El sedentarismo afecta a 4 de cada 10 argentinos: cuáles son las consecuencias en la salud
Martes 06 de
Abril 2021
El sedentarismo, la cuarta causa de muerte en el mundo, se agravó con la pandemia en Argentina, según una encuesta realizada en siete ciudades.
El 44% de las personas consultadas aseguró que se mantiene acostado o sentado la mayor parte del día.
Se trata de un problema que, a menudo, se confunde con la pereza y una elección personal pero, en realidad, el problema es geográfico, sistémico y está entretejido en la estructura de la vida moderna. Actualmente, 1500 millones de personas en todo el mundo son tan sedentarias que ponen en riesgo su salud física a largo plazo. Se calcula que, cada año, mueren 5,3 millones de personas por causas relacionadas con la falta de actividad.
En el marco del Día Mundial de la Actividad Física, que se celebra cada 6 de abril y tiene por objetivo la promoción de los beneficios del ejercicio para la salud y concientizar sobre los riesgos del sedentarismo, la Universidad Siglo 21, mediante su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, analizó sobre las conductas de las personas respecto al sedentarismo y a la actividad física diaria que realizan.
Desde el Observatorio plantearon tres categorías para evaluar la práctica de los encuestados: caminata, actividad moderada y actividad intensa. Respecto al primer punto, cerca del 90% de los consultados, aseguró haber caminado por al menos 10 minutos seguidos en la última semana. Pero, al establecer una mayor intensidad, tanto en el esfuerzo como en el tiempo destinado a la actividad física, esa proporción se reduce a 6 y 5 de cada 10 participantes (considerando las categorías moderada e intensa, respectivamente).
“Quedarse mucho tiempo quieto, a largo plazo puede perjudicar seriamente la salud, generando dificultades en las funciones cardiorrespiratorias y musculares, debilitando la estructura ósea y aumento en el riesgo de Enfermedades No Transmisibles (ETN) y depresión, entre otros aspectos. Si bien es ideal completar una hora de caminata diaria, leve, para estar activos, las mejores recomendaciones pasan por intercalarlas con actividades intensas, porque son las que requieren de un esfuerzo físico que hacen mucho más fuerte al ritmo cardíaco y tiene mayores beneficios sobre nuestros organismo”, aseguró la doctora Marcela La Villa, directora de la Licenciatura En Kinesiología de Universidad Siglo 21.
Con el foco puesto en las actividades moderadas, sólo 4 de cada 10 personas manifestaron haber realizado esta práctica al menos 3 días de la última semana, durante al menos 10 minutos seguidos. A su vez, este tipo de ejercicios son más comunes entre jóvenes y residentes de ciudades como Buenos Aires, Córdoba y San Miguel de Tucumán.
Por último, en cuanto a las actividades físicas más intensas, solamente 3 de cada 10 personas sostuvieron esta práctica en 3 días de la última semana, por al menos 10 minutos seguidos. Además, cabe destacar que este tipo de actividad es más común en hombres, respecto de las mujeres, entre personas más jóvenes y residentes de la ciudad de Buenos Aires.
Un detalle no menor es que el sedentarismo, durante el tiempo de ocio o en las actividades laborales y domésticas, se acentúa en las mujeres, y en los más jóvenes en comparación con las personas de mayor edad. Esta tendencia queda más en evidencia en ciudades como Buenos Aires y Mendoza.
“Si hay un dato acerca del cuidado de la salud que se mantuvo a lo largo del tiempo, ya que como sabemos la información en muy dinámica, es que la realización de actividad física nos da bienestar. Previene y ayuda a tratar un sinnúmero de enfermedades, como la obesidad, diabetes, cardiopatías, depresión, accidentes cerebrovasculares, cáncer, entre otras; mejora la salud y el funcionamiento óseo y asegura un crecimiento y desarrollo saludable en niños y jóvenes”, explicó la doctora Virginia Busnelli, (MN 110351), médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Y añadió: “Además, el equilibrio calórico y por ende el control de peso se determina, entre otras cosas, por nuestro movimiento. La inactividad física es un factor de riesgo de mortalidad. Todo esto hace que en la construcción de un camino hacia la salud integral no podamos dejar de lado a la actividad física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada; lo que se puede traducir a 20/30 minutos diarios. Llevar a cabo una vida activa, o dicho de otra forma vivir activamente, es la clave para poder alcanzar esta actividad física recomendada”.
Ejercicio post-COVID-19: reincorporación gradual, adaptada y monitoreada
Atrás quedó la idea de que el COVID-19 se veía solo como una enfermedad respiratoria. Hoy en día se sabe que no se limita a una afectación de los pulmones, sino que tiene varias repercusiones en el organismo, con consecuencias para el intestino, los riñones, el cerebro y, por supuesto, también para el corazón.
“En el músculo cardíaco, el SARS-CoV-2, el virus responsable de la pandemia actual, tiene una acción directa e indirecta. Entre las afecciones cardiovasculares más frecuentes se encuentran la miocarditis, pericarditis, derrame pericárdico, arritmias, tromboembolismo venoso, insuficiencia cardíaca e infartos. Todas estas son patologías que incrementan la probabilidad de desencadenar muerte súbita”, indicó el doctor Hernán Provera, médico cardiólogo y Jefe del área de Riesgo Cardiovascular en INEBA.
Hay evidencia científica suficiente que demuestra los riesgos de afectación del sistema cardiovascular y lesión cardiaca por el virus y que en muchos casos se asocia con un aumento de la mortalidad. Es por esto que aquellos pacientes recuperados y que se creen preparados para reanudar el entrenamiento deben realizarse una evaluación cardiovascular clínica cuidadosa en combinación con pruebas de laboratorio y pruebas cardiacas tales como ecocardiograma, cardiorresonancia, prueba de esfuerzo, Holter, entre otras, según su evolución clínica y los resultados de los test iniciales.
“Los pacientes, que hayan sido hospitalizados por el virus, sean deportistas o no; y los que fueron clasificados como gravemente enfermos, representan una población de mayor riesgo. Aun así, en los deportistas que se recuperan de una infección por coronavirus, incluso sin enfermedades preexistentes, se debe considerar el posible desarrollo de complicaciones cardiovasculares a largo plazo, precisando de un seguimiento cuidadoso”, comentó el especialista.
Volver a las pistas con cuidado
“Cómo tratar deportistas después de atravesar un cuadro de COVID-19 y cómo reintegrarlos de manera segura a la actividad física es complicado de responder en este momento. Lo que sí parece lógico es que, ante ausencia de lesión cardiaca, se podría permitir la reincorporación a las actividades deportivas. Estamos ante una situación de incertidumbre y de desconocimiento ante una enfermedad nueva, con inexperiencia respecto a las complicaciones tras la infección, por lo que las decisiones están sujetas a posibles cambios”, reflexionó Provera.
Sin embargo, y por el momento, para retomar la actividad física tras la sufrir la infección por COVID-19, los especialistas recomiendan, como norma general, una reincorporación gradual y adaptada a cada caso. Es necesario dosificar el ejercicio en función del estilo de vida.
A su vez, resulta necesaria la evaluación de los deportistas que realizan actividad física recreativa de alta intensidad (corredores de media distancia y larga distancia, triatlón, ciclismo de ruta, etc.), así como de deportistas amateurs o profesionales previo a su retorno a la actividad física luego de infección por el virus.
“Seguir estas recomendaciones es aportar un marco de seguridad para evitar la muerte súbita arrítmica y/o tromboembólica. La sugerencia clínica es que antes de volver a practicar cualquier deporte, todas las personas que hayan tenido coronavirus se realicen una evaluación médica, a fin de que el profesional analice la condición de acuerdo a la gravedad de la infección, confeccione una historia clínica y solicite los estudios correspondientes que considere necesario en cada caso”, agregó el cardiólogo, quien finalizó enfatizando: “Aquellos que han recibido luz verde para volver al gimnasio deben saber que es importante que se lo tomen con calma y, después de dos o tres meses de haber retomado el ejercicio, es recomendable reevaluar el estado físico”.
Se trata de un problema que, a menudo, se confunde con la pereza y una elección personal pero, en realidad, el problema es geográfico, sistémico y está entretejido en la estructura de la vida moderna. Actualmente, 1500 millones de personas en todo el mundo son tan sedentarias que ponen en riesgo su salud física a largo plazo. Se calcula que, cada año, mueren 5,3 millones de personas por causas relacionadas con la falta de actividad.
En el marco del Día Mundial de la Actividad Física, que se celebra cada 6 de abril y tiene por objetivo la promoción de los beneficios del ejercicio para la salud y concientizar sobre los riesgos del sedentarismo, la Universidad Siglo 21, mediante su Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales, analizó sobre las conductas de las personas respecto al sedentarismo y a la actividad física diaria que realizan.
Desde el Observatorio plantearon tres categorías para evaluar la práctica de los encuestados: caminata, actividad moderada y actividad intensa. Respecto al primer punto, cerca del 90% de los consultados, aseguró haber caminado por al menos 10 minutos seguidos en la última semana. Pero, al establecer una mayor intensidad, tanto en el esfuerzo como en el tiempo destinado a la actividad física, esa proporción se reduce a 6 y 5 de cada 10 participantes (considerando las categorías moderada e intensa, respectivamente).
“Quedarse mucho tiempo quieto, a largo plazo puede perjudicar seriamente la salud, generando dificultades en las funciones cardiorrespiratorias y musculares, debilitando la estructura ósea y aumento en el riesgo de Enfermedades No Transmisibles (ETN) y depresión, entre otros aspectos. Si bien es ideal completar una hora de caminata diaria, leve, para estar activos, las mejores recomendaciones pasan por intercalarlas con actividades intensas, porque son las que requieren de un esfuerzo físico que hacen mucho más fuerte al ritmo cardíaco y tiene mayores beneficios sobre nuestros organismo”, aseguró la doctora Marcela La Villa, directora de la Licenciatura En Kinesiología de Universidad Siglo 21.
Con el foco puesto en las actividades moderadas, sólo 4 de cada 10 personas manifestaron haber realizado esta práctica al menos 3 días de la última semana, durante al menos 10 minutos seguidos. A su vez, este tipo de ejercicios son más comunes entre jóvenes y residentes de ciudades como Buenos Aires, Córdoba y San Miguel de Tucumán.
Por último, en cuanto a las actividades físicas más intensas, solamente 3 de cada 10 personas sostuvieron esta práctica en 3 días de la última semana, por al menos 10 minutos seguidos. Además, cabe destacar que este tipo de actividad es más común en hombres, respecto de las mujeres, entre personas más jóvenes y residentes de la ciudad de Buenos Aires.
Un detalle no menor es que el sedentarismo, durante el tiempo de ocio o en las actividades laborales y domésticas, se acentúa en las mujeres, y en los más jóvenes en comparación con las personas de mayor edad. Esta tendencia queda más en evidencia en ciudades como Buenos Aires y Mendoza.
“Si hay un dato acerca del cuidado de la salud que se mantuvo a lo largo del tiempo, ya que como sabemos la información en muy dinámica, es que la realización de actividad física nos da bienestar. Previene y ayuda a tratar un sinnúmero de enfermedades, como la obesidad, diabetes, cardiopatías, depresión, accidentes cerebrovasculares, cáncer, entre otras; mejora la salud y el funcionamiento óseo y asegura un crecimiento y desarrollo saludable en niños y jóvenes”, explicó la doctora Virginia Busnelli, (MN 110351), médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.
Y añadió: “Además, el equilibrio calórico y por ende el control de peso se determina, entre otras cosas, por nuestro movimiento. La inactividad física es un factor de riesgo de mortalidad. Todo esto hace que en la construcción de un camino hacia la salud integral no podamos dejar de lado a la actividad física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los adultos dediquen como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada; lo que se puede traducir a 20/30 minutos diarios. Llevar a cabo una vida activa, o dicho de otra forma vivir activamente, es la clave para poder alcanzar esta actividad física recomendada”.
Ejercicio post-COVID-19: reincorporación gradual, adaptada y monitoreada
Atrás quedó la idea de que el COVID-19 se veía solo como una enfermedad respiratoria. Hoy en día se sabe que no se limita a una afectación de los pulmones, sino que tiene varias repercusiones en el organismo, con consecuencias para el intestino, los riñones, el cerebro y, por supuesto, también para el corazón.
“En el músculo cardíaco, el SARS-CoV-2, el virus responsable de la pandemia actual, tiene una acción directa e indirecta. Entre las afecciones cardiovasculares más frecuentes se encuentran la miocarditis, pericarditis, derrame pericárdico, arritmias, tromboembolismo venoso, insuficiencia cardíaca e infartos. Todas estas son patologías que incrementan la probabilidad de desencadenar muerte súbita”, indicó el doctor Hernán Provera, médico cardiólogo y Jefe del área de Riesgo Cardiovascular en INEBA.
Hay evidencia científica suficiente que demuestra los riesgos de afectación del sistema cardiovascular y lesión cardiaca por el virus y que en muchos casos se asocia con un aumento de la mortalidad. Es por esto que aquellos pacientes recuperados y que se creen preparados para reanudar el entrenamiento deben realizarse una evaluación cardiovascular clínica cuidadosa en combinación con pruebas de laboratorio y pruebas cardiacas tales como ecocardiograma, cardiorresonancia, prueba de esfuerzo, Holter, entre otras, según su evolución clínica y los resultados de los test iniciales.
“Los pacientes, que hayan sido hospitalizados por el virus, sean deportistas o no; y los que fueron clasificados como gravemente enfermos, representan una población de mayor riesgo. Aun así, en los deportistas que se recuperan de una infección por coronavirus, incluso sin enfermedades preexistentes, se debe considerar el posible desarrollo de complicaciones cardiovasculares a largo plazo, precisando de un seguimiento cuidadoso”, comentó el especialista.
Volver a las pistas con cuidado
“Cómo tratar deportistas después de atravesar un cuadro de COVID-19 y cómo reintegrarlos de manera segura a la actividad física es complicado de responder en este momento. Lo que sí parece lógico es que, ante ausencia de lesión cardiaca, se podría permitir la reincorporación a las actividades deportivas. Estamos ante una situación de incertidumbre y de desconocimiento ante una enfermedad nueva, con inexperiencia respecto a las complicaciones tras la infección, por lo que las decisiones están sujetas a posibles cambios”, reflexionó Provera.
Sin embargo, y por el momento, para retomar la actividad física tras la sufrir la infección por COVID-19, los especialistas recomiendan, como norma general, una reincorporación gradual y adaptada a cada caso. Es necesario dosificar el ejercicio en función del estilo de vida.
A su vez, resulta necesaria la evaluación de los deportistas que realizan actividad física recreativa de alta intensidad (corredores de media distancia y larga distancia, triatlón, ciclismo de ruta, etc.), así como de deportistas amateurs o profesionales previo a su retorno a la actividad física luego de infección por el virus.
“Seguir estas recomendaciones es aportar un marco de seguridad para evitar la muerte súbita arrítmica y/o tromboembólica. La sugerencia clínica es que antes de volver a practicar cualquier deporte, todas las personas que hayan tenido coronavirus se realicen una evaluación médica, a fin de que el profesional analice la condición de acuerdo a la gravedad de la infección, confeccione una historia clínica y solicite los estudios correspondientes que considere necesario en cada caso”, agregó el cardiólogo, quien finalizó enfatizando: “Aquellos que han recibido luz verde para volver al gimnasio deben saber que es importante que se lo tomen con calma y, después de dos o tres meses de haber retomado el ejercicio, es recomendable reevaluar el estado físico”.
Con información de
Infobae