialistas en salud pública e infectología de Occidente están observando los beneficios del uso de los tapabocas para evitar la transmisión del coronavirus, y ya consideran que debería ser parte de las medidas de recomendación para reducir el riesgo de otras enfermedades transmisibles. ¿El barbijo podría ser otro elemento estacional como lo son las bufandas en el invierno?
Recientemente, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, comentó sobre el futuro del uso de mascarillas. “Es concebible que, a medida que avancemos, dentro de uno o dos años o más, durante ciertos periodos estacionales en los que haya virus transmitidos por las vías respiratorias, como la gripe, la gente pueda optar por usar mascarillas para disminuir la probabilidad de que se propaguen estas enfermedades transmitidas por las vías respiratorias”, dijo en el programa de la NBC Meet the Press.
El uso de barbijos era habitual desde hace décadas en otros países, principalmente en Asia Oriental, como protección contra las alergias o la contaminación o como un acto de cortesía para proteger a las personas cercanas. Pero el año pasado con la propagación del coronavirus por el mundo y al conocerse mejor sus vías de transmisión, el barbijo empezó a incorporarse el año pasado en Occidente. En marzo, varios países de América Latina empezaron a emitir recomendaciones e incluso normas que obligaron a utilizar el barbijo. ¿Debería incluirse también cuando se controle la pandemia?
“Para después de la pandemia, el barbijo debería seguir siendo usado como una medida de prevención de las enfermedades respiratorias”, sostuvo Lucía Daciuk, médica y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, al ser consultada por Infobae. “En Oriente se lo usaba más porque allí se han padecido más epidemias relacionadas con enfermedades respiratorias. El barbijo se hizo una costumbre. Considero que ahora hay más evidencia científica que demuestra los beneficios para la prevención de COVID-19 y de otras infecciones. Al usar barbijo, si una persona está infectada, contagia menos a los demás. Si la persona no está infectada y tiene barbijo, reduce el riesgo de contagiarse”, comentó la doctora Daciuk.
En tanto, la doctora en ciencias sociales e investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre la Cultura y la Sociedad, Sol Minoldo, expresó: “Sería beneficioso el uso de barbijo porque podría ser una herramienta preventiva para diferentes enfermedades que se contagian por vía aérea. También nos dejaría arraigada una herramienta muy útil si tenemos que afrontar otra epidemia o pandemia en el futuro. Se ve muy claro en los países asiáticos, que tenían experiencias previas en el uso del barbijo. En esta pandemia pudieron lograr más rápidamente la adopción de conductas de cuidado”.
De acuerdo con Minoldo, “si bien el barbijo siempre es útil si hay una interacción a corta distancia, se vuelve especialmente relevante en lugares cerrados. Sería importante que quede un aprendizaje porque implicaría no solo que usemos barbijo, sino también que empecemos a tener en cuenta la importancia de la ventilación de los espacios”.
Sin embargo, la adopción del barbijo no sería tan fácilmente aceptada por todos los grupos que integran una sociedad. “El uso de barbijos o mascarillas sería beneficioso para evitar contagios de distintas enfermedades respiratorias contagiosas. Pero dudo que la gente los adopte en la Argentina. Hay mucho rechazo al uso de los barbijos. Lo podemos observar actualmente: en plena pandemia, mucha gente no lo usa o lo usa mal”, advirtió Griselda Polla, investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de San Martín y una de las desarrolladoras de las telas especiales que conforman el ya popular barbijo del Conicet. En 2009 durante la pandemia de gripe se comprobó que las medidas de higiene y distanciamiento también ayudaron a controlar los contagios, dijo Polla a Infobae.
En los Estados Unidos, la mascarilla o barbijo se ha vuelto el centro de una disputa cultural entre dos bandos. Un grupo percibe a la mascarilla como una afrenta a sus libertades personales y otro la considera una demostración de cuidado de los demás.
Aún no existe un consenso científico claro sobre el efecto de los barbijos o mascarillas en la transmisión del virus de la gripe. Nancy Leung, epidemióloga de la Universidad de Hong Kong, contó al diario The New York Times que las evidencias más sólidas provenían de estudios que habían demostrado cómo las mascarillas quirúrgicas reducían la cantidad de virus de la gripe que emitía una persona infectada. Estos estudios demostraron que el barbijo era especialmente eficaz para detener la emisión de gotas de gripe. Pero medir el impacto del uso de mascarillas quirúrgicas en la transmisión comunitaria de la gripe ha sido más complicado.
Hasta ahora, de acuerdo con Leung, no hubo resultados claros de ensayos controlados aleatorizados que demuestren el uso de mascarillas reduzca la transmisión de los virus de la gripe en una comunidad. Se han obtenido algunas pruebas de estudios observacionales que las máscaras reducen la transmisión de los virus de la gripe en la comunidad, añadió, pero esa investigación tiene una advertencia: los estudios observacionales no pueden aislar el enmascaramiento de otros posibles factores, como la higiene de las manos o el distanciamiento social.
Una investigación publicada en The New England Journal of Medicine reveló que la mascarilla es uno de los pilares del control de la pandemia del COVID-19, y que el enmascaramiento facial universal puede ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad y garantizar que una mayor proporción de nuevas infecciones sean asintomáticas.
En diálogo con este medio, el médico genetista Jorge Dotto (M.N. 107.411), uno de los referentes en genética a nivel mundial, explicó: “Hasta que lleguen las vacunas, usar barbijo es lo mejor que podemos hacer. Incluso luego también lo será. Post-vacunación muchas personas seguirán usándolos en lugares públicos”.
Recientemente, el Harvard Chan India Research Center de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard publicó información sobre los tipos de barbijos faciales más efectivos para prevenir el contagio. “Es fundamental que difundamos esta imagen con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo para ayudar a más personas a tener esta información”, manifestó el especialista.
Hay muchos tipos de máscaras que sirven para protegerse a uno mismo y proteger a los demás de contraer y propagar COVID-19. La transmisión aérea es una de las principales vías de transmisión de virus respiratorios, incluido el síndrome respiratorio agudo severo SARS-CoV-2. Se ha recomendado ampliamente el uso de máscaras faciales para mitigar la transmisión y según advierte una investigación publicada en la revista Science, se cree que las máscaras protegen a las personas de dos maneras: control de la fuente que reduce la emisión y propagación de virus respiratorios a través de gotitas y aerosoles en el aire, y protección para el usuario que reduce la inhalación de virus respiratorios en el aire.
Sin embargo, la eficacia de las máscaras todavía está en debate. En comparación con los respiradores N95/FFP2 que tienen tasas de penetración de partículas muy bajas (alrededor de 5%), las máscaras quirúrgicas y similares exhiben tasas de penetración más altas y más variables (alrededor de 30-70%).
“Tal como muestra la imagen, los mejores barbijos con 95% de efectividad que te protegen a vos y a las personas cerca tuyo son: N95, KF94 y KN95 y FFP2. Buenos barbijos son el quirúrgico con un 50-70% de efectividad y el de tela 20-50% de efectividad. Por último, juntar un barbijo quirúrgico abajo (50-70%) y arriba ponerse uno de tela (20-50%), o sea, juntarlos y hacer un ‘doble barbijo’ (quirúrgico + tela) logra hasta un 85% de efectividad”, aseveró Dotto.
Según especialistas de la Universidad Johns Hopkins, “aunque estar completamente vacunado reduce en gran medida la posibilidad de contraer o propagar el coronavirus, no la elimina por completo”. “Si una persona está infectada con el coronavirus y no lo sabe, una máscara es muy buena para evitar que sus gotas y partículas respiratorias infecten a otros. Si aún no ha recibido la vacuna COVID-19, usar una máscara también puede ayudar a evitar que los gérmenes que provienen de las gotitas respiratorias de otra persona entren en su nariz y boca”, sostiene la doctora Lisa Lockerd Maragakis, Directora de Prevención de Infecciones del Sistema de Salud de la universidad.
Y agrega: “Dado que el coronavirus puede propagarse a través de gotitas y partículas que se liberan al aire al hablar, cantar, toser o estornudar, las máscaras siguen siendo una buena idea en lugares públicos cerrados y abarrotados que contienen una mezcla de personas vacunadas y no vacunadas”.
Para la experta, “todavía se recomienda usar una máscara en entornos de atención médica y otros lugares donde las personas que nos rodean pueden tener factores de riesgo de consecuencias graves de COVID-19. Estos incluyen personas mayores de 65 años y personas que padecen enfermedades cardíacas, diabetes, obesidad, enfermedades pulmonares crónicas, problemas de inmunidad o cáncer”.
¿Será conveniente usar barbijo después de la pandemia?
Cuando la pandemia del coronavirus se controle, ¿el barbijo o mascarilla quedará como un recuerdo o seguirá usándose? Los especialistas en salud pública e infectología de Occidente están observando los beneficios del uso de los tapabocas para evitar la transmisión del coronavirus, y ya consideran que debería ser parte de las medidas de recomendación para reducir el riesgo de otras enfermedades transmisibles. ¿El barbijo podría ser otro elemento estacional como lo son las bufandas en el invierno?
Recientemente, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, comentó sobre el futuro del uso de mascarillas. “Es concebible que, a medida que avancemos, dentro de uno o dos años o más, durante ciertos periodos estacionales en los que haya virus transmitidos por las vías respiratorias, como la gripe, la gente pueda optar por usar mascarillas para disminuir la probabilidad de que se propaguen estas enfermedades transmitidas por las vías respiratorias”, dijo en el programa de la NBC Meet the Press.
El uso de barbijos era habitual desde hace décadas en otros países, principalmente en Asia Oriental, como protección contra las alergias o la contaminación o como un acto de cortesía para proteger a las personas cercanas. Pero el año pasado con la propagación del coronavirus por el mundo y al conocerse mejor sus vías de transmisión, el barbijo empezó a incorporarse el año pasado en Occidente. En marzo, varios países de América Latina empezaron a emitir recomendaciones e incluso normas que obligaron a utilizar el barbijo. ¿Debería incluirse también cuando se controle la pandemia?
“Para después de la pandemia, el barbijo debería seguir siendo usado como una medida de prevención de las enfermedades respiratorias”, sostuvo Lucía Daciuk, médica y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, al ser consultada por Infobae. “En Oriente se lo usaba más porque allí se han padecido más epidemias relacionadas con enfermedades respiratorias. El barbijo se hizo una costumbre. Considero que ahora hay más evidencia científica que demuestra los beneficios para la prevención de COVID-19 y de otras infecciones. Al usar barbijo, si una persona está infectada, contagia menos a los demás. Si la persona no está infectada y tiene barbijo, reduce el riesgo de contagiarse”, comentó la doctora Daciuk.
En tanto, la doctora en ciencias sociales e investigadora del CONICET en el Centro de Investigaciones y Estudios sobre la Cultura y la Sociedad, Sol Minoldo, expresó: “Sería beneficioso el uso de barbijo porque podría ser una herramienta preventiva para diferentes enfermedades que se contagian por vía aérea. También nos dejaría arraigada una herramienta muy útil si tenemos que afrontar otra epidemia o pandemia en el futuro. Se ve muy claro en los países asiáticos, que tenían experiencias previas en el uso del barbijo. En esta pandemia pudieron lograr más rápidamente la adopción de conductas de cuidado”.
De acuerdo con Minoldo, “si bien el barbijo siempre es útil si hay una interacción a corta distancia, se vuelve especialmente relevante en lugares cerrados. Sería importante que quede un aprendizaje porque implicaría no solo que usemos barbijo, sino también que empecemos a tener en cuenta la importancia de la ventilación de los espacios”.
Sin embargo, la adopción del barbijo no sería tan fácilmente aceptada por todos los grupos que integran una sociedad. “El uso de barbijos o mascarillas sería beneficioso para evitar contagios de distintas enfermedades respiratorias contagiosas. Pero dudo que la gente los adopte en la Argentina. Hay mucho rechazo al uso de los barbijos. Lo podemos observar actualmente: en plena pandemia, mucha gente no lo usa o lo usa mal”, advirtió Griselda Polla, investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de San Martín y una de las desarrolladoras de las telas especiales que conforman el ya popular barbijo del Conicet. En 2009 durante la pandemia de gripe se comprobó que las medidas de higiene y distanciamiento también ayudaron a controlar los contagios, dijo Polla a Infobae.
En los Estados Unidos, la mascarilla o barbijo se ha vuelto el centro de una disputa cultural entre dos bandos. Un grupo percibe a la mascarilla como una afrenta a sus libertades personales y otro la considera una demostración de cuidado de los demás.
Aún no existe un consenso científico claro sobre el efecto de los barbijos o mascarillas en la transmisión del virus de la gripe. Nancy Leung, epidemióloga de la Universidad de Hong Kong, contó al diario The New York Times que las evidencias más sólidas provenían de estudios que habían demostrado cómo las mascarillas quirúrgicas reducían la cantidad de virus de la gripe que emitía una persona infectada. Estos estudios demostraron que el barbijo era especialmente eficaz para detener la emisión de gotas de gripe. Pero medir el impacto del uso de mascarillas quirúrgicas en la transmisión comunitaria de la gripe ha sido más complicado.
Hasta ahora, de acuerdo con Leung, no hubo resultados claros de ensayos controlados aleatorizados que demuestren el uso de mascarillas reduzca la transmisión de los virus de la gripe en una comunidad. Se han obtenido algunas pruebas de estudios observacionales que las máscaras reducen la transmisión de los virus de la gripe en la comunidad, añadió, pero esa investigación tiene una advertencia: los estudios observacionales no pueden aislar el enmascaramiento de otros posibles factores, como la higiene de las manos o el distanciamiento social.
Con información de
Infobae