Ahora viene lo peor para el país
Por:
WALTER BROWN | Jefe de Redacción Cronista
Jueves 18 de
Junio 2020
Lejos del pico y camino a tocar fondo. Así transita la Argentina uno de los trimestres más trágicos de su historia, en el que el coronavirus mantiene en vilo a la población, se cobró la vida de casi un millar de personas y le ha costado el futuro a muchos más.
La luz roja en materia sanitaria lleva encendida más de 90 días en el área mayor densamente poblada del país y la inminencia del invierno aumentó su intensidad, a tal punto que hoy, en lugar de avanzar, se restringe la circulación y se debate sobre la posibilidad de retroceder sobre los pasos dados para salir del confinamiento. El desembarco del Covid-19 en la anatomía del poder alimentó la advertencia sobre una espiralización del contagio que ponga en jaque al sistema sanitario y tenga ramificaciones imprevisibles. Ya no solo se trata de un vecino desconocido, ahora los contagiados tienen el rostro de un intendente, un diputado, una ex gobernadora y alimentan el temor del propio presidente Alberto Fernández, que el viernes debió abandonar de urgencia la exposición a cara descubierta que tenía en el norte argentino, ante la posibilidad de haber formado parte de una cadena de afectados por el virus, y ayer decidió recluirse en Olivos.
Nadie es inmune al coronavirus, ni los que lo padecieron ni los que nunca lo padecerán. Porque detrás de la emergencia en el área de salud surge cada vez con mayor fuerza una pandemia económica que multiplica a las víctimas y comienza a mostrar su peor cara: el cierre de empresas, el crecimiento del desempleo y la expansión de la pobreza. Para colmo de males, el Gobierno da señales de que el "remedio" oficial comienza a agotarse. El aguinaldo a los estatales será en cuotas y para los privados no habrá ayuda en ese rubro. Es más, se prevé acotar el subsidio para pagar salarios solo a los sectores que no pudieron reanudar sus tareas, justo cuando se replican las voces oficiales que piden extender la cuarentena hasta la primavera y volver a la fase 1, lo que implicaría suspender actividades nuevamente y hundir más un consumo que nunca llegó a recuperarse.
Como muestra de ello, la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires señaló que uno de cada cinco locales que cerraron en el territorio porteño no volverán a levantar sus persianas. Las grandes cadenas cierran establecimientos y hasta la aérea Latam decidió poner fin a sus operaciones y que sus vuelos locales no vuelvan a salir a la pista.
"Los que le prestaron atención a la economía, ahí lo tienen al lado (por Brasil): 45.000 muertos" insistió ayer el presidente Alberto Fernández, al hablar sobre su prioridad entre la economía y la vida. E insistió sin revelarlo: "Nosotros tenemos un plan para el día después".
Pero ese día aún no tiene una marca en el calendario y las consecuencias ya son palpables. En el camino, quedaron miles de nuevos desocupados. Y como proyectan de ambos lados de la grieta, lo peor todavía está por venir.
Nadie es inmune al coronavirus, ni los que lo padecieron ni los que nunca lo padecerán. Porque detrás de la emergencia en el área de salud surge cada vez con mayor fuerza una pandemia económica que multiplica a las víctimas y comienza a mostrar su peor cara: el cierre de empresas, el crecimiento del desempleo y la expansión de la pobreza. Para colmo de males, el Gobierno da señales de que el "remedio" oficial comienza a agotarse. El aguinaldo a los estatales será en cuotas y para los privados no habrá ayuda en ese rubro. Es más, se prevé acotar el subsidio para pagar salarios solo a los sectores que no pudieron reanudar sus tareas, justo cuando se replican las voces oficiales que piden extender la cuarentena hasta la primavera y volver a la fase 1, lo que implicaría suspender actividades nuevamente y hundir más un consumo que nunca llegó a recuperarse.
Como muestra de ello, la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires señaló que uno de cada cinco locales que cerraron en el territorio porteño no volverán a levantar sus persianas. Las grandes cadenas cierran establecimientos y hasta la aérea Latam decidió poner fin a sus operaciones y que sus vuelos locales no vuelvan a salir a la pista.
"Los que le prestaron atención a la economía, ahí lo tienen al lado (por Brasil): 45.000 muertos" insistió ayer el presidente Alberto Fernández, al hablar sobre su prioridad entre la economía y la vida. E insistió sin revelarlo: "Nosotros tenemos un plan para el día después".
Pero ese día aún no tiene una marca en el calendario y las consecuencias ya son palpables. En el camino, quedaron miles de nuevos desocupados. Y como proyectan de ambos lados de la grieta, lo peor todavía está por venir.
Con información de
CRONISTA