Predicciones predecibles
Martes 13 de
Abril 2021
Por:
LA LECHUZA OLY
Una sensación seguramente creativa -no certera- piensa que la política espera una eclosión imparable de la pandemia para tomar medidas contundentes. La prevención estricta no parece según esa visión un objetivo.
Entramos en un oscuro camino donde oficialistas y opositores se explotan así mismo en la fuerza centrípeta que impone la pandemia. Casi sin agenda en mano y con “funcionarios que no funcionan”. Los de diestra y siniestra tropiezan brutalmente en el intento de servir a la gente. Solo han descansado sobre la aspiración de ganar posicionamientos con el menor baño de brea posible proporcionado por el adversario.
Sube la curva del desempleo, de la pobreza, de la inflación, de contagios, las camas ocupadas en terapia.
La política se ve a sí misma como un fracaso. Porque los políticos de su arena no están a la altura ante el enorme desafío humanitario.
Vendrán restricciones, más restricciones. El enorme negocio de las vacunas a nivel global nos tiene lejos hasta geográficamente. Algo que debería ser universal es un producto privado que mueve millones.
Cada Gobernador deberá hacerse cargo. La responsabilidad será solidaria.
Elucubran mal pensados perspicaces que Juntos por el Cambio, o como murmuran irónicamente en distintos ámbitos “Juntos por el Corona”, hace encendida defensa de la presencialidad escolar y retruca las restricciones porque eventualmente podría darse la circunstancia que adyacente a las elecciones la gente impregne al Gobierno con el color de un entero naufragio por las desgarradoras consecuencias que eventualmente esperarían a un país sin prohibiciones.
“Las cacerolas serán recurrentes”, sueñan quienes imaginan la vuelta de la centroderecha a la Argentina. Ecuador empuja. Lula tiene su techo en el gigante latinoamericano, analizan. Un ruido a metal que dividirá a “gorilas” y “progres”, según casi se reconocen estereotipadamente.
Miles de muertos que no conmueven. El fenómeno psicológico conocido como "entumecimiento psicológico" habla de la idea de que "cuanta más gente muere, menos nos importa". Ese momento fue alcanzado llamativamente, hace tiempo, por amplios sectores sociales.
La gente ya no mira canales de noticias, noticieros. Empresas de medios festejan 2 puntos de rating. Es decir, menos de 20 mil hogares sintonizando la señal. En nuestro País se supone que hay más de 13 millones de hogares.
Ya no se trata de grieta. Se trata de Macri y Cristina. Son los verdaderos sujetos políticos que dividen las aguas del mar rojo. Los que mueven todas las entrañas del sistema político argentino. Ambos fuera del sillón y sin la lapicera.
¿Qué pasaría si se juntaran en conferencia de prensa firmando juntos el retiro de la arena política en tanto ejercicio activo?. Macri y Cristina.
El sistema educativo argentino moviliza 15 millones de personas.
¿Puede afirmarse que los contagios no se dan en los establecimientos educativos sin incluir lo que pasa más allá de la línea municipal de las entradas a las escuelas?. La puesta en marcha de la presencialidad, moviliza, implica, congloba un conjunto de circunstancias.
La Argentina nunca tuvo un acuerdo de partidos para transitar políticas de estado. Esta vez, si no se da el país será un caos.
Sube la curva del desempleo, de la pobreza, de la inflación, de contagios, las camas ocupadas en terapia.
La política se ve a sí misma como un fracaso. Porque los políticos de su arena no están a la altura ante el enorme desafío humanitario.
Vendrán restricciones, más restricciones. El enorme negocio de las vacunas a nivel global nos tiene lejos hasta geográficamente. Algo que debería ser universal es un producto privado que mueve millones.
Cada Gobernador deberá hacerse cargo. La responsabilidad será solidaria.
Elucubran mal pensados perspicaces que Juntos por el Cambio, o como murmuran irónicamente en distintos ámbitos “Juntos por el Corona”, hace encendida defensa de la presencialidad escolar y retruca las restricciones porque eventualmente podría darse la circunstancia que adyacente a las elecciones la gente impregne al Gobierno con el color de un entero naufragio por las desgarradoras consecuencias que eventualmente esperarían a un país sin prohibiciones.
“Las cacerolas serán recurrentes”, sueñan quienes imaginan la vuelta de la centroderecha a la Argentina. Ecuador empuja. Lula tiene su techo en el gigante latinoamericano, analizan. Un ruido a metal que dividirá a “gorilas” y “progres”, según casi se reconocen estereotipadamente.
Miles de muertos que no conmueven. El fenómeno psicológico conocido como "entumecimiento psicológico" habla de la idea de que "cuanta más gente muere, menos nos importa". Ese momento fue alcanzado llamativamente, hace tiempo, por amplios sectores sociales.
La gente ya no mira canales de noticias, noticieros. Empresas de medios festejan 2 puntos de rating. Es decir, menos de 20 mil hogares sintonizando la señal. En nuestro País se supone que hay más de 13 millones de hogares.
Ya no se trata de grieta. Se trata de Macri y Cristina. Son los verdaderos sujetos políticos que dividen las aguas del mar rojo. Los que mueven todas las entrañas del sistema político argentino. Ambos fuera del sillón y sin la lapicera.
¿Qué pasaría si se juntaran en conferencia de prensa firmando juntos el retiro de la arena política en tanto ejercicio activo?. Macri y Cristina.
El sistema educativo argentino moviliza 15 millones de personas.
¿Puede afirmarse que los contagios no se dan en los establecimientos educativos sin incluir lo que pasa más allá de la línea municipal de las entradas a las escuelas?. La puesta en marcha de la presencialidad, moviliza, implica, congloba un conjunto de circunstancias.
La Argentina nunca tuvo un acuerdo de partidos para transitar políticas de estado. Esta vez, si no se da el país será un caos.