Limpieza perfecta
Viernes 24 de
Enero 2014
Cepillar los dientes e higienizar nuestra boca no es un proceso difícil, sin embargo son pocas las personas que lo hacen de la forma correcta. En esta nota te contamos cómo hacerlo a la perfección.
¿Nunca te fuiste a dormir enjuagando tu boca con un simple buche porque estabas con mucho sueño?, o… ¿te quedaste a dormir en lo de un amigo y como te olvidaste el cepillo utilizaste el dedo con crema dental? Y por último… ¿Llevás el cepillo al trabajo?
Algunas veces le restamos importancia al cepillado y no nos tomamos los escasos dos minutos que lleva limpiar nuestra boca correctamente. Sí, sólo dos minutos que podés cronometrar con una canción la próxima vez que te laves los dientes. Y los beneficios son enormes porque previene enfermedades de las encías, el mal aliento, la caries y manchas en los dientes. Más allá de la importancia estética de la boca, su trabajo en la alimentación –como primer eslabón del aparato digestivo- es fundamental y por lo tanto debe ser cuidada como el resto del cuerpo. Por eso, después de cada comida –y sobre todo después de comer dulces, caramelos, tomar té o café – cepillá tus dientes.
Elementos de limpieza
Para una limpieza completa necesitamos: crema dental, cepillo, hilo dental, raspa lenguas y enjuague bucal. Visitá a tu dentista para saber cómo elegir los elementos que mejor se adapten a tu boca y condición.
Crema dental: Existen variedades para cada boca y condición. Todas las cremas con flúor sirven para prevenir caries, las especializadas previenen la gingivitis, sarro, manchas en los dientes y sensibilidad. Si vas a elegirla sin consultar con tu odontólogo, asegúrate que al menos de que contenga flúor.
Cepillo de dientes:
A diferencia de lo que muchos suelen pensar, los odontólogos recomiendan el uso de cepillos de cerdas suaves. ¿Por qué? Porque son ideales para remover la placa y los restos alimenticios de los dientes. Entonces, el primer mito a derribar es la creencia de que los cepillos de cerdas fuertes remueven más placa y suciedad.
Otros cepillos muy recomendados son los de cabeza pequeña, porque son más fáciles de maniobrar dentro de la boca y alcanzan rincones a los que es difícil de llegar con cepillos grandes.
Una vez que elijas el cepillo podés utilizarlo hasta que se desgaste –según estudios científicos esto sucede cada tres meses-. Sin embargo si sufrís un resfrío, reemplazalo por uno nuevo cuando te hayas curado para eliminar los gérmenes.
Aunque parezca que el cepillo está perfecto es importante cambiarlo con la frecuencia mencionada porque con el tiempo las cerdas pierden su efectividad para remover la placa.
Otra clave para su funcionamiento es el cuidado. Si queremos que se mantenga en buen estado –libre de hongos y bacterias- durante su período útil hay que enjuagarlo con abundante agua después del cepillado, secarlo con una toalla de papel y hay que guardarlo en posición vertical para que se escurra. En la medida de lo posible, tratá de que no esté en contacto con otro cepillo. Si vivís en pareja y tenés hijos, comprá un vasito para que cada uno guarde el suyo. Otra alternativa más divertida es comprar -en las casas de decoración- los soportes de cepillo para pegar en los azulejos del baño que generalmente tienen forma de animalito.
Por último, cuando lo lleves a la oficina o cuando te vayas de viaje colocá un protector plástico para no aplastar las cerdas. ¡Atenti! Recordá que después de utilizarlo tenés que dejar que se ventile antes de guardarlo.
Hilo dental:
El hilo dental puede ser de nylon (multifilamento) o PTFE (monofilamento). Ambos son excelentes para remover la placa y los residuos que el cepillo no puede barrer. Aunque el PTFE es un poco más caro, es más fácil de utilizar porque tiene un solo filamento y se desliza mejor entre los dientes –sobre todo cuando están muy juntos y hay poco espacio-. En cambio el hilo multifilamento está fabricado con múltiples hilos de nylon y puede desgarrarse al pasar entre los dientes ocasionando molestias.
Raspa o limpiador de lenguas:
Existen raspa lenguas conformados por cerdas y partes plásticas que están diseñados para remover la suciedad. También hay algunos cepillos que incluyen un raspa lenguas en el cabezal, del lado opuesto al de las cerdas. Sin embargo, para limpiar la lengua también se puede utilizar el cepillo de dientes común -del lado de las cerdas-.
Enjuague bucal:
Al igual que la crema dental, son muchas las variedades de enjuagues que se puede conseguir. Su principal función es prevenir caries, combatir la placa bacteriana y las enfermedades de las encías y también refrescar el aliento. Algunos poseen alcohol y otros no.
El ABC de la limpieza
Colocá un poco de crema en el cepillo y pasalo por los dientes con movimientos cortos y suaves. Un buen lugar para comenzar a cepillar son las superficies internas de los dientes superiores e inferiores, que son las que generalmente reciben menos atención. Después cepillá las exteriores y por último las superficies de masticación. Cuando hagas las pasadas con el cepillo tratá de que éste forme un ángulo de 45° contra el borde de la encía.
Limpiá tu lengua con el cepillo o con el raspa lengua. También cepillá los cachetes para eliminar más bacterias.
Cortá un pedazo de hilo dental para comenzar a limpiar entre los dientes. El largo del hilo por cada limpieza debería ser de 45 cm para que puedas enrollarlo en tu dedo anular y pasar un pedazo limpio de cinta entre cada diente a medida que avanzás parece muy largo, pero si te fijás cada cajita trae 50 metros. Sostené el hilo entre el pulgar y el índice y deslizalo hacia arriba y hacia abajo con suavidad. Curvalo alrededor del diente para que pase por debajo de la encía.
Un dato importante: el mayor esfuerzo tiene que estar en los dientes posteriores -donde cuesta más trabajo llegar, y en las zonas de arreglos como las coronas.
Hacete un buche con enjuague bucal.
Con información de
lanacion